El lunes -21- Septiembre los lunes a partir de las 00:30, en La2, fotos,.
La mella psicológica de la pandemia,.
Seis meses después del inicio del confinamiento, especialistas en salud mental prevén una ola de trastornos derivados de la crisis sanitaria y económica,.
Seis meses después del inicio del confinamiento las preguntas sin respuesta persisten: ¿Qué va a pasar con mi taller?»; «¿Y si contagio a mis padres?»; «¿Cuándo volveré a dormir con normalidad?»;
«¿Mantendré el trabajo después del ERTE?»; «¿Y si no llega una vacuna
eficaz?»... Y la mella de algunas vivencias dramáticas también: «He
visto morir a una decena de personas creyendo que sus gente les había
abandonado». Desde marzo, médicos de familia y psicólogos tratan de
apaciguar a diario la angustia de miles de ciudadanos, asustados y desfondados anínicamente
por el violento vuelco que la pandemia ha dado a sus vidas. Después de
99 días de encierro, cerca de 30.000 personas fallecidas a causa del
coronavirus, medio millón largo de contagiados y más de un millón de
empleos destruidos, y sitiados por los rebrotes y por una recesión en
marcha de proporciones aún desconocidas, la incertidumbre y el
agotamiento empiezan a pasar factura a la moral individual y colectiva.
En mayo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertaba sobre el incremento de los problemas de salud mental derivados de la covid y llamaba a los países a que «aumentaran sustancialmente» sus inversiones en esos servicios sanitarios. Para entonces, el Teléfono de la Esperanza ya había registrado el mayor aluvión de llamadas de desconsuelo de su historia y la web Mentavio, de terapias online, un alud de demandas. «El estado de alarma disparó las peticiones de consultas con profesionales y también la entrada de nuevos profesionales, que querían seguir atendiendo a sus pacientes de manera virtual. Las citas aumentaron hasta un 200% desde el inicio del confinamiento y ese porcentaje no ha bajado. Solo en España llevamos más de 6.000 videoconferencias», señala Carlota Esteve, directora para el mercado iberoamericano de una de las pocas plataformas de este tipo dotadas de un 'software' propio que garantiza la privacidad de las terapias.
La madrileña Belén González es una de los terapeutas que hace su labor a través de videoconferencias. Y lo hace con lista de espera. «En estos meses han emergido muchos trastornos obsesivos-compulsivos derivados de un temor exacerbado al contagio, que lleva a algunas personas a una hiperprotección frente al virus -lavarse las manos de manera constante o no salir de casa- y a la hipocondría. Están convencidos de que tienen la infección, pero no se la detectan, y tienen pavor a contagiar a los suyos», relata la especialista. «También estoy viendo casos de bulimia, desencadenados por una ansiedad que se trata de compensar yendo al frigorífico y que acaba en arrepentimiento, y muchos problemas de pareja. Tanto estrés sostenido está haciendo saltar por los aires muchas relaciones».
Al Instituto Psicode, con sedes en Alicante y en Madrid, llegan cuadros similares. Pero Marina García, su codirectora, cree que se trata tan solo de la punta del iceberg. «Durante el confinamiento la gente estaba en shock. Ahora es cuando muchas personas necesitan asistencia psicológica, pero la incertidumbre económica les retrae. Piensan que se pueden manejar solos y si esperan mucho pueden perderse en el bucle de agotamiento, irritabilidad y trastornos del estado de ánimo en el que se encuentran». La experta, formadora del Colegio de Psicólogos de Madrid, pone el acento en los duelos patológicos. «Muchos han perdido a seres queridos sin poder despedirse y en soledad. Son emociones fuertes sin digerir. Los rituales del tanatorio, el funeral y el encuentro con familiares y amigos, ayudan a manejar el duelo. Quedar privados de todo ello puede conducirles fácilmente a una depresión». Pero hay más tipos de duelo, añade, «como el de la quedarse sin trabajo o sin estatus social. Al final es la pérdida de la identidad de uno mismo».
Asesora de grupos sanitarios en varios hospitales, a los que les proporciona herramientas para gestionar el estrés o el duelo por pérdida de pacientes, García se muestra también preocupada por el estrés postraumático al que se enfrentan miles de enfermeras y médicos, «que rompieron la distancia con los enfermos y establecieron un vínculo con ellos, conscientes de que iban a morir solos. Para salir de esa tristeza deben apoyarse en otros colegas, expresar lo vivido, hablarlo, llorarlo. Cuando evitas conectar con el dolor y lo niegas, se enquista».
El necesario distanciamiento físico para evitar la propagación del virus no ayuda a sofocar el reguero general de desánimo y tristeza. Al contrario. «Todos estamos tocados y esas limitaciones torpedean nuestra línea de flotación como seres humanos. Sin los demás, nuestro yo, que es frágil y vulnerable, se resquebraja», expone Armando Rodríguez, vicepresidente de la Sociedad Científica de Psicología Social y catedrático de la Universidad de La Laguna. «Aunque tenemos las tecnologías y la imaginación, que nos ayuda a mantener cierta integridad del yo, van a quedar secuelas importantes».
Se estima que, desde la irrupción de la covid, las consultas en Atención Primaria por desequilibrios anímicos, y que antes de la pandemia ya representaban una de cada cuatro, han crecido un 15%. Este dato coincide con el incremento de recetas de antidepresivos y ansiolíticos en algunas comunidades, como Andalucía. Pero no hay datos fehacientes al respecto. Aún es pronto para calibrar la profundidad del agujero, coinciden en señalar todos los expertos. Sin embargo, todos los indicios apuntan a que será hondo.
Desde la Fundación Española para la Prevención del Suicidio (FSME), su presidente, el psicólogo Andoni Anseáin lanza la misma advertencia. «No nos preocupan tanto los efectos del confinamiento como todas las restricciones económicas y sociales adoptadas. Nos van a pasar una seria factura. La gente no solo se muere por coronavirus. También por depresión. Se llama suicidio», alerta. «Existe una amplia documentación sobre la relación desempleo-suicidio. Por cada punto que sube el primera ratio, la segunda aumenta en la misma proporción».
Según un informe del Defensor del Pueblo, en la sanidad pública española hay 6 psicólogos por cada 100.000 habitantes, un ratio que se mantiene invariable en la última década y que es tres veces menos que la media europea.
En mayo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertaba sobre el incremento de los problemas de salud mental derivados de la covid y llamaba a los países a que «aumentaran sustancialmente» sus inversiones en esos servicios sanitarios. Para entonces, el Teléfono de la Esperanza ya había registrado el mayor aluvión de llamadas de desconsuelo de su historia y la web Mentavio, de terapias online, un alud de demandas. «El estado de alarma disparó las peticiones de consultas con profesionales y también la entrada de nuevos profesionales, que querían seguir atendiendo a sus pacientes de manera virtual. Las citas aumentaron hasta un 200% desde el inicio del confinamiento y ese porcentaje no ha bajado. Solo en España llevamos más de 6.000 videoconferencias», señala Carlota Esteve, directora para el mercado iberoamericano de una de las pocas plataformas de este tipo dotadas de un 'software' propio que garantiza la privacidad de las terapias.
La madrileña Belén González es una de los terapeutas que hace su labor a través de videoconferencias. Y lo hace con lista de espera. «En estos meses han emergido muchos trastornos obsesivos-compulsivos derivados de un temor exacerbado al contagio, que lleva a algunas personas a una hiperprotección frente al virus -lavarse las manos de manera constante o no salir de casa- y a la hipocondría. Están convencidos de que tienen la infección, pero no se la detectan, y tienen pavor a contagiar a los suyos», relata la especialista. «También estoy viendo casos de bulimia, desencadenados por una ansiedad que se trata de compensar yendo al frigorífico y que acaba en arrepentimiento, y muchos problemas de pareja. Tanto estrés sostenido está haciendo saltar por los aires muchas relaciones».
Al Instituto Psicode, con sedes en Alicante y en Madrid, llegan cuadros similares. Pero Marina García, su codirectora, cree que se trata tan solo de la punta del iceberg. «Durante el confinamiento la gente estaba en shock. Ahora es cuando muchas personas necesitan asistencia psicológica, pero la incertidumbre económica les retrae. Piensan que se pueden manejar solos y si esperan mucho pueden perderse en el bucle de agotamiento, irritabilidad y trastornos del estado de ánimo en el que se encuentran». La experta, formadora del Colegio de Psicólogos de Madrid, pone el acento en los duelos patológicos. «Muchos han perdido a seres queridos sin poder despedirse y en soledad. Son emociones fuertes sin digerir. Los rituales del tanatorio, el funeral y el encuentro con familiares y amigos, ayudan a manejar el duelo. Quedar privados de todo ello puede conducirles fácilmente a una depresión». Pero hay más tipos de duelo, añade, «como el de la quedarse sin trabajo o sin estatus social. Al final es la pérdida de la identidad de uno mismo».
Asesora de grupos sanitarios en varios hospitales, a los que les proporciona herramientas para gestionar el estrés o el duelo por pérdida de pacientes, García se muestra también preocupada por el estrés postraumático al que se enfrentan miles de enfermeras y médicos, «que rompieron la distancia con los enfermos y establecieron un vínculo con ellos, conscientes de que iban a morir solos. Para salir de esa tristeza deben apoyarse en otros colegas, expresar lo vivido, hablarlo, llorarlo. Cuando evitas conectar con el dolor y lo niegas, se enquista».
El necesario distanciamiento físico para evitar la propagación del virus no ayuda a sofocar el reguero general de desánimo y tristeza. Al contrario. «Todos estamos tocados y esas limitaciones torpedean nuestra línea de flotación como seres humanos. Sin los demás, nuestro yo, que es frágil y vulnerable, se resquebraja», expone Armando Rodríguez, vicepresidente de la Sociedad Científica de Psicología Social y catedrático de la Universidad de La Laguna. «Aunque tenemos las tecnologías y la imaginación, que nos ayuda a mantener cierta integridad del yo, van a quedar secuelas importantes».
Se estima que, desde la irrupción de la covid, las consultas en Atención Primaria por desequilibrios anímicos, y que antes de la pandemia ya representaban una de cada cuatro, han crecido un 15%. Este dato coincide con el incremento de recetas de antidepresivos y ansiolíticos en algunas comunidades, como Andalucía. Pero no hay datos fehacientes al respecto. Aún es pronto para calibrar la profundidad del agujero, coinciden en señalar todos los expertos. Sin embargo, todos los indicios apuntan a que será hondo.
«Mucha gente necesita asistencia, pero la recesión les retrae de
pedirla, y hay un riesgo grande de que se pierdan en el bucle del
agotamiento y el estrés»#Armando Rodríguez#Catedrático en Psicología
Social
Marina García Dra. del Instituto Psicode
«Las restricciones sociales torpedean nuestra línea de flotación como
seres humanos. Sin la relación con los demás, nuestro yo se resquebraja»
Miguel Roca Catedrático en Psiquiatría
«Los ambulatorios van a soportar un fuerte impacto de casos y hay que
reforzarlos con personal y recursos, como la teleterapia, que es eficaz»
Andoni Anseán Presidente de FSME
Tres años
después de que China soportara la embestida del SARS, que en 2003
terminó allí con la vida de 349 personas y de otras 299 en Hong Kong, un
estudio realizado con personal sanitario por investigadores de Beijing
constató que el 40% de los médicos y enfermeros que estuvieron en
primera línea de lucha contra la epidemia seguía arrastrando los efectos
del estrés postraumático.El precedente de la crisis
En España, el psiquiatra Miquel Roca, decano de la Facultad de Medicina de la Universitat de les Illes Balears (UIB) y coordinador del Área de Neurociencias del Instituto Universitario de Investigación en Ciencias de la Salud (IUNICS), lideró un estudio sobre el impacto de la crisis financiera de 2008 en la salud mental. El análisis reveló un incremento del 20% en la atención de cuadros depresivos mayores, un 8% en trastornos de ansiedad, un 5% en el abuso de alcohol y un 2% en dependencia. «Si hace unos meses nos preocupaban los respiradores y las camas, ahora deben preocuparnos los problemas de salud mental. Van a ocasionar un fuerte impacto en los servicios de Atención Primaria y deben reforzarse más que nunca, dotándolos de personal y recursos, como planes de psicoterapia 'online', que se han demostrado eficaces», prescribe.Desde la Fundación Española para la Prevención del Suicidio (FSME), su presidente, el psicólogo Andoni Anseáin lanza la misma advertencia. «No nos preocupan tanto los efectos del confinamiento como todas las restricciones económicas y sociales adoptadas. Nos van a pasar una seria factura. La gente no solo se muere por coronavirus. También por depresión. Se llama suicidio», alerta. «Existe una amplia documentación sobre la relación desempleo-suicidio. Por cada punto que sube el primera ratio, la segunda aumenta en la misma proporción».
Según un informe del Defensor del Pueblo, en la sanidad pública española hay 6 psicólogos por cada 100.000 habitantes, un ratio que se mantiene invariable en la última década y que es tres veces menos que la media europea.
TITULO: Retratos con alma - Nuevo civismo pacense ,.
La periodista Isabel Gemio regresa a la televisión para presentar 'Retratos con alma', el nuevo programa producido por RTVE en colaboración,.Lunes -21- Septiembre a las 22:40 horas en La 1 / foto,.
Nuevo civismo pacense,.
En alguno de mis paseos por el Puente de Palmas de Badajoz, últimamente la ciudadanía pacense camina por su derecha, pegada a la balaustrada correspondiente, en riguroso orden de fila, dejando despejado el centro de la calzada para ciclistas u otros peatones que nos adelantan con prisas. Como consecuencia de la pandemia, sean bienvenidas estas nuevas prácticas a Badajoz para lo que algunos quedamos agradecidos. Aunque todavía nos falta no ocupar las aceras en forma de abanico y que la concejalía de Urbanismo (movilidad) nos aclare por qué parte deben circular los ciclistas y los peatones en los paseos del Rivillas-Calamón y ambas márgenes del Guadiana.
TITULO: DIAS DE TOROS - Los tres puyazos mortales al Toro de la Vega,.
Los tres puyazos mortales al Toro de la Vega,.
foto / La suspensión del festejo que debía celebrarse este martes asesta la que puede ser estocada definitiva para la continuidad de un torneo taurino que hunde sus raíces en el siglo XIV,.
Será la tercera muerte, aunque con métodos diferentes en los últimos cinco años. «La puntilla está dada desde 2015. Esto ya no es el Toro de la Vega sino soltar un toro en una vega, que no es lo mismo», rechaza el presidente de su Patronato, Enrique Carnero. Aquel año, un cambio del Reglamento de Festejos de la Junta de Castilla y León, que prohibió la muerte de animales fuera de los cosos taurinos, acabó con una fiesta que algunas referencias remontan a 1355.
El
morlaco salía de la villa, bajaba por el puente a toda carrera y, en
cuanto entraba en el pinar se abría la veda para que lanceros a pie o a
caballo lo asaetearan. Ganaba el que le asestaba el rejonazo definitivo.
Después, recorría las calles del pueblo con la cola del animal colgada
en la punta de su lanza convertido en héroe. «El torneo consistía en intentar matarle. Era un lucha de igual a igual y podía pasar de todo», insiste en defender Carnero.
'Rompesuelas', un astado de 640 kilos, fue el último que en 2015 sacrificó su vida frente a cientos de lanzas. Aquel año, la tensión entre defensores de los derechos de los animales frente a los puristas de la fiesta alcanzó el paroxismo. Más de 25.000 personas fueron testigos de los insultos, agresiones y carreras que ni siquiera un amplio dispositivo de la Guardia Civil pudo aplacar. Moría una tradición que solo permaneció suspendida entre 1966 y 1970 gracias a una ley franquista contra el maltrato.
La causa animalista llevaba años colocando a Tordesillas en el centro de sus objetivos. Hábiles campañas de demonización en las redes sociales arrastraban cada año hasta esta localidad de 9.000 habitantes a televisiones y corresponsales nacionales y foráneos. «Fue un ataque brutal. Hacían boicot a nuestras redes oficiales. Parecía que todos en el pueblo pensábamos igual», recuerda el alcalde Miguel Ángel Oliveira.
Un estudio que acaba de publicar la revista científica 'Journal of Consumer Research' y que ha realizado un equipo de expertos de la Universidad Pontificia de Comillas concluye que «el Toro de la Vega pasó de ser una tradición a proteger a una práctica indeseable: una vez se había erosionado su legitimidad, la prohibición del torneo fue sencilla», explica una de sus autoras, Carmen Valor. Su equipo analizó, uno a uno, más de seis mil mensajes cruzados en redes sociales entre 2014 y 2016.
También en su autobiografía 'Manual de resistencia', el actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, admite que llamó a un 'reality' de Telecinco en 2014 para defender la causa animalista. Quería parar la derrama de votantes aunque eso supusiera dejar sin 'capote' al entonces alcalde de la villa, el socialista José Luis González Poncela. En Tordesillas, la defensa del Toro de la Vega era hasta entonces el único consenso entre sus políticos. Tres años después, Sánchez le pidió perdón en una visita a Valladolid.
A partir de 2016 el nuevo festejo quedó reducido a la suelta de un toro por el campo, aunque se volvieron a repetir los insultos y agresiones entre detractores y defensores. Vecinos de Tordesillas llegaron a arrojar bolsas de ratones vivos a los animalistas mientras se manifestaban tras una pancarta: 'Tordesillas no se rinde'. Fue un nuevo tiempo que inauguró 'Pelado', de 670 kilos, que salió vivo de la capea popular pero al que le esperaba el sacrificio del matarife, tal y como exige la nueva normativa.
La lucha sobre el terreno tuvo su continuidad en los tribunales con otra derrota sin paliativos de los tradicionalistas. En 2019, el Tribunal Supremo ni siquiera admitió a trámite un recurso municipal contra la sentencia del Tribunal Superior de Castilla y León que ratificó el nuevo reglamento regional de festejos.
El fin del sacrificio en el campo del Toro de la Vega ha sido «la punta del iceberg» que ha acabado con otras fiestas como el toro embolado (antorchas en los cuernos) de Fuentelapeña (Zamora) o el toro embolado de Astudillo (Palencia).
Tras este silencio de 2020, en la que podría ser la tercera muerte del Toro de la Vega, el futuro pasa por mejorar el reglamento del propio torneo para poder volver a utilizar morlacos de seis años y sin afeitar. «Ahora no es ni festejo tradicional ni encierro. y el toro va 'afeitado'. Hemos esperado al fin de la vía judicial para adaptarnos», admite el alcalde. Desde el Patronato aún sueñan con «mantener la llama y la historia por si suena la flauta un día», afirma Enrique Carnero. Un sueño que parece una quimera. «Sabíamos que las cosas iban a cambiar, que la gente joven está cambiando. Pero no así», concluye Miguel Ángel Oliveira.
'Rompesuelas', un astado de 640 kilos, fue el último que en 2015 sacrificó su vida frente a cientos de lanzas. Aquel año, la tensión entre defensores de los derechos de los animales frente a los puristas de la fiesta alcanzó el paroxismo. Más de 25.000 personas fueron testigos de los insultos, agresiones y carreras que ni siquiera un amplio dispositivo de la Guardia Civil pudo aplacar. Moría una tradición que solo permaneció suspendida entre 1966 y 1970 gracias a una ley franquista contra el maltrato.
La causa animalista llevaba años colocando a Tordesillas en el centro de sus objetivos. Hábiles campañas de demonización en las redes sociales arrastraban cada año hasta esta localidad de 9.000 habitantes a televisiones y corresponsales nacionales y foráneos. «Fue un ataque brutal. Hacían boicot a nuestras redes oficiales. Parecía que todos en el pueblo pensábamos igual», recuerda el alcalde Miguel Ángel Oliveira.
Un estudio que acaba de publicar la revista científica 'Journal of Consumer Research' y que ha realizado un equipo de expertos de la Universidad Pontificia de Comillas concluye que «el Toro de la Vega pasó de ser una tradición a proteger a una práctica indeseable: una vez se había erosionado su legitimidad, la prohibición del torneo fue sencilla», explica una de sus autoras, Carmen Valor. Su equipo analizó, uno a uno, más de seis mil mensajes cruzados en redes sociales entre 2014 y 2016.
También en su autobiografía 'Manual de resistencia', el actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, admite que llamó a un 'reality' de Telecinco en 2014 para defender la causa animalista. Quería parar la derrama de votantes aunque eso supusiera dejar sin 'capote' al entonces alcalde de la villa, el socialista José Luis González Poncela. En Tordesillas, la defensa del Toro de la Vega era hasta entonces el único consenso entre sus políticos. Tres años después, Sánchez le pidió perdón en una visita a Valladolid.
A partir de 2016 el nuevo festejo quedó reducido a la suelta de un toro por el campo, aunque se volvieron a repetir los insultos y agresiones entre detractores y defensores. Vecinos de Tordesillas llegaron a arrojar bolsas de ratones vivos a los animalistas mientras se manifestaban tras una pancarta: 'Tordesillas no se rinde'. Fue un nuevo tiempo que inauguró 'Pelado', de 670 kilos, que salió vivo de la capea popular pero al que le esperaba el sacrificio del matarife, tal y como exige la nueva normativa.
La lucha sobre el terreno tuvo su continuidad en los tribunales con otra derrota sin paliativos de los tradicionalistas. En 2019, el Tribunal Supremo ni siquiera admitió a trámite un recurso municipal contra la sentencia del Tribunal Superior de Castilla y León que ratificó el nuevo reglamento regional de festejos.
El fin del sacrificio en el campo del Toro de la Vega ha sido «la punta del iceberg» que ha acabado con otras fiestas como el toro embolado (antorchas en los cuernos) de Fuentelapeña (Zamora) o el toro embolado de Astudillo (Palencia).
Tras este silencio de 2020, en la que podría ser la tercera muerte del Toro de la Vega, el futuro pasa por mejorar el reglamento del propio torneo para poder volver a utilizar morlacos de seis años y sin afeitar. «Ahora no es ni festejo tradicional ni encierro. y el toro va 'afeitado'. Hemos esperado al fin de la vía judicial para adaptarnos», admite el alcalde. Desde el Patronato aún sueñan con «mantener la llama y la historia por si suena la flauta un día», afirma Enrique Carnero. Un sueño que parece una quimera. «Sabíamos que las cosas iban a cambiar, que la gente joven está cambiando. Pero no así», concluye Miguel Ángel Oliveira.
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