viernes, 24 de febrero de 2023

Juego de Niños - Ajedrez - La Virgen del Camino acoge el Torneo Social de Invierno , . Sábado -4- Marzo ,. / LA PANTERA ROSA - Y LUKE LUKE - La verdad es todo aquello,. / EL CLUB COMEDIA - Años más tarde,.

 

      TITULO:  Juego de Niños -   Ajedrez - La Virgen del Camino acoge el Torneo Social de Invierno,. Sábado -4 -Marzo   ,.

Juegos de niños,.

  Sabado -4- Marzo  a las 22:00 por La 1, foto,
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 Juego - Ajedrez - La Virgen del Camino acoge el Torneo Social de Invierno,.

  Ajedrez - La Virgen del Camino acoge el Torneo Social de Invierno,.

 

Tendrá lugar este domingo, en horario de mañana y tarde, en la biblioteca de la localidad leonesa en modalidad suizo 15+3,.

La Virgen del Camino acoge el Torneo Social de Invierno

El Club de Ajedrez de La Virgen del Camino organiza este domingo el Torneo Social de Invierno en la biblioteca de la localidad virginiana.

En horario de mañana y tarde, en él pueden participar quienes ya son socios del club y todas las personas que quieran serlo para el año 2023; previo abono de la cuota para ese próximo año.

La modalidad competitiva será el sistema suizo a siete rondas de 15 minutos más tres adicionales y habrá premio para los tres primeros clasificados en categoría general, sub14 y sub10. 

 

TITULO:  LA PANTERA ROSA - Y LUKE LUKE -  La verdad es todo aquello,.

LA PANTERA ROSA - Y LUKE LUKE -  La verdad es todo aquello , fotos,.

 La verdad es todo aquello,.

«Precisamente lo que me calma es estar sumergida en la búsqueda, creer, por unos instantes, que atrapo algunos retazos de verdad. Aunque sé de sobra que la verdad nunca se alcanza»,.

Palabras que permanecen Aquí para siempre

Los catorce relatos que conforman Aquí para siempre, la primera obra de Mónica Sánchez, publicada en Piedra Papel Libros, derriban al lector ante esa prosa lírica, tan cotidiana, como desasosegante, de la que la autora hace gala en cada texto. A través de estas historias y de sus protagonistas, Mónica nos invita a ser partícipes de verdaderos dramas que se cuelan en nuestra vida, sin previo aviso, o quizás, a reconocernos en esos secretos que nos sitúan delante de nosotros mismos, en territorios inquietantes o extraordinarios. 

 

- La primera narración, «Latas de sardinas», nos muestra, a modo de declaración de intenciones, cómo el mundo industrializado y las grandes tragedias tiñen de negro nuestra realidad más íntima. El desastre de Chernobyl obliga a una familia, durante una semana, a alimentarse únicamente de dichas conservas. Lógicamente, al final de aquellos terribles días, la protagonista se dijo a a sí misma «que cuando fuese mayor no volvería a probarlas nunca más. Yo tenía 13 años y ahora me doy cuenta de que existe un momento en la vida en la que la puerta de la infancia se cierra de golpe y porrazo». ¿Crecer es, precisamente como se dice en este relato, «ir intercambiando lo que llevas en los bolsillos»?,.

 

La protagonista de «Latas de sardinas» sufre una pérdida a una edad muy temprana. Una tragedia familiar. A pesar de ello, y en contraste con el bloqueo emocional en el que se encuentran sus padres, ella tiene que seguir yendo al colegio o jugando en la calle, en una época en la que el país está cambiando hacia un turismo y un comercio más moderno y globalizado. Ella lanza la piedra que guarda en el bolsillo y la cambia por un cupón de un punto para un viaje a las Islas Canarias que le dan en un nuevo supermercado que han abierto en la ciudad. Algo insignificante, pero, al fin y al cabo, un gesto de luz e ilusión, aunque sea engañoso y tenga pocas posibilidades de ganar el sorteo. Por otro lado, en un sentido metafórico, crecer también puede ser llenar los bolsillos de responsabilidades, que no tienen por qué ser hostiles, pero sí conllevan obligaciones, y las horquillas o caramelos son sustituidas por las monedas o llaves.

- En el segundo cuento, una mujer se queda embarazada, tras haber conocido a su pareja, Darío, en una reunión del Movimiento por la Extinción Humana Voluntaria. ¿La realidad nos va revelando, poco a poco, sus contradicciones, sin que apenas nos demos cuenta?

Todos podemos ser contradictorios en algunos aspectos e ideas, ante las situaciones en las que la vida nos va colocando, como le sucede a la protagonista de este relato, titulado «Gracias por no reproducirte», porque hay un mundo fuera y dentro de nosotros. Y no creo que haya nada malo en ello. Contradecirse también es abrir una ventana a la imaginación.

- La dicotomía entre la vida y la muerte aparece también representada en «Lorelei», un maravilloso homenaje a Silvia Plath, en el que descubrimos a Noelia, una joven que trabaja para una línea telefónica de asistencia al suicidio y que un día recibe una llamada especial. ¿Dónde radica la verdad de este tema? O quizás, «¿la verdad solo esté debajo de la piel?».

Para Sylvia Plath escribir era un acto de rebeldía y una forma de enfrentarse a sus demonios. La poeta escribió en su diario: «En mí el presente es eterno, y lo eterno siempre se mueve, fluye, se disuelve. Ese instante es la vida y cuando ha pasado está muerto». En «Lorelei», Noelia se encuentra con un personaje espejo. Su acto de rebeldía es salvarlo de lo que ella teme. Tiene su verdad que, precisamente, como para la maravillosa Plath, no es tener presente el futuro.

- Con un tinte melancólico, retratas no solo el mundo en el que tus personajes viven, sino también en el que se desenvuelven, con especial referencia a la música y a los artistas que estos escuchan. Así, en «Can't get you off my mind», asistimos a la obsesión de la protagonista por Lenny Kravitz y al delirio de creer que este forma parte de su cotidianidad. Cuéntanos cuáles son tus canciones favoritas, como esas listas del uno al cinco, que realizan tus criaturas…

¡En los últimos años nos asaltan las listas! Los libros más vendidos, las razones por las que dejar a tu pareja, la del supermercado… Y lo más difícil es determinar qué ponemos antes y qué después. Dentro mis preferencias musicales cabe todo tipo de géneros, como el lector puede apreciar en Aquí para siempre.

- En otro de los cuentos, «Programadas», te adentras, con especial ternura, en el terreno de la ciencia ficción y, a través de la trama que magistralmente desarrollas, nos llevas a preguntarnos, si en ocasiones no son las máquinas las verdaderas víctimas de nuestros estúpidos comportamientos. ¿Qué opinas, al respecto?

¡Gracias por vuestras palabras! La coprotagonista de «Programadas», Petra, es un robot amable que vende entradas en un teatro y pasa su tiempo libre viendo vídeos de gatitos en YouTube. No estoy muy segura si la tecnología que nos rodea se asemeja a ella. En todo caso, nos ayuda en la vida diaria, pero también, a través de ella, nos manipulan, nos cambian los hábitos e incluso el comportamiento. Creo que la ciencia es un gran instrumento para observar el mundo y que la tecnología debería ser un medio y no un fin.

- Sin duda, nos hallamos ante historias valientes, llenas de emoción, protagonizadas por mujeres que se enfrentan con una gran humanidad a la adversidad que las rodea, porque, como señalas en «Jarrones», cuando el mundo se para «es increíble la habilidad que poseen las emociones para mezclarse entre ellas, para cubrirse y desenterrarse las unas a las otras». Explícanos, un poco, las claves de este precioso relato.

Todas las protagonistas asumen su vulnerabilidad ante el miedo que provoca la pérdida, la soledad o la maternidad, y eso no las paraliza. La protagonista de «Jarrones» recibe un mensaje en el móvil de su pareja que ha muerto. «Te echo de menos», le dice el supuesto. A partir de ahí, ella se lanza a averiguar qué puede estar pasando. Contesta al mensaje. Irrumpe algo inesperado, como en otros cuentos del libro, que da lugar por un momento a la convivencia entre lo posible y lo imposible. Es una historia donde las emociones se mezclan, como en un duelo, donde aparecen recuerdos que te hacen reír o te provocan el llanto.

- El deseo también está presente en «Un western gallego». Un hombre sueña con rodar una película del oeste en esas tierras y el arrojo lo protagoniza, de nuevo, una mujer que adopta una firme postura, tras años de aparente indecisión, ya que «seguramente en la vida para sopesar la felicidad no queda más remedio que sobrellevar la desilusión». ¿Qué le hace feliz a Mónica Sánchez?

¡Muchas cosas! Una de ellas es escribir historias. En «Un western gallego», una mujer regresa a sus orígenes, a una aldea de Galicia, acompañada de sus hijas y su nieta, para vender las tierras que le han tocado después de una partición, que se había estancado en el tiempo. Allí se encontrará con viejas rencillas y también con un personaje asombroso que sueña con rodar un western en tierras húmedas y verdes, donde se cultivan maizales y crecen los castaños y los robles. Es una historia de generaciones, en la cual las oportunidades que creían tener, con el paso del tiempo, se han ido desvaneciendo.

- ¿Es más difícil irse o quedarse?

Es una pregunta difícil para mí porque yo no he me he visto en la situación de tener que migrar para reconstruir una vida mejor. Creo que tanto irse como quedarse conllevan dificultades y que se trata de una decisión compleja.

- ¿Crees que vivimos en una sociedad que no nos enseña a quedarnos?

Creo que la sociedad, en múltiples casos, se muestra indiferente ante la problemática de la migración forzada a causa de la pobreza, de los conflictos bélicos o de las situaciones político-económicas de un país. Quizá lo que la sociedad no nos enseña, o más bien, no nos acaba de concienciar son las desigualdades.

- En otras historias, subyace la idea de que todos somos narradores poco fiables de nuestra propia vida, porque escribimos y hablamos para defendernos de ella, para autojustificarnos siempre. ¿Crees que la escritura nos permite jugar a que las cosas pasen, a que nos pasen?

Sin duda. Antonio Tabucchi decía que escribía «Porque estamos aquí, pero querríamos estar allí».

- ¿Piensas acaso, como Talleyrand, que la palabra nos ha sido dada para ocultar nuestros propios pensamientos?

El mundo puede ser un diálogo de sordos. Un ejemplo lo tenemos en los medios de comunicación donde podemos encontrar largas parrafadas que no significan nada, palabras huecas que rizan el rizo.

- El mundo es un lugar lleno de posibilidades, nos dices, a través de tus personajes. Ojalá…

Ojalá… Es bueno creerlo a pesar de los tiempos que corren.

Gracias, Mónica, por estar aquí, en el mundo de la Literatura. Desde él animamos a nuestros lectores a visitar nuestro blog latintaentretusdedos.com y a seguirnos en nuestras redes sociales @tintaentusdedos para ver el vídeo donde la autora nos presenta su primer y prometedor libro de relatos y para descubrir siempre juntos nuevas lecturas. 

 

TITULO: EL CLUB COMEDIA - Años más tarde,.

Años más tarde,.

«Aún no sospechaban cómo escocía el drama cuando era real, qué mal iluminado estaba por la vida, qué triste era su escenografía. Porque cuando aún no se ha vivido suficiente, el drama atrae, la tragedia fascina»,.

A todas las mujeres Lejárraga…

foto / En la novela La mujer sin nombre, de Vanessa Montfort, se nos recuerda que «la tarea del escritor es dominar la vida, sondear las almas, aclarar los sentimientos», pues «el arte requiere decisión y, por lo tanto, no se debe contar solo con la inspiración, es preciso trabajar como labriegos y amar la tarea del oficio diario». Es incuestionable, además, que «el dolor es un alimento para el espíritu del artista», pero, «¿acaso la mayoría de la gente conocía el significado de ser autor? ¿Ni cuál era su patrimonio?».

La protagonista de esta historia es la escritora María de la O Lejárraga, nacida en 1874, la mujer que «pudo caer en su propia trampa. Una pigmaliona que se inventó al hombre del que enamorarse. O al menos una parte. Y, para poder admirarlo como quería, le insufló su talento», apostando todo a una carta, su vocación y sus sentimientos, pesándole en su vejez, que pasó en Buenos Aires, «el recuerdo de las penas inútiles», tras treinta y tres años fuera de España, exiliada, sin patria y sin reconocimiento.

María es «la mujer sin nombre», de la novela homónima de Vanessa Montfort, la esposa del dramaturgo y empresario teatral Gregorio Martínez Sierra, la que fue amiga de personalidades tan importantes para nuestra cultura como Juan Ramón Jiménez, Joaquín Turina, María Guerrero o García Lorca, a la que Galdós aconsejó: «Tú sigue escribiendo. No la abandones nunca y ella no te abandonará a ti. La Literatura es lo único que te hará sobrevivir a aquello que venga». A eso se dedicó la Lejárraga, a escribir y a vivir, entre bambalinas, sin reivindicarse, la intensa actividad teatral de la España de principios del siglo XX. María era la estrella y Gregorio, la sombra que acechaba sus textos, que la traicionó con una actriz, Catalina Bárcena, que se cruzó en su camino, como si se tratara del típico argumento de una obra de alta comedia benaventina.

Dos mujeres, María y Catalina, condenadas a no entenderse: la primera tuvo que soportar la traición de su marido y la segunda, se vio obligada a representar una obra que aquella había escrito a su medida, titulada La mujer, cuyo argumento giraba en torno a «una joven esposa traicionada, que descubría que su marido la engañaba con otra», tal vez porque las relaciones de amor son «una lucha en la cual no cabe compasión por el adversario», o quizás porque Lejárraga comprendió que lo mejor era «hacerle caso a Goethe cuando dijo eso de: «Si tienes un monstruo, escríbele»».

Siendo, indubitablemente, la dramaturga española más prolífica de todos los tiempos, autora de obras tan célebres como Canción de cuna, llevada al cine en cinco ocasiones, o del libreto de El amor brujo, de Falla, María de la O Lejárraga vivió también la perfidia del mismísimo Walt Disney cuando este le plagió el argumento para su conocida película de animación La dama y el vagabundo. Su intensa vida personal y literaria, fue acompañada de un férreo compromiso político, pues, además, fue diputada por la Segunda República y fundadora de proyectos pioneros para los derechos y las libertades de las mujeres. Así, en 1933, «mientras Gregorio y Catalina posaban ante los flashes humeantes y aparatosos de Hollywood, otro mucho más modesto iluminaba a María al llegar de nuevo a Granada convertida ya en parlamentaria», lugar en el que pronunció un discurso por y para las mujeres, cuyo final lo declamó conteniendo la respiración: «Estudien. Busquen libros. Las quiero a ustedes, futuras mujeres de España, apasionadas e ilusionadas. Nunca el saber ha cortado las alas del ensueño. Aprenderéis a amar al pueblo, aprenderéis a indignaros ante la ignorancia, aprenderéis a aborrecer el privilegio, aunque pertenezcáis a las clases privilegiadas, a detestar la guerra, a desear apasionadamente la igualdad». Solo cuatro años más tarde, en 1937, coincidiendo con la Guerra Civil española, la vida de María Lejárraga «dejó de tener sentido. Así, sin más. Como escribiría en su diario una de esas noches insomnes, «sin patria, sin familia, sin anhelo», preguntándose si agarrarse a la esperanza, «como a una justificación de vivir. Serviremos de algo ya que la vida no sirve para nada». Era el momento en el que María se encontraba en Suiza, como agregada comercial, pasaje diplomático que le proporcionó su amiga y diputada por Oviedo, Matilde de la Torre.

En La mujer sin nombre, María es rescatada del injusto olvido creador, cuando una compañía teatral quiere representar Sortilegio, pero, ante todo, pretende desentrañar las claves de su vida. Sin embargo, la novela de Montfort no es solo la biografía novelada de María de la O Lejárraga, sino que también es la crónica de otras muchas mujeres que vivieron con fugacidad y nerviosismo los felices años veinte: Carmen de Burgos, Zenobia Camprubí, María Teresa León, María de Maeztu, Margarita Nelken, Victoria Kent, Clara Campoamor, Elena Fortún…; mujeres que convivieron en lugares tan relevantes como el Lyceum Club o la Residencia de Señoritas, en Madrid, en medio de una «nueva complicidad desconocida, porque no nacía de sus similitudes sino de sus diferencias», aquellas que vibraron con la proclamación de la Segunda República, en 1931, para quienes Fernando de los Ríos, Ministro de Justicia del gobierno presidido por Niceto Alcalá Zamora, tenía reservados cargos importantes como la Dirección General de Prisiones o la Presidencia del Patronato de Protección de la Mujer, en los casos de Victoria Kent y María Lejárraga, respectivamente.

Esta novela, la última publicada por Vanessa Montfort, tuvo su adaptación teatral, bajo el título Firmado Lejárraga, dirigida por Miguel Ángel Lamata. En esta línea, la escritora participó también en el documental ficcionado titulado A las mujeres de España. María Lejárraga, dirigido por Laura Hojman, que fue nominado a mejor documental en los Premios Goya y a los Premios Feroz, categoría de no ficción, en 2022. Asimismo, la autora de La mujer sin nombre obtuvo el XI Premio Ateneo Joven de Sevilla con su primera novela, El ingrediente secreto (2006), aunque su confirmación como novelista le llegó al ganar, con su segunda novela Mitología de Nueva York, el Premio Ateneo de Sevilla en 2010. En 2014, publicó su tercera novela, La leyenda de la isla sin voz, que también fue galardonada con el Premio de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza. En 2016, el mismo año en el que, junto a Lamata, fundó la productora Bemybaby Films, con la que produjo su primer largometraje, Nuestros amantes, publicó su cuarta novela, Mujeres que compran flores; y, en 2019, El sueño de la crisálida.

Montfort novela la vida de María de la O Lejárraga, dejando claro que «el escritor era quien realizaba el acto de escribir. Pero, más allá de eso, ser escritor era una mirada ante el mundo. Escritor era quien tomaba la realidad y la secuestraba en su cabeza hasta convertirla en literatura. El escritor nace y al abrir los ojos para mirar al mundo ya empieza a transformarlo». Montfort, en La mujer sin nombre, reivindica que «la propiedad intelectual de María Lejárraga había sido expropiada. ¿Por mujer? ¿Por amor? ¿Por exiliada? ¿Por una serie de decisiones tomadas demasiado pronto? Daba igual. Lo único diáfanamente claro era que debería serle devuelta», antes de que el tiempo resuelva, estimados lectores y seguidores de leonoticias.com y del blog latintaentretusdedos.com, cuánto «necesitará el alma para descansar de una vida».

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