jueves, 4 de junio de 2020

DESAYUNO CENA FIN DOMINGO - Hasta muy pronto, Germán. / Las rutas Capone - Morena,. / Un país mágico - Zajoriles: los druidas hurdanos . / Diario de un nómada - Caminando sobre las olas ,. / Un trío en la cocina - 300 años sin apagar los fogones. / Documentos TV - 'Plásticos por todas partes',.

TITULO:  DESAYUNO CENA FIN DOMINGO -  - Hasta muy pronto, Germán,.

 DESAYUNO CENA FIN DOMINGO -  - Hasta muy pronto, Germán   ,. , fotos,.


  Hasta muy pronto, Germán,.
Hasta muy pronto, Germán 

El Mono Burgos, coraje y corazón: por qué ha sido mucho más que el segundo de Simeone,.

Germán ‘el Mono’ Burgos dejará de ser el segundo entrenador de Simeone a final de temporada para iniciar su carrera como director técnico. Este ha sido su recorrido por el club rojiblanco.


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 Hoy anuncia su adiós Germán Burgos, una persona que nos ha dado más de lo que cualquiera pueda imaginar", escribe Torres. Todo. Desde aquel 2001 en que dejara atrás un Mallorca en Champions para venir de la mano de Luis a un Atlético en Segunda. Icónico, auténtico, rock and roll. Se coló en los hogares de toda España a través del televisor y una alcantarilla para gritar: "Hemos vuelto". El Atleti a Primera. No podía ser otro. Debía ser él. El Mono.
LA BUENA FAMA Asador de Pollos - Comercios de Estepona"Siempre es difícil encajar todas las piezas para que algo funcione a la perfección, y más desde el silencio", que escribe también Torres. El padre del balón parado en el Atleti, el hombre de la carpeta, el profesor de inglés. Siempre cercano, siempre campechano, siempre tan de verdad. Su voz rugosa recibía a los futbolistas con un abrazo en el Cerro, su inteligencia, su profesionalidad. Sus motes en los rondos, sus paseos en San Rafael. Era la sal de los entrenamientos, la chispa de Simeone, esa pieza silenciosa que hacía que todo lo demás encajara. Ocho años trabajando en perfil bajo para que el Atleti fuese campeón. Su Atleti. Ese al que ahora dice hasta pronto. No por esperado duele menos.
"Hasta el último instante, siempre contigo, Germán, gracias por tanto". Lo dice El Niño, lo firmo yo. Echo infinitamente de menos ya ese "Casssón" con el que me saludas. Espero, pronto, volver a escucharlo.





TITULO:    Las rutas Capone - Morena,.

RUTA Morena Fanpage Ofical - Información | FacebookMorena,.




foto / Si recuerdo mi niñez, me veo disfrazado de alto dignatario musulmán con la cara tiznada de negro, un turbante con un camafeo de mi madre sosteniendo el envoltorio de telas sobre mi cabeza, una colcha adamascada convertida en túnica lujosa y algún otro complemento que me convertía en Aladino, en Alí Babá, en Abderramán, en Almanzor o en cualquier otro personaje del universo moro de nuestra infancia.
¡Qué bien hacían los turbantes nuestras madres! ¡Parecían educadas en la corte del califa! Además, eran maestras en el arte del corcho quemado. Con uno en la mano, eran capaces de convertirte en rajá hindú, en cadí almohade, en visir turco... ¡Y qué cultura tan vasta tenían en las cosas del mundo oriental! «Ven aquí, hijo, que te voy a disfrazar de diván persa, de faraón egipcio o de sultán otomano», nos decían y nos agarraban la barbilla con una mano mientras con la otra, aplicando el corcho quemado con dedicación, nos convertían en sus príncipes moros.
«¿Mamá, qué diferencia hay entre un visir y un sultán?», les preguntábamos. Y ellas respondían que ninguna, que los dos eran reyes o algo así y que nos iban a disfrazar de lo que más nos gustara. A mí me gustaba ser diván, no sé si porque en casa había uno para sentarse y me parecía más cercano y doméstico ser diván que ser gran chambelán del rey de Mongolia, otra oferta de mi madre.
A la hora de la verdad, el disfraz era siempre el mismo y el título estaba solo en la imaginación de nuestras madres, que, ennegreciendo la cara con el corcho quemado, componiendo un turbante con una sábana y algo de bisutería y consiguiendo el milagro de que un cobertor viejo se convirtiera en lujosa túnica imperial, nos lanzaban a las calles para que participáramos en fiestas, comparsas, desfiles y cabalgatas.
Todos hemos sido califas alguna vez en nuestras vidas. Y para más delito, hemos sido califas de raza negra, o sea, atentábamos a la vez contra la corrección política del futuro y contra la realidad histórica de siempre porque lo habitual era que los califas tuvieran la tez morena, pero no negra. Qué más daba si éramos niños y no pensábamos en ningún momento que algún día podríamos llegar a ser primer ministro de Canadá o concejal de Pescueza. Porque tal y como se están poniendo las cosas, si en nuestra infancia tuvimos madres adictas al corcho quemado, nuestras carreras políticas se han acabado para siempre.
Ya saben que Justin Trudeau, el popular primer ministro canadiense, puede perder las elecciones en su país porque se disfrazó de Aladino en una fiesta y de jamaicano en el instituto. Sus rivales políticos lo acusan de hipócrita, racista, poco íntegro e inaceptable. Y lo peor es que él mismo ha pedido disculpas por haber cometido tamañas aberraciones en su juventud. Este puritanismo extremo está llevando la falta de libertad y la censura hasta extremos asfixiantes. En este periódico, se han publicado recientemente interesantes reportajes contando el miedo de los profesores universitarios en las aulas a ser incorrectos, el pánico a emitir opiniones arriesgadas por novedosas. Si el mundo hubiera sido siempre así, no habría habido vanguardias y seguiríamos en las cavernas ideológicas.
En estos días, comparsas y grupos deciden los disfraces del próximo Carnaval. Mucho cuidado con lo que eligen si aspiran a ser algún día concejales porque la Nueva Inquisición tiene preparada la leña para las hogueras. Tengo por ahí fotos de un desfile de la Cruzada de la Bondad en las que aparezco convertido en un niño visir-sultán-cadí-califa. Aquella Cruzada de la Bondad era una actividad católica de la parroquia de San Pedro de Alcántara, o sea, más grave aún: un niño cristiano mofándose del Islam. Yo creo que nuestras madres, con su gran visión de la jugada y del futuro, utilizaban con tanto arte el corcho quemado por nuestro bien: estaban impidiendo que en el futuro nos dedicáramos a la política.

TITULO: Un país mágico -  Zajoriles: los druidas hurdanos  .


El sabado -6- Junio  a las 18:30 por La 2, foto,.

Zajoriles: los druidas hurdanos,.


Zajoriles: los druidas hurdanos

Con el nombre de zajoriles son conocidos en las Hurdes altas aquellos hombres especiales dotados de extrañas facultades,.

Con el nombre de zajoriles son conocidos en las Hurdes altas aquellos hombres especiales dotados de extrañas facultades. Aunque el nombre, deformado por la pronunciación aspirada de la zona, proviene de la palabra zahorí, que es el aquel que tiene el poder de encontrar aguas subterráneas, estos hombres sabios no se limitan a esta acepción, sino que poseen poderes adivinatorios, producen fenómenos mágicos y tienen la virtud de curar con recetas secretas, e incluso algunos poseen dones más sobrenaturales como el de conjurar las tormentas, la facultad de levitar o de curar con el aliento o la saliva (como los saludadores).
Empleaban sus poderes con fines benéficos y eran hombres sabios, respetados por la comunidad de cada alquería, que guardaban y transmitían la sabiduría popular hurdana. Se trataba de hombres buenos y justos que, a decir del antropólogo Flores del Manzano, ponían paz en pleitos y pendencias. Poseían amplios conocimientos sobre medicina popular, artesanía, tradición oral y costumbres hurdanas. Lee el post completo en Extremadura Secreta.


TITULO: Diario de un nómada  - Caminando sobre las olas ,.


El domingo -7- Junio a las 19:00 por La 2 , foto.

Caminando sobre las olas - Etapa desde Unquera a Poo de Llanes - ver ahoraCaminando sobre las olas - Etapa desde Unquera a Poo de Llanes,.

Kepa saboreará las dulces corbatas de Unquera. Ya en Asturias visitará la fundación Archivo de Indianos en Colombres. A su paso por Puertas de Vidiago, visitará El Hoyu l'agua. Kepa surfeará en la Playa de Andrín, un sitio espectacular donde coger buenas olas.


TITULO: Un trío en la cocina -  300 años sin apagar los fogones ,.

  fotos,. Un trío en la cocina -    300 años sin apagar los fogones  ,.

   300 años sin apagar los fogones,.

 


Un cocinero saca del horno varios cochinillos, plato estrella del establecimiento. :: Óscar chamorro/ FOTOS:
Un cocinero saca del horno varios cochinillos, plato estrella del establecimiento. 

El restaurante Sobrino de Botín, en el Madrid más castizo, es el más antiguo del mundo,.


Un trío en la cocina con Nicola, Julius y Gonzalo | Gastronomía & CíaEs casi más fácil decir quién no ha estado en Botín que citar a todos los que lo han frecuentado. En sus cerca de 300 años la casa de comidas más antigua del mundo ha tenido tiempo de acoger a mucha gente. En el número 17 de la calle de Cuchilleros, en el corazón del Madrid más castizo, se sentaron a la mesa al calor del horno de leña Benito Pérez Galdós, Ramón Gómez de la Serna, Graham Greene, Woody Allen, Ava Gardner, Jackie Kennedy, Pierce Brosnan y, cómo no, Ernest Hemingway, entre otros.
Cada día se asan allí unos 50 cochinillos criados en tierras segovianas y un sinfín de corderos de Aranda de Duero (Burgos). Además se sirven sus típicas sopas de ajo y cazuelas de pescado, cocinadas a la lumbre de una cocina de carbón. No es, como se ve, el colmo de la gastronomía de vanguardia ni aparece en la Guía Michelin, pero lo que hace atractivo este lugar no son tanto sus viandas, que también, como sus muros con solera, su antiquísima bodega del siglo XVI o su horno, que no se ha apagado desde 1725. De lo añejo del lugar da fe el Libro Guinness de los Récords, cuya certificación se expone a la vista de todos para aplacar los recelos de los incrédulos. Los dueños sabían que regentaban un lugar de viejo linaje, pero no tanto. Sospechaban que aquí se cocieron sabrosas leyendas, como esa que dice que en la cocina se afanó Goya como friegaplatos. Sin embargo, estaban convencidos de que alguna vetusta fonda de Europa retenía el título, así que fue toda una sorpresa conocer la noticia en 1987.
De hecho fue un comensal inglés, ya jubilado, quien escribió a los responsables del Libro Guinness para que Botín fuera honrado por sus merecimientos, para lo cual había que despojar del título a Le Procope de París. Y es que este establecimiento había mudado de emplazamiento, con lo que incumplía uno de los tres requisitos exigidos.
«Hay edificios más antiguos con un restaurante, pero el nuestro lleva abierto desde 1725»
El local, cuyo verdadero nombre es Sobrino de Botín, se abisma en la oscuridad de sus cavas, amplias oquedades subterráneas donde se agolpan botellas cubiertas de una densa película de polvo. Estos pasadizos ahora permanecen tapiados, pero en su día comunicaban con el Viaducto y el Palacio Real. La calle, donde se asentaba el gremio de cuchilleros, está horadada por sótanos y galerías medievales. Por estos lares menudeaban tabernas, figones y bodegas de mucha prosapia, algunas aún hoy abiertas, como La Daniela, La Traviesa, Asquiniña o Las Cuevas de Luis Candelas.
Por la calle desfilan continuamente los guías que pastorean a los turistas, incansables a la hora de tirar fotos de la fachada revestida de madera y que se meten hasta la cocina, en el sentido literal de la expresión. Porque el observador más goloso se relame a la vista de los cochinillos, cuya piel cruje cuando están a punto. Justo en ese momento la carne tiene la textura de la mantequilla.
Los orígenes del comercio se remontan al siglo XVIII, cuando Cándido Remis, sobrino del francés Jean Botin -un cocinero galo que vino a Madrid con idea de trabajar para la Corte- fundó Casa Botín al erigir sobre una bodega la que luego sería célebre casa de comidas. Al principio funcionaba como posada que hospedaba a forasteros. Fue en el siglo XX cuando el restaurante pasó a manos de sus actuales propietarios. Entonces, solo la entrada y el primer piso estaban dedicados a despachar comidas; la bodega era utilizada como almacén y el segundo y tercer piso estaban destinados a vivienda familiar. «Desde 1725 el negocio no se ha interrumpido. Hay otros edificios más antiguos que albergan un restaurante, pero el nuestro lleva sin cerrar desde esa fecha sin interrupciones», dice Javier Sánchez, director adjunto del establecimiento. Sánchez empezó a trabajar en Botín hace 42 años cuando era casi un crío y trajinaba de chico para todo: servía cafés, tiraba la basura, barría y ejercía de metre. Ahora a sus muchas tareas añade la de hacer de cicerone para los turistas y los curiosos que engrosan las visitas guiadas, organizadas en ocasiones por el ayuntamiento.
«El francés que fundó esta casa se casó con una asturiana, si bien no tuvo descendientes. Heredó el negocio su sobrino, que puso su parentesco en la denominación. Fue en 1925 cuando la familia González se hizo cargo del negocio. Ya vamos por la cuarta generación», explica Sánchez.

Suizos y glorias de crema

El lugar ha sido testigo de cómo llegaban a la capital los arrieros del XVIII con sus bestias, cuando la Plaza Mayor era un mercado de abastos y escenario de celebraciones reales. En las plantas de arriba una posada daba hospedaje a los viajeros. Lo de dar de comer al hambriento se produjo con el transcurrir de los años. Y es que hasta bien entrado el siglo XVIII no se permitía vender en los mesones carne, vino o cualquier otro tipo de pitanza, pues se consideraba una intromisión que solo causaba perjuicios a otros gremios. Así, únicamente se podía servir lo que el huésped traía consigo. En el Madrid decimonónico, los descendientes de Remis despachaban pestiños, bartolillos, suizos y glorias de crema. El restaurante propiamente dicho era un invento fino de los franceses pensado para gentes de postín.
La casa ha visto cómo se sucedían eclipses y cometas, sequías e inundaciones, reyes y plebeyos, caballerías y tranvías, manolos y hípsteres; ha sido testigo de la Restauración borbónica, el advenimiento de las dos Repúblicas y el estallido de la Guerra Civil. Durante la contienda siguió abriendo sus puertas. «Caían los obuses, se oían los disparos y los aviones, pero en la bodega, que en realidad es una cueva, se guardaban muy bien. En uno de los balcones de la segunda planta aún hay un barrote de la baranda doblado a raíz del impacto de la metralla».
En los estantes de la cocina los cochinillos, que han de tener unos 19 días de vida y pesar al menos cuatro kilos, se alinean como libros en una biblioteca. Desde las siete y media de la mañana ya se empiezan a preparar las cosas, se quitan las cenizas y se renueva la leña, al tiempo que los cochinillos van entrando en el horno, donde caben unos 14 ejemplares.
Ernest Hemingway era un asiduo. En un rincón de la primera planta, martini en mano, el narrador encontró la inspiración. Entre copa y copa fue hilando párrafos hasta escribir 'Fiesta' y 'Muerte en la tarde'. Algo tendrá este lugar para que lo frecuenten tantos hombres de letras y aparezca en muchas novelas, desde las de Galdós a las de María Dueñas.
Por 46 euros puede comerse el visitante un menú de la casa compuesto por sopas de ajo, cochinillo asado y helado, incluido el pan y medio litro de vino. Son viandas que ha degustado mucha gente, famosos y gentes del vulgo, atraídos por la leyenda de sus mesas, en las que se han sentado los reyes actuales y los eméritos. Y no solo ellos. En las paredes hay cuadros con las firmas estampadas de Borbones de todos los tiempos, como Felipe V y Fernando VII.
A partir de la una de la tarde comienza a venir la parroquia extranjera, que gusta de hincar el diente temprano, mientras que el comensal autóctono se presenta a eso de las tres. A Botín llegan clientes de todas las etnias y países: chinos, japoneses, franceses, ingleses, alemanes... Ha habido avispados que han querido adquirir el local con ofertas tentadoras, pero siempre obtienen la misma respuesta de los González: «El restaurante no tiene precio».
Con sus paredes alicatadas de azulejos, sus techos atravesados por vigas de madera y sus lámparas de forja, Botín parece un lugar varado en el tiempo. De no ser por los turistas orientales que recalan aquí se diría que estamos en una novela de Galdós. Los dueños intentaron conquistar otros mercados y abrieron locales en Miami, México y Puerto Rico, pero la cosa no cuajó y todas las réplicas acabaron cerrando. No era del todo mala idea, porque la fama de Botín traspasa fronteras. Cuando la colombiana Íngrid Betancourt estuvo secuestrada por la guerrilla de las FARC, fantaseaba para mantener alto el ánimo con comer en los salones de este viejo asadero.
Sobrino de Botín se fundó en 1725, lo que lo convierte en el restaurante más antiguo del mundo, según el libro Guinnes de los Récords. Se levantó sobre una bodega que data de 1590, del que parten pasadizos que recorren el Madrid de los Austrias. Desde 1925 el local está regentado por la familia González. Ya van por la cuarta generación.
El horno de leña, que se mantiene encendido desde que el negocio abrió sus puertas, es la pieza más emblemática de la casa. En el asador se cocinan unos 50 cochinillos diarios y muchos corderos. Dicen que el sabor característico, aparte de la destreza del cocinero, lo confiere la leña de encina.
Ultramarinos La Confianza, fundada en 1871, es la tienda más antigua de España. En Sevilla, funciona desde 1670 El Rinconcillo, un bar donde los camareros anotan la cuenta con tiza en la barra mientras anuncian con efusión las propinas.

 

TITULO: Documentos TV - 'Plásticos por todas partes',. 


  Martes 2 de Junio a las 00:00 horas en La 2, foto,.


 'Plásticos por todas partes',.

 Plástico en la playa2 min. ‘Documentos TV’ recupera el reportaje ‘Plásticos por todas partes’ en el que muestra cómo el plástico inunda nuestras vidas y nuestros océanos.
La producción de plástico crece sin control y en la actualidad se han generado ya, más de ocho mil millones de toneladas de este material ligero, versátil y sobre todo, barato. Sin reciclaje, ni reutilización global los científicos estiman, que para 2050, doce mil millones de toneladas de desechos plásticos flotarán a la deriva en los mares
Plástico en la playa
Desde la década de los 50’, cuando el plástico hizo su aparición hasta hoy, se han generado algo más de ocho mil millones de toneladas. Para los amantes de las comparaciones, sería el equivalente a 822.000 torres Eiffel.
‘Plástico por todas partes’ informa y reflexiona sobre el exceso de plástico que nos rodea y los graves problemas medioambientales, provocados por sus residuos. Del deporte a los materiales de construcción, pasando por la medicina y la automoción, este material ligero, versátil y sobre todo barato ha llegado para quedarse. Sin embargo, deshacerse de él, resulta mucho más complicado y entraña considerables peligros, especialmente para los océanos.
De los seis mil millones de toneladas de desechos plásticos distribuidas por el planeta, tan sólo un 9% se reciclan, el 12% se incineran y el 79% restante termina en los vertederos y flotando en los océanos, formando grandes islas de plástico o en micropartículas. El plástico está por todas partes. Dos tercios de las aves marinas ya tienen residuos de plástico en su tracto digestivo.
Dos mil millones de personas en el mundo carecen de un sistema de gestión de residuos. Sin reciclaje, ni reutilización, los científicos avisan de que para 2050, doce mil millones de toneladas de basura plástica flotarán a la deriva por nuestros océanos.



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