TITULO: Metrópolis - Francisco Alcedo: La épica muerte del capitán español que se negó a postrarse ante la Pérfida Albión en Gibraltar ,.
El lunes -4- Septiembre , los lunes a partir de las 00:30, en La2, foto,.
Francisco Alcedo: La épica muerte del capitán español que se negó a postrarse ante la Pérfida Albión en Gibraltar,.
En junio de 1805 este marino recibió el mando del navío «Montañés», el mismo en el que fallecería en Trafalgar combatiendo contra los ingleses,.
Se dice que, antes de morir tras recibir el impacto de una bala de cañón, instó a sus oficiales a acercarse más al enemigo para abordarle,.
Anteriormente había combatido también en el asedio de Gibraltar. Tras ser herido, se negó a abandonar su puesto,.
Ni todas las victorias son gloriosas, ni todas las derrotas son vergonzosas. Si algo demostró el capitán Francisco Alcedo y Bustamante fue que es posible ser elevado hasta el pedestal de héroe de la patria a pesar de ser vencido en batalla.
Así lo demostró en 1782 cuando se negó a retirarse del Gran Sitio de Gibraltar tras haber sido violentamente herido. Y lo mismo sucedió después del combate de Trafalgar contra la Pérfida Albión . En esta última contienda, de hecho, el marino se batió gallardamente contra los hombres del sobrevalorado Horatio Nelson hasta que una bala de cañón le destrozó la espalda y acabó con su vida. Incluso entonces (y según narran algunas fuentes) se cuenta que sus últimas palabras dejaron boquiabiertos a sus subordinados: «He dicho que orcen, que quiero arrimarme más a ese navío de tres puentes, batirme a quemarropa y abordarle».
Francisco Alcedo y Bustamante vino al mundo en 1758 en Santander. Poco después, tras sentar plaza de Guardiamarina en 1774, se hizo conocido por ser un muchacho « aplicado y estudioso » (según narra el Ministro de Marina español del siglo XIX Francisco de Paula Pavía y Pavía en su obra « Galería biográfica de los generales de marina, jefes y personajes notables que figuraron en la misma corporación »). Con esa reputación se embarcó primero en el navío « Paula » y, posteriormente, en el jabeque « Gamo ». En los años siguientes (y hasta 1780) trasbordó de bajel en bajel y se fue curtiendo en los mares.
Sin embargo, no fue hasta la década de los 80 cuando Alcedo participó en su primera contienda con nombre y apellidos. Esas que son recordadas por los marinos siglos después. «Se halló en la expedición contra Panzacola [ Pensacola ] en 1781, mandando la lancha armada de su fragata, protegiendo el desembarco de las tropas». La contienda (en la que el archiconocido Gálvez se ganó el apodo de « Yo solo ») le hizo ganar prestigio. Y, además, le permitió foguearse y prepararse para lo que le esperaba.
«[Luego] pasó á la Habana, y se encontró en el combate que su fragata empeñó con dos fragatas inglesas armadas en corso , las cuales tuvieron que rendirse tras de una tenaz resistencia. Regresó Alcedo á Cádiz, y trasbordó al navío San Vicente , de la escuadra del general D. Luis de Córdoba, con la cual cruzó sobre los cabos de San Vicente y de Santa María», añade el experto.
Gibraltar: derrota épica
Alcedo vivió una de sus aventuras militares más destacadas (y más heroicas, todo hay que decirlo) durante el Gran Sitio de Gibraltar (1779-1783). La última ocasión en la que -como narró nuestro compañero Estaban Villarejo en un reportaje publicado en 2014 - España trató de conquistar la región a sangre, fuego y cañón. Y -por si fuera poco- de la amistosa mano de los entonces aliados franceses . Aquella intentona dio sus primeros pasos el 21 de junio de 1779 cuando (tras la pertinente declaración de guerra a los «british») se notificó desde España al gobernador de Gibraltar que tocaba romper relaciones y que, a partir de ese momento, las comunicaciones entre ambas regiones finalizaban. Que se daba rienda suela a las tortas, vaya.
Posteriormente, los más de 14.000 españoles iniciaron la fortificación de los alrededores de Gibraltar. Los «british» no se andaron tampoco con medias tintas y (suponemos que con alguna que otra parada para el té de rigor) «reorganizaron sus defensas, racionaron alimentos y, al amparo de la oscuridad, empezaron a evacuar a los habitantes a la vecina costa de Marruecos». Así lo señala el experto Thomas E. Chávez en su dossier « Vender cara la victoria del enemigo: España, el escenario europeo y la independencia de los EE.UU .». A su vez, comenzó un bloqueo marítimo que -a cargo del castizo Antonio de Barceló - buscaba que ni un solo bajel inglés suministrara vituallas a los defensores. Al fin y al cabo, si les mataban de hambre, se evitarían los disparos.
Nuestro héroe español, Alcedo, participó activamente en los sucesivos bloqueos con el objetivo de evitar que los ingleses llevaran alimentos hasta la sitiada Gibraltar . Así lo explica el escritor Manuel de Marliani (coetáneo del militar) en su obra « Combate de Trafalgar. Vindicación de la armada española contra las aserciones injuriosas vertidas por Mrs Thiers en su historia del consulado y el Imperio ». En dicho libro, afirma escuetamente que « hizo la campaña del Canal de la Mancha » y que colaboró en el « bloqueo de Gibraltar » sobre el navío « San Dámaso ». Estas tareas las hizo rindiendo órdenes al capitán de navío Domingo de Nava (mandamás en el bajel). Comandante que, a su vez, se hallaba enmarcado en la escuadra de Luis de Córdova.
Para desgracia rojigualda, el bloqueo fue roto en varias ocasiones. Por ello (y por otras tantas razones políticas) a los nuestros se les ocurrió, tres años después del inicio de las hostilidades, que lo mejor era tomar Gibraltar por las bravas y mediante un gigantesco asedio.
Como lo extranjero siempre suele tener más aceptación que lo nacional por estos lares (ya lo dice el refrán, nadie es profeta en su tierra) los mandos españoles aceptaron el plan de un ingeniero francés llamado D'Arçon . Este propuso atacar la «city» con unos nuevos barcos llamados baterías flotantes . Unos gigantescos ingenios marinos que se acercarían remolcados hasta el emplazamiento «british» y, a base de plomo y pólvora, desmontarían los cañones enemigos.
Su poderío y su tamaño eran innegables. Y, según se creía, su grueso armazón resistiría el fuego inglés. Sin embargo, el plan no convenció ni un pelo al duque de Grillon (al mando del sitio de Gibraltar). Así lo afirma Chávez en su obra: «Puso serias objeciones al plan. Tan seguro estaba de su fracaso que declinó toda responsabilidad al respecto mediante un escrito redactado antes del ataque ». La movilización se planeó para el día 13 de septiembre de 1782 , tal y como recuerda el artillero José María Cienfuegos Jovellanos (presente en la contienda) en sus memorias: «Éramos unos 40.000 hombres, 10 baterías flotantes y 47 barcos de línea, entre franceses y españoles». Aquel día haría válida la maldición del número 13 ( venida desde la época de los templarios ).
Durante el asedio de las baterías flotantes a Gibraltar, Alcedo fue asignado a la lancha del «San Dámaso»
Su honor hizo que no consintiese ser evacuado a pesar de los impactos que recibió desde Gibraltar. «Fue herido Alsedo y no fue consentido retirarse hasta el inmediato día 14, cuando se concluyó la acción», explica Pavía. Gregorio Lasaga también hace referencia a este combate en su obra « Compilación histórica, biográfica y marítima de la provincia de Santander ». En ella, recalca que nuestro héroe sufrió «un vivísimo fuego de la plaza hasta las ocho de la mañana». Para su desgracia, y la de España, fue imposible tomar la plaza.
Poco después (el 19 de diciembre) el heroico Alcedo trasbordó al navío « San Pascual », a cargo de Gerónimo Dueñas , para servir a las órdenes de teniente general Juan de Lángara . «Restablecido de su herida, se embarcó de ayudante del general D. Juan de Lángara en el navío San Pascual. El gobierno premió los servicios de Alcedo con ascensos harto merecidos , promoviéndole á teniente de navío en 21 de diciembre de 1782 », añade Lasaga en su obra.
Hasta la última gota de sangre en Trafalgar
Sus capacidades marinas le acabaron valiendo el ascenso a capitán de navío en 1796. Desde entonces participó en multitud de combates hasta que fue llamado (como capitán del navío de línea « Montañés ») a formar parte de la armada franco-española que se enfrentaría a los buques ingleses de Nelson en la batalla de Trafalgar (1805). El 21 de octubre, el de la lucha, su bajel acabó en el centro de la formación. El meollo de la batalla, vaya. Aunque un poco escorado a la izquierda de aquellos buques que, posteriormente, sostendrían el avance enemigo: el « Santísima Trinidad » (más conocido como el « Escorial de los Mares » por sus gigantescas dimensiones) y el « Bucentaure » (el insignia francés de Villeneuve ).
En las primeras horas, Alcedo vio como el navío de línea de 74 cañones « Bellerophon » le atizaba una descarga de cañón a las 12:25. Por suerte, los daños no fueron graves. Su verdadero calvario llegó media hora después. Fue entonces cuando el « Achilles » inglés (también de 74 cañones) se acercó a su navío lo suficiente como para tenerle a tiro de pistola. El tronar de los cañones enemigos copó entonces el aire. A este ruido le siguió de forma instantánea una lluvia de balas que impactaron en el « Montañés » causándole graves estragos en su « gente, casco y aparejo » (según dijo el informe de batalla posterior).
Alcedo reaccionó ordenando a sus marinos mostrar la banda a su enemigo. Y es que, además de notar hasta en el alma los zurriagazos, se había percatado de que el oficial contrario quería situar el lateral de su bajel (su parte mejor artillada) frente a la popa del «Montañés». De no evitar esa maniobra, una treintena de cañones «british» tendrían a tiro la parte trasera del buque español , la más débil de todo el barco.
El capitán español lo intentó, pero no lo consiguió. Y el resultado fue el que cabía esperar: el «Montañés» recibió una serie de andanadas que le dejaron maltrecho . A pesar de ello, Alcedo continuó en el alcázar del buque dando la orden de responder al fuego con fuego. Así se mantuvo hasta que (como explica Francisco de Paula Pavía y Pavía) ocurrió lo peor: «Seguía el Comandante alentando á su tripulación y expidiendo las órdenes más oportunas para la acción en que estaba empeñado, cuando una bala de cañón, cogiéndole de lleno en la espalda , lo dejó muerto en el acto , también murió á poco su segundo D. Antonio Castaños , en quien había recaído el mando, y no pocos individuos de.su dotación, siendo acribillada el casco y aparejo.
Una bala maciza escupida desde un bajel inglés surcó el cielo y le golpeó en la espalda
La vida que Alcedo dedicó a la marina, su valentía, su arrojo y su gran naso son recordados hoy en el Museo Naval con un retrato que guarda más historia de la que, en principio, podría parecer. La de un gallardo marino que demostró a los «british» que con España no se juega.
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DIAS DE TOROS - El Cordobés, herido grave en la plaza de Huesca tras ser corneado,.
El Cordobés, herido grave en la plaza de Huesca tras ser corneado,.
foto / Manuel Díaz, 'El Cordobés', es volteado por el primer toro con el se enfrentaba este sábado en la plaza de Huesca.
El conocido matador, que se encuentra en la temporada de su despedida de los ruedos, fue cogido de lleno contra el burladero por su primer toro y se encuentra hospitalizado
Cara y cruz para Manuel Díaz, 'El Cordobés', en un día que empezaba siendo especial para el diestro en lo positivo, recibiendo un homenaje de la afición en Huesca –a sus 55 años, tiene previsto retirarse de los ruedos al final de la presente campaña-, y que terminó muy negativo tras ser cogido en la corrida posterior que se celebraba este sábado en la plaza de toros oscense. Su pronóstico es grave y se encuentra hospitalizado en esta localidad aragonesa, donde los médicos preveían intervenirle.
Tan solo había transcurrido un pequeño tramo de la tercera corrida de la Feria de San Lorenzo cuando el matador de origen madrileño se vio sorprendido por el primer toro de la tarde, un castaño de Salvador Domecq que había salido con mucho brío. El Cordobés lo esperaba junto a las tablas, pero el animal llegó muy cerrado y a gran velocidad, con lo que no le dio oportunidad a reaccionar y apenas pudo sacar el capote.
El resultado fue que Manuel Díaz resultó cogido de lleno. Lo lanzó al aire y el matador quedó a merced del toro, que le corneó en el muslo izquierdo y también le hirió en la mano izquierda, que aparecía ensangrentada y donde además podría tener fracturada la muñeca. La rápida intervención de su cuadrilla le permitió salir de la plaza. Una vez en el callejón, pudo entrar por su propio pie en la enfermería.
Cornada de 20 centímetros
Allí le realizaron una primera intervención los médicos, pero la gravedad de las heridas sufridas hicieron aconsejable trasladarle pasadas las ocho de la tarde al hospital oscense San Jorge. Según el primer parte médico profesional sobre el estado del diestro, éste presentaba una «herida por cuerno de toro en la zona del triángulo de Scarpa derecho, con una trayectoria superior-externa y otra inferior-interna, abarcando una longitud de unos 20 centímetros sin lesión muscular».
Asimismo, tenía una herida contusa en el segundo dedo de la mano izquierda «con fractura expuesta y conminuta de falange media con severa atricción de partes blandas, lesión de la arteria colateral radial y de la polea A-2». Su pronóstico era grave y los médicos preveían operarle en las próximas horas.
El Cordobés compartía cartel en esta corrida con otros dos conocidos y expertos matadores: David Fandila, 'El Fandi', y el mexicano Joselito Adame. Precisamente el primero tuvo un susto importante en su segunda intervención de la tarde tras ser también volteado por el toro e incluso se temió que podía haber sido cogido en el gemelo de su pierna derecha, aunque por fortuna el arriesgado lance no fue a mayores.
Manuel Díaz había recibido por la mañana el agradecimiento sentido de la afición oscense, siendo obsequiado con un cuadro y placa en recuerdo de sus 30 años como matador. En el acto, donde también estuvo la alcaldesa de Huesca, Lorena Orduna, el diestro madrileño mostró su habitual buen humor al afirma entre risas: «Me retiran este año y a lo mejor me vengo a aparcacoches», en referencia a los vehículos oficiales que había estacionados junto al Ayuntamiento.
TITULO: Retratos con alma - El Papa hoy en Fátima ,.
La periodista Isabel Gemio regresa a la televisión para presentar 'Retratos con alma', el nuevo programa producido por RTVE en colaboración,.
Lunes- 4- Septiembre a las 22:40 horas en La 1 / foto,.
El Papa hoy en Fátima,.
Las palabras que hoy dirija a los muchos jóvenes peregrinos que le acompañarán allí junto a otros muchos prelados de la Iglesia católica universal deberán ser por tanto debidamente analizadas.
foto / Hoy 5 de agosto es primer sábado de mes, y el papa Francisco está en Fátima. Hacer este subrayado no es una cuestión baladí dado el triste desconocimiento que existe de una muy importante devoción a la que acompaña una promesa de salvación para las almas de quienes la cumplan durante 5 primeros sábados de mes seguidos. Fue la Virgen María quien la prometió en Fátima a los tres Pastorinhos el 13 de Julio de 1917, y la formalizó en Pontevedra el 10 de diciembre de 1925 por medio de Lucía, motivo que creemos no es ajeno a esta visita de hoy en el marco de la JMJ de Lisboa que finalizará mañana.
Las palabras que hoy dirija a los muchos jóvenes peregrinos que le acompañarán allí junto a otros muchos prelados de la Iglesia católica universal deberán ser por tanto debidamente analizadas. Precisamente, dada esa no «mera» coincidencia también con la actual situación bélica entre Ucrania y Rusia desde el 24 de febrero del pasado año y sin ningún atisbo de un alto el fuego que abra unas negociaciones que cuando menos establezcan una tregua y a ser posible un armisticio entre los dos bloques enfrentados. Rusia y la guerra remiten, se quiera o no reconocer, de forma clara a Fátima y en especial a las palabras que Ella le trasladó a la entonces religiosa Dorotea, sor Lucía, en la localidad gallega de Tuy el 13 de junio de 1929: «…al final mi Corazón Inmaculado triunfará: el Papa me consagrará Rusia, que se convertirá, y le será dado al mundo un tiempo de paz». Faltaban entonces 10 años para la Segunda Guerra Mundial y ese día pidió esa Consagración para evitarla. El papa Pío XI no la hizo y vino la guerra. El papa Juan Pablo II efectuó una importante consagración al interpretar la coincidencia de su atentado con la fiesta de Fátima el 13 de mayo de 1981, y desaparecieron sin violencia alguna el Muro de Berlín y la misma URSS, ésta precisamente el día de la Inmaculada de 1991.
Hay numerosas revelaciones marianas privadas, que anuncian el comienzo de importantes acontecimientos para el mundo tras la visita de un Papa a Rusia. Se anuncia una significativa escala «técnica» de Francisco en Moscú en el vuelo de ida o regreso de su próxima visita apostólica a Mongolia. «El Señor de la Historia» la escribe junto a los hombres respetando su libertad, y tiene decretado una destacada responsabilidad para el Papa y Rusia por medio del Inmaculado Corazón de Su Madre para estos tiempos que se anuncian de singular tribulación para la humanidad.
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