Las mil y una vidas de la camisa,.
fotos / Hoy ocupa el espacio más noble del armario tras desbancar al traje y la
corbata en la indumentaria cotidiana. Esta prenda seduce a nuevos
consumidores acogiendo interpretaciones cada vez más individualizadas.
EL GURÚ de la elegancia Hardy Amies escribió
en 1964: “La camisa es la prenda más importante de la indumentaria
masculina después del traje”. Pero aquellos eran otros tiempos. En el
siglo XXI no todos los hombres visten terno. Incluso hay algunos que no
tienen ninguno en el armario, o que apenas lo usan. Sin embargo, todos
tienen una buena camisa. Formal o informal. Recta o entallada. Blanca,
estampada, de cuadros. De cuello abierto o con botones. De algodón, de
franela. Para llevar con corbata, con pajarita y esmoquin o suelta, por
fuera del pantalón. Consolidada como el mínimo común denominador del
atuendo masculino, esta prenda universal vive tiempos de auge y
redefinición. Hoy, los nuevos enfoques empresariales conviven con
rituales centenarios. Mientras tanto, los ojales bordados a mano
alternan con el diseño conceptual y la inmediatez de la venta online.
Los cuatro proyectos españoles que aparecen en las siguientes páginas
representan otras tantas formas de aproximarse a un producto a la vez
sencillo y complejo. Una dualidad, paradójicamente, que constituye el
mejor retrato de los tiempos que corren.
El pasado 26 de septiembre, Baruc Corazón recibió un whatsapp de un amigo avisándole de que, en la firma del acuerdo de paz entre el Gobierno de Colombia y las FARC, el presidente Juan Manuel Santos vestía una guayabera creada por él. “La prenda le llegó porque alguien debió regalársela. Fue una sorpresa, porque Colombia es el país de las guayaberas”. Aunque involuntario, el gesto del político venía a revalidar la trayectoria de un diseñador que ha dedicado la última década a explorar los límites de la moda. “Con el nuevo siglo me di cuenta de que el mundo había cambiado, pero la moda seguía igual”, explica este madrileño que antes trabajó con Jesús del Pozo y Missoni.
Aquella primera creación, presentada en 2006, ha dado paso a variaciones como la kurta y el caftán, inspirados en las camisas típicas de Asia y el norte de África, y la guayabera, que también funciona como sobrecamisa. Nada más. El repertorio de Baruc consiste en pocas fórmulas depuradas capaces de atraer a una clientela cosmopolita que acude a su tienda online y a su showroom madrileño. “No se trata de hacer muchas prendas para vender en un mercado local, sino de apostar por una sola para vender en todo el mundo”, concluye.
Carmen Álvarez Olave. Camisería BurgosXimena Garrigues y Sergio Moya
Ahora que la industria ha redescubierto el valor de la artesanía, quienes llevan décadas jugando en esa liga reivindican su estatus de veteranos. La Camisería Burgos se inauguró en 1906 en la madrileña calle de Cedaceros. Su fundador, Julián Burgos, quiso crear un negocio al modo británico: importó de Londres no solo el mobiliario, sino también una metodología que no existía en el Madrid de principios de siglo. Hoy este negocio centenario conserva sus muebles intactos y sigue siendo único en su especie: una empresa familiar cuyo fuerte es confeccionar camisas artesanales a medida.
Carmen Álvarez Olave dirige el negocio desde 2009, cuando decidió abandonar su carrera en el sector tecnológico para capitanear el negocio que su abuelo, Santiago Olave, había adquirido pocos años después de su fundación. Ella es la incorporación más reciente de una compañía cuyos empleados acumulan una antigüedad de hasta cuatro décadas. Francisco fue contratado como cortador en 1977. “Todo sigue igual que en mi primer día de trabajo, aunque ahora tenemos ordenadores”, bromea. Él es quien toma las medidas al cliente –11–, crea los patrones personalizados y corta el tejido para asegurarse de que todo encaja. Después llega el turno de las preparadoras (que ensamblan las piezas), las rematadoras (que se encargan de detalles tan delicados como bordar los ojales a mano) y las planchadoras. En total, nueve horas de trabajo por unidad y un plazo de espera de un mes. El precio de las camisas comienza en 200 euros y puede llegar hasta 400 si se emplean tejidos tan lujosos como el algodón Sea Island. Las posibilidades de personalización son casi infinitas. Los empleados recuerdan los encargos más peculiares, como la fusión de camisa y calzoncillo que emplean los directores de orquesta para mantener la prenda perfectamente ajustada en el momento más álgido de la sinfonía. Asegura Álvarez Olave que sus clientes internacionales buscan acabados artesanales –y precios– ya extintos en otras capitales. También que, aunque atesoran una clientela fiel, su reto es hacer saber a las nuevas generaciones de gentlemen que en pleno centro de Madrid sobrevive una de las camiserías más prestigiosas de Europa.
Ricardo Fraguas, MirtoXimena Garrigues y Sergio Moya
Sabes que el día de mi boda llevé una camisa de Mirto?”. Ricardo Fraguas (Madrid, 1966) asegura haber perdido la cuenta de las veces que ha oído esta frase. El director general de Mirto asume el reto de trazar el futuro de una firma fundada hace 60 años por su padre y que, para tres generaciones de españoles, es sinónimo de camisería industrial de calidad. “Mi padre detectó una cierta monotonía en los diseños y decidió probar a ir más allá del blanco y el azul, a viajar y a investigar”.
La consecuencia de aquello, hoy, es una compañía que produce un millón de prendas al año. Más de la mitad de ellas son camisas, y todas se confeccionan en la sede de la empresa, una fábrica ubicada a menos de 10 kilómetros de la Puerta del Sol, en el polígono empresarial Julián Camarillo. “Cuando se construyó el edificio en los años setenta, el arquitecto lo diseñó con la idea de que en el futuro se le pudieran añadir más plantas”, dice Fraguas.
Es cierto que hoy es más alto que el original, también que, al igual que la empresa, ha crecido sin trompicones. Con una estructura cimentada en una red de puntos de venta multimarca y grandes almacenes, la fortaleza de Mirto no reside tanto en el uso del branding como en el producto: tejidos de calidad suministrados por proveedores internacionales, patrones realistas y una confección precisa. Cada ejemplar está compuesto por unas 18 piezas que se cortan, ensamblan y rematan en un proceso que comprende 80 operaciones distintas y que, si se hiciera de forma lineal, permitiría obtener una camisa cada 30 minutos. Fraguas defiende la importancia del proceso industrial. “Las camisas se siguen haciendo como siempre, pero ahora tenemos máquinas que nos ayudan a mejorar”, explica. Solo así, subraya, se pueden obtener piezas homogéneas y fiables, fáciles de encontrar, de comprar, de llevar y de conservar. Y solo así se puede sobrevivir durante 60 años.
Rubén Fernández. ImiloaXimena Garrigues y Sergio Moya
Durante los ochenta, el boom del denim sorprendió a Rubén Fernández trasteando en la tienda de ropa que su abuelo tenía en Ponferrada. “Siempre me llamó la atención el mundo textil”, explica. Sin embargo, la moda no fue su primera vocación. Fernández trabajó como diseñador gráfico, multimedia y fotógrafo hasta que, en la primavera de 2015, se planteó probar suerte en un sector distinto. “Nunca me ha interesado demasiado la moda en el sentido creativo, sino como modelo de negocio. Al principio no tenía claro el producto que quería hacer y me dediqué a buscar una prenda que me gustara, utilizara a diario y cuyo diseño no fuera excesivamente complicado”./
La solución estaba en su propia historia: en las camisas vaqueras y de cuadros que lo habían cautivado de pequeño. “La prenda cumple los requisitos que buscaba y además es atemporal”, precisa. El siguiente paso fue buscar proveedores, que encontró más cerca de lo que esperaba: en Gijón, donde reside. “Trabajo con un pequeño taller familiar que lleva 40 años confeccionando con un equipo de 10 personas”, relata. “Cuando les presenté mi proyecto me dijeron que era una locura, pero estaban dispuestos a ayudarme”. Dicho y hecho: en septiembre de 2015 ya tenía en su almacén sus primeras 180 camisas. La segunda producción, en mayo de 2016, creció hasta las 300 unidades. Un sistema de distribución en tiendas multimarca y venta online ha hecho que la tercera tanda aumente hasta las 3.500./
Ante este volumen de producción, Fernández ha tenido que recurrir a fábricas de Portugal que complementen el trabajo, más artesano, del taller gijonés. Su receta está clara: camisas sport de corte relajado, con bolsillos frontales y corte recto cuyo precio oscila en torno a los 80 euros. El nombre de su firma, Imiloa, remite a Hawái y al espíritu cosmopolita de la generación digital. Asegura Fernández que en este tiempo ha podido comprobar que la gran ventaja del público masculino es que, si algo le gusta, repite.
–¿Cómo surge la idea de crear esta plataforma?
–Surge como respuesta a las restricciones de movilidad y el cierre de fronteras que han hecho inviable captar mano de obra en origen o desplazando temporeros a lo largo de nuestra geografía. Teníamos la tecnología disponible y la adaptamos al campo en 40 días.
–Permitimos encontrar trabajadores en función de los criterios que especifique la empresa en su oferta (habilidades, experiencia, fechas), y usamos la proximidad al puesto de trabajo como un elemento clave en la selección para minimizar alojamientos, desplazamientos y por tanto riesgos. AgroColab encuentra y presenta a la empresa los trabajadores que más se ajustan a sus requisitos, y ésta elige entre los candidatos los más adecuados y puede enviarles una propuesta de trabajo. Nosotros no contratamos, sólo facilitamos la relación empresa-trabajador.
–¿En qué ámbito geográfico operan actualmente?
–En toda España pero vamos realizando contactos con diferentes asociaciones de empresas y de trabajadores en las comunidades que tienen más necesidades de temporeros en función del calendario de cosechas. Empezamos en Murcia y Comunidad Valenciana, ahora estamos enfocados en todas las regiones de la vendimia y en Cáceres nos hemos centrado en cultivos como el tabaco, el pimiento y la aceituna.
–¿La plataforma es proactiva y mantiene acuerdos de colaboración con algún colectivo?
–Estamos en contacto con diferentes organizaciones tanto en el lado de los trabajadores como en el de las empresas, en el caso de Extremadura hemos contactado con la Organización Interprofesional del Tabaco, cercana y con una clara vocación de apoyo a sus asociados, buscábamos un sector muy acotado (el tabaco) y con una concentración geográfica importante (Navalmoral o Talayuela) que tenga necesidades de temporeros.
–¿Para qué tipo de trabajo está orientada la plataforma?
–Contamos con variedad de puestos que son necesarios para las labores más pegadas al campo: peones de todo tipo, aplicadores de productos fitosanitarios, conductores... Los más demandados han sido los peones de recogida por la amplitud y variedad de tareas en cada cultivo. Hemos incluido puestos nuevos y tratamos de adaptarnos a lo que nos piden desde algunas asociaciones, como ha sido el caso del tabaco, donde hemos incluido certificados específicos, o en la vendimia, los peones de bodega.
–¿Se ha producido una demanda tan alta de mano de obra como se ha transmitido desde el estado de alarma?
–Ha sido muy alta en algunas comunidades y se ha suplido con perfiles en muchos casos que no tenían experiencia en el campo. A medida que hubo mayor movilidad, se ha recurrido a cuadrillas conocidas y a temporeros de otras regiones y países.
–¿Creen que esta clase de plataformas va a consolidarse?
–AgroColab es un proyecto que ha nacido para quedarse. La tecnología es un valor útil y fundamental en todos los sectores, también en el agrícola.
La guayabera del presidente Santos
Baruc corazón. Baruc/El pasado 26 de septiembre, Baruc Corazón recibió un whatsapp de un amigo avisándole de que, en la firma del acuerdo de paz entre el Gobierno de Colombia y las FARC, el presidente Juan Manuel Santos vestía una guayabera creada por él. “La prenda le llegó porque alguien debió regalársela. Fue una sorpresa, porque Colombia es el país de las guayaberas”. Aunque involuntario, el gesto del político venía a revalidar la trayectoria de un diseñador que ha dedicado la última década a explorar los límites de la moda. “Con el nuevo siglo me di cuenta de que el mundo había cambiado, pero la moda seguía igual”, explica este madrileño que antes trabajó con Jesús del Pozo y Missoni.
"Un buen diseño tiene que serlo para todo el mundo, y para siempre”. .
“En
lugar de hacer una firma con colecciones y temporadas al uso, decidí
apostar por una prenda atemporal y unisex. Un buen diseño tiene que
serlo para todo el mundo, y para siempre”. La solución a su indagación
fue la camisa –“la prenda más universal, porque la llevan hombres y
mujeres en todo el mundo”–, a la que sometió a una exhaustiva revisión
para modificar aquellos aspectos que consideraba obsoletos: su camisa
tiene un cuello que recuerda al estilo Mao, pero es más elevado, con
trabillas que lo mantienen rígido, y ojales. Los botones frontales están
ocultos por una tira de tejido (“la corbata debería ocultarlos, pero ya
no la utilizamos”) y los materiales son siempre naturales: algodón y
lino orgánico.Aquella primera creación, presentada en 2006, ha dado paso a variaciones como la kurta y el caftán, inspirados en las camisas típicas de Asia y el norte de África, y la guayabera, que también funciona como sobrecamisa. Nada más. El repertorio de Baruc consiste en pocas fórmulas depuradas capaces de atraer a una clientela cosmopolita que acude a su tienda online y a su showroom madrileño. “No se trata de hacer muchas prendas para vender en un mercado local, sino de apostar por una sola para vender en todo el mundo”, concluye.
Carmen Álvarez Olave. Camisería BurgosXimena Garrigues y Sergio Moya
Vestir a los nuevos ‘gentlemen’
Carmen Álvarez Olave. Camisería Burgos/Ahora que la industria ha redescubierto el valor de la artesanía, quienes llevan décadas jugando en esa liga reivindican su estatus de veteranos. La Camisería Burgos se inauguró en 1906 en la madrileña calle de Cedaceros. Su fundador, Julián Burgos, quiso crear un negocio al modo británico: importó de Londres no solo el mobiliario, sino también una metodología que no existía en el Madrid de principios de siglo. Hoy este negocio centenario conserva sus muebles intactos y sigue siendo único en su especie: una empresa familiar cuyo fuerte es confeccionar camisas artesanales a medida.
Carmen Álvarez Olave dirige el negocio desde 2009, cuando decidió abandonar su carrera en el sector tecnológico para capitanear el negocio que su abuelo, Santiago Olave, había adquirido pocos años después de su fundación. Ella es la incorporación más reciente de una compañía cuyos empleados acumulan una antigüedad de hasta cuatro décadas. Francisco fue contratado como cortador en 1977. “Todo sigue igual que en mi primer día de trabajo, aunque ahora tenemos ordenadores”, bromea. Él es quien toma las medidas al cliente –11–, crea los patrones personalizados y corta el tejido para asegurarse de que todo encaja. Después llega el turno de las preparadoras (que ensamblan las piezas), las rematadoras (que se encargan de detalles tan delicados como bordar los ojales a mano) y las planchadoras. En total, nueve horas de trabajo por unidad y un plazo de espera de un mes. El precio de las camisas comienza en 200 euros y puede llegar hasta 400 si se emplean tejidos tan lujosos como el algodón Sea Island. Las posibilidades de personalización son casi infinitas. Los empleados recuerdan los encargos más peculiares, como la fusión de camisa y calzoncillo que emplean los directores de orquesta para mantener la prenda perfectamente ajustada en el momento más álgido de la sinfonía. Asegura Álvarez Olave que sus clientes internacionales buscan acabados artesanales –y precios– ya extintos en otras capitales. También que, aunque atesoran una clientela fiel, su reto es hacer saber a las nuevas generaciones de gentlemen que en pleno centro de Madrid sobrevive una de las camiserías más prestigiosas de Europa.
Ricardo Fraguas, MirtoXimena Garrigues y Sergio Moya
Ahuyentar la monotonía
Ricardo Fraguas. Mirto/Sabes que el día de mi boda llevé una camisa de Mirto?”. Ricardo Fraguas (Madrid, 1966) asegura haber perdido la cuenta de las veces que ha oído esta frase. El director general de Mirto asume el reto de trazar el futuro de una firma fundada hace 60 años por su padre y que, para tres generaciones de españoles, es sinónimo de camisería industrial de calidad. “Mi padre detectó una cierta monotonía en los diseños y decidió probar a ir más allá del blanco y el azul, a viajar y a investigar”.
La consecuencia de aquello, hoy, es una compañía que produce un millón de prendas al año. Más de la mitad de ellas son camisas, y todas se confeccionan en la sede de la empresa, una fábrica ubicada a menos de 10 kilómetros de la Puerta del Sol, en el polígono empresarial Julián Camarillo. “Cuando se construyó el edificio en los años setenta, el arquitecto lo diseñó con la idea de que en el futuro se le pudieran añadir más plantas”, dice Fraguas.
Es cierto que hoy es más alto que el original, también que, al igual que la empresa, ha crecido sin trompicones. Con una estructura cimentada en una red de puntos de venta multimarca y grandes almacenes, la fortaleza de Mirto no reside tanto en el uso del branding como en el producto: tejidos de calidad suministrados por proveedores internacionales, patrones realistas y una confección precisa. Cada ejemplar está compuesto por unas 18 piezas que se cortan, ensamblan y rematan en un proceso que comprende 80 operaciones distintas y que, si se hiciera de forma lineal, permitiría obtener una camisa cada 30 minutos. Fraguas defiende la importancia del proceso industrial. “Las camisas se siguen haciendo como siempre, pero ahora tenemos máquinas que nos ayudan a mejorar”, explica. Solo así, subraya, se pueden obtener piezas homogéneas y fiables, fáciles de encontrar, de comprar, de llevar y de conservar. Y solo así se puede sobrevivir durante 60 años.
Rubén Fernández. ImiloaXimena Garrigues y Sergio Moya
Espíritu aventurero
Rubén fernández. Imiloa/Durante los ochenta, el boom del denim sorprendió a Rubén Fernández trasteando en la tienda de ropa que su abuelo tenía en Ponferrada. “Siempre me llamó la atención el mundo textil”, explica. Sin embargo, la moda no fue su primera vocación. Fernández trabajó como diseñador gráfico, multimedia y fotógrafo hasta que, en la primavera de 2015, se planteó probar suerte en un sector distinto. “Nunca me ha interesado demasiado la moda en el sentido creativo, sino como modelo de negocio. Al principio no tenía claro el producto que quería hacer y me dediqué a buscar una prenda que me gustara, utilizara a diario y cuyo diseño no fuera excesivamente complicado”./
La solución estaba en su propia historia: en las camisas vaqueras y de cuadros que lo habían cautivado de pequeño. “La prenda cumple los requisitos que buscaba y además es atemporal”, precisa. El siguiente paso fue buscar proveedores, que encontró más cerca de lo que esperaba: en Gijón, donde reside. “Trabajo con un pequeño taller familiar que lleva 40 años confeccionando con un equipo de 10 personas”, relata. “Cuando les presenté mi proyecto me dijeron que era una locura, pero estaban dispuestos a ayudarme”. Dicho y hecho: en septiembre de 2015 ya tenía en su almacén sus primeras 180 camisas. La segunda producción, en mayo de 2016, creció hasta las 300 unidades. Un sistema de distribución en tiendas multimarca y venta online ha hecho que la tercera tanda aumente hasta las 3.500./
Ante este volumen de producción, Fernández ha tenido que recurrir a fábricas de Portugal que complementen el trabajo, más artesano, del taller gijonés. Su receta está clara: camisas sport de corte relajado, con bolsillos frontales y corte recto cuyo precio oscila en torno a los 80 euros. El nombre de su firma, Imiloa, remite a Hawái y al espíritu cosmopolita de la generación digital. Asegura Fernández que en este tiempo ha podido comprobar que la gran ventaja del público masculino es que, si algo le gusta, repite.
TITULO: AQUI HAY TRABAJO - La proximidad al puesto de trabajo es clave en la selección»,.
La proximidad al puesto de trabajo es clave en la selección»,.
Celia Pereiro Directora General Agrocolab,.
Esta plataforma pone en contacto a empresarios agrícolas con trabajadores del campo,.
AgroColab es el primer proyecto de Smart Collab, una compañía creada en 2020 que tiene como misión desarrollar proyectos que permitan dinamizar el mercado de trabajo a través de colaboraciones ocasionales y temporales.–¿Cómo surge la idea de crear esta plataforma?
–Surge como respuesta a las restricciones de movilidad y el cierre de fronteras que han hecho inviable captar mano de obra en origen o desplazando temporeros a lo largo de nuestra geografía. Teníamos la tecnología disponible y la adaptamos al campo en 40 días.
«En Cáceres nos hemos centrado en cultivos como el tabaco, y pronto
estaremos en el pimiento y la aceituna»«La tecnología es un valor útil y
fundamental en todos los sectores, también en el agrícola»
–¿Qué servicios ofrecen? –Permitimos encontrar trabajadores en función de los criterios que especifique la empresa en su oferta (habilidades, experiencia, fechas), y usamos la proximidad al puesto de trabajo como un elemento clave en la selección para minimizar alojamientos, desplazamientos y por tanto riesgos. AgroColab encuentra y presenta a la empresa los trabajadores que más se ajustan a sus requisitos, y ésta elige entre los candidatos los más adecuados y puede enviarles una propuesta de trabajo. Nosotros no contratamos, sólo facilitamos la relación empresa-trabajador.
–¿En qué ámbito geográfico operan actualmente?
–En toda España pero vamos realizando contactos con diferentes asociaciones de empresas y de trabajadores en las comunidades que tienen más necesidades de temporeros en función del calendario de cosechas. Empezamos en Murcia y Comunidad Valenciana, ahora estamos enfocados en todas las regiones de la vendimia y en Cáceres nos hemos centrado en cultivos como el tabaco, el pimiento y la aceituna.
–¿La plataforma es proactiva y mantiene acuerdos de colaboración con algún colectivo?
–Estamos en contacto con diferentes organizaciones tanto en el lado de los trabajadores como en el de las empresas, en el caso de Extremadura hemos contactado con la Organización Interprofesional del Tabaco, cercana y con una clara vocación de apoyo a sus asociados, buscábamos un sector muy acotado (el tabaco) y con una concentración geográfica importante (Navalmoral o Talayuela) que tenga necesidades de temporeros.
–¿Para qué tipo de trabajo está orientada la plataforma?
–Contamos con variedad de puestos que son necesarios para las labores más pegadas al campo: peones de todo tipo, aplicadores de productos fitosanitarios, conductores... Los más demandados han sido los peones de recogida por la amplitud y variedad de tareas en cada cultivo. Hemos incluido puestos nuevos y tratamos de adaptarnos a lo que nos piden desde algunas asociaciones, como ha sido el caso del tabaco, donde hemos incluido certificados específicos, o en la vendimia, los peones de bodega.
–¿Se ha producido una demanda tan alta de mano de obra como se ha transmitido desde el estado de alarma?
–Ha sido muy alta en algunas comunidades y se ha suplido con perfiles en muchos casos que no tenían experiencia en el campo. A medida que hubo mayor movilidad, se ha recurrido a cuadrillas conocidas y a temporeros de otras regiones y países.
–¿Creen que esta clase de plataformas va a consolidarse?
–AgroColab es un proyecto que ha nacido para quedarse. La tecnología es un valor útil y fundamental en todos los sectores, también en el agrícola.
TITULO: 80 cm' - Pogacar es capaz de reventar el Tour,.
Pogacar es capaz de reventar el Tour,.
El joven esloveno revienta la subida al Peyresourde, donde también brilla Landa, cede Dumoulin y se hunde Pinot,.
En la previa, pocos eran lo que se atrevían a poner a Tadej Pogacar entre los máximos favoritos para llevarse el amarillo en París. Las razones estaban claras:corredor debutante que no compite con ninguno de los dos mejores equipos, 21 añitos... Pero, a la hora de la verdad, cuando se le preguntan a los corredores, son muchos los que sitúan al talentoso escalador esloveno como uno de los máximos candidatos.
En estas cinco etapas, a Pogacar ya le ha dado tiempo a descubrir los nervios de la carrera reina. Se ha pegado dos calentones para recuperar su sitio en el pelotón ante diversos problemas pero también ha sido capaz de meter un puñadito de segundos a sus rivales, exceptuando a Roglic y Yates. Ahora mismo es tercero en la general a sólo tres segundos de Adam Yates, el sorpresivo portador del maillot de líder tras la sanción ayer a Alaphilippe.
"Puede sonar a tópico, pero vie aquí para competir día a día. No conozco el Tour. Me han hablado mucho de esta carrera, pero es cierto que no aprendes hasta que completas sus etapas y eres conscientes de la velocidad y los nervios que hay. En cualquier caso, a mí no me gusta decir que voy a ganar pero tampoco descartarme para cualquier objetivo. Sé de mis capacidades y de lo que esperan de mí y espero estar lo más arriba posible después de estas tres semanas", decía a MARCA en las primeras jornadas de esta carrera.
Al aterrizar en Niza, los jefes del UAE señalaron a Fabio Aru como jefe de filas. Una estrategia que vale por dos:po un lado se le quitaba presión a Pogacar y por otro se la brindaba confianza a un escalador transalpino que está lejos de recuperar su mejor versión. "Aru ha hecho cosas importantes en el Tour. Ha ganado etapas y ha vestido el maillot amarillo. Él tiene una historia dentro del ciclismo y yo la estoy aún construyendo. Me fijo en sus comentarios y será la carrera la que ponga a cada uno de nosotros en su sitio", explicaba el esloveno sobre su compañero, que ya está a más de 3 minutos en la general
Desde que ganara tres etapas y se subiera al podio en la pasada LaVuelta, Tadej ha triunfado allá por donde ha corrido en este extraño 2020:se llevo la Vuelta a la Comunidad Valenciana, fue segundo en el UAE Tour donde ganó la etapa reina, se convirtió en campeón contrarreloj de su país y aterrizó en el Tour con un esperanzador 4º puesto en la Dauphiné.
No puede esconderse
"Por cómo soy, sé que voy a atacar cada vez que tenga fuerzas. Sé que en el Tour hay que ser algo calculador, que un error a la hora de afontar una etapa te puede quitar todas las opciones. Pero yo soy un corredor que en parte me muevo por sensaciones. Desde el equipo siempre se trabajan las estrategias. Hago caso a todo lo que me dice Matxin. Sus planes fueron bien en la pasada LaVuelta y creo que ahora, aquí en Francia, podemos repetir buenas actuaciones". El que avisa no es traidor. A las primeras de cambio, la perla del UAE ya se ha visto con los mejores. "La idea incial era luchar por un Top 5, pero no queremos ni meterle presión ni menospreciar a sus rivales. Aquí está Pinot, Roglic, Bernal, Dumoulin, Yates, Landa... hay 8 o 10 corredores que pueden estar ahí con él. Pero es uno de los grandes y confiamos ciegamente en él", nos dice su director, quien se lastima de que no hubiese ganado la 4ª etapa cuando "tenía piernas".De la Cruz, que sobrevive en carrera tras su caída inicial, se ha sorprendido por su calidad. "A pesar de su juventud, se ve que tiene las cosas muy claras. Parece que no le afecta la presión, con él aspiramos a todo", apunta el catalán. Si Jumbo o Ineos fallan, las miradas se centrarán en él. Sus rivales le consideran como imprevisible y eso, en un Tour donde todo está medido, podría resultar determinante de aquí a París.
TITULO: Hacer de comer - Rarezas 'made in Spain',.
lunes -7 - a viernes -11- Septiembre a las 13:25h, en La 1 , foto.
Rarezas 'made in Spain',.
Algunas de nuestras costumbres nacionales desconciertan, para bien o para mal, a los extranjeros,.
Mirarnos
con los ojos de personas de otros países y culturas resulta estimulante
y revelador al hacernos ver nuestras peculiaridades. Y, bueno, también
rasgos que no consideramos defectos debido a la costumbre pero que para
otros sí lo son. Es, en todo caso, un ejercicio útil. Hasta podemos
corregir algunas cosillas 'made in Spain' que no deberían ser motivo de
orgullo... e identificar qué es lo que más gusta de nuestro modo de vida
para defenderlo a capa y espada. ¿Hacemos inventario? Corresponsales de este periódico nos cuentan qué 'rarezas' patrias llaman la atención a los ciudadanos de los países donde ellos trabajan.
«Hay
costumbres españolas que traen de cabeza a los estadounidenses,
empezando por la siesta –explica Mercedes Gallego–. Ellos no esperan
encontrarse todo cerrado entre las dos y las cinco de la tarde. Eso les
chirría, lo mismo que la falta de espacio personal y nuestra costumbre
de besarnos para decir hola y adiós. '¡Y encima una mejilla no es
suficiente, los españoles necesitan dos!', se quejan algunos.
Estados Unidos
Cáscaras de gamba al suelo y camareros agresivos
Otro elemento que les llama la atención: la 'agresividad' de los camareros. Los estadounidenses hispanohablantes sienten que los españoles les hablan 'golpeado' y 'muy feo', ya que están acostumbrados al acento acaramelado de los latinos y sus muchos formalismos. Y acaban tomándoselo mal. Sin embargo, sí que aprecian una virtud de estos profesionales en España: suelen evitar que el cliente pida en exceso. Antes les echan el freno. Algo de todo punto incomprensible en el país del capitalismo, donde el consumo mueve la economía y todo lleva el signo del dólar».
Rusia
'Siesta-fiesta', pero un poco flojos con el vodka
Creen que los españoles sabemos vivir la vida y que no escatimamos medios para pasarlo bien. Pero lo que más les choca por lo general cuando llegan por primera vez a España es lo alto que hablamos. Eso nos pasa incluso a los españoles que vivimos en Rusia, acostumbrados ya a un silencio casi sepulcral por todas partes: nada más llegar al aeropuerto, tras volar desde Moscú, nos parece que nuestros compatriotas hablan a grito pelado.
¿Alguna cosa más? Los varones rusos nos ven a los españoles algo flojos a la hora de acompañarles en las borracheras de vodka, pero ese defecto se compensa con la buena opinión que suelen tener de nosotros las mujeres rusas, que nos consideran 'muy caballerosos'».
Francia
Tuteadores y tardones
Además, a los franceses, que son tan formales en el lenguaje, les sorprende lo rápido que tuteamos en España o que ya, directamente, poca gente use el usted. Choca de primeras, porque parece una falta de respeto, pero luego muchos reconocen que sirve para mostrar cercanía rápidamente».
Israel y Palestina
Horror por el jamón...y también por el kalimotxo
También les llama la atención el kalimotxo, otro 'hit' de nuestra península. El vino local es escaso y caro en esta parte del mundo, así que es una sorpresa cuando algún turista les pide mezclarlo con Coca-Cola. El kalimotxo cuesta más que un gintónic, ya que se cobra por separado el vino y la Coca Cola.
Lo que les encanta es el fútbol, concretamente el Real Madrid y el Barcelona, que son una apisonadora mundial. Sus partidos se siguen con devoción a los dos lados del muro. Son dos nuevas religiones en la tierra de las religiones monoteístas y no pueden entender que gente con pasaporte español no sea seguidora de uno de los dos grandes equipos. Palestinos e israelíes se gastan fortunas para viajar a España a asistir a los clásicos del fútbol».
China
¡Zapatillas en la lavadora!
Hace poco, un joven chino también me dijo que le parecía horrible que muchos españoles metan las zapatillas deportivas en la lavadora».
Italia
¿Pizza con el borde relleno de queso?
Reino Unido
Policías con pistola
Bélgica
Los que gritan en el metro
Alemania
Trabajamos hasta muy tarde
Nos conocen ya bastante bien, pero les sigue sorprendiendo la profusa iluminación nocturna de las calles, el volumen de la música en locales hosteleros, la inclinación por el contacto físico incluso con desconocidos, el número de bares que hay, la tradición de las cañas y los pintxos y la simpatía general con los extranjeros».
África
Ese olor a repelente
Lo más gracioso me pasó en Senegal con un chico que había vivido en Madrid. Me dijo que siempre había pensado que olíamos raro, hasta que vino a vivir aquí y se dio cuenta que ese olor era el del repelente para mosquitos. Tampoco es de extrañar. ¡Nos embadurnamos de arriba a abajo!».
... Y aún hay más
Peculiaridades nacionales
Quedar en bares: A veces les extraña que quedemos siempre en bares para picar algo en vez de hacer cenas en casa.
Pan: Les llama la atención que muchos españoles se declaren incapaces de comer sin él.
Desayunos: Muchos no se pueden creer que desayunemos tan poco: ¿solo café y galletas?
Aceite de oliva: Los que vienen de 'países de mantequilla' se impresionan de cantidad de aceite de oliva que usamos.
Calzados en casa: En buena parte del mundo la gente se descalza al entrar en su casa o en la ajena.
Festivos: Lo de un mes entero de vacaciones les suele parecer ciencia ficción. Como los festivos y puentes.
Saludos y 'cariñitos': Les desconcierta que los españoles saluden o se despidan de personas que no conocen. Y más que se llamen 'guapo' o 'cariño'.
Sobremesa: Les pasma la duración que puede alcanzar.
Palabrotas amistosas: Alucinan con que se use un insulto en plan colega («hola, cabronazo», «qué hijoputa eres»).
No hay comentarios:
Publicar un comentario