Juegos de niños,.
Sabado -2- Mayo a las 22:00 por La 1, foto,.
Juego - #HOYmequedoencasa - Una romería de San Marcos de Almendralejo con playmobiles,.
#HOYmequedoencasa - Una romería de San Marcos de Almendralejo con playmobiles,.
Alvaro Caballero Hidalgo, de 11 años, ha hecho un vídeo recreando con playmobiles la romería de San Marcos de Almendralejo.
¿Y tú cómo lo haces?
En HOY queremos saber cómo te enfrentas a esta situación. Compartir nuestras experiencias puede ayudar a los demás. Lo haremos bajo el lema #HOYmequedoencasa. Envía fotos, vídeos y tus reflexiones a HOYmequedoencasa@hoy.es o al Whatsapp del 636658043.
TITULO:
LA PANTERA ROSA - Y LUKE LUKE - El tute,.
LA PANTERA ROSA - Y LUKE LUKE - El tute , fotos.
El tute,.
URGENCIAS ES UN QUILOMBO. Las prisas de los camilleros resultan decisivas para doblarle el brazo a la tragedia. Pruebas y datos barajan las cartas en triaje. Los médicos jóvenes cortan y reparten según su mejor entender, invocando al vuelo los datos aprendidos en la carrera. Las enfermeras sortean obstáculos en los pasillos para llegar a las camas antes que el fracaso. Un desfile caótico de hormiguitas laborando por salvar vidas. No hay bastante material en planta, en cuidados intensivos, en algunos cerebros: todo lo que falta se lo fumaron hace años los canallas especuladores mientras saboreaban un whisky que no podíamos pagarles. La gente muere en los boxes. En una confortable sala contigua, vestidos con batas blancas y estetoscopios al cuello, ciertos políticos y sus más fieles voceros juegan al tute mintiéndose entre ellos con muecas falsas.
TITULO: EL CLUB COMEDIA -APROBADO PARA LA COMEDIA CASTUA,
APROBADO PARA LA COMEDIA CASTUA,.
foto / Abanicos por aquí y por allá. Aunque prometía ser una
noche más fresca, lo cierto es que ni el calor se quiso perder la
primera de las dos representaciones extremeñas que este año dan forma a
la 59 edición del Festival Internacional de Teatro Clásico. El estreno
de la comedia castúa estuvo arropado por las risas de los 2.250
espectadores que no se lo quisieron perder, convirtiendo la cita en la
que más afluencia de público ha tenido hasta la fecha.
'Tesmoforias' de Aristófanes, con la pluma y dirección de
Esteve Ferrer y Juan Capote, no defraudó, y alcanzó el principal
objetivo de la comedia, conseguir que los espectadores disfrutaran de la
noche.
Poco antes de que el reloj marcara las once, la oscuridad
se hizo en el Teatro Romano al tiempo que la voz del narrador invocaba
las primeras palabras, en una Cavea Lateral subido a uno de los arcos.
Algunos despistados no sabían ni a donde mirar, hasta que Juanjo
Llorens, iluminador con sello de premio Max, dirigió un foco al
recóndito lugar donde estaba sentado el extremeño José Lucía.
Pocos segundos después, todo el elenco de actores y
figurantes, se encontraban en el escenario en una especie de toma falsa
planeada. Así hasta en tres ocasiones los actores hacían como que se
confundían, rompiendo esa magia del que se siente enfrente de una
proyección de imágenes en vivo cuando acude al teatro. Aprovechando esos
cortes de ficción, se presentan algunos actores e incluso productores
de la obra, Ana Trinidad, en silla de ruedas por su lesión y Fermín
Núñez. El narrador explica la festividad anual donde las mujeres podían
opinar, criticar e incluso juzgar a quienes entendían culpables de algún
delito. La diosa Ceres tiene su momento a modo Mártir Santa Eulalia con
saeta incluida.
El ritmo frenético, en el que un despiste puede costarle al
espectador segundos de cero entendimiento, sumado a que las
intervenciones de los actores se producen en diferentes zonas del
escenario y graderío, aquello parecía una casa de locos. Un enredo de
los pies a la cabeza, una comedia que requería la atención constante de
los espectadores. Un reloj montado a la perfección, y como resultado, en
menos de diez minutos de obra, el público en varias ocasiones le dedicó
aplausos entre risas y carcajadas. La comedia estaba calando como hace
años que no lo hacía.
Mujeres de armas tomar
El narrador pronuncia las palabras claves que dan comienzo a
la función y antes de abandonar el escenario presenta a los personajes
que se hacen con el escenario romano. Eurípides y su suegro Mnsíloco. El
autor trágico, el gran ausente en las representaciones que llevan su
firma aunque no por eso menos nombrado en presentaciones de obra, en las
'Tesmoforias' de Aristófanes se convierte en personaje.
Y lo hace bajo la pluma de su principal rival de la época,
que le pone en un serio apuro, por la imagen desmedida de las mujeres
que dibuja en sus obras trágicas. Ellas planean vengarse del que las
retrata como mata niños, infieles y salvajes. Y el autor junto a su
suegro planea salvar su pellejo.
El afeminado poeta Agatón, personaje clave, hace su entrada
estelar que a muchos les recordó a la famosa caravana pacense de
palomos cojos, con canción incluida, que en el estreno se entendió a
medias por un fallo en el micrófono del poeta. Aunque no por eso
consiguieron menos carcajadas del público. Que Agatón se negara a
interceder por Eurípides desencadena la transformación en mujer del
suegro, que sin beberlo ni comerlo, acaba sin pelo y con peluca.
Antes de que las mujeres tomen la asamblea, sucede una de
las escenas añadidas por Copete y Ferrer, el largo enfrentamiento
dialéctico entre Aristófanes y Eurípides, que no se sabe quien acaba
venciendo a quien, pero que muestra la rivalidad de ambos autores y la
lupa con la que ellos describen la realidad.
Los cortes en las intervenciones son constantes, con la
presencia de diferentes personajes que aportan agilidad y cortan la
pesadez de algunas escenas. Un recurso repetido en varios momentos que
desencadena auténticas carcajadas. Una locura.
Llega el turno de las mujeres, del coro de seis con voz,
nombre y personalidad. Se hacen con el escenario y comienza su
particular trama contra el autor teatral, que a su juicio, tan mal las
retrata. Dan rienda suelta a la asamblea. Una asamblea divertida, con
sus puntos pero quizás demasiado dilatada.
La emoción cobró forma en las figuras de las mujeres
retratadas por el autor griego. Medea, Elena y Hécuba, no faltaron a la
cita con Aristófanes y los extremeños, cortando por minutos la comedia.
Tampoco faltó la presencia de algunas diosas, y algunos guiños al
presente, que tanto gustan.
Como era de esperar, descubren al suegro disfrazado de
mujer que intenta ayudar a Eurípides, quien se convierte en el centro de
la tortura. El padre de la tragedia griega recurre a varios dioses,
para intentar salvar a Mnsíloco.
Asumir y comprometerse con que nunca más volverá a retratar
de esa forma tan desleal a las mujeres es la única solución para el
enredo. Así finaliza la obra, sin un cierre como tal, de esos que dejan
las tragedias, pero suficiente para que el público se pusiera en pie y
durante minutos dedicarán aplausos y vítores a los actores. La música
inundó el escenario con la canción de Agatón del comienzo de la obra, y
los actores cantando de nuevo se despidieron entre carcajadas de los
espectadores. Una buena velada, con su más y sus menos, pero agradable.
Las pegas
Aunque el fin que mueve y da sentido a la comedia tiene que
ver directamente con la reacción del público, que reírse se rió, lo
cierto es que el montaje tuvo fallos destacables y también subsanables
para el resto de funciones.
El sonido en algún momento que otro, estaba descontrolado.
Pequeñeces en ocasiones poco perceptibles y que en esta parte el público
señaló como principal pega del espectáculo. El texto se hacía
complicado de entender alguna que otra vez y caótico en otras. Acentuaba
el enredo, pero dispersaba la atención de los presentes que no sabían
de qué hablaban los actores.
Una de arena siempre viene de la mano de una de cal, o al
menos eso es lo justo. Aunque hubo fallos, no deslució la interpretación
de los actores. Cada uno, en su momento y con cada papel, estuvo
sublime.
Y eso que era un proyecto complicado, diecisiete actores y
más de veinte personajes. Algunos de ellos como José Lucía, hasta ocho y
José Luis Martínez, seis. Jesús Martín Rafael, lo mismo se metía en la
piel del más afeminado poeta, como del más burdo de los arqueros. Todos
sabían diferentes. Las mujeres, unas más emeritenses que otras, una muda
que habla cuando quiere, una coja en silla de ruedas que tartamudea
cuando se enfada, otra que tiene mucho que decir y a la velocidad que lo
suelta, medio te enteras.
Cada una singular, y bárbaras en sus intervenciones. Marta
Calvó, clavó la Medea de tres minutos, que a muchos les supo a tragedia
desmedida. Lo mismo que la Hécuba de Piedad Gallardo, con guiños
incluidos a Concha Velasco. Ana Trinidad, en silla de ruedas poniendo
voz a otra grande de la tragedia, Fedra; Paca Velardiez, una asidua en
esta cita y Beli Cienfuegos, de Atenas Centro, completaban el coro de
mujeres.
Mención aparte merece Pablo Viña, que en comedia funciona
de maravilla, junto a Fermín Núñez, que se convirtió en un convincente
Eurípides de carne y hueso.
Sin duda, una elección más que acertada por parte del
director, Esteve Ferrer, que ya en la presentación de la obra dejaba
claro que corrió «para coger a los mejores actores». Una elección que
consiguió cuajar la comedia en el Teatro Romano, lo que supone siempre
una apuesta arriesgada, complicada y con una responsabilidad implícita
que pocas veces sabe a gloria. Aún así, el día del estreno la comedia
que presentaron les devolvió el mejor de los regalos cuando una obra de
este tipo se lleva a escena y no es otro que la risa del público.
Jacin Marchena Mendo, de Cáceres, la describe como muy
divertida y sobre todo, entretenida. «Me ha gustado mucho cómo han
mezclado el humor actual con lo clásico». Francisco de Mora, de
Alicante, aunque la considera un poco larga, reconoce que se lo ha
pasado bien. «Era la primera vez que venía y me he sorprendido por la
cantidad de público, ver esto lleno emociona».
Larga al principio, aunque después engancha. Así la
describe Felisa Núñez de Oliva de Mérida. También señala que los
problemas de sonido le impidieron entender parte de la obra. Aún así,
«cuando te enganchas es muy divertida».
Una buena elección de actores, como también darle el
protagonismo que se merece a la grandiosidad del Teatro Romano que lució
como pocas veces. Un homenaje a las obras que dieron forma a las
primeras ediciones. Con caballos, burro y gallina. Con vestuario lleno
de túnicas y colorido. Con guiños al presente, al pasado y a la ciudad
que dio gloria al escenario romano. Una cita muy especial, cargada de
risas que dejan un sabor de Extremadura y de su calidad de actores.
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