miércoles, 30 de abril de 2025

MAS VALE TARDE LA SEXTA - BICICLETA - La lotería - Cruz Roja - La loteria jueves - LA NOCHE ABIERTA - Ciclismo - Van der Poel resiste, frustra y derrota a Pogacar en una Milán-San Remo para la historia ,. / Hora Punta, el programa de TVE de Javier Cárdenas - Medio siglo sin olor a napalm: Vietnam conmemora el fin de la guerra ,.

 

 TITULO:  MAS VALE TARDE LA SEXTA - BICICLETA - La lotería - Cruz Roja - La loteria jueves   -   LA NOCHE ABIERTA  - Ciclismo -  Van der Poel resiste, frustra y derrota a Pogacar en una Milán-San Remo para la historia ,.  

MAS VALE TARDE LA SEXTA - BICICLETA - La lotería - Cruz Roja - La loteria jueves - LA NOCHE ABIERTA -   Ciclismo -  Van der Poel resiste, frustra y derrota a Pogacar en una Milán-San Remo para la historia ,. fotos,.

 LA NOCHE ABIERTA ,.

Resultat d'imatges de la noche abierta 

Progroma presentado por Pedro Ruiz, entrevistas por La 2 los martes a las 22:30, un gran espacio de música, foto etc.

 

 

Van der Poel resiste, frustra y derrota a Pogacar en una Milán-San Remo para la historia,.

El holandés resiste los brutales ataques del campeón del mundo en la Cipressa y el Poggio y le vence en el sprint de Via Roma, con Ganna segundo. Es el séptimo Monumento para el nieto de Poulidor,.

Mathieu Van der Poel celebra su victoria en la Milán-San Remo.
 
Mathieu Van der Poel celebra su victoria en la Milán-San Remo.
 
 

Más de seis horas sobre la bicicleta en pelotón para aguardar los 20 kilómetros más eléctricos de la temporada. Mereció la pena otra vez. El ciclismo alcanzó un cielo único en la 116ª edición de la Milán-San Remo, una de las mejores de siempre, un regalo, un espectáculo impagable. Tres genios en solitario desde la Cipressa, atravesando el Poggio y resolviendo en la meta de Via Roma. Tres héroes. Venció Mathieu Van der Poel, premio a un aguante sobrehumano, por delante de Filippo Ganna y un Tadej Pogacar al que se le sigue resistiendo la Classicissima. («El año que viene volveremos», desafió"). Un trío que es un Monumento. 

 

 

 

Es la segunda Milán-San Remo para el nieto de Poulidor, tras brindarle la de 2024 a su compañero Jasper Philipsen. Es la confirmación de un ciclista único, pujando para ser llamado el mejor clasicómano de la historia, su séptimo Monumento, el que fraguó en cada una de las ocasiones que apretó los dientes y elevó los vatios para no sucumbir a los zarpazos de Pogacar, un campeón enrabietado. 

 

Seguirá el esloveno sin desentrañar la peculiar liturgia de la Milán-San Remo, una de las pocas cosas que se no es capaz de conquistar el mejor ciclista del mundo. Es el misterio, bendito, de la Classicissima, el Monumento más peculiar, el más extenso, el primero del año. El que ganó siete veces Eddy Merckxs, el que ha visto fracasar ya hasta en cinco ocasiones a quien le persigue en la historia. Si es que se puede llamar fracaso a lo que protagonizó Pogacar.

Porque él lo fue todo. Él hizo la selección en la Cipressa y el atacó hasta en cuatro ocasiones en el Poggio, donde hizo sufrir a Ganna y no pudo tumbar a Van der Poel. Le faltó desnivel y metros. Y le sobró un rival majestuoso.

El día había transcurrido en calma hasta allí, con todos los tópicos de la Classicissima. Una escapada numerosa y controlada -ocho integrantes que no gozaron de mucho más de cuatro minutos de ventaja; Martin Marcellusi fue el último en resistir tras dejar al resto en el Capo Berta-, de la lluvia y el frío de Pavia a los rayos de sol y la brisa del mar (a favor de los ciclistas) llegando a San Remo, bordeando la costa como centellas entre toboganes, aumentando los nervios a medida que se aproximaban los dos puntos claves del trayecto.

Van der Poel y Pogacar, en el podio.
 
Van der Poel y Pogacar, en el podio.

El rock and roll se desató en las primeras rampas de la Cipressa (esos seis kilómetros al 4%). Tim Wellens fue el primer pretoriano del UAE en ponerlos a todos en fila. Pronto eliminó al ganador de 2024, al sprinter Jasper Philipsen, caído y magullado el pasado miércoles en la Nokere Koerse. Después fue el turno del ecuatoriano Narváez, 500 metros al máximo, hasta que Pogacar encendió los fuegos artificiales.

Fue una secuencia maravillosa, de esas páginas que el ciclismo guarda para la posteridad. Su acelerón brutal sólo lo pudieron secundar tres hombres, que al poco fueron dos cuando estalló Roman Gregoire. Se quedó un trio de súperhombres. Van der Poel no perdió ni media rueda tampoco cuando Tadej volvió a apretar. Ganna sufrió algo más, pero logró coronar con la pareja. Juntos destrozaron el legendario récord de la ascensión a la Cipressa (Gabriele Colombo, 9:19 en 1996). En nueve minutos estaba el objetivo del UAE y lo fulminaron: 8:55.

La distancia con el resto de mortales fue definitiva, más de un minuto. Ni Pidcock, ni Pedersen ni Milan ni Girmay. Tampoco ninguno de los españoles (Aranburu, Roger Adriá...). Los tres genios caminaron aliados hasta el mítico Poggio, donde se iban a repartir el podio. Donde Van der Poel resistió como un héroe mitológico e incluso se permitió el lujo de atacar en el último tramo.

Después, neutralizada la pareja por Ganna tras el descenso, resolvió el del Alpecin al sprint, donde es inalcanzable. Emocionado, consciente de lo logrado. Historia.

TITULO: Hora Punta, el programa de TVE de Javier Cárdenas - Medio siglo sin olor a napalm: Vietnam conmemora el fin de la guerra ,. 

Medio siglo sin olor a napalm: Vietnam conmemora el fin de la guerra ,. 

Se llama extorsión,.

Se cumplen cincuenta años del término de la contienda, el primer conflicto televisado, en el que murieron al menos dos millones de vietnamitas y unos 58.000 soldados americanos,.

 Célebre imagen de la niña Kim Phuc, abrasada por las llamas del napalm, en una foto de Nick Ut.

foto / Célebre imagen de la niña Kim Phuc, abrasada por las llamas del napalm, en una foto de Nick Ut,.

Fue la primera guerra que los estadounidenses vieron en su televisor mientras se sentaban a comer. Una guerra que fue contada como una producción de Hollywood, aunque muchos excombatientes la siguen rememorando como un mal viaje, una pesadilla anfetamínica como las sustancias que el ejército estadounidense suministraba a los soldados para infundirles energía. Hoy, cuando se cumplen 50 años de la toma de Saigón por parte de los comunistas del norte frente a los adversarios del sur, apoyados por EE UU, se sucedieron las conmemoraciones. Una ocasión aprovechada por los historiadores para sacar conclusiones y pensar sobre cómo una guerrilla de desarrapados que calzaban sandalias de caucho infligió una derrota al ejército más poderoso del mundo.

La caída de Saigón, el 30 de abril de 1975, supuso el fin de un conflicto que duró tres décadas, se cobró entre dos y tres millones de vidas de vietnamitas y abrasó en un infierno diario a un país sobre el que cayeron cuatro millones de toneladas de bombas y 75 millones de litros de un herbicida, el agente naranja. La toma de la capital, que luego se rebautizó como Ho Chi Minh City, resuena en la memoria colectiva con el ronco zumbido de las aspas de los helicópteros que evacuaban al personal de las embajadas.

Cincuenta años después, la antigua Saigón no tiene nada que ver con las desoladas avenidas sembradas de basura producto del caos. Ciudad Ho Chi Minh es ahora una urbe rebosante de energía, con boyantes negocios y estilizados rascacielos. Una carroza con forma de flor de loto encabezaba el desfile que sirvió para conmemorar en la capital la efeméride. Paradojas de la historia, la llegada de Trump y su cruzada arancelaria ha vuelto a colocar a Vietnam como un enemigo a batir.

Soldados de reemplazo

El periodista Manu Leguineche relataba en su libro 'La guerra de todos nosotros' que la primera baja mortal norteamericana cayó el 22 de diciembre de 1961, a 40 kilómetros de la capital. Se llamaba James Thomas Davis y tenía 28 años. Cuando Saigón fue tomada, 58.000 soldados -la mayoría de reemplazo, pues entonces existía el servicio militar- habían perecido, y se llegaron a contabilizar 303.704 heridos.

Aquellos tiempos en los que los reporteros de guerra se movían a sus anchas por los campos de batalla fueron clausurados. A partir de entonces, la cobertura de conflictos armados sufrió una férrea censura. Fue, como dijo la periodista Martha Gellhorn, «la última guerra de los enviados especiales».

Pocas veces como en Vietnam la crueldad se ha hecho tan patente de un modo tan impúdico. Aunque el horror se sigue exhibiendo con obscenidad en Gaza y Ucrania, ahora cualquier ejército evita la difusión de escenas espeluznantes como aquella en la que un general descerraja un tiro en la cabeza a un guerrillero del Vietcong. O aquella otra en que una niña corre desnuda con las ropas consumidas por las llamas del napalm.

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