VIAJANDO CON CHESTER -
Viajando con Chester es un programa de televisión español, de género periodístico, presentado por
Pepa Bueno, en la cuatro los domingos las 21:30,. foto
MUCHO COACHING,.
Ya va siendo hora de que pasen cosas y no sean solo proyectos,.
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En mi entorno, la gente se coloca para hacer de comer o de beber y servir esas comidas y esas bebidas. También consiguen empleo para participar en eventos, por ejemplo, animar bodas, entretener fiestas o presentar yogures. También vivo en un entorno en el que hay muchos aprendices y profesores de coaching. A mi alrededor, y precisemos que ese alrededor es Extremadura, hay muchísima gente dedicada a prepararse y preparar para innovar, para emprender, para crear.Vas a tomar café a media mañana y en las mesas del local se ven grupos que diseñan estrategias para enseñar a montar empresas, a motivar para vender, a evaluar mercados y ofertar productos exclusivos para clientelas muy definidas. Extremadura se ha convertido en el reino de la innovación, en el paraíso de las buenas ideas, de las tormentas de ideas, de las ideas en común, de las ideas a secas. Ideamos, innovamos, emprendemos, creamos. Mejor dicho, nos preparamos para idear, innovar, emprender, crear.
Y qué decir de los idiomas. Que levante la mano quien no tenga un sobrino en Riga, una nieta en Francfort , algún hijo en Edimburgo. Las escuelas de idiomas se multiplican por la región y rebosan de alumnado joven, los institutos de lenguas se desbordan, las facultades universitarias imparten cursos de idiomas por las tardes para que sus estudiantes puedan tener el B1, letra y número que hasta hace nada se asociaba con el juego de los barcos y hoy es la clave mágica que abre todas las puertas, o te las cierra si no tienes el diploma B1 de alguna lengua. Hay ciudadanos, en fin, que duermen en la calle haciendo cola para matricularse en los cursos de inglés, alemán o portugués de las universidades populares.
El panorama es ese: una región volcada en los eventos, sobre todo gastronómicos, con decenas de concejales de Cultura organizando mercadillos medievales, románticos o renacentistas y recorriendo los bares de los pueblos para animar a los hosteleros a participar en las múltiples ferias de la tapa que se celebran cada fin de semana. Una región que pasa sus días encerrada en aulas y auditorios formándose en estimular, empujar, crecer, inventar, proponer, motivar, liderar, distribuir, comercializar y después del coaching, el marketing y el vending, hay que ir a clase de chino mandarín, de francés para tenderos, de japonés para hosteleros. Esa es la realidad de una parte importante de Extremadura, la más joven, inquieta, activa y valiente.
Pero digo yo que cuándo va a pasar algo. Ya estamos relajados con los eventos, el coaching nos ha predispuesto para atrevernos a todo y ayudar a los demás a que se atrevan, nuestra preparación para innovar, crear, emprender y vender es fabulosa y podemos comunicarnos con cualquiera en su idioma. Vale. ¿Y cuándo vamos a poner en práctica todo eso?
Somos una región en perpetuo estado de evento y coaching, una región híper motivada. Pero parece como si nos formaran muy bien para hacer cosas y esas cosas sucedieran siempre fuera de aquí. Y el problema más grave es que todo esto no es nuevo. En Extremadura, casi todo ha sucedido siempre fuera, la diferencia es que ahora estamos perfectamente preparados para que las cosas sucedan aquí y para que seamos capaces de hacerlas, dirigirlas y disfrutarlas nosotros. No se trata de ponernos impacientes, se trata de que ya nos sobra tanto coaching, tantos idiomas y tanto emprendimiento y estamos hartos de utilizar nuestra formación interdisciplinar para animar eventos y promocionar marcas de ginebra inglesa o colchones de látex coreanos. Se trata de que ya va siendo hora de que pase algo y ese algo no sea un proyecto.
TÍTULO: LA CHICA LUNES 5 OCTUBRE DOMINGO 11 OCTUBRE - ANA GARCIA MATEO - ESCRITORA - Tiempo de héroes (y de villanos),.
-foto-Ana Garcia Mateo nació en Salamanca escritora del llamado texto Tiempo de héroes (y de villanos),.
En 1992 el politólogo estadounidense de origen japonés Francis Fukuyama se convirtió en una celebridad mundial gracias un libro titulado 'El fin de la historia y el último hombre'. En él sostenía que la lucha de ideologías había terminado como consecuencia de la caída del comunismo, lo que propiciaba el fin de las guerras. Según él, tal coyuntura histórica dejaba como única opción viable la democracia liberal tanto en política como en economía. O dicho en sus propias palabras: «El fin de la historia en que nos encontramos significa el fin de las guerras y las revoluciones sangrientas, pues los hombres satisfarán sus necesidades a través de la actividad económica sin tener que arriesgar sus vidas en ese tipo de batallas». Eran los felices noventa, el mundo prosperaba y las sociedades avanzadas se miraban el ombligo. La corrección política nos volvió a todos más sensibles hacia causas como la vida sana, el ecologismo, el respeto a los animales. Crecía la clase media y a ella se incorporaban todos los años cientos de miles de personas. Primaba ser más solidarios, más tolerantes y comprensivos. Civilizados, en último término. Éramos dignos hijos del nuevo siglo que alumbraba, nunca antes el mundo había estado más lejos de la barbarie. Pero cayeron las Torres Gemelas y nació un nuevo monstruo, fruto del resentimiento y fanatismo de unos (léase los islamistas) y de la imbecilidad de otros (Bush y sus mariachis) y aquí estamos inaugurando el segundo milenio más o menos igual increíble, pero cierto que como comenzó el primero, con guerras de religión. No quiero arruinarles la mañana hablando de lo que ya sabemos y tememos.
Del avance del Estado Islámico, de su inaudita crueldad, ni de los millones de personas que huyen de ella. Sí me gustaría, en cambio, apuntar lo único bueno que estas confrontaciones tienen: el hacernos más humanos, el despertar lo mejor que anida en nuestros corazones. Con sesenta millones de refugiados y desplazados como hay en este momento en el mundo, aquella sociedad hedonista y narcisista cuyas mayores preocupaciones eran la obesidad, por ejemplo, o el más ramplón arribismo, de pronto, se ha dado cuenta de qué va la vida realmente. Se acabaron las pavadas y jalear a 'iconos' imbéciles como Paris Hilton o las Kardashian, ahora es tiempo de Héroes. Como Jalid Asaad, de 82 años, que murió decapitado en ejecución pública y su cuerpo colgado de una columna por negarse a revelar el lugar secreto en que había escondido tesoros arqueológicos de Palmira. O como el niño Aylan, cuyo pequeño cadáver ha desatado la mayor ola de compasión de los últimos tiempos, obligando a los políticos del mundo entero a replantear su actitud con respecto a los refugiados. Ahora, todos estamos dispuestos a ayudar, a comprender, a compartir. Pero conviene no olvidar que si este es tiempo de héroes también lo es de villanos. Las emergencias sacan lo mejor, pero también lo peor del ser humano y ahí están como muestra las patadas de la reportera Petra Laszlo o los primeros brotes neonazis en Alemania. Ahora mismo, no son más que feas excepciones condenadas por todos, pero estamos solo al principio de esta nueva situación. ¿Qué pasará dentro de un año, y de dos, y de tres? Fukuyama se equivocó estrepitosamente en los noventa pensando que era el fin de la Historia. Creyó que, muertas las ideologías, no habría motivos de confrontación, que todos seríamos civilizados, perfectos, miríficos y no fue el único en creerlo. Olvidó olvidamos el factor humano. El hombre es capaz de todo lo mejor como estamos viendo por fortuna en este momento, pero también de lo más mezquino, lo más abyecto. Conviene estar vigilantes por aquello que decía Cicerón (que era bastante menos cándida paloma que Fukuyama) de que los pueblos que ignoran su historia están condenados a repetirla.
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