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Objetivo La Sexta - SALVADOS LA SEXTA - La noche encendida - Oficina -
Economia - Mark Carney a Trump en la Casa Blanca: "Canadá no está en venta y nunca lo estará",.
La noche encendida,.
'La noche encendida'
no será solo un programa de charlas, espectáculo, música, comedia,
sorpresas e invitados, presentado por Pedro Ruiz, por La 2,foto,. etc,.
Mark Carney a Trump en la Casa Blanca: "Canadá no está en venta y nunca lo estará"
El nuevo primer ministro canadiense esquiva por los pelos un choque ante las cámaras en el Despacho Oval, pero el presidente no se rinde: "Nunca digas nunca",.
El encuentro de este martes entre el presidente de Estados Unidos y el primer ministro de Canadá debería haber sido una pura formalidad entre dos vecinos, socios y aliados históricos, pero nada en la presidencia de Donald Trump es normal. Había enormes expectativas, mucha tensión y máxima presión, después de que en noviembre Trump arrancara una inexplicable campaña abogando por la anexión de Canadá, un proyecto delirante para convertir a una nación soberana, rica, orgullosa e independiente en su "estado número 51". En seis meses, Canadá ha ido al choque, ha despedido a un primer ministro y ha aupado a otro sobre única idea: la resistencia ante Washington. En seis meses, Estados Unidos ha insultado, ofendido, amenazado y castigado con aranceles. Por lo que esta cita, viendo los precedentes con otros líderes mundiales, era más que importante. Y de forma casi milagrosa ha salido razonablemente bien para la diplomacia, después de rozar eso sí, en varias ocasiones, el desastre.
Trump ha recibido a Mark Carney con una actitud diametralmente opuesta a la que le dedicaba a su predecesor, Justin Trudeau, al que odiaba e insultaba. Le ha elogiado y felicitado por su victoria en las elecciones de hace una semana, "una remontada histórica, de las más grandes en política, quizás incluso más que la mía", ha bromeado, añadiendo que Carney era un gran líder y Canadá un "gran país, un lugar muy especial". El canadiense ha respondido también en términos conciliadores, aplaudiendo "el liderazgo del presidente Trump" incluso en temas tan sensibles como la guerra contra el fentanilo. Pero la luna de miel fue breve.
En términos prácticos, todo se reducía a una duda: ¿qué pasaría cuando se abordara el elefante en la habitación, la idea de una gran anexión? La respuesta llegó rápido. Trump, respondiendo a un periodista, insistió en que lo mejor para todo el mundo sería que Canadá se incorporara a Estados Unidos, "lo que traería rebajas fiscales para los canadienses y mucha más seguridad", y repitió su retahíla habitual de argumentos. Así que la pelota quedó en el tejado de Carney, que con mucha cautela respondió. "Señor presidente, como sabe por su experiencia en el sector inmobiliario, hay lugares que nunca estarán a la venta. Estamos en uno ahora mismo, la Casa Blanca. El Palacio de Buckingham, que usted conoce bien, es otro. Tras haberme reunido con los dueños de Canadá durante los últimos meses de campaña, puedo decirle que el país no está a la venta. Nunca estará a la venta. Nuestra gran oportunidad reside en la colaboración y en lo que podamos construir juntos", ha afirmado.
Ha sido una afirmación tajante, pero con un tono y una actitud dialogante, destinada a no irritar ni provocar una reacción. "Hemos colaborado en el pasado, y parte de ello, como acaba de decir el presidente, se refiere a nuestra propia seguridad, y mi Gobierno está comprometido con un cambio radical en nuestra inversión en la seguridad canadiense y nuestra colaboración. Y también diré que el presidente ha revitalizado la seguridad internacional, ha revitalizado la OTAN", ha dicho Carney, agradeciendo la hospitalidad y aplaudiendo "el liderazgo del presidente Trump", que ha parecido aceptar bien la respuesta. Cuando otro periodista le ha preguntado si esa afirmación de Carney haría las negociaciones comerciales más difíciles, el estadounidense ha dicho que no, pero no sin tirarle un cable envenenado a su vecino. "Nunca digas nunca", le ha repetido varias veces pensando todavía en su sueño de adquisición.
Pero, a partir de ahí, todo empezó a volverse más incómodo, con la sensación de que podía estallar en cualquier momento. No ha habido tensiones entre ambos líderes, pero sí varios momentos en los que la cerilla se acercó al fuego. Trump, que empezó conciliador, se fue irritando en algunas respuestas generales, enfadándose, despreciando la economía de su vecino, insistiendo en que están hartos de "subvencionarlos".
Para Carney era mucho más que una primera toma de contacto. Su campaña electoral se ha sustentado sobre la resistencia y la oposición a Trump y sus intenciones. Defendiendo la soberanía del país y avisando a sus conciudadanos que el mundo en el que han vivido durante las últimas ocho décadas ya no existe. Que la relación de siglos con Estados Unidos ya no existe. Que el sistema financiero y económico global, con Washington en el centro y de su lado, es pasado. El primer ministro, que apenas ha hablado en dos o tres ocasiones en la comparecencia, a pesar de que intentó hacerlo sin éxito en otras, repitió que la idea del "estado 51" era absurda, pero sin entrar en los detalles cuando Trump insistía en que una buena relación económica es vital para sus vecinos, pero casi irrelevante para Estados Unidos. "Tenemos un déficit tremendo, ellos superávit, así que no hay razón para seguir subsidiándolos. Trudeau, al que yo llamaba 'gobernador', me decía que los aranceles serían el final de Canadá", se ufanó Trump.
En los minutos finales de la comparecencia, tras algo más de media hora, la tensión se volvió máxima. La coreografía optimista estuvo a punto de saltar por los aires, y sólo la decisión de Trump de poner punto y final de golpe evitó la tragedia. Carney, intentando en vano intervenir, se veía forzado a defender a su país. Y el presidente, en casa, ante su equipo, estaba perdiendo la paciencia sin que nadie hubiera hecho nada en realidad para ello. Atacando los acuerdos de libre comercio, tanto el NAFTA como el que él mismo impulsó en su primer mandato. El tono empezaba a parecerse demasiado al que provocó el incidente con Volodimir Zelenski, y la propia Casa Blanca era consciente.
"Esto llevará tiempo y debates, y por eso estamos aquí, para tenerlos", dijo el presidente sobre las negociaciones comerciales. "Pero esto es muy amistoso. No vamos a... esto no será como si hubiéramos tenido otro pequeño altercado con alguien más, esto es muy diferente. Esta es una conversación muy amistosa, pero queremos fabricar nuestros propios coches. Realmente no queremos coches de Canadá, y les imponemos aranceles, y en cierto punto dejará de tener sentido económico para Canadá fabricarlos. Y no queremos acero de Canadá porque estamos fabricando nuestro propio acero, o estamos construyendo enormes plantas siderúrgicas ahora mismo. Realmente no queremos acero canadiense, ni aluminio canadiense ni otras cosas, porque queremos fabricarlo nosotros mismos. Y debido a, ya saben, una mentalidad anticuada, tenemos un enorme déficit con Canadá. En otras palabras, tienen un superávit con nosotros y no hay razón para que subvencionemos a Canadá", ha zanjado antes de que la reunión descarrilara antes siquiera de empezar.
Era un encuentro muy esperado y que llega apenas una semana después de que Carney lograra una histórica victoria en las elecciones de su país, resucitando a su partido, el Liberal, que apenas unos meses antes lideraba las encuestas por más de 25 puntos. Carney, ex gobernador de los bancos centrales de Canadá y de Inglaterra, entró formalmente en política este mismo año, y si se impuso claramente a sus rivales conservadores fue casi exclusivamente por Trump. Por sus ataques brutales, por las amenazas, por los desprecios y porque los ciudadanos percibieron que el líder conservador no se desmarcó lo suficiente.
Minutos antes del encuentro, sin embargo, Trump había enfriado el tono, al menos el tono público, publicando en las redes sociales un mensaje sobre sus vecinos del norte. Mucho menos agresivo y despectivo de lo habitual, pero aun así poco esperanzador. "Espero con ansias conocer al nuevo Primer Ministro de Canadá, Mark Carney. Tengo muchas ganas de trabajar con él, pero no entiendo una simple VERDAD: ¿Por qué Estados Unidos subvenciona a Canadá con 200.000 millones de dólares al año, además de brindarles protección militar gratuita y muchas otras cosas? No necesitamos sus coches, no necesitamos su energía, no necesitamos su madera, no necesitamos nada de lo que tengan, salvo su amistad, que ojalá siempre mantengamos. Ellos, en cambio, ¡necesitan TODO de nosotros! El Primer Ministro llegará pronto y esa será, probablemente, mi única pregunta importante", avisó.
Algo parecido hizo la víspera, en los programas de televisión nocturnos, el secretario de Comercio, Howard Lutnick. "Es muy complejo, muy complejo", afirmó sobre la posibilidad de lograr un acuerdo sobre los aranceles. "Básicamente, se han estado alimentando de nosotros durante décadas y décadas. Tienen su régimen socialista y se alimentan de Estados Unidos... ¿Por qué hacemos allí nuestros coches? ¿Por qué rodamos nuestras películas en Canadá? ¡Venga ya!... Va a ser un encuentro fascinante".
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La
hora de los Fósforos - La Cope - CARLOS HERRERA - El señor de los
bosques - Caña bambú: plantar o no plantar,.
La hora de los Fósforos - La Cope - CARLOS HERRERA - El señor de los bosques - Caña bambú: plantar o no plantar, fotos,.
Caña bambú: plantar o no plantar,.
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| El cerco de cañas la zanja de 35 cm de ancho x 30 cm de profundidad aproximadamente y después el seto de buxus. |
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| La limpieza periódica de la zanja frena el avance de los rizomas. |
TITULO: RADIO - TELEVISION - EL TRANVÍA DEL TIEMPO - EL BOTIJO - Cine Bigote - Ricardo Darín dignifica la memoria histórica argentina encarcelando a Videla en “Argentina 1985″ ,.
RADIO - TELEVISION - EL TRANVÍA DEL TIEMPO - EL BOTIJO - Cine Bigote - Ricardo Darín dignifica la memoria histórica argentina encarcelando a Videla en “Argentina 1985″ ,. fotos,.
Ricardo Darín dignifica la memoria histórica argentina encarcelando a Videla en “Argentina 1985″,.
Juicio sistemático,.
El bastión argentino protagoniza junto a Peter Lanzani el último trabajo de Santiago Mitre, una reconstrucción del trascendental proceso del Juicio a las Juntas en el que se procesó a parte de los militares de la dictadura, presentada en la sección Perlak,.

Jorge Videla, Leopoldo Galtieri, Armando Lambruschini, Orlando Ramón Agosti, Roberto Viola, Omar Graffigna, Jorge Anaya, Basilio Lami Dozo y Emilio Eduardo Massera. Antes de 1985 la pronunciación de estos nueve nombres producía auténtico estremecimiento en buena parte de una sociedad argentina bisoña aún en eso de asomarse al pasado reciente de la historia de su país desde una perspectiva condenatoria. La temperatura pública de la ciudadanía
oscilaba en ese momento entre aquellos que, estando plenamente sumidos en la recuperación progresiva de las virtudes de la democracia no entendían cómo los integrantes de las tres primeras Juntas Militares de esa dictadura paradójicamente autodenominada Proceso de Reorganización Nacional no habían sido todavía condenados por
la atrocidad de los crímenes perpetrados, las violaciones sistemáticas de los derechos humanos y la sistematización de un terrorismo de Estado que se prolongó durante siete años, y otros perfiles más acomodados en la idea de defensa de los logros militares (adscritos a una clase media alta que empezaba a despuntar) por cuyas aspiraciones de reparación no pasaba ni remotamente la idea de ver a Videla entre rejas.

Sin embargo, la capa todavía blanda de la herida y las distintas sensibilidades a la hora de ofrecer el medicamento de cicatrización correcto para cerrarla, no amedrentaron al por entonces presidente Raúl Alfonsín para activar un juicio lo suficientemente trascendente y mayúsculo en términos de dignidad institucional –inaudito desde Nuremberg y conocido como Juicio a las Juntas en el que los torturadores fueron procesados–, para que, tras años de discreta proyección histórica como inspiración de productos culturales, un director como Santiago Mitre haya decidido por fin recogerlo en términos cinematográficos a través de su “Argentina 1985″, película que obtuvo buena acogida en el reciente Festival de Venecia y que ayer aterrizó en el Zinemaldia dentro de la sección Perlak.
Nunca más
Haciendo un ejercicio de clara reivindicación del poder inabarcable de los héroes cotidianos, el director bonaerense (ganador en 2015 del Premio Horizontes en el certamen donostiarra por “Paulina”) se sirve de un humor finísimo y la veteranía incontestable de un Ricardo Darín que una vez más vuelve a estar en estado de gracia complementando la frescura de Peter Lanzani, para recrear respectivamente las figuras de Julio Strassera, el fiscal a cargo del juicio y Luis Gabriel Moreno Ocampo, el joven designado como colaborador adjunto del fiscal con el que, además de protagonizar y promover un acontecimiento histórico, llegó a entablar una estrecha conexión casi paternofilial.
“Desde el principio”, apunta Lanzani, “supe que esto era algo importante por la historia que estamos contando. La primera vez que leí el guion me tuve que ir a caminar por mi barrio durante una hora, procesando todo lo que había leído, analizando, respirando. Cuando llegó este proyecto por medio de Santi lo sentí como una gran responsabilidad”. Algo que en el caso de Darín ocurrió de forma idéntica: “se respiraba desde incluso antes de ser un guion real, la simple idea ya era vibrante. ¡El hecho de querer meterse con semejante tema, poco frecuentado por otra parte en la Argentina a pesar de haberse constituido en sí mismo como un hito brutal, era algo increíble! Este es un juicio paradigmático, no uno más. Mirado con perspectiva me doy cuenta de que el guión es una auténtica pieza de relojería, se construye a sí mismo, va abriendo distintas puertas”.

Para el bastión del cine argentino, interpretar al fiscal venía acompañado de algo capaz de trascender lo puramente interpretativo hasta el punto de reconocerse en las apelaciones de su proclama final. “En ese informe probatorio final, en ese alegato que lee Strassera, estamos contenidos todos o por lo menos la gente de bien, la gente sensible, que quiere que la justicia sea la justicia, que la verdad sea lo que rige las cosas…Creo que todos nos sentimos muy cercanos a los términos que se usan en ese alegato y yo personalmente por supuesto me siento muy identificado también con todas las cosas que se dijeron ahí. Todos al final, seas de donde seas, reclamamos justicia, dignidad, verdad, respeto, que no te atropellen, que las cosas institucionales sean transparentes y estén sobre la mesa, que no haya ocultamiento, que no haya avasallamiento sobre la ciudadanía en ninguno de sus aspectos. Es muy difícil encontrar a alguien que no se haya sentido avasallado alguna vez por alguna regla, alguna norma. Como esto, aunque sea un ejemplo tonto, ínfimo, de “pague ahora y reclame después”. ¿Qué es esto a parte de un contrasentido? No no, déjame reclamar ahora y después si corresponde, pago”, reflexiona el actor.
Uno de los vértices argumentales que pone de manifiesto “Argentina 1985″ es la cohesión generacional que se produjo, pese al ambiente enrarecido y agitado que primaba en aquel momento, y que tan bien ejemplifica el inexperto y joven equipo de abogados que crea el propio fiscal para recopilar pruebas y testimonios de gente torturada o familiares de los desaparecidos. Un grupo inspirado libremente en la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas presidida por el escritor Ernesto Sábato, Darín reconoce que son precisamente estas nuevas caras actuales las que observa con inevitable esperanza: “Te confieso que creo más en la gente joven, en las nuevas generaciones, que en las anteriores. De hecho, me siento como en deuda personal ellos, porque algo seguramente debemos haber hecho mal para que todavía persista la intolerancia, la falta de comprensión, el hecho de que el debate se transforme necesariamente en una riña, en una descalificación del otro. ¿Te das cuenta de que se vuelven a repetir las mismas cosas, de que pasamos por los mismos lugares? Ojalá los jóvenes se desintoxiquen de esos comportamientos y miren hacia delante desprovistos de un arrastre de cosas que no les pertenecen ni han vivido. Ojalá tengan una mirada más unificada con respecto a la comunidad y la empatía, que va además mucho más allá de si estás pegado a la derecha o la izquierda”.
“El mundo se ha transformado -prosigue- en una cosa muy extraña. La política por supuesto, es importantísima, pero cuando uno rasca un poco, descubre que detrás de las ideas y de las posiciones políticas hay grandes intereses económicos, por lo general. Que en algunos casos responden ni siquiera a un país, sino a un holding que no tiene bandera y unos señores que están detrás de una super mega empresa son los que determinan si en el Congo los chicos van a comer o no. Todo esto te produce una especie de proceso de desencantamiento y confío en que las esas generaciones venideras más las jóvenes actuales de las que hablamos, que tienen una mirada más inteligente con respecto a lo que es el cuidado del planeta, el cuidado del prójimo, aporten una dinámica nueva. Porque las miradas anteriores la verdad es que a mí no me convencen, incluso me incomodan, porque me siento parte de esa culpa por no haberlo hecho mejor”. Una responsabilidad fácilmente reducible si las sociedad ponen en práctica de forma consciente aquello que reclama Strassera: “nunca más”.

