jueves, 6 de marzo de 2014

EL DESAYUNO DEL JUEVES, EL CRIMEN DE MALLADAS,./ LA CENA DEL JUEVES, WYOMING ES MÁS QUE UN CARA BONITA,.JOAQUIN REYES, COMICO,.

TÍTULO: EL DESAYUNO DEL JUEVES, EL CRIMEN DE MALLADAS,.

En esta Finca de Moraleja fueron asesinadas cinco personas en 1915,.

Malladas-fotos, y el desayuno del jueves,

Malladas
Bandera de Malladas
Bandera
Escudo de Malladas
Escudo
País Flag of Spain.svg España
• Com. autónoma Flag of Extremadura with COA.svg Extremadura
• Provincia Bandera de Cáceres.svg Cáceres
• Comarca Sierra de Gata
• Municipio Moraleja
Ubicación 40°0′N 6°43′OCoord.: 40°0′N 6°43′O (mapa)
• Altitud 265 msnm
• Distancia 91 km a Cáceres
• Densidad n/d hab./km²
Código postal 10840
Malladas es un caserío del municipio de Moraleja, en la provincia de Cáceres, Comunidad Autónoma de Extremadura, (España). Se encuentra en la vega del río Arrago. Sus habitantes se dedican exclusivamente a las faenas agrícolas. Es zona de regadío., etc,.

Joaquín Reyes: «Wyoming es más que una cara bonita»TÍTULO: LA CENA DEL JUEVES, WYOMING ES MÁS QUE UNA CARA BONITA,. JOAQUIN REYES, COMICO,.


  1. la cena del jueves, fotos.Joaquín Reyes: «Wyoming es más que una cara bonita» ... El cómico se siente joven hasta que envejece de repente y dicen: 'Ya no hace ...
     

    ÚLTIMO FICHAJE EN EL PROGRAMA DE LA SEXTA

    Joaquín Reyes: «Wyoming es más que una cara bonita»

    Aporta a 'El Intermedio' «el humor superficial y la chorrada»

    Han comprado en 'El Intermedio' un «adorno barroco, que no hacía falta, pero queda bien». Así se ve Joaquín Reyes (Albacete, 1974), el último fichaje del programa de La Sexta. Él, que a las diez y media ya estaba en la cama, le ha cogido ahora el gusto a «trasnochar». «Pero a la tele ya voy cenado».
    - Le presenta Wyoming como un tipo «joven, gracioso y elegante». ¿Se siente identificado?
    - El cómico se siente joven hasta que envejece de repente y dicen: 'Ya no hace gracia, ya da pena'. ¿Gracioso? Yo diría, sobre todo, payasete. Y es verdad que me ponen hecho un pincel y que me gustan las pajaritas. En mi día a día no es raro verme con pajarita, las llevo grandes y voy de ufano...
    - ¿Y usted qué diría de 'Wyo'?
    - Que es brillante, socarrón y locuaz. Es algo más que una cara bonita. Detrás de su físico hay algo.
    - ¿Dudó con la propuesta?
    - Es un programa que me gustaba mucho y dije: 'adelante'. Es una oportunidad de aprender, un programa donde están contando cosas que los demás no cuentan.
    - ¿Qué tal con 'Wyo, Wyo'?
    - Le he puesto el mote y no se queja, igual un día me dice que no le llame así.
    - ¿No impone un poco?
    - Impone, sobre todo, el formato. Piensas: 'Esto funciona, a ver si la voy a cagar por exceso de ímpetu y no voy a atinar'. Wyoming es un tío muy generoso, que te ayuda.
    - ¿Y los compañeros?
    - A Dani Mateo ya le conocía, es muy gracioso y puede dar un perfil más periodístico; Sandra tiene ese papel de persona veraz; Thais es cómica y socarrona; y Gonzo hace reportajes con una línea editorial que da valor al programa.
    -¿Y usted?
    - Yo he venido a decir la chorrada, a poner el humor superficial. Al programa no le hacía falta Joaquín Reyes, soy como un adorno barroco, no hace falta pero queda bien.
    - Dice Wyoming que le pagan por minuto. El otro día le dejaron solo cinco y luego resulta que les sobró tiempo.
    - Eso pasó porque fui muy rápido, iba atropellado, la intención era que durara más, pero estaba nerviosete, aunque me sentí cómodo.
    - El jefe le pidió que le echara una mano al final porque no sabía cómo rellenar.
    - Había sido culpa mía por ir tan deprisa, pero a la gente le encantan esos momentos de improvisación.
    - No acabó de contar la anécdocta porno del 'hot dog'.
    - Termina tal y como os imagináis. Se abre el pan y...
    - ¿Ha visto 'Alaska y Coronas', su antiguo programa de La 2?
    - Vi el primer programa y los otros los tengo grabados. Ellos le dan otra personalidad, pero hay que evitar las comparaciones.
    - Usted hizo pareja con Mara Torres. ¿Había feeling?
    - Me encantó trabajar con ella, la adoro y cuando ella dijo que no podía seguir dije que yo tampoco.
    - ¿Qué hacía antes de trabajar en 'El Intermedio' a esa hora?
    - 'El Intermedio' era lo último que veía antes de acostarme. Para mí las diez y media ya es trasnochar. Me gusta irme a la cama y leer, como una persona mayor. Como prontísimo, a las doce o la una. Y me levanto a las siete y cuarto para la intendencia con los niños, desayunos, vestirles... Tengo dos, de 7 y 5 años. Son más bonicos y más graciosos...
    - A punto de cumplir los 40... ¿asoma la crisis?
    - Es una época en la que te haces preguntas y descrubres temores que no tenías, aunque creo que tiene que ver más con ser padre.
    - ¿Y los niños ser ríen con papá?
    - Les gusta mucho el jijí y el jojó.

REVISTA XL SEMANAL,PORTADA, Alfredo Fraile: "Para soportar los caprichos y rabietas de Julio, hay que tener una pasta especial" / EL BLOC DEL CARTERO, LA CARTA DE LA SEMANA, ¡ QUÉ PELMAS CON LO DE LA SIESTA!,./ SILENCIO POR FAVOR, CINE.Playback,


  1. Fue el mánager, la sombra y el hombre de confianza de Julio Iglesias durante 15 años. Una época clave para el ascenso del que ha sido el ...
 
En portada

Alfredo Fraile: "Para soportar los caprichos y rabietas de Julio, hay que tener una pasta especial"

Fue el mánager, la sombra y el hombre de confianza de Julio Iglesias durante 15 años. Una época clave para el ascenso del que ha sido el artista español con más éxito internacional. Alfredo Fraile, a punto de publicar sus memorias, nos recibe en Miami y habla de todo: Isabel Preysler, sus hijos, sus amantes, la mafia...
¿Sabes lo que te digo? Que estoy hasta los cojones de ti, que no te aguanto más. Y ahora, si tienes lo que debes tener, cierra un segundo tus ojos porque cuando los abras no me verás más. Ni ahora ni en tu puta vida».
Alfredo Fraile dejó a Julio Iglesias en la cresta de la ola. Le había costado 15 años ayudar a que su cliente se comiera el mundo y, cuando lo consiguió, una noche le soltó las cuatro frescas que pusieron punto final a su vida juntos. Ocurrió en Quebec en el verano de 1984, en plena gira de 1100 Bel Air Place, el mayor éxito comercial de la carrera de Iglesias. De pronto, Fraile, que había obrado el milagro de convertir a un cantante romántico de la España franquista en el mayor artista español por ventas y popularidad de la historia, estaba en la calle.
Alejado de España durante mucho tiempo, sus hazañas, sin embargo, habían trascendido en ámbitos insospechados.Por eso, Adolfo Suárez le encargó el diseño de su campaña en el 86; Berlusconi lo fichó para obtener un canal de televisión en nuestro país; Hernández Mancha le pidió ayuda para modernizar Alianza Popular; el Grupo KIO lo puso al mando de su política de comunicación en España; y el rey Hasan II confió en él para estrechar lazos con nuestro país. En el apartamento de Miami donde vive con la que es su esposa desde hace 44 años, Fraile recibió a XLSemanal para repasar su vida en un adelanto en exclusiva de Secretos confesables [Ediciones Península].

XL. Trabajar con Julio Iglesias le cambió la vida, ¿no?
A.F. Sí, cuando lo dejé, todo el mundo me ofrecía trabajo. La gente pensaba que había hecho milagros.
XL. Iglesias, Suárez, Berlusconi..., ¿a cuál de sus jefes le ha gustado menos oír la verdad?
A.F. A Julio. Es el más inseguro de todos. Yo lo llamaba Míster No, porque de entrada te decía que no a todo. ¡A todo! Luego lo hacía. Casi siempre. Y que conste que yo no viví el Julio en avión privado, viví el de los aviones de pedales y los autobuses. Fuimos país por país tocando en cabarés de mala muerte. Llegabas a Colombia, arrasabas, te ibas a Venezuela y no te conocía nadie. Julio encandilaba por donde pasaba, pero trabajamos como cabrones.
XL. ¿Se ha sentido liberado al contar todo lo referente a Julio Iglesias?
A.F. Pues sí. Mi relación con él fue casi de hermanos, de luchar juntos contra todos... y contra él mismo.
XL. ¿Isabel Preysler también iba con ustedes en autobús?
A.F. Sí, sí... ¡Lo que sufrió la pobre con Julio! Ella es de una familia bien, pero siempre se portó fenomenal.
XL. Que Julio Iglesias se casara con una chica de 19 años y filipina, ¿cómo se tomó en la España de 1971?
A.F. Muy bien. Bueno, la madre de Julio, doña Charo, no tan bien. La llamaba «la china».
XL. ¿Ese paso, la boda, fue el único que no planificó usted?
A.F. Yo, de hecho, pensaba que no le convenía. Me parecía una locura. Era el cantante romántico y solitario y, si se casaba, no iba a vender lo mismo. Pero tenían que hacerlo, claro, Isabel estaba embarazada. Recuerdo que me dijo: «Alfredo, te lo juro, solo nos hemos acostado una vez. Bueno, como mucho dos» [ríe]. Se llegó a hablar de aborto, pero para Julio nunca fue una opción. Y, ¡oye!, al final tuvo tres hijos estupendos, que es lo más importante. Isabel y Julio nunca se han arrepentido de haberse casado.
XL. Planearon una boda secreta y, al final, aquello se llenó de fotógrafos y periodistas. Cuenta usted que Isabel lo pasó fatal ante aquel acoso de la prensa. Quién lo diría hoy, ¿no?
A.F. Sí, es que aquel fue su bautismo de fuego con la prensa. Pobrecilla, era una niña de 19 años que quería una ceremonia íntima y, cuando vio aquello lleno de gente, no se lo podía creer. Pepe Aguilera, el cura que los casó, me decía: «Alfredo, nunca he visto llorar tanto a una novia». ¡Toda la boda!
XL. Usted fue testigo de situaciones por las que hoy en día se pagaría una fortuna. Por ejemplo, de la separación...
A.F. Sí, es cierto, y eso no lo ha contado nadie. Porque yo estuve allí aquel día, en Barajas, cuando Isabel apareció por sorpresa y le soltó un: «Julio, tú tuviste que pedirme muchas veces que nos casáramos, pero yo solo te voy a decir una vez que nos separemos».
XL. ¿Se lo esperaba Julio?
A.F. Bueno, en Argentina siempre andábamos rodeados de chicas, y el enfado de Isabel crecía cada día con las historias que circulaban por ahí. Tenían unas broncas por teléfono impresionantes. «Bueno, me va a tirar los platos a la cabeza, pero vuelvo a casa, reconduzco la situación, le prometo que me portaré bien, que lo más importante son ella y los niños...». Debió de pasar el vuelo desde Buenos Aires intentando metérselo en la cabeza, porque Julio se creía sus propias mentiras. Alguna vez ya le dije: «¡Eh, que eso me lo inventé yo! ¡Que esa mentira es mía!» [se ríe].
XL. ¿Y qué pasó al llegar a Barajas?
A.F. Isabel lo esperaba en la sala de recogida de equipajes. No sé cómo la dejarían entrar, pero allí estaba para pillarlo descolocado y que no la pudiera camelar. Fue un golpe.
XL. En todo caso, se separaron en buenos términos, ¿no?
A.F. De hecho, lo de Barajas fue tranquilo, sin elevar el tono; no montaron una escena. Y rápido. Después firmaron un comunicado que redactamos Jaime Peñafiel y yo. Nadie se enteró hasta que salió la noticia. No lo supo ni mi mujer.
XL. ¿Isabel no puso reparos?
A.F. Ninguno. El acuerdo de separación fue amistoso. El juez llegó y dijo: «A ver, 85.000 pesetas [510,86 euros] para la casa y que usted y los niños tengan tal y tal». Era una cantidad bastante modesta, la verdad, pero no pidió más: «Pues muy bien, lo que usted diga». Imagino que, a medida que los niños han crecido, para colegios y demás no habrán tenido problemas. No lo sé, pero Isabel siempre pensó en los niños, quería que aquello no provocara traumas. Isabel nunca ha sido una mujer interesada, siempre fue una gran señora.
XL. Pinta usted a Julio Iglesias, sin embargo, como un hombre tremendamente tacaño...
A.F. Él piensa que la gente solo está con él por su dinero. Pero eso de mí nunca lo pudo decir, porque al principio yo tenía más dinero que él... y hasta pedí un préstamo para arrancar. Eso me otorgó una influencia única. Nadie le decía lo que yo le decía. Fui el único que afirmó: «Me lo juego todo por ti». Porque nadie daba un duro por él. Ni él mismo.
XL. Hay una escena reveladora en su libro. Chabeli, Julio José y Enrique viendo la tele en casa, alguien llega para avisar de que los llama su padre y Chabeli responde: «Bah, será que ha llegado el fotógrafo del ¡Hola! y quiere que posemos».
A.F. Es que siempre se han sentido abandonados por él. Lo quieren mucho, lo adoran, porque es su padre, pero... Es una familia desestructurada. Entre su familia y su carrera, Julio escogió su carrera.
XL. Y cuando pudo apoyarlos, como cuando Enrique lanzó su primer disco, dice usted que lo criticó ferozmente...
A.F. Es que a Julio que su hijo grabara un disco y no le dijera nada le hirió el orgullo. Le comentó que el disco era un desastre. «¡Si me hubieras dejado a mí! ¡Si te hubiera aconsejado!». Pero Enrique conoce muy bien a su padre y sabía que, si quería tener su propia carrera, no debía contar con él.
XL. ¿Julio le habría obligado a hacer un disco con su estilo?
A.F. Claro. Y Enrique y Julio no tienen nada que ver.
XL. Hay otra escena, cuando Chabeli encuentra un tanga de una de las conquistas de su padre en su habitación...
A.F. Sí, bueno, aquella casa nunca fue un hogar para los chicos. Julio nunca tuvo otra inquietud aparte de su carrera; bueno además de estar moreno y bien acompañado. Él ha triunfado, estará satisfecho, pero eso le ha provocado carencias que sus hijos han sentido. Espero que con los cinco que ha tenido con Miranda tenga más relación.
XL. ¿Y qué cara pondrá Isabel Preysler cuando sepa que usted la espió por orden de Julio?
A.F. No sé. Eso fue cuando la situación ya estaba calamitosa. Julio ve que Isabel le está diciendo que lo suyo se ha roto y él piensa que quizá haya otra persona. Así que me pide: «Alfredo, a ver si te puedes enterar de si existe otro». La vigilé y vimos que no había nadie, que simplemente ya no aguantaba más.
XL. ¿Cree que Iglesias ha temido que usted publicara un libro sobre él?
A.F. Más que mi libro, debe temer el de Toncho Nava, que fue su asistente personal durante 30 años. Era su persona de máxima confianza y conoce secretos más inconfesables que los míos. Imagínate, 30 años de entrega y de repente te llama la secretaria: «Oye, que no vuelvas». Y sin indemnización.
XL. Lo mismo le ocurrió, cuenta usted, a la chilena Adriana Ainzúa, asistente personal de Iglesias durante siete años, que murió de cáncer...
A.F. Sí, sí. Ella le cocinaba, lo vestía, lo desvestía, vigilaba su intimidad... ¡Una santa! Porque para soportar durante tanto tiempo todos los caprichos y rabietas de chiquillo de Julio, hay que estar hecho de otra pasta. A Adriana la despidió de repente y sin darle un duro. Al cabo de unos meses apareció su cuñado diciendo que Adriana tenía cáncer y que no se podía pagar el tratamiento que necesitaba. Julio le envió dinero durante varios meses, pero un día cortó el grifo al sospechar que lo habían timado. Y al poco de eso, en Buenos Aires, mientras comíamos en un restaurante, apareció Adriana con una peluca. Se la quitó ante Julio y le soltó: «He venido para que sepas que no te he engañado jamás». Dio media vuelta y se fue.
XL. ¡Madre mía!
A.F. ¡Imagínate el shock! Luego me pidió que la buscara para disculparse, pero ella ya no quería saber nada de Julio. Y al final se murió. En fin, todos tenemos defectos. No creo que vaya a destruir a nadie con mi libro, los ídolos tienen pies de barro y los mitos siempre se destruyen a sí mismos.
XL. El mito que sí destruye usted en el libro es el de que Julio Iglesias se había acostado con 3000 mujeres...
A.F. ¡Es que... vamos!XL. 3000 no, pero ¿y 2999?A.F. [Se ríe]. No, imposible. Aunque es verdad que Julio ha sido un hombre mujeriego y seductor al que, además, siempre lo han buscado las mujeres. Una foto con él era para muchas un trampolín a la fama.
XL. Supongo que muchas de esas mujeres no se conformaron solo con meterse en la foto...
A.F. Hombre, lo que querían, claro, era meterse en su cama. Lo más increíble que nos ocurrió fue, en México, cuando una loca de 40 y pico años llamó a la habitación como a las dos de la madrugada y me firmó allí un cheque por 25.000 dólares para acostarse con él. «Pero, señora, ¿está usted loca?» [se ríe]. Y luego yo, que les dejo ahí hablando, me voy a dormir y al día siguiente le pregunto: «Julio, ¿qué pasó?». Y él: «Pobre señora». Y yo: «¡Quééé! ¡Cómo que pobre señora!». «Sí, bueno, es que no estaba mal, ¿no? A ver, ¿tú qué habrías hecho?». Y yo: «Bueno, en fin... sí, no estaba mal». Y entonces le dije en broma: «Oye, ¿y el cheque?». «Lo rompí, por supuesto». «¿¡Cómo!? ¿Y mi 20 por ciento?». Me lanzó un zapatazo [se ríe a carcajadas].
XL. Pero podría haber llevado una pistola...
A.F. Bueno, eso también nos pasó en México. Entramos en un ascensor y se nos metió un hombre con un revólver diciendo que a ver por qué su mujer estaba tan obsesionada con Julio Iglesias, que a ver qué había entre Julio y su mujer. Nosotros le decíamos que no conocíamos de nada a su esposa, pero no las tenía todas consigo. Hasta que Julio le dijo: «Mire, yo con quien duermo todas las noches es con este señor. Así que no tema por su mujer, es imposible que yo me acueste con ella». Y se calmó, oye [se ríe]. Nos ha pasado de todo. Es que estábamos en todos lados.
XL. Y cada día en un sitio distinto.
A.F. Así es, como cuando vinimos a Miami por primera vez, en 1973, que nos querían matar los cubanos. No hemos pasado más miedo en la vida. Le empezaron a tirar cosas a Julio y a gritar: «¡Comunista!, ¡castrista!». Y Julio, desde el escenario: «Oiga, ¡que yo soy más de derechas que usted!» [ríe]. Fue lo último que pudo decir, porque las mesas volaban. Tuvimos que escapar al camerino.
XL. Pero ¿qué les ocurrió?
A.F. Nos salieron tres conciertos en Coral Way, un barrio muy latino. A Julio nadie lo conocía, pero aquello se llenó. Era un éxito rotundo y Julio quiso lanzar un guiño cariñoso al público y no se le ocurrió otra cosa que decir: «Muchas gracias. Espero poder ir pronto a Cuba a cantar a sus familiares». Y así, sin más, empezaron a llover cosas.
XL. Volviendo a las 3000 mujeres...
A.F. [Se ríe] A ver...
XL. A veces, usted lo organizaba todo para que él conociera a una determinada mujer. ¿Le molestaba aquello o, sin más, era una parte más de su trabajo?
A.F. No pensaba en ello. Simplemente cuidaba de todo lo relacionado con Julio. De todos modos, no le gusta que le pongan las señoras en bandeja, que se las metas en la cama. Quiere seducirlas.
XL. ¿Así que nunca le hizo de Celestina?
A.F. Bueno, a veces me las arreglaba para que coincidiera con alguna [se ríe]. Con Priscilla Presley, por ejemplo. Luego fue muy gracioso, porque una noche, en una discoteca, su mánager me dijo: «Oye Alfredo, que Julio la trate con cuidado, que esta señora es la viuda de Elvis». Y, de repente, miro a la pista y Priscilla le está metiendo a Julio un 'morreo' de cuidado. Yo, alucinado, le digo: «¡Pero bueno, dile a la tuya que se controle, que el mío está formalito!» [se ríe]. También contribuí a su romance con Sydne Rome. Él la cortejó, pero la primera noche se quedó con las ganas. Su amor fue de verdad, intenso, hermoso. Les brillaban los ojos al mirarse. Las revistas anunciaron el romance a bombo y platillo, pero ellos nunca lo hicieron oficial.
XL. Cuenta, por cierto, que Julio pagaba aumentos de pecho a sus amantes en Los Ángeles.
A.F. Sí, sí... Les decía: «Tú debes tener un pecho más bonito». Y las mandaba a un cirujano famoso. Iban por la mañana, y por la tarde regresaban con el implante puesto. Él siempre ha buscado mujeres positivas, que le alegraran la vida. Siempre me decía: «Alfredo, si son modelos o azafatas, mejor».
XL. ¿Cuántos relojes Cartier ha regalado Julio?
A.F. Uno por cada amante [se ríe]. Bueno, yo hace 30 años que ya no estoy con él, pero sé que el joyero Santiago Villar sigue siendo su amigo y estoy seguro de que aún le suministra relojes, a pesar de que ahora dicen que es un hombre casado y serio. Pero no hay por qué creérselo, ¿no?
XL. Vaitiaré, la que fue su novia durante siete años, escribió un libro donde acusó a Julio Iglesias de haberla introducido en el mundo de las drogas y en experiencias sexuales con otras mujeres...
A.F. Vaitiaré se pasó dos pueblos. Muy poca gente la creyó. Supongo que le pagaron un buen dinero por escribirlo.
XL. Dijo Vaitiaré que esnifó cocaína con Julio en su habitación...
A.F. A ver, lo que pasaba en el dormitorio de Julio solo sus amantes y él lo saben. Lo que yo puedo decir es que nunca lo vi consumiendo drogas, salvo una vez que él y todo el equipo se pusieron ciegos de marihuana en la finca de Juan Barragán, en México, a finales de los setenta. Pero jamás percibí que nos rondara cualquier tipo de estupefacientes.
XL. ¿Vaitiaré fue la única despechada?
A.F. La verdad es que ninguna le ha recriminado nada. Y con Vaitiaré te diré que, después de aquel libro, ella ha vuelto a casa de Julio como invitada. No sé si se lo ha perdonado o no le ha dado mayor importancia. Pero es que a la única mujer a la que ha engañado Julio ha sido a Isabel. Todas las demás han sabido desde el principio que no eran las únicas. Les decía: «Yo soy así».
XL. Sin usted, Julio no habría sido un mito. Y ¿sin ella?
A.F. Isabel es una mujer clave en su vida y lo será hasta que se muera. Fue, además, de las pocas personas que confió en su carrera y que lo ayudó. Porque había mucha gente que no veía nada en Julio. Su familia, por ejemplo... Su madre prefería a su hermano Carlos, que se subió al carro después para encargarse de la parte económica. Y luego estaba su padre, que adoraba a Julio, pero que tampoco... Y luego le desbordó todo aquello.
XL. Hombre, y que lo secuestró ETA...
A.F. Ese ha sido el episodio más dramático que he vivido en mi vida con Julio. Él se sentía culpable: «Lo han secuestrado por ser mi padre». No comía, no dormía, no podía trabajar... Fue un sufrimiento tremendo para Julio.
XL. ¿Con qué soñaba cuando empezaron?
A.F. Primero, con España, claro, pero fue creciendo hacia América Latina; empezó a cantar en italiano, francés, japonés y llegó un día en que había que asaltar los Estados Unidos. Eso fue una lucha a muerte. Julio ha sido el único español que ha conseguido triunfar allí de verdad. Y a su pesar, porque ya te digo que Julio era Míster No.
XL. ¿Recuerda alguna negativa irritante de Julio?
A.F. En los Estados Unidos, yo removía cielo y tierra para conseguirle cosas inalcanzables y el tío siempre me decía que no. Por ejemplo, le consigo el asiento junto a Michael Jackson para los Grammy, en la gala en que Thriller se llevó ocho premios, y cuando se lo cuento: «¿Qué pinto yo al lado de Michael Jackson? Él va a recoger premios, ¿y yo? No pinto nada ahí. No voy». ¡Lo quería matar!
XL. En esos años se decía que trataban con la familia Gambino. En su libro lo confirma: «No voy a negarlo: anduvimos con la mafia».
A.F. Eran fans de Julio, iban a sus conciertos. Además, eran socios de muchos de los casinos donde actuábamos y llegaban a pagar hasta un millón de dólares por semana. Nos invitaban a sus restaurantes, incluso estuvimos en la mansión de Paul Castellano, el supercapo.
XL. ¿Y no sentían que estaban 'tratando' con fuego?
A.F. No, porque nos trataban de maravilla. Hasta que un día vimos el cadáver de Castellano con más de 96 balazos en todas las portadas. Ahí decidimos que era mejor mantener las distancias. 

TÍTULO: EL BLOC DEL CARTERO, LA CARTA DE LA SEMANA, ¡ QUÉ PELMAS CON LO DE LA SIESTA!,.

  1. Desmontemos simplezas: España será como sea, pero en todo el país no duerme la siesta ni el 15 por ciento de sus ciudadanos. Un amable ...
     Desmontemos simplezas: España será como sea, pero en todo el país no duerme la siesta ni el 15 por ciento de sus ciudadanos. Un amable -a pesar de todo- artículo de The New York Times reduce las características básicas de nuestro país a un pintoresco lugar en el que se cena a las diez de la noche y en el que se duerme por la tarde una corta cabezada en el brazo de un sofá. No es para tanto. Entre semana duermen la siesta los jubilados, que para eso se lo han ganado, pero muy pocos asalariados. Otra cosa puede ser el fin de semana, tiempo en el que echar un sueño no debería penarse con la desconsideración con la que lo hace el titular del New York Times: acabar de comer un sábado y dejarse caer en cualquiera de las versiones de la siesta viene siendo una sana costumbre de la que no es propietaria España, sino que se pone en práctica en muchos lugares, haga en ellos calor o no. La siesta es una leyenda, una antigüedad del tiempo aquel en el que todo era lento y un pelín rural. Dormir la siesta de pijama y orinal no está al alcance de una cajera de supermercado, de una abogada laboralista o de un ejecutivo de Bolsa. Dejémonos de daguerrotipos envejecidos.
    Caso distinto es el horario vital de los españoles, necesitado de un repaso. Cada día empezamos a trabajar a hora más temprana, tendemos a hacer turnos completos con breve parada para un tentempié y salimos a media tarde. Es el momento de conciliar vidas familiares, cenar temprano y no acostarse a las tantas. Es lo que hacen por ahí y no les va mal. Sin embargo, clima y costumbres hacen que apuremos los días hasta el último suspiro: es cierta la parte del reportaje que afirma que cenamos a las diez, cosa que para un norteamericano resulta una barbaridad. Si cenamos a las diez y vemos la televisión hasta las doce dormimos pocas horas, ya que son muchos los que deben despertarse en torno a las seis de la mañana y desplazarse largamente para llegar a su trabajo, lógicamente en grandes ciudades. Pero para cenar antes también hay que comer antes, no a las tres. Nadie, o muy pocos, comen a las doce y media. Si uno se zampa un cordero pasadas las dos y media no suele tener hambre a las ocho de la tarde, que es la hora que te permite hacer la digestión tras la cena, charlar con los tuyos, acostarte plácidamente a las once y dormir siete u ocho horas. Nos gusta estirar el día, y la temperatura de buena parte del año nos invita a hacerlo. Corregirlo no es sencillo.
    Pero las cosas, no nos engañemos, han ido cambiando paulatinamente. Posiblemente no todo lo que quisieran los apóstoles de la europeización de horarios en España, pero sí de forma evidente. Hace años nadie entraba a trabajar antes de las nueve, ni en la empresa pública ni en la privada. Ni los atascos en grandes ciudades eran los mismos, ya que no se habían desarrollado los extrarradios ni las ciudades dormitorio. Se comía mucho y tarde y se hacía durante un par de horas largas. Ahora se come en el trabajo o en la calle, o se lleva uno una tartera o se zampa cualquier cosa, a no ser que se viva en un lugar pequeño y accesible. Y así, casi todo. La ingeniería social es de lenta aplicación y precisa de decretos muy concretos sobre obligaciones y derechos para que ello repercuta después en usos y costumbres. Adecuar la hora peninsular española a la que usan británicos y portugueses, en lugar de la que se eligió en su día (la alemana y francesa), sería un primer paso. Reconocer que horarios menos castizos tienen sus ventajas ya es más difícil, pero no imposible. Deshacerle tópicos a los viajeros románticos que escriben en periódicos debería venir dado. Y ganar con todo en competitividad y productividad no nos iría nada ma

    TÍTULO: SILENCIO POR FAVOR, CINE. Playback,.
    Playback
    Reparto
    Johnny Pacar, Toby Hemingway, Ambyr Childers, Christian Slater, Jennifer Missoni, Jonathan Keltz, Alessandra Torresani, Mark Metcalf, Daryl Mitchell,.
     
     Un grupo de estudiantes escarba en el pasado de su pueblo para desenterrar sin querer un oscuro secreto, lo que causará que un espíritu maligno se libere tomando posesión de sus víctimas.

miércoles, 5 de marzo de 2014

ENTREVISTA, Monseñor Carlos Amigo: "Me molesta la utilización que algunos hacen del Papa Francisco",./ PRIMER PLANO, Manipulación, juegos sexuales, 43 puñaladas, degollamiento...28 años de condena.

 
Tarancón lo llamaba el "Amigo Amigo" y lo ha sido también de políticos de diferentes colores. Es moderado y tolerante, prudente y reflexivo, ...
 
Entrevista

-Monseñor Carlos Amigo: "Me molesta la utilización que algunos hacen del Papa Francisco"

Elector en los últimos dos cónclaves, este cardenal franciscano tiene fama de prudente y moderado.
Tarancón lo llamaba el "Amigo Amigo" y lo ha sido también de políticos de diferentes colores. Es moderado y tolerante, prudente y reflexivo, y tiene inmenso porte de Príncipe de la Iglesia: «Mido 1,93 y es una desventaja, porque siempre me utilizan para limpiar el polvo donde los demás no llegan». No es de risa fácil, pero sí de sonrisa permanente y gesto amable. Detrás de la púrpura prevalece fray Carlos, como lo llamaban antes de ser nombrado cardenal y como le gusta que lo sigan haciendo. En dos ocasiones recibió a Juan Pablo II como huésped del Palacio Episcopal de Sevilla, ofició la boda de la infanta Elena, impulsó los derechos de la mujer en las cofradías de Semana Santa -con el consiguiente revuelo- y fue elogiado por el colectivo gay al despedirse de la archidiócesis hispalense.
Se considera un fraile rebelde, "pero sin ningún tipo de agresividad". Es un gran conversador, inteligente y simpático, que cita de manera recurrente los consejos que le daba su padre: "De entre todos hay uno que me gusta recordar: 'Es mucho mejor pasar por la vida mil veces por tonto que una por malo'.  Nos reunimos con el cardenal Carlos Amigo Vallejo en uno de los conventos franciscanos de Madrid cuando está a punto de publicarse su último libro, Un aire nuevo (Editorial Planeta).
XLSemanal. "Francisco, un Papa sorprendente". ¿También para usted?
Carlos Amigo. En algunos aspectos, sí; y en otros, no. Hace muchos años que conozco al cardenal Bergoglio y teníamos una relación muy cercana. Dos días antes de comenzar el cónclave comimos juntos y estuvimos comentando lo que el nuevo Papa debería hacer. Después de ser elegido, en el primer saludo me dijo: «Carlos, y nosotros decíamos que si el Papa tenía que hacer esto o lo otro...».
XL. La renuncia de Benedicto XVI ¿le sorprendió?
C.A. Al principio sí, pero luego al leer las palabras del Papa -«renuncio porque no puedo llevar adecuadamente el ministerio petrino que se me ha encargado»- quedó todo aclarado. Lo que será totalmente indigno es que su renuncia fuese -como se ha dicho- porque el Papa estaba harto por el Vatileaks, la pederastia, las intrigas de la curia...
XL. El Papa también dijo que renunciaba porque le faltaba «el vigor físico y espiritual para ejercer el mandato» y seguro que esos casos que menciona le debieron de producir bastantes dolores de cabeza.
C.A. Sin duda alguna, pero no sería digno pensar que, ante las dificultades, el Papa renunció. Debía de tener muy viva la imagen de los últimos años de Juan Pablo II, de quien fue su colaborador inmediato. Por eso dijo «no puedo llevar adecuadamente...». Pensó que él no podía viajar a rastras...
XL. Lo que usted llama 'dificultades' otros lo califican de distinta manera. El propio cardenal Bertone comentó que la curia vaticana era una cueva de víboras y cuervos... 
C.A. Bueno... esto de las víboras y los cuervos es una anécdota, una forma de hablar y no hay que exagerar. De hecho, cuando llega el Papa Francisco, todos estos asuntos que parecían tan escandalosos se quedan en la penumbra ante la luz tan grande que ha llegado.
XL. ¿No le parecen gravísimos los casos de pederastia?
C.A. Sin duda. Es verdad que estos problemas son ciertos y que, aunque solo hubiera un caso, sería motivo de preocupación. Y lo peor que se puede hacer con los problemas es soslayarlos; hay que afrontarlos.
XL. Precisamente por eso, ¿no es increíble que la Iglesia mirara para otro lado ante las denuncias?
C.A. Aunque comprendo que es difícil, hay que situar el problema en el momento y en las circunstancias en que se produjeron, porque no aparecieron todos estos casos de golpe. De estos tantos casos que se presentaron, algunos de ellos buscando indemnizaciones, los jueces desestimaron muchos y no se publicaron con tanto alarde las sentencias como las denuncias.
XL. ¿Que haya denuncias falsas minimiza el problema?
C.A. No, no, ni mucho menos; el tema es muy grave y Benedicto XVI lo asumió de diversas maneras: primero, dando unas normas a las conferencias episcopales; segundo, pidiendo que la justicia siguiera su camino y se la apoyase en cuanto necesitase; tercero, discerniendo en las vocaciones y en la personalidad de los candidatos... Se dictaron una serie de normas para ayudar a solucionar los problemas. Pero en la historia de la humanidad, por mucho que queramos perfeccionar las cosas, está ese aguijón del pecado.
XL. Respecto a la homosexualidad, parece que son muchos los homosexuales que se refugiaron en los conventos para no ser señalados con el dedo por sus vecinos.
C.A. Ciertamente he conocido a personas de esta tendencia dentro de la Iglesia, pero ninguna de ellas me ha dicho que haya venido aquí por esa razón. Lo que pueden ser unos casos particulares no son ni muchísimo menos lo común.
XL. El cardenal Bertone asegura que hay estudios científicos que demuestran que no hay relación entre celibato y pedofilia, pero sí que la hay entre homosexualidad y pedofilia.
C.A. Vamos a ver, habría que señalar algunas cosas. Si la pederastia es con niñas, parece que no se le da importancia...
XL. ¡Hombre, no diga eso! Es igual de grave.
C.A. Los medios de comunicación le dan menos importancia que si la pederastia es con niños varones. Y también se da la pederastia en la heterosexualidad y en muchos ambientes. Parece que se tiene un poco de fijación en unir la pederastia a la homosexualidad y yo no sé si está tan clara esa relación.
XL. El Papa ha dicho que hay que integrar a los homosexuales, pero ¿cómo se consigue esa integración si la Iglesia no acepta la práctica homosexual?
C.A. Son cosas distintas, hay que respetar unas normas éticas. Una persona porque sea heterosexual no puede pensar que todo el monte es orégano, ¿no? Tampoco para un homosexual todo el monte es orégano. Una cosa es la tendencia y otra las acciones morales que tú estás realizando. Una persona que tiene tendencia a robar...
XL. No va a comparar la homosexualidad con un delito, ¿no?
C.A. No, yo no hablo de delito, aunque puede haber delito igual que en el heterosexual. Lo que la Iglesia no admite son las prácticas inmorales, sean homosexuales o heterosexuales.
XL. ¿Le parece inmoral la práctica homosexual?
C.A. Igual que toda práctica heterosexual que no se ajuste a las normas de la ética.
XL. Sabe lo que le pregunto...
C.A. Usted me hace una pregunta libremente y tiene que aceptar que yo libremente responda.
XL. ¡Pero se me escurre!
C.A. Eso ya es cosa suya [sonríe]. Vamos a ver, hay muchas personas heterosexuales que tienen una conducta inmoral y muchas más que la tienen moral. Y hay personas homosexuales que tienen una conducta no ética y homosexuales que a lo mejor llevan una conducta ética.
XL. Se lo pregunto de otra manera: ¿la Iglesia condena  o no condena la práctica homosexual?
C.A. Aquí se condena el pecado, sea del heterosexual o del homosexual.
XL. ¡Me rindo! Otra cuestión: ¿pueden comulgar los católicos divorciados que se han vuelto a casar civilmente?
C.A. Aqui hay que ver los derechos de unos y de otros: de las víctimas y de las personas que han decidido seguir su camino y ya está. No solo es el tema de admitirlos a la comunión; hay otros temas muy importantes, como el ver la posibilidad de que esta persona rehaga su vida. Si un día estuvo enamoradísima y, por lo que fuera, aquello se fue al garete, a esta persona hay que ayudarla a rehacer su vida, y no solamente se rehace la vida en pareja.
XL. Pero gran parte de los divorciados acaban volviendo a enamorarse...
C.A. Este es un tema sobre el que el Papa Francisco ya ha anunciado que debemos reflexionar. En ello estamos y tenemos por delante dos sínodos sobre la familia para hacerlo.
XL. Otro asunto espinoso es la fecundación in vitro. Usted participó en la Comisión Pontificia sobre Bioética. ¿Qué solución da a los católicos con problemas para concebir?
C.A. La ciencia avanza y puede haber unas técnicas de extracción que no maten el embrión, es decir, al niño. Hoy puede haber unas técnicas tan depuradas que lo que ayer era matar al embrión hoy ya no tiene ese riesgo.
XL. ¿Admite la Iglesia, entonces, técnicas de reproduccion asistida que no maten embriones? Inseminaciones, selección de espermatozoides, células madre...
C.A. A lo único que la Iglesia puso reparos es a la obtención de células madre embrionarias; pero la Iglesia lo único que hace es ofrecer su pensamiento moral sobre estos temas, no da soluciones técnicas, solo ofrece su doctrina para iluminar la conciencia del católico.
XL. Entonces, ¿puedo obrar de acuerdo con mi conciencia? 
C.A. Ahí está el tema, en formar la conciencia de cada uno.
XL. Robar niños para entregárselos a otras familias fueron, sin duda, 'decisiones erróneas'. ¿En qué pensaban los religiosos que colaboraron en estos casos?
C.A. La Iglesia estaba pensando en ayudar a los niños y las madres por caminos que a lo mejor no eran legales. Aunque la intención de dar una familia a esos niños podía ser recta y buena, no quiere decir que el camino que se siguió al margen de la ley fuera aceptable. No todos los niños fueron robados, ni mucho menos.
XL. Pero los hubo.
C.A. Entonces, cada uno tendrá que asumir sus responsabilidades. En mejor actitud no puede estar la Iglesia en este tema. Solo deseo que se aclare cuanto antes este asunto, pero que no se eche toda la culpa a la Iglesia de pecados o acciones que no eran responsabilidad únicamente suya, porque se dejaban a las puertas de los conventos muchos niños que sus madres no querían o que, desgarrándose el corazón, abandonaban porque no podían darles de comer.
XL. La relación entre la Iglesia y la política es controvertida. Algunos obispos incluso se llegaron a manifestar...
C.A. Yo no fui a esa manifestación a la que se refiere. Nunca me han gustado ni las manifestaciones ni las cartas colectivas; solo asistí a una manifestación con motivo del atentado de Atocha #que era un clamor popular# y aquel día me convenció de que no debía volver a ninguna más porque, en lugar de estar pendientes de las víctimas, se estaba pendiente de ver quién había sido el autor, porque según fuera uno u otro podía afectar en un sentido o en el contrario a las elecciones que se celebraban unos días después.
XL. Los obispos vascos se han pronunciado sobre cuestiones políticas. Y también los obispos catalanes. ¿Qué piensa sobre la deriva independentista?
C.A. Yo no tengo
XL. Sobre lo que sí se pronuncia es sobre el fútbol. ¿Sigue siendo  del Atlético de Madrid? 
C.A. Sí [sonríe]. Y cada día más, pese a los tropiezos que tenemos de cuando en cuando y que son muy propios de nuestra queridísima institución.
XL. Usted ha sido arzobispo de Tánger y seguro que entiende muy bien el problema de los que emigran huyendo de la miseria. ¿Qué me dice de las medidas que se usan para evitar que crucen la frontera, como los objetos lacerantes o los disparos? 
C.A. Todo eso es una barbaridad que el Papa Francisco ha calificado de 'vergüenza'. Hay que ayudar a las personas a que puedan vivir con dignidad y compartir con los necesitados lo que tenemos.
XL. Pero Europa exige medidas contra la emigración ilegal... 
C.A. La solución es la que le he dicho, todo lo demás es poner parches. Yo no tengo soluciones técnicas, qué más quisiera yo. Ni las personas son mercancías ni se les pueden poner lazos y trampas en los alambres como si fueran animales.
XL. Se avecinan cambios en la Conferencia Episcopal Española. ¿Cómo calificaría la etapa del cardenal Rouco al frente de la Conferencia?
C.A. Él dejará la presidencia porque los estatutos determinan un tiempo máximo para poder ejercerla. Dicho esto, creo que ha dado a la Conferencia Episcopal una proyección exterior importante. Ocurre que, al ser presidente, sus opiniones tienen una trascendencia... y a unos les gustan y a otros no.
XL. ¿Y a usted le han gustado?
CA. Sí, creo que ha sido coherente. Es una persona muy bien formada y muy segura en su doctrina.
XL. Sin embargo, se tiene la percepción de que usted discrepó en ocasiones con el cardenal Rouco.
C.A. No soy consciente de ello. De hecho, todos los años que he estado aquí, en la Conferencia Episcopal, he pertenecido a la Comisión Permanente.
XL. Eso no quita para que no discrepe de sus decisiones.
C.A. Claro. Es que si no discrepáramos en ocasiones seríamos tontos todos. Las comisiones están para discutir las cosas, pero una vez que se toma una decisión todos arrimamos el hombro; aunque fueras de los que pensaban que las cosas debían ir por otra línea.
XL. En cierta ocasión dijo que,  entre los cardenales, 'tonto tonto  no hay ninguno'.
C.A. [Ríe]. Digamos que muy listos muy listos hay muy pocos; y muy torpes muy torpes también hay pocos.
XL. ¿Cree que la línea seguida por Rouco podría encajar con los vientos de reforma que soplan con el nuevo Papa?
C.A. Perfectamente. El cardenal Rouco es muy inteligente  y sabe perfectamente el momento que tiene que vivir en cada situación.
XL. ¿Se atreverá el Papa Francisco a desprenderse  de bienes materiales de la Iglesia para acercarse a la pobreza que predica?
C.A. Hay bienes y bienes, porque muchos de los bienes que tiene el Vaticano son más una carga que una ayuda.
XL. Me refiero a los edificios suntuosos, a ciertas operaciones bancarias... ¿Se atreverá a imponer el coche de baja gama que él usa en las conferencias episcopales?
C.A. No se trata de atrevimiento, sino de prudencia y de discernir. Se debe prescindir de los bienes que no sirvan para que la Iglesia realice su misión. Pero también hay que pensar que si tenemos dos dólares no los podemos meter debajo del ladrillo, porque ese dinero es para ayudar a los pobres.
XL. No da precisamente imagen de pobreza vivir en un palacio episcopal...
C.A. [Me interrumpe]. Y no sabe lo contentos que se pondrían los obispos de poder vivir en una casa un poco más confortable. La gente no sabe lo incómodo que es vivir en un museo, y se lo dice un servidor que vive en el mejor palacio episcopal de España [el de Sevilla], al lado de la Giralda. Los bienes de la Iglesia son para poder realizar mejor su misión y lo que tenemos que hacer las personas que vivimos en estos palacios es hacer ver bien claro cuál es la misión de la Iglesia. Lo más importante de esas casas tan poco acogedoras es el señor que las habita. Cuando uno va a Roma, le impresiona más el Papa Francisco que la cúpula del Vaticano.
XL. Por cierto, ¿qué pensión le ha quedado a usted?
C.A. Entre unas cosas y otras, alrededor de 1600 euros al mes. Tengo una pensión como ciudadano que ha cotizado más de 40 años y una especie de gratificación de la Conferencia Episcopal. Pero no me preocupa, porque tengo pocos gastos y soy franciscano. Si me hiciera falta algo, me ayudaría mi comunidad.
XL. Respecto a las finanzas vaticanas, los informes encargados por el Papa ante las acusaciones de lavado de dinero se han llevado por delante al director del Banco Vaticano y algún que otro prelado ha sido detenido.
C.A. ¿Que había que reorganizar las finanzas vaticanas? Sin duda. Y el Papa Francisco ha puesto al frente del IOR a las personas mas adecuadas y competentes. Mas que grandes escandalos, el problema es que la organizaciónn y su forma de actuar habían quedado obsoletas.
XL. Un conocido director de prensa italiano ha dicho: ¿Si los jefes mafiosos pudieran ponerle una zancadilla al Papa, no lo dudarían? ¿Hay que temer por la vida del Sumo Pontífice?
C.A. Hay muchos tipos de mafia y no sé si la mafia siciliana haría eso o si lo haría la mafia de otros grupos religiosos o pseudorreligiosos... Yo creo que no hay que temer nada, aunque siempre puede haber un loco que trate de agredirlo. El Papa Francisco ha conquistado a unos y a otros porque despierta una enorme simpatía en todos los ambientes.
XL. ¿En todos? Hay quien se siente molesto...
C.A. Lo que molesta es la utilización que algunos hacen de él: «¡Qué bueno es este Papa y qué malos son los obispos!». O también: «¡Qué bueno es este Papa y qué malos los anteriores!». El mejor intérprete del Papa y de sus gestos es él mismo.
XL. Acostumbrados a la exquisitez diplomática y verbal de su antecesor, ¿puede parecer un poco vulgar la manera en que se expresa el Papa en ocasiones? 
C.A. Sin duda alguna, utiliza con frecuencia expresiones muy populares porque habla con la gente del pueblo, de la calle, y quiere que se le entienda bien. Es verdad que hay una oposición silenciosa al Papa, pero de momento solo es sobre estas cosas, sobre sus gestos, que son irrelevantes en sí mismos pero no en cuanto a lo que significan. Lo importante no es que use zapatos negros o colorados, sino por dónde camina, hacia dónde quiere ir.
XL. ¿Qué este Sumo Pontífice guste mucho más que otros a los agnósticos no pone en la picota a los cardenales 'de toda la vida'?
C.A. Yo creo que se ha metido a todos en el bolsillo -también a musulmanes y judíos- y es cierto que a algunos les parece que es una persona izquierdosa, por aquello de los pobres. Pero es verdad que estos que aplauden tanto al Papa lo hacen para darnos a algunos en la cresta: «Este sí que es un modelo de cristianismo de los pobres y no el de estos obispos ricachones, que son muy tercos». Es inaceptable que utilicen al Papa como arma arrojadiza. Pero lo mismo estos que lo alaban tanto en este sentido como aquellos que lo critican por lo contrario, esperan de él algo que no puede darles, porque se ciñe al Evangelio. A Juan Pablo II lo alabaron mucho tras su elección en algunos países porque era polaco y venía del Este... y luego lo crucificaron en todos los aspectos.
XL. Cuando le dijo a su padre que dejaba la medicina por el seminario, le dio un consejo: ¿De acuerdo, pero sé un buen fraile?. ¿Lo ha sido?
C.A. Creo que podía haberlo sido un poco mejor [sonríe].
Privadiísimo
Nacido en Medina  de Rioseco (Valladolid) en 1934, es hijo de médico y sobrino del psiquiatra y escritor Juan Antonio Vallejo-Nágera.
La medicina fue su 'primer amor'. Estudió un curso de la carrera, pero el sacerdocio pudo más. En 1954 ingresó en la Orden de Hermanos Menores (franciscanos), donde realizó el noviciado. Fue ordenado cura en julio de 1960.
Tiene tres licenciaturas: Filosofía, por el Pontificio Ateneo Antoniano de Roma; Psicología, por la Universidad de Alcalá de Henares; y Teología, por el seminario franciscano de Santiago de Compostela.


 TÍTULO: PRIMER PLANO, Manipulación, juegos sexuales, 43 puñaladas, degollamiento...28 años de condena.
  1. En primer plano

    Amanda Knox-fotos,.

    Esta chica estadounidense acaba de ser declarada culpable por segunda vez. La justicia italiana la acusa de matar a sangre fría a su compañera de piso cuando ambas eran estudiantes en Perugia. Sin embargo, no todo está claro en este caso plagado de contradicciones. Amanda vive ahora en EE.UU. y lucha para no ser extraditada a Italia. Hablamos con ella.


    Manipulación, juegos sexuales, 43 puñaladas, degollamiento...28 años de condena. "Yo no lo hice". El 2 de noviembre de 2007, Mereddith Kercher -una estudiante inglesa del programa Erasmus y de 21 años- apareció muerta en su habitación, en el piso de Perugia (Italia) que compartía con otras estudiantes. Había sido degollada y su cuerpo presentaba 43 cuchilladas. Su compañera de piso, la estadounidense Amanda Knox, de 20 años, y su novio, Raffaele Sollecito, de 24, fueron acusados del crimen días después. En 2009 se les condenó por el asesinato, pero un tribunal de apelación los absolvió dos años más tarde.
    El pasado enero, el Tribunal Supremo italiano los volvió a condenar. Un asesinato extraordinariamente sangriento, un juicio tan confuso como polémico y unos protagonistas inquietantes han convertido el crimen en noticia internacional. Cuando en octubre de 2011 su condena y la de Sollecito fueron revocadas por irregularidades en la investigación, Knox regresó a EE.UU., donde trata de rehacer su vida. Ha vuelto a la universidad para terminar sus estudios y tiene nuevo novio, James. En marzo del año pasado, el Tribunal Supremo ordenó la celebración de un nuevo juicio. Mientras estuvo en la cárcel, habíamos intercambiado varias cartas. El 3 de abril me envió un correo: «La noticia me ha resultado tan angustiosa como incomprensible, pero me he estado preparando para esta nueva montaña rusa emocional». Estaba convencida de que volverían a absolverla. Convinimos en encontrarnos personalmente por primera vez una semana antes del veredicto. 
    Knox sugiere que nos reunamos en un café próximo a su casa, en Seattle. Después de haber estado escribiéndonos durante casi cinco años, sigo sin estar seguro de a quién voy a encontrarme. Knox es una joven bajita y delgada, vestida con pantalones y zapatos planos. No se ha maquillado, y en su piel son visibles algunas erupciones. Sorbe un café con leche y habla de la universidad, de que está haciendo nuevos amigos... «No quiero que mi vida sea eso». Y 'eso' significa la acusación de asesinato y todo lo que implica. Pero, según reconoce, al final, siempre llega el momento en que tiene que revelar su verdadera identidad.Habla sobre la forma en que los medios de comunicación han descrito su carácter. «La gente ha exagerado lo extraño de mis reacciones. Pero es que a mí me daba igual lo que la gente pudiera pensar. No pensaba que para causar buena impresión era mejor quedarme sentada y quietecita. Si estaba angustiada y tenía el impulso, me levantaba del asiento y empezaba a pasearme de un lado a otro. Ahora, me ando con mucho más cuidado».
    Le pregunto por el beso que se dio con Sollecito en la puerta de la casa la mañana posterior al asesinato de Kercher y que tan malo fue para su imagen. «La prensa lo presentó como si yo no albergara el menor sentimiento. Dieron a entender que estaba morreándome con mi novio porque estoy obsesionada con el sexo. En realidad, me sentía hundida y devastada. ¡La prensa tomó imágenes toda la mañana, pero en la tele tan solo aparecieron cinco segundos!». Knox reitera que, si sonreía en el juicio, tan solo lo hacía en atención a su familia. «Porque no quería que me vieran asustada, quería levantarles el ánimo. Todo se reducía a interactuar con las personas a las que quiero, para que se sintieran mejor».
    ¿Está visitando a un psicólogo? «No. Lo he intentado dos veces, pero me parece una salida fácil. Siempre me digo que tendría que ser capaz de poner mi cabeza en orden por mi cuenta, lo que tampoco termina de ser verdad», reconoce. ¿Está tomando antidepresivos? «¡Ni hablar! -me contesta-. Estoy en contra de los antidepresivos. El problema no está en los elementos químicos de mi cerebro; está en la realidad. Y no me parece buena solución engañar al cerebro para que reinterprete la realidad de una forma más bonita».
    ¿Sigue fumando marihuana o ha dejado de hacerlo después de que la Fiscalía argumentara que el cannabis trastornó su mente? «Sí, lo he dejado. Aunque nunca fui una fumadora habitual de 'maría', por mucho que la gente pensara lo contrario. Y lo que está clarísimo es que no maté a nadie por haberme fumado un 'petardo'. Que dos chavales sin ningún antecedente de violencia se hayan convertido en dos depredadores sexuales psicópatas por fumar 'maría' es rizar mucho el rizo», agrega con amargura.
    Pregunto si la prisión la ha cambiado, y Knox no sabe por dónde empezar. Sonríe. «Bueno, está claro que cuando veo una película ya no me fijo en tonterías como las botas de la protagonista». Según indica, toda su familia está muy afectada. «Mi madre ahora es incapaz de concentrarse en algo. Ya no puede ni leer. Mi hermana menor de pronto ha madurado muchísimo. Mi padre está muy afectado, triste. Yo soy mucho más antisocial. Me siento incómoda en los lugares donde hay mucha gente. Tengo menos calma. Mi familia me dice que ahora me tomo muy a pecho cualquier minucia. Y yo, bueno, pues me disculpo. Mi familia está muy unida».¿Se siente frustrada cuando la gente le dice que nunca va a saberse lo que pasó en realidad? «Me parece que está clarísimo que yo soy inocente. Con las pruebas de que disponen es imposible que puedan acusarme de haber cometido ese crimen».
    ¿Por qué es imposible? «Meredith era amiga mía, y yo jamás hubiera hecho una cosa así. No tengo el menor antecedente delictivo. Y en el dormitorio no encontraron el menor rastro mío. En el cuarto había sangre por todas partes, muestras de la persona que cometió el crimen. Las pruebas circunstanciales que apuntan en mi dirección son irrelevantes, pura basura. Y el hecho es que la Fiscalía nunca ha podido explicar por qué en la habitación no había muestras de mi ADN». Knox parece indignada. Le pregunto cómo es posible que confesase que estuvo en el lugar de un asesinato y llegase a implicar a un inocente. De forma tranquila, empieza a explicar: «Lo primero que te dicen es que tienes que acordarte y que, si no te acuerdas, van a meterte en la cárcel. Yo sentía remordimientos por encontrarme tan confusa. La Policía hacía lo posible por que sintiera remordimientos. Después, me aseguraron que Raffaele les había dicho que yo no había estado con él en su casa, lo que me descolocó. Y no era cierto. Luego, me mostraron ese mensaje en el teléfono móvil. '¡Trate de acordarse!', insistían. '¿Quién es este Patrick al que envió un mensaje? En el mensaje pone bien claro que este tal Patrick se olvidó algo por allí'. Yo llevaba horas devanándome los sesos, pero no me acordaba de nada, y ellos no hacían más que chillarme y decirme que, si no me acordaba, me caerían 30 años por complicidad con el asesino».
    «Finalmente les di el nombre de Patrick, y al momento me puse a llorar. Pensaba que, ¡por Dios!, todo cuanto me decían por fuerza tenía que ser verdad. Seguramente era cierto que había presenciado el asesinato de mi amiga, pero ahora me sentía tan traumatizada que ni siquiera llegaba a recordarlo. Terminaron por comerme la cabeza y convencerme de la veracidad de esta espantosa versión de los hechos... Me sentía tan abrumada que estuve llorando durante no sé cuánto tiempo. Estaba delirando...». Con los ojos anegados, hace una pausa y explica: «Yo no era más que una niña cuando todo eso pasó. ¡Yo aún era una niña! No estaba preparada para algo así». Los siguientes días volví a ver a Amanda en la casa de su madre, rodeada por su familia. Con ellos vio en la televisión el 30 de enero a un juez italiano confirmar la sentencia inicial: Sollecito y Knox son declarados culpables de asesinato y condenados a 25 y 28 años de cárcel, respectivamente.
    El 3 de febrero, cuatro días después del veredicto, llamé a Knox. «Me siento totalmente perdida. Es verdad que estoy mejor aquí, en los Estados Unidos, donde la gente sigue creyendo en mí... Pero una vez le hablé de la sensación de ser una mujer marcada. Que todos me vieran como una mujer absuelta de un asesinato ya era malo, pero mucho peor resulta que te vean como una criminal. Duele mucho. Hago lo posible por vivir el instante, por mantenerme ocupada, porque de lo contrario todo resulta demasiado abrumador. Me siento como si me hubieran diagnosticado un cáncer».
    TODAS LAS PISTAS DEL CRIMEN
    -El asesinato. Meredith Kercher, una estudiante inglesa de 21 años, aparece muerta en su piso de Perugia el 2 de noviembre de 2007. Ha sido degollada y acuchillada. Está semidesnuda. Ha mantenido relaciones sexuales. Le han robado sus tarjetas, dos móviles y 300 euros. El cuerpo es hallado por una de sus compañeras de piso -Amanda Knox-, su novio -Raffaele Sollecito- y dos agentes de Policía a los que llaman al sospechar que ocurre algo extraño. La puerta de la habitación de Kercher estaba cerrada con llave.
    -La detención. Cuatro días después, la Policía detiene a Knox y Sollecito. Amanda, estadounidense de Seattle, tiene 20 años y lleva seis meses en Perugia estudiando idiomas y Literatura. Raffaele, de 24 años, estudia Ingeniería. Son pareja desde hace solo cinco días. La teoría de la Policía es que ambos -que habían tomado alcohol y drogas (marihuana, según ellos mismos)- asesinaron a Meredith por negarse a participar en un juego sexual.
    -El interrogatorio. El interrogatorio a Amanda se prolonga cuatro días. Ella accede a declarar sin abogado y en italiano, idioma que no domina. Esa declaración es el origen de sus problemas. Confiesa haber estado en la casa y haberse tapado los oídos para no oír los gritos de Kercher. Y acusa del asesinato a Patrick Lumumba, su jefe en un bar en el que trabajaba como camarera. Horas después se retracta. Dice que los policías la han intimidado. Pero vuelve a caer en contradicciones. Lumumba es detenido, pero tiene una coartada sólida.
    -Sollecito. Raffaele Sollecito también se contradice en sus declaraciones ante la Policía. Primero dice que Amanda estuvo con él en su apartamento esa noche, pero que se fue de madrugada. Luego, que no se fue hasta las diez de la mañana. El italiano también alega presiones policiales. El fiscal lo presenta como un pelele manipulado por Amanda. Él admite estar fascinado por ella, mucho más experta que él en materia sexual. Pero niega cualquier implicación en el crimen.
    -La prensa. La prensa sensacionalista entra en juego. Knox es presentada por amigos anónimos como consumidora habitual de drogas, devoradora de hombres... y hasta se analiza al milímetro la fría mirada de sus ojos azules. En su contra juegan detalles como el beso que ella y Sollecito se dieron al día siguiente de la muerte de Kercher. Hasta su mote de cuando jugaba a fútbol, Foxy Knoxy, que hacía referencia a su destreza, se interpreta ahora como 'zorra'
    -La investigación. Esta es confusa. En el dormitorio donde murió Kercher no hay restos de ADN de Knox ni Sollecito. Solo hay ADN de una tercera persona: Rudy Guede, un italiano originario de Costa de Marfil con antecedentes policiales. Guede había huido a Alemania, pero el 20 de noviembre lo detienen. Reconoce haber estado en la casa de Meredith. Dice que mantuvo relaciones sexuales con ella y fue al baño. Cuando volvió, vio a un desconocido con un cuchillo huyendo. Desde el baño no oyó nada porque llevaba puestos los cascos.
    -Versión guede. Rudy Guede varía su versión con los días. Dice que, al volver del baño, se encontró a Knox y a Sollecito matando a Meredith. Nada menos que 43 puñaladas. Y, confundido, no hizo nada. Luego huyó por miedo a verse implicado. Pero cuando la Policía usó como señuelo para encontrarlo a un amigo suyo al que grabó, dijo que Knox no estaba implicada y que no conocía a Sollecito. La relación real entre los tres implicados no está clara. El marfileño era amigo de unos vecinos de Meredith y Amanda y podría ser su proveedor de marihuana.
    -Otros rastros. La investigación abre otras vías para implicar a los novios. La Fiscalía encuentra una pequeña muestra del ADN de Knox, mezclado con el de Kercher, en un cuchillo descubierto en el piso de Sollecito, que en principio se consideró como posible arma del crimen, aunque nunca se llegó a determinar que lo fuese. También detectó el ADN de Sollecito en una pequeña hebilla arrancada del sujetador de Kercher. La muestra es tan mínima que algunos expertos no la consideran válida.
    -La defensa. La defensa de Knox y Sollecito se centra en que no hay ADN en la escena del crimen, no hay móvil y no tienen antecedentes. La parte menos coherente son sus declaraciones. Amanda dijo haber vuelto a casa tras pasar la noche con Sollecito y haber visto gotas de sangre en el baño, pese a lo cual se duchó sin alarmarse. Tan solo se asustó cuando vio heces en el retrete [este detalle será, a la postre, relevante]. Vio que la puerta de Meredith estaba cerrada. Entonces volvió a casa de Sollecito y llamaron a la Policía.
    -El juicio. Este comienza en mayo de 2008. En diciembre de 2009, dos años después de la muerte de Kercher, Knox y Sollecito son condenados como sus asesinos: Amanda, a 28 años y Raffaele, a 25. [A Knox le caen tres años adicionales de condena por difamar a Lumumba]. Rudy Guede había sido condenado antes, en juicio rápido, tras acceder a declararse culpable. A él le cayeron 30 años, pero la pena se le reduce a 16 por implicar a Amanda y Raffaele.
    -Absolución. Los condenados recurren la decisión del tribunal. En octubre de 2011, sus condenas son revocadas por un tribunal de apelación. El informe pone en entredicho la actuación policial y la investigación forense. Desestiman las pruebas de ADN en el cuchillo y en el tirante del sujetador. Una vez absueltos, Sollecito vuelve a sus estudios en Florencia y Amanda regresa de inmediato
    -Nueva condena. Los abogados de Meredith recurren y logran un nuevo juicio. En enero de 2014, Knox y Sollecito son declarados culpables por el Tribunal Supremo, que ratifica su condena. Ahora, el fiscal plantea que el móvil no es una fantasía sexual, sino una discusión por la higiene del piso [a raíz de las heces en el baño]. A Sollecito lo detienen en la frontera con Suiza, donde su familia tiene casa. Amanda apela a los estadounidenses para que veten su extradición. Ambos han recurrido la decisión. La siguiente sentencia, en 2015.