TÍTULO: ENREDATE, DESAYUNO, CENA, SABADO, DESCUBRAMONOS ANTE LA SOLIDARIDAD,.


Desde mediados del presente siglo se fue transmitiendo, tanto desde
la ciencia como desde los organismos sanitarios mundiales, una imagen optimista
sobre la lucha que se estaba llevando a cabo contra las enfermedades epidémicas
(1).
La idea fue expresada, entre otros, por el premio Nobel de medicina de
1960, Sir Mcfarlane Burnet, al escribir que los países civilizados
del mundo habían eliminado ya todas las enfermedades pestilenciales,
la peste misma, el cólera, el tifus, la viruela, el paludismo y
la fiebre amarilla. Igualmente afirmaba que la disentería infantil,
la escarlatina y la difteria, que fueron las causas de la mayor parte de
la mortalidad infantil en el siglo XIX, eran raras y, en general, benignas
(2).
La culminación de esa lucha se produjo, posiblemente, con la erradicación
de la viruela hace ahora dos décadas, después de que se iniciara
en 1967 una campaña sistemática de vacunación de la
población de los más de 30 países en donde la enfermedad
todavía era endémica
(3) .

Sin embargo, la aparición en este último decenio del siglo
XX de brotes de peste bubónica, cólera, malaria, tuberculosis,
fiebre amarilla o difteria en algunos países que parecían
haber erradicado esas enfermedades tan apenas veinte años antes
han dado alas a las tesis pesimistas sobre el estado de salud de la población
mundial. Algunas de esas epidemias como la malaria, la peste o el cólera
se han convertido en estos últimos años en auténticas
pesadillas para muchos países en vías de desarrollo. Una
nueva epidemia, la del sida, el ejemplo con más impacto mediático
de las llamadas enfermedades emergentes, es decir, las que son consecuencia
de gérmenes patógenos nuevos, ha venido a ennegrecer todavía
más el panorama sanitario mundial. Lo que sí es un dato objetivo
es que, en total, las enfermedades infecciosas están causando la
muerte anual de más de diecisiete millones de personas en todo el
planeta, según la Organización Mundial de la Salud.
La finalidad de esta comunicación consiste, en primer lugar,
en exponer la situación de los riesgos epidémicos actuales
en el contexto iberoamericano desde una perspectiva geográfica,
y confirmar o no para esa región lo que ya se denomina el retorno
de las plagas, entre otras expresiones, término que trata de sintetizar
en pocas palabras la nueva situación sanitaria mundial sobre las
enfermedades epidémicas
(4). A continuación,
pretendemos analizar las causas de la nueva situación. Esto nos
obligará a un acercamiento al problema desde la interdisciplinariedad.
A este elemento metodológico hay que añadir una idea no menos
trascendente si queremos estudiar eficazmente el problema de las epidemias
en este cambio de siglo: la imposibilidad de separar o fragmentar el espacio
iberoamericano del resto del planeta en el tema del retorno de las plagas.
Éstas deben contemplarse, sin duda, desde una perspectiva que tenga
en cuenta el acentuado proceso de globalización al que estamos asistiendo,
incluyendo el epidemiológico, y también su antídoto
más eficaz o sea una medicina lo más universal posible
(5).
Por último, trataremos de extraer las conclusiones pertinentes.
El retorno de las plagas, hoy.
El último informe de la Organización Mundial de la Salud
señala que en el continente americano, a pesar de los marcados contrastes
entre sus estados y en el interior de cada país, se han experimentado
significativos avances en la salud de su población, manifestados
en el incremento de la esperanzada vida, pasando de 67 años en 1975
a 73 en 1997, en importantes reducciones de la mortalidad infantil y de
las tasas de mortalidad en numerosas enfermedades, y también en
mejoras en el control de buena parte de las enfermedades epidémicas
(6).
Aquel organismo internacional ha señalado asimismo que el número
de casos de diarreas agudas se ha reducido notablemente al igual que el
número de muertes por infecciones intestinales y respiratorias.
La región permanece libre de poliomielitis y se han realizado enormes
progresos en la lucha por la eliminación de la lepra
(7),
del tétanos neonatal y del sarampión, aunque en este último
caso con fuertes contrastes regionales. Por ejemplo, en Cuba no se ha notificado
sarampión desde 1993, dándose por eliminado; en cambio, en
Brasil se inició a finales de 1996 una intensa epidemia en los estados
de Sâo Paulo, Bahía y Minas Gerais que en setiembre de 1997
había registrado ya 8.872 afectados. Las causas de la epidemia estuvieron
relacionadas con la insuficiencia en la cobertura de los programas de vacunación
llevados a cabo en ese país
(8).
A pesar de los avances en la salud de la población, tanto a escala
iberoamericana como mundial, a la hora de definir la situación actual
frente a la enfermedad infecciosa, tanto en los ambientes más especializados,
entre ellos la misma OMS, como en los medios de comunicación, se
habla del regreso de las epidemias. En concreto, esa organización
internacional señala para el continente americano que la epidemia
del sida continúa, mientras que la malaria ha extendido sus fronteras
y que ha aumentado la población con alto riesgo de contraerla, incrementándose
además de manera regular su morbilidad desde hace algo más
de dos décadas. Algo similar se observa con el dengue, que sigue
siendo una grave amenaza, la fiebre amarilla, la enfermedad de Chagas o
el cólera, enfermedad que se ha hecho endémica en varios
países del continente
(9). Otras plagas
como la peste, la encefalitis equina o las provocadas por hantavirus son,
asimismo, de gran trascendencia para la salud de las personas. Por ejemplo,
por lo que se refiere a la peste, catalogada históricamente por
muchos autores como la peor de las plagas, había reducido su amenaza
de manera especial en las últimas décadas gracias al impacto
de los antibióticos, los insecticidas y las nuevas medidas de control,
pero todavía se siguen produciendo epidemias cíclicas en
América y en otros continentes. En 1992 la peste se presentó
en Estados Unidos, con diecinueve casos y dos muertos, así como
en Brasil y Perú.
TÍTULO: QUE HAY DE NUEVO,Kenneth Branagh, es un director, guionista y actor ,.
Kenneth Branagh--foto,.
Sir Kenneth Charles Branagh /ˈkɛnɪθ tʃɑːlz ˈbrænə/ (
Belfast,
Irlanda del Norte,
Reino Unido;
10 de diciembre de
1960) es un
director,
guionista y
actor cinematográfico y
teatral norirlandés.
Es muy reconocido por haber dirigido y/o actuado en muchas adaptaciones
de obras clásicas shakesperianas en el cine, de las cuales sobresalen
Enrique V (1989; por la cual fue nominado al Óscar como
mejor director y
mejor actor),
Otelo (1995) y
Hamlet (1996; por la cual fue nominado al Óscar al
mejor guion original), muchas de ellas en las cuales colaboró con su ex esposa, la actriz
Emma Thompson.
Como actor, su presencia ha sido destacada en producciones tanto de cine como de televisión, como
Wild Wild West (1999),
The Road to El Dorado (2000),
La solución final (2001),
Harry Potter y la cámara secreta (2002),
Valkyrie (2008), entre otras. En 2011, fue nominado al Óscar como
mejor actor de reparto al encarnar a
Laurence Olivier en la cinta
My Week with Marilyn.
Como director, su diverso trabajo también ha sido reconocido. Algunas de sus producciones son
Morir todavía (1991),
Swan Song (1992; por la cual fue nominado al Óscar al
mejor cortometraje) y
Frankenstein de Mary Shelley (1994). En 2011, dirigió la superproducción
Thor, que fue un éxito de taquilla a nivel mundial, recaudando más de 400 millones de dólares.
Branagh es uno de los directores/actores más respetados en su país, y
ha acaparado candidaturas a los premios más prestigiosos del cine,
entre ellos, cinco nominaciones al
Óscar, cinco nominaciones al
Globo de Oro y ha sido premiado con un
Emmy y tres
BAFTA.
Biografía
Su nombre completo es Kenneth Charles Branagh. Es el segundo de tres hijos en una familia
protestante de la clase obrera. Se trasladaron a
Reading,
Inglaterra,
cuando él tenía 9 años, para escapar a la violencia de la zona. Ken
tuvo un conflicto de identidad que le hizo adoptar el acento inglés en
su escuela mientras se mantenía irlandés en casa. Fue capitán del equipo
de
rugby y de
fútbol y se enroló en la revista local, escribiendo críticas de libros infantiles. Pero fue cuando tenía 15 años, al ver a
Derek Jacobi en el papel de
Hamlet, cuando decidió ser
actor.
A los 18 ingresó en la
Royal Academy of Dramatic Art,
cuyo director, Hugh Crutwell, sería mucho más tarde su ayudante y
referencia en muchas películas. Nada más terminar la escuela, realizó el
papel secundario en la obra
Another country, que le valió muchos premios y aclamaciones. Pero fue su papel como
Enrique V para la
Royal Shakespeare Company (
RSC)
a la edad de 23 años, la que aseguró su posición como nuevo talento de
la escena británica tanto en la dirección como en la interpretación.
En 1987 fundó, junto con su colega en
Another country, David Parfitt, una nueva compañía, que fue nombrada
Renaissance, con un principio algo desfavorable: la producción
Public Enemy,
escrita, dirigida y protagonizada por Kenneth Branagh, recibió muchas
críticas negativas (especialmente dedicadas a su megalomanía).
Afortunadamente, las producciones de RTC de
Noche de Reyes (dirigida por Kenneth), de
Mucho ruido y pocas nueces (con Keneth como protagonista), y
Hamlet (también en el papel principal), fueron recibidas con la aclamación crítica. La prensa le etiquetó como "el nuevo
Olivier".
Durante el período agitado del nacimiento de la
Renaissance, continuó trabajando en proyectos de televisión y de cine. Uno de ellos la mini-serie de
BBC Fortunes of war. Su actriz principal era
Emma Thompson.
Los dos acabaron enamorándose en el rodaje. Se casaron tres años más
tarde en 1989 y después de catapultarse en sus distintas carreras
cinematográficas se les conoció internacionalmente como "Ken y Em", "la
pareja Real del cine inglés". Sus diferentes proyectos los llevaron a
distanciarse y anunciaron su separación el 30 de septiembre de 1995.
Su siguiente película,
Morir todavía fue su primera experiencia con un gran estudio, la
Paramount. Film que homenajea el cine negro. Hizo a los críticos que ahora le comparasen con
Welles. La película fue un éxito y le permitió rodar la comedia de bajo presupuesto
Los amigos de Peter y después trasladarse a la
Toscana para rodar
Mucho ruido y pocas nueces.
Mary Shelley's Frankenstein fue una de las producciones más caras de 1994 y probablemente la mejor y más fiel adaptación de la obra de
Mary Shelley.
Intervino como director y actor. Pese a ser considerada un fracaso
comercial, llegó a producir 106 millones de dólares de beneficio.