Los tribunales unificarán criterios ante las restricciones sanitarias.
fotos / Los presidentes de las salas de lo Contencioso-Admistrativo de España y magistrados de la Sala Tercera del Tribunal Supremo preparan una reunión, que tendría lugar la primera quincena de septiembre, para aunar criterios en materia de autorización o ratificación de las medidas sanitarias urgentes y dar una mayor «seguridad jurídica», según informa Europa Press.
Hasta el momento, ha habido pronunciamientos dispares en los tribunales a la hora de dar respuesta a las restricciones acordadas por las autoridades sanitarias para contener la expansión del coronavirus, de forma que en algunos lugares se han ratificado, en otros se han suspendido e, incluso, en algunos casos, se ha determinado que los Gobiernos autonómicos no necesitan ratificar esas medidas.
También se dan casos en los que, en base a la evolución de la pandemia y los datos de incidencia de esta en ciertos ámbitos, el mismo tribunal dicta en momentos diferentes resoluciones que pueden resultar contradictorias, aunque en sí no lo sean, tal como ha ocurrido en el País Vasco.
La Sala de Vacaciones del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco adoptó el 14 de agosto la medida cautelar de suspender las limitaciones horarias al ocio nocturno establecidas por el Departamento de Salud, al no quedar probado que se produjeran más rebrotes en estos establecimientos. Y esta misma semana ha ratificado, de forma provisional, el cierre de los locales por «los múltiples focos» que se habían producido en Euskadi en los últimos días, algo constatado en informes del Gobierno vasco. Las fuentes judiciales consultadas afirman que en otoño aumentará todavía más el recurso a la vía Contencioso-administrativa por las posibles nuevas restricciones que se puedan imponer ante una eventual complicación de la pandemia.
Por ello, en la primera quincena de septiembre, la fecha está por concretar, se celebrará ese encuentro entre magistrados. El objetivo es establecer unas pautas o criterios jurisdiccionales comunes en esta materia, aunque luego cada uno tenga libertad a la hora de aplicarlos.
TITULO: CAFE, COPA Y Samanta Villar regresa esta noche a Cuatro con nuevo programa.
Samanta Villar regresa esta noche a Cuatro con nuevo programa.
Ruth Lorenzo es la primera invitada de ‘Samanta y la vida de’,.
fotos / Samanta Villar , uno de los rostros más representativos de Cuatro, regresa a la pequeña pantalla para presentar y protagonizar un nuevo programa al más puro estilo Samanta pero dándole una vuelta de tuerca. Si en anteriores programas pudimos ver cómo se metía en hogares ajenos o que algunos testimonios se metían en el suyo, en esta ocasión, la periodista viajará al pasado de aquellos famosos que han triunfado.
Como si fuese un túnel del tiempo, Samanta Villar acompañará en sus recuerdos al personaje en cuestión. El espacio que esta noche se estrena en Cuatro, Samanta y la vida de , lo hará de la mano de Ruth Lorenzo , su primera invitada. Tras ella y cada semana, numerosos rostros de la cultura, el cine o el deporte pasarán por el nuevo formato Mediaset.
Samanta Villar se embarca hoy en una nueva aventura televisiva. Lo hace en Cuatro y a partir de las 22:45 horas. La periodista entrará en el túnel del tiempo para viajar al pasado de los triunfadores del presente. Entre ellos, Yolanda Ramos y Cesc Fábregas, por ejemplo, a quienes conoceremos un poco mejor. Samanta y la vida de repasará los inicios de estos personajes y analizará cómo han llegado donde han llegado.
El nuevo formato de Cuatro pretende tomar la esencia de los programas clásicos de Villar pero profundizando en el lado más humano de los personajes. Samanta y la vida de es una especie de continuación de su anterior trabajo, La vida con Samanta , donde la periodista acercaba historias y reflexiones reales a la audiencia.
En esta primera entrega, Ruth Lorenzo abrirá las puertas de su vida y de su corazón. Así lo avanza la propia Samanta Villar en su cuenta de Instagram donde publica el vídeo promocional de hoy.
En él podemos ver a la cantante asegurando que “el valiente no es el que no tiene miedo sino el que mira al miedo a la cara”. Y es que parece ser que la artista “sabe bien de lo que habla”, explica Villar en la citada publicación. “Casi no nace, ha vivido una infancia diferente y lo que ha conseguido se lo ha ganado a pulso. Ruth es una chica que merece el triunfo; de esa gente a la que le deseas que todo le vaya bien en la vida porque está llena de generosidad y amor”, concluye. Hoy a las 22:45 horas en Cuatro comienza Samanta y la vida de.
TITULO: Documental - ¿Por qué salen las canas?,.
¿Por qué salen las canas?,.
El estrés favorece su aparición, aunque la genética es determinante,.
foto / Beatriz
Sevilla decidió dejar de teñirse el pelo el mismo día que cumplió los
58, hace justo un par de años. «Tampoco tenía demasiadas canas, pero
estaba cansada de tener que ir a teñirme cada mes y medio. Dos amigas se
dejaron su pelo blanco natural y me encantó el resultado, así que
decidí hacerlo yo también», explica esta secretaria de dirección
vallisoletana. Dejarse las canas está de moda, pero ¿por qué salen? ¿son
hereditarias? ¿es verdad que si te arrancas una salen tres? El doctor
David Saceda, dermatólogo del Grupo de Trigología de la Asociación de
Española de Dermatología y Venerología (AEDV) aclara todas las dudas
sobre las cabelleras plateadas.
No son blancas, son transparentes
En realidad, una cana es simplemente un pelo que ha perdido el color. No es que coja un tono blanco sino que va perdiendo el suyo propio, ya sea castaño, moreno o rubio. «La cana, de hecho, si la miramos a través del microscopio la veríamos transparente. Lo que pasa es que la propia estructura del pelo y la forma en la que inciden los rayos de luz hace que la apreciemos con un color blanco», explica el doctor Saceda. También ocurre que algunas canas cuando se estropean –agresiones del cloro de la piscina, el uso de champús que no son adecuados o la contaminación– se vuelven de un color más amarillento. «Por eso es aconsejable usar productos específicos para las canas», añade el especialista.¿Y por qué el cabello pierde sucolor? Porque los melanocitos –que son las células que dan el color a la piel y también al pelo– van produciendo melanina hasta que llega un momento que con la edad se agotan. «Se sabe, además, que los melanocitos del pelo son mucho más sensibles que los de la piel, por eso no perdemos el color de nuestra piel pero sí el de nuestro cabello», explica Saceda. Se trata de un proceso que viene muy determinado por la genética, así que es muy habitual que si tu padre o tu madre han encanecido jóvenes, tú también los hagas. Pero existen otros factores que pueden tanto acelerar como frenar –que no impedir– el proceso y que «básicamente son los mismos que favorecen el envejecimiento. Llevar malos hábitos de vida como, por ejemplo, una dieta pobre en vitaminas y antioxidantes y rica en grasas saturadas. No practicar ejercicio físico, fumar, beber alcohol... Este tipo de actividades aumentan el estrés oxidativo de nuestro cuerpo, empeoran el envejecimiento de la piel y también el del pelo.
Genética, el factor determinante
En estos casos, la genética es un factor determinante, mucho más que cualquier otro aspecto. El que te cuides más o menos puede reducir o retrasar la aparición, «pero cuando se dan casos de gente muy joven con canas o mayor sin ellas es por pura genética».– Hay gente que solo tiene un mechón de pelo blanco y el resto del cabello de su color.
–Los mechones blancos suelen ser de nacimiento y es porque en la zona de la piel en la que sale el pelo no tiene melanocitos. No tiene nada que ver con la cana tradicional, que aparece salpicada por toda la cabeza. Generalmente, las primeras suelen salir en la zona de las sienes –sobre todo en los chicos– y luego ya se van extendiendo por el resto del cuero cabelludo. Las canas en el cuerpo o en la barba siguen el mismo proceso que en la cabeza. No cambia nada. Eso sí, suelen aparecer antes en el pelo.
Mitos: no salen más porque las arranques
Cuántas veces hemos oído eso de que si te arrancas una cana te salen tres. Pues es mentira. «El que te arranques una cana no influye para nada en que te salgan más. Te saldrían igual, porque es una consecuencia del paso del tiempo», explica el tricólogo David Saceda.¿Son más gruesas que el resto del cabello? Eso sí es verdad. «Con el envejecimiento están un poco más hinchadas que el resto del pelo e incluso parece como que destacan. Eso se debe a que se encrespan con más facilidad.
¿El estrés hace que salgan más canas? Este año se ha descubierto que hay una relación directa entre el estrés y las canas. Hasta ahora no se sabía con seguridad, pero se ha descubierto científicamente que sí, que el estrés influye en la aparición de las canas por dos mecanismos. «Por un mecanismo hormonal como, por ejemplo, el que genera la adrenalina que todos conocemos o el cortisol. Son hormonas que se elevan con el estrés e influyen negativamente sobre el pelo. Y también existe una relación directa con el sistema nervioso central. Hay fibras nerviosas que llegan justo a la base del pelo y sabemos que cuando estamos con un estrés continuado y constante puede influir en que el melanocito se estropee antes y aparezcan canas. De hecho, es muy típico que a raíz de un divorcio o la muerte de un familiar veas lo rápido que le han salido canas a esa persona en cuestión de dos o tres años. A Barack Obama le hicieron un seguimiento de cómo evolucionó el color de su pelo desde que asumió la presidencia hasta que finalizó su segundo mandato y la diferencia es muy notable. Hasta ahora no se sabía científicamente si esas canas aparecían solo porque había pasado el tiempo o por el estrés, pero ya no hay duda», concluye el especialista.
Canas en niños, motivo de consulta
En el caso de los más pequeños, la aparición de canas debe consultarse con un especialista. No se trata de un cabello blanco espontáneo sino de un número significativo de pelos blancos. «Aunque no deban preocuparnos en exceso sí que pueden ser el síntoma de alguna enfermedad, por lo que será bueno identificar la causa y poner los remedios oportunos», explican en la Asociación de Española de Dermatología y Venerología (AEDV). La presencia de canas puede esconder desde carencias de vitaminas a estrés o enfermedades del tiroides.Champú violeta y mucha paciencia
.Si está pensando en dejar de teñirse y lucir canas, una de las primeras cosas que debe hacer –además de armarse de paciencia– es encontrar a un buen colorista que le ayude con el largo periodo de transción hasta igualar todo el cabello. «A la gente le gusta la idea de dejarse las canas, incluidas las mujeres. El problema es que se tarda mucho tiempo en igualar todo el pelo y eso es lo que echa para atrás a mucha gente. Si se tuviese la melena blanca de un día para otro seguro que habría muchas más mujeres que no se volverían a teñir», admite el tricólogo David Saceda.
Dejarse el pelo blanco evita una cuantas visitas a la peluquería para teñirse, pero requiere de una serie de cuidados específicos. Porque lucir una bonita melena plateada también tiene sus trucos.
Para mantener un blanco luminoso, lo más importante es utilizar champús con pigmentos violetas. De esta forma, se neutraliza el tono amarillento que suelen adquirir las canas por la exposición al sol, al cloro de la piscina o por el uso de productos que no son los adecuados. La recomendación de los expertos es aplicar el producto en el área amarilla (suelen ser las puntas) porque si se aplica en la zona más blanca de la cana, puede quedar azulada.
Al haber perdido la melanina, el pelo gris es muy sensible al sol, por lo que se debe proteger durante todo el año con protectores capilares. Además, se reseca con mucha facilidad. La hidratación es otro de los cuidados fundamentales del pelo blanco.
TITULO: El escarabajo verde - Aquellos profesores de latín,.
Aquellos profesores de latín,.
En la literatura y en la vida, siempre ha sido una asignatura que parece atraer a personajes singulares: un libro repasa ahora con «cierta melancolía» esa tradición , foto,.
Algo
tendrán los profesores de latín cuando se han convertido, durante
siglos, en socorrido material literario. No está muy claro si la propia
disciplina atraía de alguna manera a las personalidades singulares o si
los escolares, perdidos en un laberinto de declinaciones y textos
impenetrables, acababan trasladando a su maestro algunas de las
sensaciones de estupor que les inspiraba la materia, pero el caso es que
la historia de nuestras letras está repleta de dómines con cierta tendencia a lo extravagante y lo poco amigable. Los
profesores Francisco García Jurado (de la Universidad Complutense de
Madrid) y Javier Espino Martín (de la Nacional Autónoma de México) han
recopilado y analizado en 'Los que saben latín' –publicado por la
editorial Guillermo Escolar– un exhaustivo catálogo de esos retratos
que, en ocasiones, parecen tener algo de venganza diferida.
De paso, el libro deja un agridulce sabor a melancolía por un mundo que parece definitivamente perdido, apuntillado ahora por la nueva ley de educación: «El final del latín obligatorio puso fin en buena medida al retrato literario. Hoy día, quienes imparten latín no se adaptan demasiado a los tópicos literarios, si bien es curioso observar cómo subyacen algunos de estos tópicos cuando se recrea a un docente de clásicas en las series de televisión, por ejemplo. De manera particular, se subraya su rareza y peculiaridades. Curiosamente, de este carácter particular de algunos gramáticos proviene el término 'glamour', que en principio se utilizaba para hablar de alguna peculiaridad. El personaje del profesor de latín encarna cierta melancolía, naturalmente, porque para muchos es parte de los recuerdos de juventud», comenta García Jurado.
De paso, el libro deja un agridulce sabor a melancolía por un mundo que parece definitivamente perdido, apuntillado ahora por la nueva ley de educación: «El final del latín obligatorio puso fin en buena medida al retrato literario. Hoy día, quienes imparten latín no se adaptan demasiado a los tópicos literarios, si bien es curioso observar cómo subyacen algunos de estos tópicos cuando se recrea a un docente de clásicas en las series de televisión, por ejemplo. De manera particular, se subraya su rareza y peculiaridades. Curiosamente, de este carácter particular de algunos gramáticos proviene el término 'glamour', que en principio se utilizaba para hablar de alguna peculiaridad. El personaje del profesor de latín encarna cierta melancolía, naturalmente, porque para muchos es parte de los recuerdos de juventud», comenta García Jurado.
Desde
luego, el sentido que damos hoy a la palabra 'glamour' no tiene mucho
que ver con el profesor de latín más famoso e influyente de nuestra
literatura. En 'El buscón', con su inagotable capacidad para la mala
baba, Francisco de Quevedo satirizó a los malos maestros de lenguas
clásicas en la figura del licenciado Cabra, algo así como el reverso
oscuro del ideal humanista. De Cabra nos cuenta Quevedo que
tenía «las barbas descoloridas de miedo de la boca vecina, que de pura
hambre parecía que amenazaba a comérselas», que lucía «gaznate
largo como de avestruz, con una nuez tan salida, que parecía se iba a
buscar de comer forzada de necesidad», que al andar «le sonaban los
huesos como tablillas de San Lázaro», que se cubría con un bonete
«ratonado con mil gateras y guarniciones de grasa» y que su sotana
«según decían algunos era milagrosa, porque no se sabía de qué color
era». Aquel maestro miserable, «archipobre y protomiseria», que llegó a
matar de hambre a un pupilo, dejó una huella tan profunda en la
literatura que, siglos después, seguían apreciándose en las semblanzas de los profesores los ecos de Cabra.
«La 'hiperbolización' típica del barroco, en el caso de Quevedo, ha
ennegrecido todavía más la caracterización del personaje del dómine,
que, además, ha contagiado a todos los escritores posteriores y se ha
convertido en canónica», apunta Espino Martín.
Podemos saltar, por ejemplo, al dómine Zancas-Largas de 'Fray Gerundio de Campazas', la obra del Padre Isla, y nos encontraremos a un digno heredero de Cabra, que además era «pedantísimo» y «furioso tabaquista». Pero muchos de los maestros reales evocados por distintos autores en sus memorias tampoco salen bien librados. El médico y político del siglo XIX Federico Rubio escribió esto de su profesor, don Santiago: «Tenía una catarata senil en cada ojo, que no le dejaba ver tres en un burro. De la edad, una tos habitual que por afectación de oficio hacía él más sonora y campanuda. No chocheaba de cabeza; pero su cerebro, batiéndose en retirada, se había quedado solo con el latín». Don Santiago soltaba tantas toses como palabras y asegura Rubio que, para sus alumnos, tanto sentido tenían las unas como las otras. Su contemporáneo, el científico Santiago Ramón y Cajal, dedicó un fragmento de sus memorias al padre Jacinto, un escolapio de «estatura ciclópea», «macizos puños» y «voz corpulenta y estentórea» que «parecía construido expresamente para la doma de potros bravíos» y que zurraba de lo lindo al futuro nobel. El cura, amante de arrear correazos, era «capaz él solo de acabar con todos los cartagineses y romanos».
El retrato más reciente lo firma Antonio Muñoz Molina y, de nuevo, es muy poco complaciente: se recuerda a sí mismo con 13 años, en un aula «grande y sombría», frente a un profesor «ciego y colérico» que «tenía sobornados en secreto a unos cuantos alumnos para que espiaran a los otros y le contaran luego lo que él no podía ver», y a la vez confiesa su pesar adulto por no haber llegado a aprender nunca latín. La suya es ya una estampa crepuscular: «Refleja muy bien la destrucción casi total de la asignatura y de un estilo de dar clase –apunta Espino Martín–. Es ahí donde el latín prácticamente desaparece y, aunque se mantenga en los planes de estudio, es de forma muy aséptica, sin casi ganas de ser impartido, y es visto como una extravagancia y un 'bicho raro' más que como la poderosa y sustancial asignatura que, en su momento, vertebraba el sistema educativo».
Detalle de la portada del libro.
Quien
firma estas líneas guarda un excelente recuerdo de su profesor de
latín, que no tenía mucho que ver con los dómines de los libros pero
también se encontraba muy lejos de ser un docente convencional: en las
aulas de instituto de una ciudad de provincias de los 80, Antolín era
perfectamente capaz de empezar su clase de declinaciones con un breve
discurso acerca del grupo británico de pop The Cure. ¿Qué hay de los
autores de 'Los que saben latín'? ¿Disfrutaron o padecieron a algún
maestro reseñable? Javier Espino Martín solo tuvo una profesora de esta
lengua, Asunción Blanco, que tampoco era heredera del licenciado Cabra:
«Me marcó bastante, ya que su forma de dar clase me empapó de las
fascinantes estructuras de la gramática y de la sintaxis latinas. Yo
veía el latín como un lenguaje que semánticamente se mostraba críptico y
misterioso, pero que a la vez ofrecía unas estructuras sintácticas de
gran orden y lógica». ¿Y Francisco García Jurado? «Tuve tres en el
Bachillerato, dos mujeres y un hombre, y no recuerdo que se adaptaran
mucho a los tópicos literarios que vemos en nuestro libro. En ellos
había un amor incondicional por la Antigüedad y con estos docentes
aprendí buena parte del latín que sé. Prueba de esta gratitud que
sentimos es el hecho de que dediquemos nuestro libro a dos de nuestras
profesoras de latín».
Podemos saltar, por ejemplo, al dómine Zancas-Largas de 'Fray Gerundio de Campazas', la obra del Padre Isla, y nos encontraremos a un digno heredero de Cabra, que además era «pedantísimo» y «furioso tabaquista». Pero muchos de los maestros reales evocados por distintos autores en sus memorias tampoco salen bien librados. El médico y político del siglo XIX Federico Rubio escribió esto de su profesor, don Santiago: «Tenía una catarata senil en cada ojo, que no le dejaba ver tres en un burro. De la edad, una tos habitual que por afectación de oficio hacía él más sonora y campanuda. No chocheaba de cabeza; pero su cerebro, batiéndose en retirada, se había quedado solo con el latín». Don Santiago soltaba tantas toses como palabras y asegura Rubio que, para sus alumnos, tanto sentido tenían las unas como las otras. Su contemporáneo, el científico Santiago Ramón y Cajal, dedicó un fragmento de sus memorias al padre Jacinto, un escolapio de «estatura ciclópea», «macizos puños» y «voz corpulenta y estentórea» que «parecía construido expresamente para la doma de potros bravíos» y que zurraba de lo lindo al futuro nobel. El cura, amante de arrear correazos, era «capaz él solo de acabar con todos los cartagineses y romanos».
Una prostituta trianera
Como indican los autores de 'Los que saben latín', la figura del dómine sirvió durante siglos para deplorar «métodos educativos considerados obsoletos y dañinos». Incluso algunos retratos elogiosos, como el que hace Clarín del catedrático Alfredo Adolfo Camús, llegan a una conclusión de crítica pedagógica: «Si hubiera muchos Camús, las dulces humanidades no correrían en España a la fatal ruina a la que se precipitan». Autores como Baroja o Unamuno guardaban un triste recuerdo de sus peleas con el latín: el segundo, de hecho, quedó como mascarón de proa de los detractores de la enseñanza del latín en Secundaria. «¡Qué hermosas tardes perdí revolviendo aquel tomazo del Diccionario de Raimundo de Miguel y perdiendo en él mi vista!», lamentó don Miguel, que recordaba a su maestro, don Santos, con «no poco del antiguo dómine». Rafael Alberti citó en sus memorias al padre Salaverri, un jesuita peruano de «arrebatados colores» al que la chavalería apodaba 'Enriqueta la Colorada', como una «popular prostituta trianera». Y (compensemos con alguna visión positiva) Francisco García Pavón escribió con evidente aprecio sobre los dos profesores de latín que tuvo allá en La Mancha de los años 30, ambos poco convencionales: el primero, don Francisco, fue el primer protestante que el escritor vio en su vida y acabó muriendo en la cárcel, mientras que el segundo, don Máximo, era un donostiarra con txapela y fama de nacionalista. Cuando acabó la Guerra Civil, en la misa por los caídos que ofició en la plaza, el padre Máximo pidió «misericordia para los vencidos», afirmó que «tan españoles, para bien y para mal, fueron los de uno y otro bando» y no levantó el brazo («ni un dedo») cuando los miles de asistentes hicieron el saludo fascista. Días después tuvo que largarse del pueblo.El retrato más reciente lo firma Antonio Muñoz Molina y, de nuevo, es muy poco complaciente: se recuerda a sí mismo con 13 años, en un aula «grande y sombría», frente a un profesor «ciego y colérico» que «tenía sobornados en secreto a unos cuantos alumnos para que espiaran a los otros y le contaran luego lo que él no podía ver», y a la vez confiesa su pesar adulto por no haber llegado a aprender nunca latín. La suya es ya una estampa crepuscular: «Refleja muy bien la destrucción casi total de la asignatura y de un estilo de dar clase –apunta Espino Martín–. Es ahí donde el latín prácticamente desaparece y, aunque se mantenga en los planes de estudio, es de forma muy aséptica, sin casi ganas de ser impartido, y es visto como una extravagancia y un 'bicho raro' más que como la poderosa y sustancial asignatura que, en su momento, vertebraba el sistema educativo».
«Mis maestros no se adaptaban mucho a los tópicos»
TITULO: Días de cine clásico - Cine - El apartamento , Miercoles -2- Septiembre ,.
Este miércoles -2-Septiembre a las 22:00 en La 2 de TVE, foto,.
- Reparto
-
Jack Lemmon, Shirley MacLaine, Fred MacMurray, Ray Walston, Edie Adams, Jack Kruschen, Joan Shawlee, Hope Holiday, David Lewis, Naomi Stevens, Johnny Seven, Joyce Jameson, Willard Waterman, David White,.
- C.C. Baxter (Jack Lemmon) es un modesto pero ambicioso empleado de una compañía de seguros de Manhattan. Está soltero y vive solo en un discreto apartamento que presta ocasionalmente a sus superiores para sus citas amorosas. Tiene la esperanza de que estos favores le sirvan para mejorar su posición en la empresa. Pero la situación cambia cuando se enamora de una ascensorista (Shirley MacLaine) que resulta ser la amante de uno de los jefes que usan su apartamento (Fred MacMurray).
TITULO:
Un
país para escucharlo - Ara Malikian: «La música no para la guerra, pero cambia a quien la hace» ,.
Un país para escucharlo - Ara Malikian: «La música no para la guerra, pero cambia a quien la hace»,.
Este martes 1 Septiembre de , a las 23.00 por La 2, foto.
Ara Malikian: «La música no para la guerra, pero cambia a quien la hace»,.
Con el alma rota por la destrucción de Beirut, su ciudad natal, el violinista sigue con su gira «hasta que el señor Covid nos deje»
–¿Qué sintió al ver Beirut destruido?
–Se me rompió el alma. Tras una guerra veinticinco años, Líbano buscó la paz con ansia. Cuando por fin parecía tenerla, que se superaban las diferencias políticas y religiosas, sufre la explosión más fuerte de la historia tras las bombas atómicas. Es terrible. Tengo allí parte de mi familia y los beirutíes además de ayuda económica necesitan una reconstrucción emocional.
–Allí, en un garaje y bajo las bombas, inició su viaje musical. ¿Cómo ha sido?
–Largo, muy duro a veces, pero con grande recompensas. Siento sobre todo agradecimiento. Me he encontrado con el arte, conmigo mismo y con personas maravillosas. La pasión por la música me rescató de una situación muy difícil. Y sigo en marcha. Queda mucho camino y quiero crecer y aprender.
–Siempre sonríe ¿Es un optimista nato?
–El Líbano me enseñó a poner al mal tiempo buena cara. La guerra estalló cuando tenía siete años. Pude salir y cuando llegué a Alemania no podía creer que hubiera una parte del mundo sin guerra. La gente no estaba preocupada por las bombas, el hambre o las necesidades básicas, pero estaban tristes y deprimidos. No lo entendía. Vivimos en una parte del mundo privilegiada. Podemos movernos y expresarnos con libertad. Lo agradezco cada día.
–¿No le pasa factura a sus semejantes?
–No. La vida está llena de gente maravillosa. Hay personas que se entregan con todo su ser para hacer el mundo mejor. Y son más que quienes hacen todo lo contrario. Hay que creer en los otros. Toco pensando en ellos.
–¿Para quien no tocaría nunca?
–La música es para todos, para los malos y para los buenos. No puede parar la guerra, pero tiene el poder de cambiar a quienes la hacen. Si muestras la belleza y lo haces desde edades tempranas, los seres humanos crecerán con una sensibilidad diferente. Puede evitar que te dediques a la violencia, a engañar y hacer el mal a los demás. El arte nos acerca a la belleza y de ahí surge una sociedad mejor, más respetuosa y de mentes más abiertas.
–Su padre le impuso el violín y le marcó el camino. Su hijo, de cuatro, años se lo tira a la cara.
–Sí. Lo ha hecho varias veces y hay que aceptarlo. Son épocas diferentes. Lo que mi padre decía iba a misa. Ahora hay otros métodos educativos. Quiero que mi hijo sea feliz y que decida su camino. Si es el de la música seré muy feliz. Pero no le obligaré como hizo mi padre.
Concertino enjaulado
-Fue concertino y huyó del foso ¿La orquesta era una jaula?–A veces. Pero no fue tan terrible. Me enriqueció tocar ópera, sinfonías....Tuve años felices, pero la orquesta me impedía encontrar mi personalidad y desplegar las alas. Para lograrlo debía dejarla, abandonar la seguridad y la tranquilidad de un sueldo y un horario. La incertidumbre y la aventura me vinieron bien. Cometí muchos errores, claro, pero los errores son los maestro de la vida. En la orquesta no salía el artista que soy. No me arrepiento de nada.
–¿La música clásica es clasista?
–La música no, pero el mundo de la música clásica sí. Los grandes compositores son súpermodernos. Visionarios que crearon para la eternidad como Bach, Mozart o Brahms. Su música me enamora, pero no me siento cómodo en el mundo de la música clásica en el que nunca encajé.
–Ha tocado Stradivarius y Guarnerius ¿Le tembló el alma?
–He tocado violines históricos como el Guarneri de Paganini o el Stradivari de Sarasate. Si soy sincero, no me emocionó especialísimamente tocar instrumentos tan únicos y valiosos. El sonido lo hace lo haces tú y te tienes que buscar la vida tengas un buen o un mal violín. Lo que me emocionó es saber que mis ídolos habían tocado con ellos.
–Su violín encierra todas las músicas ¿Qué conecta a Bach con Camarón o los Rolling Stones?
–La belleza. No hay músicas mayores o menores. Te llega o no. Sea flamenco, rock, jazz o clásica, si hay emoción, te toca. No soy un experto en nada. Lo hago todo a mi manera en busca de la esa esencia que me satisface.
–¿El milagro de la música es que necesita del otro para existir?
–Sí. He aprendido en estos años que tiene pleno sentido cuando conectas con el otro. En el cerrado mundo de la música clásica te dicen que lo que importa es tu visión, lo que digan de ti los críticos, los puristas y el promotor de turno. Y es al revés. La música llega a otra dimensión cuándo la compartes con los demás y te alimentas de su energía. Da igual que estés ante 30 personas o 30.000.
–Paganini, Sarasate, Yehudi Menuhin, Stéphane Grappelli... Elija contrincante para un duelo de violines.
–Con cualquiera de ellos lo tendría perdido de antemano. Pero sería un aprendizaje impagable.
–¿Bach o Mozart?
–Si me obligaran a responder apuntándome con una pistola diría que Bach. Su música me inspira muchísimo. Pero Mozart es un genio como no ha nacido otro, y quizá no nazca. Hoy habría sido como una estrella del rock.
–¿Cómo de importante es el silencio para un músico?
–Importantísimo. A veces es agobiante, da miedo si se hace eterno. Pero cuando aprendes a utilizarlo como un aliado, es una herramienta muy poderosa. En los conciertos, en los espectáculos, en las composiciones....Tardé muchos en aprender que es parte de la música.
–En casa del herrero ¿cuchillo de palo? ¿El violín siempre en el estuche, como eso chefs que no cocinan en casa?
–Siempre que saco el violín lo hago con alegría. En casa o donde sea. Espero que sea así el resto de mi vida. Jamás lo sacaría del estuche por obligación.
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