En una España de posguerra, en la que la escasez y la hambruna describía al país y donde el sistema económico era la autarquía, el control de los recursos y la intervención del mercado por parte del Estado no era negociable. Del "Ni un hogar sin lumbre, ni un español sin pan" de los años 30 se pasó a los 672 silos y 277 graneros que ofrecían capacidad para un total de 2.684.947 toneladas de grano en 1984, fecha en la que agoniza la Red Nacional de Silos y Graneros (RNSG) y con ella la vida útil de la mayoría de las catedrales del campo que todavía rompen el horizonte de la España rural.