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MAS VALE TARDE LA SEXTA - BICICLETA - La lotería - Cruz Roja - La
loteria jueves - LA NOCHE ABIERTA - Ciclismo
- Un atasco por una caída frena a Roglic y a Juan Ayuso y refuerza a Isaac del Toro en su liderato del Giro de Italia ,.
MAS VALE TARDE LA SEXTA - BICICLETA - La lotería - Cruz Roja - La loteria jueves - LA NOCHE ABIERTA - Ciclismo - Un atasco por una caída frena a Roglic y a Juan Ayuso y refuerza a Isaac del Toro en su liderato del Giro de Italia ,. fotos,.
LA NOCHE ABIERTA ,.
Progroma presentado por Pedro Ruiz, entrevistas por La 2 los martes a las 22:30, un gran espacio de música, foto etc.
Un atasco por una caída frena a Roglic y a Juan Ayuso y refuerza a Isaac del Toro en su liderato del Giro de Italia,.
El español y el esloveno pierden 48s con el mexicano de rosa tras una etapa banal y llana ganada por el danés Kasper Asgreen en fuga,.
Asgreen levanta los brazos, ganador en Gorizia por delante del grupo de Del Toro.
En el Giro no hay etapas banales, dice Franco Pellizotti, el director del Bahrein, que llora la caída de su Antonio Tiberi –muslo izquierdo desgarrado, golpe fuerte en la cadera izquierda--, el chaval que patina cuando la carrera, a 23 kilómetros de la meta, en la frontera con Eslovenia, entra una calle estrangulada, estrechamiento, curva, pavés, lluvia, y cae duro, y con Mads Pedersen, nada menos, y Giulio Ciccone, también, forma tal tapón que ocho novenas partes del pelotón se queda cortada detrás de ellos, tan delante marchaban. Entre ellos, unos cuantos solistas, Juan Ayuso, Primoz Roglic, Egan Bernal.
“¡Ay!”, grita el joven Tiberi, quinto el último Giro, la esperanza italiana. “El infortunio me ha golpeado también a mí”.
Del Toro es como el puente de Solkan sobre el Isonzo caudaloso por donde pasa el ferrocarril desde los tiempos del imperio austrohúngaro, un arco de piedra poderoso y esbelto, un trazo en el aire, de 85 metros que derrumban en las guerras y reconstruyen, y ahí está, en diagonal al puente de la carretera por la que ellos cruzan, embelleciendo el paisaje e iluminando el espíritu. Y casi tanto, tan luminoso, es Kasper Asgreen, un danés duro como todos los daneses, un superviviente de la fuga que, favorecido por el caos y el frenesí a sus espaldas, vuela por el asfalto empapado como voló en su año mágico con el Quick Step para ganar el Tour de Flandes, y suma una victoria más para el EF. Entra en Gorizia, en la recta final, solo, a su derecha Italia, a su izquierda, Eslovenia, una frontera estúpida por la guerra que él rompe cuando culebrea, ahora aquí, ahora allá, y todo el pelotón doliente detrás le imita. El ciclismo es internacionalismo, y proletario.
Del Toro, tan visible su mancha rosa, ágil, a vista de helicóptero, hiperactivo, pone pie en tierra pero, nadie sabe cómo, con la bici en la mano regatea entre hierros y cuerpos caídos y antes de que nadie se dé cuenta, ya está con el pelotón de los indemnes, no más de una veintena, que el Visma de Wout van Aert y Simon Yates conduce a tutta por carreteras estrechas, curvas y repechos matadores a la caza de los tres fugados (llevan a su sprinter Olav Kooij para intentar ganar la etapa) y también para poner tierra por medio con los caídos y elevar al mayor de los Yates en la general.
Del Toro es un predestinado con el signo de los campeones en estado de gracia, aquellos que, como dicen los viejos, no se caen ni pinchan, y cuando lo hacen, no pasa nada. Juan Ayuso no es de esos, ni Roglic, ni Egan. Cuando se caen les duele y pierden tiempo, y puede que se les vaya el Giro un día tonto de una caída tonta en un embudo estúpido entrando en Eslovenia. “El circuito estaba superresbaloso”, precisa Egan. “Nos pegamos duro todos”.
Los tres se encuentran en el segundo racimo de corredores, otros 17, sin apenas ayuda de compañeros de equipo. Con Roglic marcha Pellizzari, que tira de todos desencadenado; con Ayuso, nadie, tan desperdigado queda el UAE, tan descosido, y se acopla a la rueda de Roglic; también Egan con su compañero Arensman. Los tres pierden 48s con respecto a Del Toro, Simon Yates y Carapaz, un jovencito y dos clásicos que dominan ahora la general, con Juan Ayuso (a 1m 26s de su compañero líder) incrustado tercero. Roglic, el hombre referencia, sale de su Eslovenia con un retraso de 2m 23s. A Tiberi, el más dañado entre los favoritos, no le sirve de nada ser vecino de Del Toro en San Marino: perdió 1m 44s. Ciccone cruzó la meta a más de 16 y cojeando. Una ecografía de urgencia reveló un hematoma en el vasto lateral de su muslo derecho. No tomará la salida el domingo.
En el altiplano de Asiago, con vistas a los Dolomitas, sus nieves, se hacen quesos y se hacen Giros a 1.000 m. Fue un puesto estratégico, y sangriento, en la Gran Guerra, y en el Giro se convierte en un punto de observación que inspira fantasías tácticas decisivas. Allí Induraín ganó uno, regalando por unos días la maglia rosa al encantador Bruno Leali, y allí Nairo perdió otro, víctima de la alianza centroeuropea que ayudó a Dumoulin en su persecución. Y allí, el domingo, Juan Ayuso, y Roglic agazapado siempre, levantará de nuevo el espíritu y, pese a caídas e infortunios, continuará peleándose con su amigo Isaac del Toro por demostrar quién es el mejor del equipo, quién se merece todas las complacencias y vasallaje de los trabajadores del UAE, tan buenos y tan confundidos.
Será el primer día de más de cinco horas de pedaleo en un Giro breve y velocísimo, 50 horas de carrera para 2.200 kilómetros: solo siete de las 14 etapas disputadas han pasado de cuatro horas, y la de Gorizia, que no era corta,195 kilómetros, lo ha hecho por los pelos, en 4h y 4m, a casi 48 de media. Comienza otro Giro, pero bajo el signo de Del Toro, siempre.
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Hora Punta, el programa de TVE de Javier Cárdenas - Una nueva teoría del bulo ,.
Una nueva teoría del bulo,.
Hace tiempo que el principal empeño del Gobierno es escribir la historia en directo,.
Un bulo no es una mentira: es un deseo. Así que cuando el ministro Óscar López dijo que «no puede ser que un cargo público que está cobrando setenta mil euros de la Comunidad de Madrid esté fantaseando con asesinar al presidente del Gobierno», lo que estaba diciendo, en realidad, es que ojalá un cargo público cercano a Ayuso quisiera matar a Pedro Sánchez: eso facilitaría las cosas y, sobre todo, terminaría de asentar el relato de un presidente profundamente enamorado y progresista que lucha contra el fascismo de una comunidad que, igual que los irreductibles galos, quiere vivir en la barbarie. López no mentía, deseaba, y los deseos hay que repetirlos como oraciones para que se cumplan. Por eso el lunes, desmontado ya el bulo sobre Juan Vicente Bonilla, insistió: «Yo me he hecho eco de una noticia y he dicho lo que he dicho, y lo reitero». Su sueldo, por cierto, es de casi 82.000 euros.
Ahora sabemos que el 28 de abril, cuando España se apagó de repente, Pedro Sánchez preguntó: «¿Pero qué coño habéis hecho?». Al día siguiente expresó su deseo en forma de bulo: todo ha sido culpa de todos, o sea, de nadie. Tal y como ha contado María Jesús Pérez, desde el entorno del presidente le ofrecieron a las cúpulas de Iberdrola, Endesa, Repsol y Naturgy un relato pactado de responsabilidad compartida que evitara el señalamiento a Redeia (la antigua Red Eléctrica). La respuesta fue un 'no' rotundo, pero Sánchez ya había señalado ante las cámaras a los «operadores privados».
Hace tiempo que la principal labor del Gobierno es la comunicación y su empeño, el de escribir la historia en directo, que es lo más cerca que puede estar el hombre del realismo mágico: la realidad no se puede modificar con las palabras (el sueño húmedo de esos gobernantes que han descubierto que gestionar es tan cansado como desagradecido), pero al menos las palabras sí pueden modificar la memoria colectiva de un país. De momento ya han logrado convertir a Mazón en el único culpable de la gestión de la dana, desterrando de la narración los tres larguísimos días en los que muchas víctimas estuvieron esperando la ayuda de los servicios de emergencias. Y aún siguen empeñados en que las residencias de Madrid sean el único tema que haya que recordar de una pandemia que en España se llevó la vida de más de 120.000 personas.
Hoy, que se cumple un año de la segunda carta del presidente a la ciudadanía, es un buen momento para releerla. Sánchez nunca denunció la desinformación, sino «esa desinformación» que le afectaba a él. No buscaba la verdad, sino el monopolio de la mentira. Y mientras tanto miles de periodistas le aplaudían la jugada, y aplaudiéndola alimentaban un poco más el desprestigio de esta profesión, acercándonos a la tierra prometida del sanchismo: ese lugar en el que no existe información, sino relato; ese lugar donde nada es verdad y, por tanto, todo es posible. Ese lugar en el que los bulos son deseos. Deseos que se pueden hacer realidad.

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