TITULO: Cartas Olvidadas - A QUEMARROPA O LIGAR - Felipe VI navega en Mallorca como entrenamiento para la Copa del Rey ,.
Felipe VI navega en Mallorca como entrenamiento para la Copa del Rey ,.
El monarca toma el timón del 'Aifos' en la primera sesión de preparación de cara a la prueba, en la que el barco de la Armada estará presente,.
Fiel a su cita anual, Felipe VI vuelve a Mallorca para ejercitarse en los deportes náuticos. En la base naval de Porto Pi se citó este domingo con los miembros y amigos de la tripulación del 'Aifos'. El monarca llegó al mediodía a las instalaciones portuarias en un Seat Cupra color gris mate, un vehículo que suele conducir cuando está en la isla balear. El jefe de Estado, uniformado con el atuendo deportivo de su equipo de vela y tocado con una gorra para protegerse del sol, aparcó en el único espacio sombrío de la zona, en un día caluroso en el que el mercurio alcanzó los 34 grados.
El motivo de la escapada del Rey es que ayer tuvo lugar la primera sesión de entrenamiento de la 42 edición de la Copa del Rey Mapfre de Vela, que comenzó este martes. Al monarca se le vio sonriente y relajado, como suele estarlo quien disfruta de unas vacaciones. Se trata de la primera salida de la que se ha tenido noticia desde que llegó a Mallorca el pasado día 23 de julio junto a su madre, la Reina Sofía.
En la base, don Felipe fue recibido por el patrón del 'Aifos', el almirante Jaime Rodríguez Toubes, delegado de la Comisión de Vela de la Armada. Después de subir a la cubierta de la embarcación, el Rey saludó a los integrantes de la tripulación, todos miembros de la Marina.
Soltadas las amarras y con el rey al timón, el Aifos empezó a surcar las aguas de la bahía para completar la primera sesión de entrenamiento. El barco de la Armada quedó segundo el año pasado. La nave compite en la nueva categoría ORC 0, la que concierne a los barcos de mayor eslora, y se tendrá que enfrentar a embarcaciones rivales de España, Francia, Alemania e Italia.
La Reina Letizia, por su parte, hará hoy su primera aparición en Palma durante la gala de clausura del Atlàntida Mallorca Film Festival, en la que se hará entrega del máximo galardón al actor estadounidense Michael Douglas, vecino habitual de la isla por estas fechas.
Es la quinta ocasión en la que Letizia apoya al festival promovido por Filmin, la plataforma de cine en internet. El pasado jueves los reyes viajaron a París para respaldar a los deportistas españoles que participan en los Juegos Olímpicos, donde se les pudo ver en una ceremonia pasada por agua. Pese a la lluvia, la pareja real aplaudió con entusiasmo a toda la delegación olímpica.
París como destino
Las muchas y variadas competiciones obligarán a don Felipe, doña Letizia y sus hijas a desplazarse con frecuencia a París durante estos días, lo que reducirá la presencia de la Familia Real en Mallorca.
Mientras los Reyes se encuentran en Palma, la princesa Leonor y la infanta Sofía protagonizaron este domingo su segunda jornada en París, donde vieron el partido de waterpolo de la selección española masculina, en la que España venció a Australia.
Los Reyes recibirán mañana en el Palacio de Marivent a una representación de la sociedad balear, con la participación prevista de 500 invitados.
TITULO: Cartas en el Cajon - España a la vista,.
España a la vista,.
foto / La delegación olímpica española surca el Sena durante la inauguración.
El desfile de España: chubasqueros, sonrisas y unos abanderados sin presencia,.
La delegación ocupó junto a Estonia el trimarán Pierre Bellon y soportó con alegría la intensa lluvia que les acompañó todo el trayecto,.
22 segundos es lo que permaneció el barco de la delegación española en las imágenes de la producción televisiva de la ceremonia de inauguración. Se hizo corto. Apenas dio tiempo a buscar y a distinguir a Marcus Cooper y Támara Echegoyen entre el resto de sus compañeros. Mezclados en el barullo, el piragüista no pudo hacer caso al consejo que le dio su compañero Saúl Craviotto, abanderado en Tokio, de mirar hacia atrás y disfrutar.
El agua caía con fuerza cuando le tocó el turno al barco español de cruzar el puente de Austerlitz, el primero del recorrido de seis kilómetros, Sena abajo, al que se enfrentaron las delegaciones olímpicas antes de llegar a los Jardines de Trocadero. Llovía mucho sobre ese trimarán de nombre Pierre Bellon, en honor al presidente de Sodexo, y muchos de los españoles escondieron el traje oficial -chaqueta roja para todos, pantalón blanco para ellos y falda blanca, amarilla y roja para ellas-, debajo de unos apañados chubasqueros transparentes que vinieron de maravilla a quien pudo agenciarse uno.
España compartió ese barco con Estonia. Tuvo más suerte que otros países, que confluyeron en el mismo crucero con otras cinco o seis delegaciones. Se notó que nadie quería perderse la cita, aunque hubo ausencias importantes. De las conocidas a última hora la más destacada fue la de Carlos Alcaraz, que prefirió renunciar a la experiencia al tener que jugar dos partidos el sábado, individual y dobles junto a Rafa Nadal. También faltó el balear, al que sí se le vio seguir la ceremonia acompañado de su familia desde un balcón con vistas al Sena.
También faltaron el atletismo al completo, campeonas como Maialen Chourraut, las dos selecciones de fútbol y el equipo masculino de baloncesto, concentrado en Lille antes de su debut en esa ciudad ante Australia. Ese exilio parisino no ha sentado bien a Rudy, Llull y compañía, que montaron un desfile improvisado en una pista de atletismo de la ciudad norteña. No faltaron las banderitas ni el himno de España.
Mientras, en París seguía lloviendo con fuerza mientras los barquitos avanzaban con lentitud hacia su destino. En las redes sociales se hacían apuestas con el número de resfriados que habría a partir de este sábado en la Villa Olímpica a la vez que los deportistas comenzaban a subir sus instantáneas.
Los Reyes de España presenciaron el desfile de la delegación desde el palco de honor instalado en Trocadero. Era el único que estaba cubierto, pero poco. También hicieron falta los socorridos chubasqueros.
Hubo cierto descontrol en la aparición de los deportistas en el escenario principal, donde se mezclaban unos y otros sin que nadie les dijese dónde colocarse. Una decena de españoles llegó junto a miembros de Bélgica, Alemania o Argentina bastante antes de lo previsto. Al rato, desaparecieron. La mayoría de los deportistas decidió emprender un viaje apresurado a la Villa Olímpica antes de permanecer otra hora larga más aguantando bajo la lluvia mientras continuaba la ceremonia.
TITULO : REVISTA TENIS - Nadal lo quiere todo en París: acepta la cita con Djokovic tras superar a un bravo Fucsovics,.
Nadal lo quiere todo en París: acepta la cita con Djokovic tras superar a un bravo Fucsovics,.
El balear no atiende a cansancios ni dobles exigencias, bate al húngaro y se regala el capítulo 60 contra el serbio,.
Rafael Nadal se apunta a la cita contra Novak Djokovic. Los Juegos Olímpicos vuelven a juntar a los dos tenistas con más Grand Slams del circuito masculino, los dos más grandes de los últimos tiempos. Un último baile, como definió el serbio, 37 años él, 38 el español, en un escenario exclusivo como son ellos: una Philippe Chatrier decorada con los aros olímpicos.
Nadal cerró el acuerdo tras un partido ante Marton Fucsovics (6-1, 4-6 y 6-4) de los que ha protagonizado a docenas en esta pista, muy superior en el primer set, con intentos de remontada en el segundo y contundente cuando hacía falta, alargando la fiesta a las dos horas y media de juego y con puntazos de los de llenar el compartimento de los recuerdos.
Hace dos semanas, cabizbajo tras la final del ATP 250 de Bastad, Nadal no entraba en los Juegos Olímpicos con las mejores sensaciones. Pero es París y es Nadal, un binomio que se anima y se complementa a la perfección para sacar las mejores actuaciones. No iba a ser menos en esta ocasión, porque al balear le encantan las citas olímpicas, sobre todo esta en la que fue invitado de excepción en la ceremonia inaugural, portador de la antorcha en los últimos metros.
El homenaje lo devuelve por partida doble el de Manacor: brillantísimo maestro del dobles con Carlos Alcaraz, para doblegar a la pareja argentina González-Molteni, y un animal competitivo en su partido individual ante Marton Fucsovics. Ese duelo que estuvo en el aire hasta horas antes del encuentro porque hubo molestias en el muslo derecho el miércoles, anulado un entrenamiento y dándose más tiempo de descaso para no forzar la zona, y con reflexión con el equipo para valorar si las opciones de medalla podían pasar casi únicamente por el dobles y era mejor no exigirse en los dos cuadros.
Pero es Nadal, y en París, por lo que no entran excusas de cansancio. Al contrario, al balear se le multiplican las revoluciones cuando pisa esta pista. Y así se lo hace saber a Fucsovics, 32 años y 83 del mundo, que no encuentra agujero por donde meterse para desaparecer en un primer set en el que estuvo superado por todos los sitios.
Se entonó no obstante tras el paso por el banquillo, tiempo para que esta grada atípica de la Philippe Chatrier se divirtiera con el karaoke y se entregara al 'Sweet Caroline'. El húngaro presionó más, enredó más, se equivocó menos, y a Nadal le costó hacer suyo el saque, que perdió en dos ocasiones y hubo entonces que apelar al Nadal de París. Ese que tantas veces ha sacado de donde no hay o donde nadie ve que hay salvo él. Recuperó en break y hasta soñó con el segundo, en una repetición de esos cientos de partidos en los que el rival es firme con 4-2, pero al que le empieza a temblar la mano cuando ve acercarse al español con 5-4.
A la tercera bola de partido
Sin embargo, dos errores de Nadal sentenciaron el set y el partido a una tercera manga, encantado el público porque se lo estaba pasando en grande con la adrenalina nadaliana y los bailes en los intermedios. Para redondear la jornada, Nadal centró la mirada, enfocó la derecha y consiguió una rotura en el sexto juego. Le bastó para sellar la victoria, a la tercera bola de partido, y aceptar el guante que le había lanzado Djokovic en la primera jornada.
Habrá otro Nadal-Djokovic en la historia del tenis. Un capítulo 60 más que especial porque será en unos Juegos Olímpicos, en la misma pista en la que se vieron por última vez, en aquellos cuartos de final de Roland Garros 2022 que se llevó el español, como si fuera en otra época. Aceptaba el serbio que le apetecía el encuentro, que definía como el último baile entre ambos. Y acepta Nadal el reto, exigente consigo mismo, un animal competitivo, con un cuerpo que acusa el cansancio de la doble carga de los dos cuadros, pero que se motiva ante las adversidades. Sobre todo en París, vestido de rojo y con el sueño de una medalla olímpica para España.
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