TITULO: Cartas en el tiempo - Carta a la madre ausente ,.
Cartas en el tiempo ,.
'Cartas en el tiempo' - Carta a la madre ausente ,.
Miércoles -23- Junio a las 20:00 en La 2 / fotos.
Carta a la madre ausente,.
Cuatro hijas y un hijo escriben en su Día a su madre, que ya no está con ellos,.
Un crítico de cine de cuyo nombre no logro acordarme escribió una vez sobre 'Los puentes de Madison' que después de ver la película todos los maridos deberían correr a besar a su esposa. Se me quedó grabada la frase, allá por 1995, aunque no el autor. Después de leer estas cartas de amor para celebrar el Día de la Madre, es muy posible que le entren unas ganas irrefrenables de abrazar a la suya, si es que aún tiene la suerte de disfrutarla, aunque sea de lejos en este confinamiento... Y si ya no está, haga como las hijas e hijo de este reportaje; las perdieron en diferentes momentos, unos hace años, otros no tanto, y alguna, muy recientemente, por culpa del dichoso virus, sin despedida, abruptamente. Ante estas infinitas ausencias, han querido dedicarles unas líneas en este simbólico día. Atrévase, verá que es terapéutico. Leyéndolas, una cosa queda clara, el poder de la palabra madre, ama, mare, naiciña, mamá... dicha, gritada, susurrada, llorada... como cuando éramos niños. Alivia. También escrita, como en estas cartas llenas de cariño y belleza. Atrévase.
Carta de Mónica Lizarbe a su madre, Margarita Villabona (1938-2006). Olite (Navarra)
Me encantaría poder llamarte y decir de nuevo: ¡Mamá!
Querida mamá, me ha costado 14 años escribirte unas palabras, todavía me produce un escalofrío pensar en aquel pasillo largo y oscuro que recorrimos juntas abrazadas después de aquella cita médica en la que te dijeron con buenas palabras que la vida se te acababa. ¡Qué duro vivir aquel año!¡Qué duro acompañarte en ese camino de degradación física que sufriste! Y, sin embargo, ¡qué feliz me siento a la vez por haberte podido acompañar!
Sabes, ahora algunas personas están muriendo solas. ¡Qué triste, qué dolor! Sin embargo, yo tuve la suerte de poderlo hacer contigo. Cuando repaso ahora los mejores momentos de mi vida, uno de ellos es haberte acompañado en ese camino del final de tu vida. ¡Qué lección nos diste! Viviste tu enfermedad con entereza, con optimismo en que aquello no podría contigo... Sin una queja... Recuerdo que cuando te estaba naciendo de nuevo el pelo y salía blanco, me dijiste: «Yo no me lo voy a dejar blanco, en cuanto salga todo me lo tiño»... No dio tiempo. Pero tú no te rendías a que eso fuese el final...
¡Cuántas veces he echado de menos marcar tu teléfono y pronunciar la palabra MAMÁ... Ahora yo soy mamá y, qué curioso, a partir del momento en que lo fui, todavía pienso más en ti. En la pena que me da que no conocieses a tu nieto. ¿Quién te iba a decir que yo tendría un hijo, eh?... Aunque ya sé que de alguna forma le conoces. Cuando le daba pecho, de bebé, y de repente se soltaba del pezón y miraba como si hubiese entrado alguien, yo sabía que te miraba a ti... que tú nos acompañabas.
Querida mamá, hoy es el Día de la Madre. Me encantaría llamarte y poder decir de nuevo: ¡Mamá! Cuánto te necesito todavía y qué afortunada he sido de ser tu hija... ¡Felicidades, mamá!
Carta de Mari Carmen Navarro a su madre Sagrario Bedoya (1936-2013). Santoña (Cantabria)
Mamá, ¿quedamos en Berria o en San Martín?
El verano comienza cuando quedamos todas juntas en la Playa de San Martín. Como cada año, vuelve nuestra rutina estival. Cuatro generaciones de mujeres haciendo lo mismo que tú. Siguiendo tus pasos. Pasear, bañarse y leer. Por ese orden. Rodeada de tus hijas, tus nietas y tus bisnietas. Después, a comer en el Chili: sardinas, jibiones fritos y ensalada. ¡Qué más se puede desear!
A la tarde, con la marea alta nos volvemos a la playa. Es el momento de las historias.
– «Mamá, cuéntale a las niñas lo de Juanillo».
– «Veréis, yo estaba aquí mismo en la playa con mi madre, mojándome los pies, los tenía muy hinchados, estaba a punto de tener mi segundo hijo. De repente pasó por delante de mí un niño arrastrado por la corriente que no podía salir. Era Juanillo. Sin pensarlo dos veces me tiré a por él. Mi madre empezó a chillar. –¡¡Sagrario estás loca. Ayuden a mi hija por favor, está embarazada!!–. Cuando llegué hasta el niño, estaba muy cansado. Tranquilo –le dije–, vamos a salir poco a poco, los dos juntos. Le sujeté por el pecho y nos dejamos llevar, pero corrigiendo la trayectoria hacia la orilla. Y así llegamos a hacer pie y salir andando. El niño tenía 12 años. Juanillo es hoy un hombre que sale a la mar, sin miedo, pero con respeto. Desde entonces, todos los años cuando sabe que estoy en casa, me trae pescado fresco».
Fue la última vez que contaste esa historia. Era un día perfecto, si no fuera porque el agua estaba fría y porque esa misma noche te fuiste. Sin despedirnos. Un agujero negro se me abrió en el alma. Al cerrar los ojos me veía acurrucada en la oscuridad, agarrada a mis piernas y con la cabeza entre ellas. Para no ver. Para que no me vean. Encapsulada, igual que una crisálida. Cuando avanzo mis manos, veo las tuyas. Cuando camino, mis expresiones, mis gestos, mis arrugas son las tuyas. Después de siete años, esa crisálida va saliendo poco a poco. Me estoy transformando en ti. Te quiero.
Mª del Mar Jiménez, a Ángela Arroyo (1939-1990). Granada
Te recuerdo, mamá, con tu moño a la italiana y tu luz permanente...
A mamá. A tu dulce sonrisa, a tu tierno cariño, a tu especial
cuidado, a tu amoroso gesto. A tu incondicional entrega, a tu continuo sacrificio, a tu comprensión infinita, a tu apoyo amoroso. A tu silencio sereno, a tu mirada bondadosa, a tu beso de flor, a tus manos maltratadas. A tu belleza de niña, a tu alma de ángel, a tu amor a papá, a tu amor a tus hijos, a tu amor a los demás. A tu lucha incansable, a tu cuerpo quebrado de dolor y pesar, a tu inmenso dolor y tu sonrisa a pesar. A tu pena y a tu alma, a tus deseos sin realizar, a tu recuerdo alegre de los días en el hogar. A una estrella que brilla y me observa llorar y me observa reír, y me ayuda a soñar y me ayuda a lograr, y me ayuda a ser y me ayuda a sentir, y me ayuda a vivir… Y a una nube en el cielo, y una lágrima más, a la MUJER que fue y es, a mi madre, a mamá, a... mi mamá. Te recuerdo, mamá, por tu sencilla elegancia, siempre con faldas estrechas y tacones de aguja, tu moño a la italiana y tu luz permanente. Y cómo olvidar tu infinita paciencia con tus hijos, siempre viviendo para nosotros. Y nunca, nunca he vuelto a probar en ningún sitio tu exquisita cocina, que compartías con papá, y que estará ahora contigo.
Idoia Larrabide escribe a Mercedes Ramos (1933-2020). Bilbao
Te me has ido solita y lo siento en el alma. Me quedo con los años que hemos pasado juntas
Mi querida ama: Te me has ido, solita, sin avisar. Siento en el alma no haber podido estar contigo. Pero me quedo con todos los años que hemos pasado juntas. Hemos sido una bonita familia junto a aita. Nos hemos divertido y reído.
Siempre recordaré tu valentía, incluso cuando ya te habías quedado sin vista. Has sido imprescindible para la gente que te rodeaba, dispuesta a ayudar a todos de una forma u otra cuando se te necesitaba. En los últimos tiempos, la ayuda la has necesitado tú, y ahí hemos estado todos juntos guiándote el camino para que nunca te sintieras sola.
A pesar de todo, las circunstancias no han sido las mejores, porque sí, porque la vida no es siempre todo lo justa que nos gustaría. Te has acabado yendo sola, como nunca lo habrías querido ni imaginado. Solo espero que, aunque no hayamos podido estar junto a ti en estos momentos, nos hayas sentido igual de cerca que nosotros a ti.
Ahora estás en paz, te llevaremos toda la vida en nuestro corazón y te vamos a echar muchísimo en falta. Danos fuerzas para seguir este camino sin ti. Te queremos.
Canción 'La Grieta', escrita por Goio Gutiérrez para María Quintana (1928-2018). Bilbao
Ahora sé que estás justo aquí, tú en mí y en ti yo.
La grieta se abrió y el mundo se partió en dos, en dos...
Las cosas cayeron adentro una tras otra, como sin alma, como sin cuerpo...
Unas se rompieron y otras no lo hicieron, pero todas cambiaron, todas cambiaron...
Y nada quedó ni en un lado ni en el otro, sólo tú allí y aquí yo...
¿Qué hacer?, ¿qué hacer?...
Lloré primero, de nada sirvió, recé después y de nada sirvió.
Corrí en busca de un puente y de nada sirvió, cerré los ojos y sellé... mi corazón, mi corazón...
De pronto, del fondo del abismo, una voz llegó y alta y clara así se pronunció:
«No, no va a dejar la rueda de girar. No, no hay vuelta atrás, la grieta no se cerrará.
Si te quieres acercar a lo que está más allá, dentro de ti deberás mirar. Sólo así lo podrás encontrar»
Poco a poco el llanto cesó y cesó la oración.
Comencé a caminar y sonreí, casi feliz, casi feliz...
La grieta a un lado al otro yo, abiertos los ojos, abierto el corazón.
Ahora sé que estás justo aquí, tú en mí y en ti yo.
TITULO: Las rutas de Ambrosio - Gigantes a un zapador ,.
El sabado -26- Junio a las 19:10 por La 2, foto,.
Gigantes a un zapador ,.
Santiago Sierra y Eugenio Merino los dos 'diablos' del arte contemporáneo español se han aliado para volver a encender la polémica en ARCO. Ambos firman 'Ninot' un pieza de cuatro metros y medio de altura de Felipe VI que deberá ser pasto de las llamas, según exigirá por contrato la galerista Ida Pisani a sus posibles compradores. Sierra acaparó la atención el año pasado en la feria con sus galería de retratos 'Presos políticos en la España Contemporánea', entre los que incluyó a algunos de los dirigentes independentistas catalanes y que sería retirada inicialmente del 'stand' de Helga de Alvear. Merino hizo lo propio en años anteriores con su efigie de Franco encerrado en una nevera con atavíos de general.
Ida Pisani, propietaria de la galería milanesa Prometeo, explicó que la idea de esta pieza única es «la de un ninot como otro cualquiera» y que por tanto su destino es el fuego. Para asegurar su paso por las llamas, se establecerá con el futuro comprador un «acuerdo contractual» para que el monarca de material sintético y cartón «arda hasta que solo quede la calavera». Su dueño sólo tendrá derecho a quedarse con el vídeo que documente la quema y con el cráneo oculto en el interior realizada con un material ignífugo que lo preservará. Deberá ser además en un acto público del que Pisani no ha facilitado más datos.
«Más que un artista político, Santiago Sierra es un artista comprometido con la realidad y que enfoca problemas. No he pensado en la polémica, de hecho lo decidimos juntos, sino solo en exponer esta obra», señaló Pisani. 'Ninot' ha sido elaborada con poliuretano, cartón piedra y tela en los talleres valencianos del maestro fallero Manolo Martín, de la empresa MDoble, según aclaró Pisani. La figura está perfumada con la fragancia 'Dark blue' de Hugo Boss «que es el perfume que usa el monarca». La propia galerista se encarga de perfumar cada tanto la pieza con la cara fragancia del firma alemana.
Artistas y artesanos han invertido un año de trabajo para culminar este ninot gigante del don Felipe pulcramente trajeado de azul oscuro, con corbata verde, camisa grisácea y zapatos negros. Quien quiera llevarse a casa este Rey gigante y deberá desembolsar 200.000 euros y comprometerse a hacer un falla con él. La gigantesca pieza de corte hiperrealista mide casi cuatro metros y medio de altura, lo que le hace sobresalir del espacio de la galería italiana, situada en el pabellón 9 de Ifema. Si la pieza no se retira, y parece que así será, será imposible que los Reyes no divisen la polémica figura de don Felipe cuando inauguren oficialmente el certamen que tiene este año a Perú como país invitado.
La pieza del dinámico y provocador dúo de artistas no es la única alusión al Rey en la feria. En la galería finlandesa Forsblom, Riiko Sakkinen, artista afincado en España expone 'Nuestros reyes favoritos', en la que junto al rostro de Felipe VI muestra un listado en el que figuran del rey Melchor al Rey León, pasando por el rey de corazones, Latin Kings o Burger King.
Gran parecido
El perfecto rostro de la pieza lo ha modelado Eugenio Merino, artista abonado desde hace años a la polémica y que en otras ediciones de ARCO se hizo notar con 'Always Franco', una pieza de silicona del dictador encerrado en un dispensador de refrescos que mostró en la galería ADN, o con un Fidel Castro zombi. Merino fue demandado por la Fundación Francisco Franco y llevado a un juicio del que saldría indemne.
La obra de Sierra 'Presos políticos' fue el centro de atención de la pasada edición cuando la dirección de Ifema, hoy fuera de la institución, decidió retirarla antes la apertura de la feria y en contra del criterio del la galerista Helga de Alvear –quien reconocería que «todos hemos hecho el ridículo»– y del director del certamen Carlos Urroz. La organización rectificó el tiro y la obra volvió al espacio de la veterana galerista.
Este año los 'Presos políticos' de Sierra estarán también presentes en otra exposición en 'Zapadores Ciudad del Arte', en cartel hasta el 3 de marzo. El controvertido creador, que da por zanjada la polémica, asegura que «la censura en España no se ha terminado», como declaró el lunes en la inauguración de esta exposición.
TITULO: LAS RUTAS DE VERONICA - Una sola batalla,.
El sabado-26- Junio a las 18:10 por La 2, foto,.
Una sola batalla,.
Una pieza única para el conocimiento y el disfrute personal. Desde hace apenas unas semanas el Archivo Digital del Patrimonio -almacén de bienes excepcionales- ofrece al completo una de los elementos más codiciados del patrimonio: el Antifonario Mozárabe de León.
Y así sus 306 folios de pergamino pueden descargarse al completo con el fin de facilitar el conocimiento y el trabajo de los investigadores. La pieza se descarga con la máxima calidad y permitirá trabajar sobre el mismo y difundir su contenido.
El Antifonario mozárabe de la catedral de León también conocido como Antifonario de León es un manuscrito que contiene los cantos de las celebraciones de la Liturgia hispánica o mozárabe
El apellido 'mozárabe'
Según los expertos el adjetivo «mozárabe», a pesar de su frecuente uso para calificar el rito medieval hispánico y su famoso antifonario, no es el más adecuado para referir ambos conceptos, ya que esta liturgia fue practicada desde tiempos visigóticos en la península ibérica, y, una vez que algunos territorios hispanos estuvieron dominados por los árabes, se siguió practicando, no solo por los mozárabes, sino también por los cristianos de ciertos reinos que no estuvieron ocupados.
Posee 306 folios de pergamino (330 x 240 mm), generalmente escritos a una sola columna y en letra visigótica; 22 de los folios contienen miniaturas.
Este manuscrito no cuenta con un colofón que indique lugar de origen, copista o fecha de producción. Sin embargo, ciertos autores lo datan como del siglo X sobre la base de sus rasgos paleográficos. También sustentan tal datación la identificación de los personajes Totmundo e Ikila así como del obispo San Froilán, mencionado en caracteres criptográficos.
Copeado por orden del abad Totmundo
Se cree que fue copiado por orden del abad Totmundo (o de la abadía a la que pertenecía dicho personaje, posiblemente el monasterio leonés de San Cipriano del Condado) para el abad Ikila, quien llegó a ser obispo de León. En una nota en el folio 25 se dice que fue copiado directamente de otro manuscrito de la época del rey Wamba en el año 672. Actualmente se encuentra en la Catedral de León.
El manuscrito comienza -según recoge la información relatada en wikipedia-, como es habitual en muchos códices españoles de la alta edad media, con una Cruz de Oviedo (en recuerdo, según la leyenda, de la que se le apareció al rey Pelayo en la batalla de Covadonga) y una miniatura en la que se ve a Totmundo entregando el libro al abad Ikila. Totmundo lleva sobre la cabeza el pronombre ille en señal de humildad. Esta representación de la entrega de la obra acabada era también muy frecuente en los primeros incunables.
Piezas musicales
El libro contiene las piezas musicales que se cantaban en los oficios litúrgicos de todo el año. Es el único antifonario de la liturgia hispánica que se ha conservado completo. Otros antifonarios hispánicos (como por ejemplo los vinculados con Silos y hoy conservados en la abadía de esta localidad, en la Biblioteca Nacional de Francia, París, y en la British Library, Londres, o con San Juan de la Peña, conservado en la Universidad de Zaragoza) solo han llegado hasta nosotros en estado fragmentario.
El Antifonario de León tiene notación musical hispánica de tipo vertical. Los signos musicales de esta notación y otras notaciones antiguas se suelen llamar «neumas». Los neumas hispánicos no se disponen sobre líneas de referencia (como tetragramas o pentagramas), sino «a campo aperto». Por carecer de esta referencia, la información diastemática representada por estos signos no ha podido ser descifrada hasta el momento, a pesar de los esfuerzos realizados por los musicólogos. El Antifonario de León contiene muchas ilustraciones, especialmente escenas de la vida de Jesús. Algunas letras poseen entrelazados que recuerdan más al arte carolingio que al visigótico.
TITULO: ¡ Qué grande es el cine ! - ME RESBALA - AQUEMARROPA - ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ! - EL HORMIGUERO VIERNES -2- Julio -Sandra Barneda ,.
¡Qué grande es el cine!,.
¡Qué grande es el cine! fue un programa de cine dirigido por José Luis Garci y emitido por Televisión Española por su cadena La 2.
El programa comenzaba con una presentacLa actriz Juana Acostaión de la película que se
emitía esa noche, posteriormente esta película se emitía y acababa con
una tertulia entre Garci y los invitados del día sobre ella.1 El programa comenzó a llevarse a cabo en enero de 1995 y comenzó sus emisiones el 13 de febrero del mismo año., etc.
¡ Qué grande es el cine ! - ME RESBALA - AQUEMARROPA - ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ! - EL HORMIGUERO VIERNES -2- Julio - Sandra Barneda ., fotos,.
Sandra Barneda,.
Sandra Barneda: "Yo soy feminista pero mis libros son universales",.
Finalista del Premio Planeta, la popular presentadora de Telecinco consolida su carrera literaria con su sexto libro: 'Un océano para llegar aquí',.
En siete años ha publicado seis libros. Pero a la Sandra Barneda (Barcelona, 1979) escritora la suele eclipsar su alter ego televisivo. Licenciada en Periodismo, forjó su carrera en los informativos. En los últimos años, se ha convertido en una de las presentadoras preferidas de Telecinco y cada semana bate récords de audiencia con 'La isla de las tentaciones 2', el reality sobre infidelidades. Pero hay otra Barneda. Y acaba de rozar el Planeta con 'Un océano para llegar aquí'.
- ¿Esta novela forma parte de su tetralogía sobre tierra, aire, agua y fuego?
- No, es otra cosa. Quería volver a una novela intimista, a lo rural. Una novela en la que los sentimientos no hieran: es un océano de emociones, cambiando un poco el título. Página tras páginas los personajes van atravesando y viviendo estas emociones en función de que van descubriendo secretos familiares. Transcurre en 49 días, el tiempo que tarda un alma en reencarnarse según la tradición budista, en Candelada, un pueblo de la Sierra de Gredos. Me interesaba volver a la esencia, a la naturaleza.
- En los últimos años, cada vez aparecen más novelas ambientadas en el mundo rural. ¿Hay cierta necesidad de regresar a la naturaleza?
- Sí, y en 2014, con 'La tierra de las mujeres' ya lo hice. Entonces era el retorno de una americana que llegaba a un pequeño pueblo de España, el de su padre.. Las ciudades, a pesar de que están cambiando, nos apartan de los tiempos de la naturaleza. Cuando estamos mal o necesitamos reflexionar buscamos la naturaleza: nos vamos a un parque o a la montaña a caminar. Es algo que nos calma. También quería hacer un homenaje a la mujer rural siguiendo con la estela de mis protagonistas, que son mujeres.
- Gabrielle, su protagonista, es un nombre neutro en la pronunciación. ¿Buscaba esa androginia?
- Me gustaba que el nombre fuera neutro, que pudiera ser hombre o mujer. Jugar con esa neutralidad permite que el lector, sea hombre o mujer, se aísle: que el nombre no le lleve a identificar al personaje. Al final, apuesto por la universalidad de las emociones más allá de la disección entre géneros. El día que nos liberemos de esa disección de géneros habremos avanzado mucho.
- Pero todas sus protagonistas son mujeres. ¿Sus libros son feministas?
- La autora es feminista. Y el universo por el que me muevo es el que quiero contar. Me interesa mucho ahondar en el universo femenino y profundizar en esa estela. Yo soy feminista, mis libros son universales.
- En la ceremonia del Planeta habló de "compartir este año de reinado" con Eva García Sáenz de Urturi. En 69 ediciones del premio sólo ha habido 17 mujeres ganadoras y 19 finalistas...
- Y si hablamos de parejas que hayan sido mujer ganadora y finalista, en 69 ediciones sólo ha habido cuatro. Me congratula mucho compartir el premio con Eva, con dos novelas tan diferentes. Ella desempolva una de las grandes figuras de la historia, que es Leonor de Aquitania. Y me parece fantástico. Mientras que 'Un océano para llegar a ti' es contemporánea, habla de secretos, entramados familiares. Es, sobre todo, una novela muy esperanzadora para los tiempos que corren. Puede dejar el poso que deja un buen café: te va apetecer leerla desde la intimidad, con la mantita. Estoy convencida de que toda persona que la lea va a sentir algo, porque habla de la cotidianidad, de convertir lo ordinario en extraordinario. Y de lo felices que somos cuando nos damos cuenta de eso.
- ¿Se puede compaginar televisión y literatura?
- Claro. La televisión me ofrece poder comunicar, divertirme y entretenerme desde un lugar como si estuviera en una fiesta como amigos. Escribir me ofrece un sanarme, un estar conmigo y esa necesidad de contarme el mundo como me gustaría que fuera, darle belleza al mundo. Lo trato de hacer desde todas las aristas de mi vida pero la escritura es una necesidad vital, un elemento de soledad absoluto pero no puedo dejar de hacerlo, de hablar con tus personajes, de las historias que quieres contar.
- Ésta es su sexta novela, pero cuando se habla de usted como escritora ¿siente que hay un cierto prejuicio por ser presentadora de televisión y, más concretamente, de realities?
- Los prejuicios existen y es difícil librarte de ellos. Lo importante es que no te paralicen y que no te los creas. He tenido la suerte de que desde que publiqué la primera novela la crítica literaria me ha tratado muy bien. Hoy me decían 'Ahora te van a descubrir como escritora...' Pero en firmas de libros me han llegado a decir: 'Ahora te sigo como presentadora porque te he descubierto como escritora'. Cuesta más de creer pero me ha ocurrido, cosa que me alegra mucho. Me siento muy feliz. Por la combinación de televisión y escritura también me han dicho 'Eres como Dr. Jeckyl y Mr. Hyde'.
- ¿Y cuál sería Mr. Hyde?
- [ríe] En esta comparación me parece desafortunado el Mr. Hyde, porque no me gusta... Pero sí que hay una idea de tener un alter ego. Y además muy bien colocado. Los prejuicios no están en los lectores sino en quién pregunta, porque al final las novelas hablan por sí solas.
- Al final, a la mayoría de profesionales de la televisión que escriben un libro se les etiqueta de "escritores mediáticos".
- El periodismo y el articulismo están muy cerca de la literatura. Todavía no sé muy bien por qué se cuestiona desde siempre. Ha habido muchos grandes escritores que vienen de ahí, como Arturo Pérez-Reverte. Pero Arturo parece que quiere olvidar que estuvo en la televisión, que fue corresponsal... No hay que entrar en esos prejuicios y me sorprende.
TITULO: ¿Dónde estabas entonces? - La herida de ETA en Castilla y León sigue abierta , Martes -22- Junio,.
Este martes -22- Junio ,. , a las 22.30, La Sexta emite una nueva entrega de la tercera temporada de '¿Dónde estabas entonces?', presentada por Ana Pastor. fotos,.
La herida de ETA en Castilla y León sigue abierta,.
Esa carta del 2 de mayo, esas palabras en las que ETA dijo haber «disuelto completamente todas sus estructuras», poniendo «fin a su recorrido», se escribieron con las mismas manos que acabaron con la vida de 853 personas (según el último dato reconocido por el Ministero del Interior, aunque hay asociaciones de víctimas que lo elevan a 858) y provocaron heridas a 6.389, en 2.472 actos terroristas. Es el balance de casi 60 años de violencia, con profundas heridas también en Castilla y León.
Esta es, después del País Vasco, la comunidad con más víctimas mortales. Los archivos de Covite (Colectivo de Víctimas del Terrorismo en el País Vasco), del proyecto Memoria de Vida (de la Fundación Víctimas elTerrorismo) y del libro 'Vidas rotas', publicado por Espasa, atribuyen a ETA el asesinato de 139 personas nacidas en Castilla y León, a las que habría que sumar otras diez con profundas raíces en la comunidad. En total, 149 heridas mortales en la segunda región más golpeada por el terrorismo de ETA.
Fueron 51 guardias civiles, 36 policías, 16 militares y también comerciantes, transportistas, taxistas, hosteleros, fotógrafos y funcionarios de prisiones. Por provincias, 36 víctimas habían nacido o guardaban una profunda vinculación salmantina. Le siguen León (33), Burgos (23), Zamora (16) y Palencia (12). De Ávila y Segovia procedían nueve asesinados por ETA. Siete de Valladolid y uno de Soria. Hay tres casos vinculados a Castilla y León sin que los registros oficiales consignen su lugar de nacimiento. De esos 148 fallecidos, la mitad están sin resolver. El pasado enero, la Fiscalía de la Audiencia Nacional fijó en 312 el número de asesinatos sin juicio. De ellos, al menos 74 en Castilla y León entre los que han prescrito (veinte años desde que se modificó por última vez el sumario), fueron amnistiados (los cometidos hasta 1977) o no se ha podido comprobar la autoría.
El Norte de Castilla inicia hoy una serie de seis entregas para recordar a todas las víctimas castellanas y leonesas y abordar la herida que ETA deja en Castilla y León.
«Las víctimas hemos estado abandonadas, pero no podemos crear más odio»
«¿Pero cómo un accidente, si Fermín conduce tan bien?», se preguntaba su esposa camino del hospital de Basurto, confusa por el anuncio que un compañero del marido llevó hasta el piso en el que vivían con sus hijas (Charo, Dori, Marimar: 12, 10 y 4 años). «Fermín ha tenido un accidente», le dijeron. De tráfico, le contaron al principio para no asustar más. Un choque, un vuelco, un pequeño percance, vete a saber. Rosario corrió hasta el hospital sin creerse lo malo. Y se encontró lo peor. Su esposo, Fermín, 38 años, taxista en Bilbao, un Simca 1000 recién estrenado, por fin un coche de su propiedad, había muerto a tiros esa tarde. Asesinado por cuatro disparos (corazón, tórax, ingle, una mano) a manos de un terrorista de ETA que huía de la Policía y buscó refugio en su taxi. El burgalés Fermín Monasterio se convirtió en la tercera víctima mortal de la banda asesina, la primera herida etarra en la piel de Castilla y León. Era el 9 de abril de 1969. Su hija Dori lo recuerda desde Bilbao.
Rescata aquella tarde que se prometía tan feliz: las compras de telas, la visita a la modista, el chocolate con churros, el paseo tranquilo hasta llegar a casa. Y de pronto, el aviso en el portal: «Rosario, tu marido ha tenido un accidente», le dijeron. Porque no querían darle de golpe la mala noticia. Porque había cosas que entonces, en aquella época, era mejor no decir en voz alta. Por eso, cuando algunas veces preguntaron, la versión familiar era que Fermín había muerto en un accidente que en realidad fue crimen.
«Las víctimas del terrorismo hemos estado muy solas durante mucho tiempo. Mucho. Y solo desde hace pocos años nos hemos empezado a sentir algo más acompañadas. Nunca hemos sentido el apoyo explícito de los políticos, del Gobierno central. Hemos estado abandonados hasta que el Gobierno vasco, en 2005, empezó a reconocer a las víctimas», explica Dori, tantos años callada que ahora no quiere parar. «He empezado a hablar. Y me siento bien, liberada». Habla en los colegios e institutos, visitará también las Universidades, colabora con el Instituto Gogora de la memoria, la convivencia y los derechos humanos y con el Foro Bilbao por la Paz y la Convivencia. «No puede haber un olvido de casi sesenta años de violencia, de muertes, chantajes, extorsión. No podemos mirar para otro lado cuando hemos vivido una historia tan terrible. Hay que hablar y recordar, contar por lo que hemos pasado, respetar la memoria de lo que ha ocurrido para que no vuelva a suceder». Y para eso, dice, «todos tenemos que trabajar para convivir. Los políticos, la sociedad, también las víctimas. Las víctimas no podemos crear más odio, porque eso no nos lleva a ningún lado», asegura Dori.
Todas las víctimas mortales de ETA de Castilla y León entre los años 1969 y 1978
Fermín Monasterio Pérez: el taxista que abrió la trágica lista mortal. Taxista nacido en Isar (Burgos)
Acababa de estrenar coche. Un Simca 1000 matrícula de Bilbao con el que prestar servicio de taxi en la ciudad en la que residía desde hacía cinco años. Había emigrado al País Vasco desde Isar, en la provincia de Burgos. Su mujer, Rosario, también era burgalesa. Tenía tres hijas (de trece, diez y cinco años) cuando un terrorista de 23 años -que huía de la Policía- montó en el taxi de Fermín. Lo mató. Fermín se convirtió en la tercera víctima mortal de ETA. La primera de Castilla y León. Tenía 38 años.
La Policía había montado un operativo en un tercer piso de Artekale, en el casco viejo de Bilbao, donde un comando de etarras ocupaba un piso franco. Eran Mario Onaindia, Txutxo Abrisketa, Víctor Arana y Mikel Etxeberria. Los agentes los esperaban dentro y, cuando los tres primeros llegaron a la vivienda, fueron arrestados. El cuarto, Mikel, alias Makagüen, consiguió escapar, con dos heridas de bala en el cuerpo.
En su huida, cogió el taxi de Fermín. Se montó primero en el asiento trasero y luego se pasó al de copiloto. Pidió al coductor que lo llevara a Burgos por la carretera de Basauri. Cuando Fermín vio las heridas, insistió para acercarlo a un hospital, algo a lo que el terrorista se negó. Obligado, Fermín llevó el coche hasta un descampado de Arrigorriaga, donde Mikel Etxeberría le disparó cuatro veces. Una de las balas le atravesó el corazón. Las otras: tórax, ingle, una mano. Después, el terrorista arrojó el cuerpo de Fermín al descampado y emprendió la huida. Dejó el coche cerca de Orozco y luego escapó a Francia.
Un compañero taxista de servicio halló a Fermín en el descampado y lo llevó al hospital de Basurto, sin que se pudiera hacer nada por salvar su vida. Ingresó cadáver. Los taxistas de Vizcaya hicieron una jornada especial el día 12 y la recaudación completa fue a parar a la familia de la víctima.
El asesino de Fermín fue arrestado casi treinta años después, el 2 de abril de 1998 en San Luis de Potosí, México. La Audiencia Nacional lo condenó a ocho años de cárcel por fabricación de explosivos, pero no pudieron juzgarlo por el asesinato de Fermín, ya que los atentados anteriores a 1977 fueron amnistiados.
Luis Martínez Marín: agente comercial nacido en Valladolid. ETA lo mató con una bomba en los baños de un bar de Madrid del que era cliente
Luis Martínez, un agente comercial con raíces vallisoletanas, fue una de las trece personas que perdieron la vida en el primer gran atentado múltiple perpetrado por ETA, con la colocación de una bomba en los aseos de una concurrida cafetería del centro de Madrid.
La cafetería Rolando (antigua cervecería La Tropical) se encontraba en el número 4 de la calle Correo, a un pasito de la Puerta del Sol y muy cerca de la Dirección General de Seguridad. Los etarras comprobaron que esto hacía que numerosos agentes se acercaran por allí para tomar el café o para comer. Pensaron que era el lugar idóneo para la masacre. Un local grande, con once trabajadores y que a diario recibía la visita de decenas de clientes. El atentado provocó trece muertos y cerca de sesenta heridos, cuando la bomba explotó, sobre las 14:15 horas. El artefacto, que fue colocado en los aseos de la cafetería (en el sótano), tenía treinta kilos de dinamita y tuercas de dos centímetros de diámetro, para que actuaran como metralla.
Una de las víctimas mortales fue Luis Martínez Marín, nacido en Valladolid. Vivía en la calle Fernández de los Ríos. Era agente comercial. Fue enterrado en el cementerio de La Almudena.
María de los Ángeles Rey Martínez: un examen en Madrid para acabar los estudios. Estudiante burgalesa. Murió en el atentado de la cafetería Rolando en Madrid, donde había ido a comer con unas amigas
María de los Ángeles Rey, una joven burgalesa de 20 años, fue una de las trece personas que perdieron la vida en el primer gran atentado múltiple perpetrado por ETA, con la colocación de una bomba en los aseos de una concurrida cafetería del centro de Madrid. María de los Ángeles, natural de Burgos (la familia tenía vivienda en la calle San Joaquín), había acudido a Madrid porque se iba a presentar al examen de una asignatura que tenía suspensa. Durante ese verano, había empezado a trabajar en prácticas como administrativa en un taller de electricidad. Ese día, María y varias amigas eligieron la cafetería Rolando para comer. Mientras sus compañeras fueron a la barra para pedir, ella se acercó a las mesas, para reservar un sitio en el que sentarse. Fue el momento en el que estalló la bomba. María de los Ángeles falleció. Sus amigas resultaron heridas leves.
Su padre, Francisco Rey, habló en el libro 'Olvidados', de Iñaki Arteta y Alfonso Carretero. «Mi hija no se salvó por apenas unos metros». El padre acudió en taxi desde Burgos para reconocer el cadáver de su hija. Era la mayor de cuatro hermanos. Eran otras dos chicas (de 16 y 14 años) y un chico de siete.
Manuel Llanos Gancedo: el camarero aficionado al Real Madrid. Nacido en Villar de Vildas (Asturias), habia vivido desde los seis años en Villablino (León). Camarero de profesión
Manuel Llanos Gancedo, un joven camarero de 26 años, fue otra de las trece personas que perdieron la vida en la cafetería Rolando. La familia de Manuel procedía de Asturias y él mismo nació allí, en una pequeña parroquia del concejo de Somiedo. Pero muy pronto hicieron las maletas y se mudaron a Villablino, donde el padre de Manuel trabajaba como minero.
Manuel empezó a trabajar desde muy joven como aprendiz de camarero en el casino de la localidad leonesa. Los arrendatarios del local decidieron entonces mudarse a Madrid y probar allí fortuna con una cafetería. Manuel se fue con ellos a la capital. Cuatro años después, la pericia y maestría de Manuel le abrieron las puertas hacia otros locales. Fue cuando los dueños de la cafetería Rolando le ofrecieron un empleo como encargado. Y aceptó. El tiempo libre lo alimentaba con su pasión futbolística. Era un gran aficionado al Real Madrid y no dudaba en acercarse a los campos de entrenamiento para ver a su equipo.
La bomba que en septiembre de 1974 explotó en la cafetería Ronaldo le provocó heridas muy graves. Llegó con vida sobre las 15:30 horas (apenas una hora después de la explosión) al hospital de la Cruz Roja. Le suministraron oxígeno, pero poco más pudieron hacer por su vida. Murió antes de que le pudieran operar.
Argimiro García Estévez: volvía a casa después de tomarse unos vinos. Guardia Civil nacido en Aldeadávila de la Ribera (Salamanca). Asesinado en Mondragón junto a Luis Santos
Habían estado de chatos. Después de una jornada de trabajo, habían decidido dar un paseo por la localidad, visitar un par de bares y tomarse algo para terminar el día. Eran las 20:30 horas y Argimiro García paseaba con Luis Santos, compañero de la Guardia Civil, paisano salmantino destinado en Mondragón, cuando los dos fueron asesinados por los terroristas de ETA.
El agente Argimiro García llevaba siete años destinado en Mondragón y acababa de cumplir las bodas de plata en el cuerpo. Tenía 50 años, estaba casado y tenía siete hijos (cuatro chicas, tres varones), con edades entre los 14 y los 27 años, cuando ETA acabó con su vida.
Después de tomar esos vinos, Luis (con el uniforme puesto) y Argimiro (de paisano) paseaban por la calle del Peral. Un coche Seat, con matrícula de Bilbao (robado horas antes), redujo la velocidad y, al situarse a la altura de los dos salmantinos, uno de sus ocupantes disparó con el coche en marcha. Una ráfaga de ametralladora. Los terroristas huyeron después y abandonaron el vehículo (a apenas 400 metros de distancia del atentado), después de chocar contra otro coche.
Los dos cayeron mortalmente heridos en mitad de la calle. Un grupo de clientes del cine Gurea, situado justo al lado de donde tuvo lugar el atentado, se acercaron a toda prisa para intentar auxiliar a los dos guardias salmantinos. Argimiro apenas sobrevivió unos minutos y falleció antes de llegar a un centro médico.
Luis Santos Hernández: asesinado junto a su paisano salamantino. Subteniente de la Guardia Civil nacido en Alamedilla (Salamanca). Asesinado en Mondragón junto a Argimiro García
El subteniente Luis Santos tenía 52 años. Estaba casado y tenía una hija de 24 años y un hijo de 25 . Llevaba treinta años en la Guardia Civil y desde 1968 trabajaba en Mondragón, donde ocupaba el puesto de comandante. Volvía a casa después de tomar unos vinos con su compañero Argimiro García. ETA los asesinó desde un coche con una ráfaga de ametralladora. Un grupo de clientes del cine Gurea, justo al lado de donde tuvo lugar el atentado, se acercaron para intentar auxiliarlos. Luis falleció a las 23:25 horas en el hospital de Cruces.
José Ramón Morán González: el primer policía con origen en Castilla y León. Inspector de Policía nacido en La Vecilla (León). Asesinado en Getxo (Vizcaya). Tenía 32 años y llevaba tres en el País Vasco
José Ramón Morán llevaba tres años destinado en el País Vasco. Antes había trabajado en Mallorca, en Barcelona, en Torremolinos. Muchos destinos para un hombre de 32 años que, desde muy joven, había salido de su tierra natal, La Vecilla, en León. Su trabajo ahora, como inspector de Policía, estaba en la oficina de expedición del DNI en la comisatía de Getxo. Vivía con su familia (su mujer y Helena, la hija de tres años) en Sopelana, una localidad a siete kilómetros de su lugar de trabajo. José Ramón solía coger el tren de las 8:30 horas. Un trayecto corto y después, unos pocos metros a pie hasta llegar a la comisaría.
Los terroristas conocían su rutina. Un hombre con una escopeta de caza lo disparó dos veces por la espalda (a solo 25 centímetros de distancia) sobre las 8:40 horas, cuando José Ramón, poco después de que se bajara del tren, estaba en el cruce de las calles Alango y Alangobarri. Fue llevado rápidamente a la casa de socorro. Allí falleció a los pocos minutos.
Los testigos (el portero de una finca cercana y un adolescente de 13 años) vieron cómo el asesino se dio después a la fuga en un coche Morris 1300, aparcado en las proximidades con el motor en marcha. El vehículo fue abandonado en Las Arenas, a dos kilómetros del crimen, y hallado por la Policía sobre las 23:00 horas.
Domingo Sánchez Muñoz: tiroteo en un piso franco de terroristas. Teniente de la Guardia Civil nacido en Sobradillo (Salamanca). Asesinado en Guernica. 48 años. Casado. Cuatro hijos.
La investigación había estrechado el cerco y ya era casi segura la ubicación del lugar en el que se escondían los terroristas que ocho días antes, también en Guernica, habían asesinado por la espalda al guardia civil Andrés Segovia Peralta. El dispositivo estaba preparado. Todo listo para detenerlos. Estaban detrás de ellos y ya sabían el piso en el que se ocultaban. El dispositivo había comenzado de madrugada con el control de las carreteras de acceso y salida de Guernica. Sobre las 6:00 horas, los agentes cercaron el portal del número 47 de la calle Señorío de Vizcaya. Las primeras pesquisas apuntaban al primer piso, pero pronto comprobaron que allí vivían personas que no ofrecían sospechas. Se dirigieron entonces al bajo izquierda. Llamaron al timbre. Abrieron los propietarios, Ignacio Garay (53 años) y Blanca Saralegui (42). Los agentes se percataron entonces de que dos jóvenes intentaban huir por una de las ventanas traseras de la vivienda. Frente a esa ventana se encontraba el teniente Domingo Sánchez Muñoz.
Cuentan las crónicas periodísticas que el guardia civil les dio el alto: «No saltéis que disparo», pero uno de ellos abrió fuego. Las balas alcanzaron al teniente salmantino en la cabeza y el pecho. Se desencadenó así un tiroteo que se prolongó durante más de media hora y en el que también fallecieron los propietarios de la casa. Los terroristas escaparon. Uno de ellos se ocultó en el pueblo y los agentes le perdieron la pista. El otro, Jesús María Markiegi, alias Motriko, se intentó ocultar en el monte Ajangiz. Las fuerzas de seguridad lo encontraron dos horas después del tiroteo, cerca del caserío Mendieta. Sus propietarios lo habían socorrido y ocultado bajo unas tejas, a pocos metros de la vivienda. En el momento de su detención, llevaba un DNI falso (a nombre de Pablo Pérez Viteri) y una pistola con munición. En el piso franco donde tuvo lugar el tiroteo encontraron después una metralleta marca Stein, dos pistolas y 350 proyectiles. También había numerosos documentos e información sobre los movimientos de la Guardia Civil de Gernika y su entorno.
Domingo Sánchez tenía 48 años. Estaba casado con Raquel, a quien conoció durante su primer destino en Barcelona. De hecho, allí en Barcelona estaba la vivienda familiar, donde residían los cuatro hijos de la pareja (de 16, 17, 18 y 21 años). En 1974 ascendió a oficial, con destino en Bilbao. Desde hacía siete meses estaba adscrito al Servicio de Información de la Comandancia de Vizcaya.
Demetrio Lesmes Martín: ETA ya lo intentó matar días antes. Guarda jurado nacido en Salamanca. Asesinado en Hernani. Estaba casado y tenía tres hijos, de 18, 20 y 25 años
No era la primera vez que ETA intentaba matar a Demetrio Lesmes Martín, 55 años, natural de Salamanca, guarda jurado en la empresa de aceros y fundiciones del norte Pedro Orbegozo. El 15 de julio, en un coche robado, tres terroristas esperaban en una rotonda el paso del vehículo de Demetrio. Iba a trabajar. En el turno de noche. Entraba a las 22:00 horas. Demetrio había dejado ya el coche y estaba a punto de atravesar la puerta de la empresa cuando los terroristas bajaron las ventanillas de su vehículo y empezaron a disparar. El vigilante salmantino tuvo los reflejos de tirarse al suelo y escapar de los tiros y las ráfagas de ametralladora. Salvó la vida aquel 15 de julio. Apenas unos días después, el 8 de agosto, ETA acababa con su vida.
Demetrio trabajaba como guarda jurado en esa empresa de Hernani desde 1946. Solía hacer el turno de mañana (desde las 6:00 hasta las 14:00 horas), aunque había jornadas en las que completaba o cubría otros horarios. Aquel 8 de agosto estaba en su jornada habitual. Los terroristas conocían sus movimientos y lo estaban esperando. De hecho, el vigilante salmantino había recibido varias amenazas anónimas que había denunciado ante la Guardia Civil.
Acababan de dar las 14:00 horas y Demetrio volvía a pie a su casa, un primero derecha del grupo de viviendas José Antonio. Los terroristas lo esperaban en un coche Morris robado. Cuando lo vieron, se bajaron del vehículo, caminaron hacia la víctima y, cuando ya estaban a su altura, muy cerquita de las escuelas, le pegaron tres tiros. «Cuando estaba tendido en el suelo, uno de ellos sacó la metralleta y descargó más de veinte balas», contaban los periódicos de la época. En el lugar del suceso se hallaron quince casquillos de bala. Estaba a 200 metros de su casa, donde le esperaban su mujer y sus tres hijos (de 18, 20 y 25 años).
Jesús Pascual Martín Lozano: víctima de la primera bomba con señuelo. Guardia Civil nacido en Villaverde de Íscar (Segovia), destinado en Mondragón. 24 años. Asesinado en Oñate (Guipúzcoa)
El día en el que lo mataron, Jesús no tenía que trabajar, pero un compañero le pidió que le cambiara el servicio. ETA había elegido ese día, el 5 de octubre de 1975, para tender por primera vez en su historia una trampa, un señuelo con el que atraer a guardias civiles y después asesinarlos. Los terroristas habían colocado una ikurriña (entonces estaban prohibidas) en el santuario de Nuestra Señora de Aránzazu. Sabían que alguien tendría que ir a retirarla. Y los estaban esperando.
Hasta el lugar se desplazó un Land Rover de la Guardia Civil con un cabo, el conductor y tres jóvenes guardias del puesto de Mondragón. Entre ellos estaba Jesús, un joven 24 años que apenas llevaba ocho meses en el cuerpo. Cuando llegaron al santuario, vieron que la bandera estaba unida a un paquete. Sospecharon que podía tratarse de un explosivo, pero en realidad solo había arena. Quitaron la ikurriña y emprendieron el camino de regreso al cuartel.
Llevaban apenas un kilómetro de camino cuando, sobre las 13:15 horas, explotó una bomba con dinamita y trescientos tornillos como metralla. El artefacto estaba escondido en un talud, en la parte trasera de la carretera. En la calzada había una pequeña marca roja que los terroristas usaron como referencia para detonar la bomba a distancia. La explosión alcanzó de lleno al vehículo, que dio varias vueltas y fue desplazado más de veinte metros de distancia. El cabo José Gómez y el conductor, Juan García Lorenzo, resultaron heridos. Los tres agentes murieron al instante.
Aquel día era domingo, así que eran varios los vehículos que iban y venían por esa carretera camino del santuario. Los primeros en pasar después de la explosión fueron unos padres franciscanos que iban al santuario desde Oñate. Pararon, administraron los últimos sacramentos a los fallecidos y acercaron a los heridos hasta un centro sanitario.
Un periodista de Europa Press acudió al lugar del suceso y escribió una crónica publicada al día siguiente en El Norte: «El espectáculo era dantesco. El Land Rover se encontraba totalmente quemado; parece que había dado dos vueltas de campana y se encontraba en dirección opuesta a la marcha. La parte derecha del vehículo, que había sido alcanzada de lleno, aparecía totalmente calcinada. Por los alrededores se observa un zapato, un gorro de guardia civil, una cartuchera, trozos de ropa chamuscada. Unos metros antes del hueco se apreciaban señales de neumáticos, como si hubiera sido frenado unos instantes antes de ser provocada la explosión». Los autores del atentado se acogieron a la amnistía de 1977.
Jesús Pascual Martín Lozano era el tercero de cinco hermanos de una familia de Villaverde de Íscar, en Segovia. Su padre trabajaba en una explotación ganadera. Tenía 24 años.
Gregorio Posada Zurrón: el primer guardia civil asesinado en la región. Cabo de la Guardia Civil asesinado en Azpeitia (Guipúzcoa). Nacido en Villaferrueña (Zamora)
Gregorio tuvo la oportunidad de elegir destino en Logroño, pero prefirió continuar como agente en Guipúzcoa. Tenía 33 años. Llevaba doce en un cuerpo que veneraba, pues su padre también fue Guardia Civil. Iba vestido con el uniforme reglamentario el día en el que ETA le quitó la vida. Dejó viuda y dos niñas huérfanas (de seis y cuatro años). La banda terrorista lo asesinó porque era Guardia Civil. Lo dijo en un comunicado emitido el 8 de abril. «Todos los sectores de las fuerzas de seguridad son objetivos legítimos», decía el escrito, que recoge el libro 'Vidas rotas', donde se recuerda que fue a partir del asesinato de Gregorio Posada cuando ETA incluyó «como objetivos a todos los agentes policiales por el mero hecho de serlo».
Aquel 3 de abril de 1974, Gregorio circulaba con su vehículo, un Seat 850, por la calle Juan XXIII de Azpeitia. Eran las 18:15 horas. La vía estaba en obras, así que Gregorio tuvo que levantar el pie del acelerador y conducir muy despacito. Dos miembros de ETA aprovecharon esta circunstancia. Estaban apostados detrás de unos materiales de obra cuando le salieron al paso. Los testigos contaron a la prensa que llevaban una maleta y que desde hacía un rato rondaban por la zona. Conocían los movimientos de Gregorio y le estaban esperando. La maleta les hacía parecer viajantes, por lo que no levantaron especiales sospechas. Llegado el momento, se colocaron delante del vehículo y lo ametrallaron. La ráfaga de disparos destrozó las ventanillas delanteras y el parabrisas. Alcanzaron a Gregorio en varias partes del cuerpo. También la cabeza. Perdió el control del vehículo y chocó contra un local cercano.
Cuentan las crónicas periodísticas del día siguiente que un niño de diez años vio el ataque y corrió hasta un bar cercano para avisar del atentado a los clientes. Un grupo corrió hasta el lugar del asesinato, mientras que otros llamaron al cuartel de la Guardia Civil. Gregorio fue trasladado primero al centro de salud. Murió sobre las 20:00 horas en el hospital militar de San Sebastián. Los asesinos huyeron en una moto 'scooter' robada horas antes y que luego abandonaron. Fueron acusados José Antonio Garmendia, alias Tupa, y Ángel Otaegui.
Villaferrueña ha dedicado una placa en memoria de Gregorio Posada en la localidad.
José María González Ituero: un año entero sin hallar su cadáver. Inspector de Policía nacido en Madrona (Segovia) y asesinado en Hendaya. Hallaron el cadáver el 19 de abril de 1977
Un año tardaron en hallar el cadáver de José María González Ituero, un joven de 25 años natural de Madrona (en Segovia), segundo de seis hermanos, con apenas ocho meses en la Policía Nacional, donde había ingresado después de cumplir el servicio militar. Un año tardaron en hallar su cadáver y el de José Luis Martínez, compañero de Calatayud. Habían comido juntos en una pizzería y después, decidieron pasar a Francia (Hendaya) para ver una película en el cine Varietés. Dejaron sus armas en el puesto de control aduanero y se dirigieron a la sala de proyecciones. Allí, a las puertas del cine, se les vio por última vez. Unos testigos dijeron un mes después que habían visto cómo eran abordados por un grupo de hombres armados que les obligaron a introducirse en el coche. El caso es que ni José María ni José Luis volvieron a recoger sus armas a la aduana. Las autoridades españolas avisaron a la Policía francesa. Hubo una operación con cuarenta detenidos. En la casa de uno de ellos se halló la documentación de los policías. Poco más se supo. Hasta que un año después se encontraron sus cadáveres.
Fue el 19 de abril de 1977. Tres adolescentes (Maxime Toscanino, Alain Normand y Pierre Blanchard) estaban de paseo por la playa Chambes D'Amour, en Anglet (una localidad entre Biarritz y Bayona). Habían acudido a la playa con azadas y palas para buscar metales, monedas y material bélico. Todavía había en la zona restos de la Segunda Guerra Mundial, como un búnker construido por los alemanes donde se metieron. Allí, enterrados en la arena, a una profundidad de unos veinte centímetros, encontraron dos cadáveres en un avanzado estado de descomposición. Estaban maniatados por la espalda «con una cuerda muy gruesa», decían las crónicas de la época. Tenían mutilaciones en los dedos y a uno de ellos le faltaba la mano derecha. Estaban «casi momificados», decían los periódicos de entonces. La primera identificación llegó a través de la ropa, con etiquetas españolas. Después, dos policías de la comisaría de Bilbao y otros dos de San Sebastián comprobaron que las ropas, los zapatos y los efectos personales coincidían con los que José Luis y José María llevaban aquel día de 1975 en el que se les vio por última vez. El doctor Lanard, un médico forense de Bayona, les practicó la autopsia. Reveló que uno de ellos había muerto de dos disparos en la nuca efectuados a quemarropa.
Miguel Gordo García: muerto al retirar una ikurriña trampa. Guardia civil nacido en Villambrán de Cea (Palencia). Fue enterrado en Riesgo de la Cega (León), el pueblo de su esposa
Los terroristas solían utilizar las ikurriñas como reclamo para cometer atentados. En aquella época, era una bandera considerada ilegal. Los miembros de ETA acostumbraban a colgarlas en lugares públicos, bien con explosivos enganchados, bien adosadas a cables de alta tensión. Aquel fin de semana, hubo al menos diez banderas trampa en las tres provincias vascas. Una de ella acabó con al vida de Miguel Gordo García. Miguel había nacido en Villambrán de Cea en 1935. Llevaba 17 años en la Guardia Civil. Siempre en el País Vasco. Su primer destino había sido Ochandiano (Vizcaya). Después pasó a la comandancia de Bilbao, donde trabajaba como técnico en desactivación de explosivos. Cuando el puesto recibió el aviso de la colocación de una ikurriña en la calle León, en Baracaldo, frente al edificio de la Telefónica, Miguel fue el encargado de ir a retirarla.
Eran cerca de las once de la mañana. La bandera estaba en un cable de alta tensión. La descarga se produjo al intentar cortar con un alicate la argolla metálica que unía la bandera al cable. Ya había fallecido cuando ingresó en el Hospital de Cruces. En seis meses, cinco guardias civiles fueron asesinados en parecidas circunstancias. Entre ellos, el segoviano Antonio de Frutos Sualdea. Miguel fue enterrado en Riesgo de la Vega (León), el pueblo de su esposa.
Antonio de Frutos Sualdea: bomba oculta junto a un embalse en Legazpi. Cabo de la Guardia Civil nacido en Valtiendas (Segovia). Asesinado en Legazpi (Guipúzcoa). Casado con tres hijas
Los terroristas solían utilizar las ikurriñas como reclamo para cometer atentados. En aquella época, era una bandera considera ilegal. Los miembros de ETA acostumbraban a colgarlas en lugares públicos, bien con explosivos enganchados, bien adosadas a cables de alta tensión. El 3 de mayo de 1976, una llamada avisó de la colocación de una gran ikurriña (de 1,80 metros), adosada a un paquete en el muro de contención del embalse de Urtatza, a dos kilómetros de Legazpi. El cabo Antonio de Frutos acudió hasta allí con una dotación. Mandó que dos agentes fijaran un control de seguridad, por si la bandera estaba conectada con un explosivo, y él cogió el coche, un Seat 850 de color azul, para regresar al cuartel y recabar más información. Eran las 9:45 horas.
Apenas había avanzado doscientos metros por un camino en pendiente, sin asfaltar, por donde solo podía pasar un vehículo, cuando estalló una bomba, semioculta en un talud del camino y activada a distancia por los terroristas (el cable llegaba hasta las proximidades de un caserío cercano). El artefacto tenía seis kilos de explosivos Goma 2. El coche voló cuatro metros y el cuerpo del guardia civil salió despedido a un terraplén. La familia nunca ha sabido quién mató a Antonio. Dejó viuda, María Martín, y tres hijas, María Jesús (tenía entonces 12 años), Teresa (10) y Antonia (8).
Alfredo García González: escolta del presidente de la Diputación. Conductor de la Policía. Nació en Lago de Babia (León). 29 años. Murió en el atentado al presidente de la Diputación de Guipúzcoa
Tenía 29 años, estaba soltero y era Policía Nacional, conductor del coche de escolta (un Renault 12 de color verde) de Juan María de Araluce Villar, presidente de la Diputación de Guipúzcoa, asesinado ese día por ETA. Era el lunes 4 de octubre de 1976. Las 14:20 horas. Y los coches apenas habían recorrido 800 metros. Esa era la distancia que separaba la Diputación de la vivienda de Araluce, en el número 7 de la avenida de España. Allí, cuando el político abrió la puerta de su vehículo para bajarse, ETA lo esperaba para matarlo. Tres terroristas aguardaban (con chubasquero verde, gabardina blanca, abrigo oscuro) en una marquesina de autobús. Cuando los coches se pararon y Araluce abrió la puerta, los terroristas empezaron a disparar. Mataron a los cinco ocupantes de los dos vehículos y provocaron heridas a diez personas que pasaban por la zona. Según el relato de los testigos, recogido por la prensa de la época, los pistoleros dispararon primero a los dos ocupantes del coche de escolta, donde estaba el leonés Alfredo García González. No ha quedado comprobado si fue él el escolta que logró bajar de su coche para proteger al presidente de la Diputación, pero fue abatido a mitad de camino.
Los asesinos huyeron después de un Simca 1.200 de color blanco, matrícula de Bilbao, donde les esperaba una cuarta persona.
José Vicente del Val del Río: agonía de 25 días en el hospital. Policía nacido en Burgos. Tenía 21 años. Pasó 25 días entre la vida y la muerte hasta que falleció en el hospital de Santiago
El joven burgalés José Vicente del Val del Río, 21 años, pasó 25 agónicos días entre la vida y la muerte, hasta que finalmente no pudo hacer frente a las heridas que le provocó el atentado terrorista del que fue víctima el 5 de marzo de 1978. Eran las 20:00 horas. Media hora antes, el comando Araba de ETA había robado un Seat 1430 del aparcamiento del hospital Txagorritxu, en Vitoria. Con él fueron hasta la calle Reyes de Navarra, junto al matadero municipal, donde esperaron el paso de un jeep de la Policía Armada. El vehículo estaba lleno de agentes. No solo por los cuatro que formaban la patrulla, sino porque también se montaron otros dos agentes que estaban por la zona y que se meterion en el jeep para informar sobre los resultados de la ronda vespertina.
Los terroristas dispararon contra el vehículo. La inspección posterior contó hasta 52 impactos de bala. El cabo que iba en el asiento del copiloto salió ileso y se acercó a una cabina de teléfono para pedir ayuda. Los vecinos de la zona corrieron para atender al resto de ocupantes del vehículo. Entre ellos estaba José Vicente del Val, quien resultó gravemente herido por siete disparos. Fue trasladado al hospital de Santiago, donde falleció 25 días después.
José María Acedo Panizo: asesinado a las puertas de la fábrica. Sargento de la Guardia Civil. Llevaba dos meses retirado. Nacido en Camarzana de Tera (Zamora). 56 años.
El 11 de enero de 1978, el zamorano José María Acedo Panizo se jubilaba y dejaba la Guardia Civil, después de llegar a sargento primero y jefe del puesto de Andoain. Tenía 56 años. Y no habían pasado dos meses de su retiro cuando ETA lo asesinó. Trabajaba como jefe de porteros de una empresa de Aduna, Aplicaciones Técnicas del Caucho. El viernes 10 de marzo, sobre las 13:30 horas, un tipo con barba y melena (al parecer postiza) atravesó la verja del recinto de la fábrica, se acercó hasta el puesto de trabajo de José María y, desde menos de un metro de distancia, le disparó varias veces. La víctima cayó al suelo malherida, intentó huir, pero su asesino le clavó la rodilla en el pecho y le disparó de nuevo en la cabeza. Los propios compañeros de trabajo llevaron a José María hasta la residencia Nuestra Señora de Aránzazu, en San Sebastián, a bordo de una furgoneta azul del trabajo. Nada se pudo hacer para salvar su vida. Ingresó cadáver, con tres impactos de bala en el tórax y otro en la cabeza.
El terrorista escapó en un Seat 850 de color azul que lo esperaba con el motor en marcha junto a un caserío cercano. José María acababa de estrenar nuevo hogar en Tolosa, donde se había mudado tan solo 15 días antes. Tenía mujer y tres hijos (dos varones, de 32 y 22 años, y una joven de 14).
Andrés Guerra Pereda: ataque a una central nuclear en obras. Trabajador de la central nuclear de Lemóniz (Guipuzcoa), promovida por Iberduero. Nació en Arija (Burgos). 29 años
Fueron cinco años de terror para los obreros que trabajaban en la construcción de la central nuclear de Lemóniz, promovida por la empresa Iberduero. Durante cinco años, ETA promovió una campaña de atentados contra la planta, que se saldó con 246 acciones terroristas, catorce heridos y cinco empleados muertos. Entre ellos estaba Andrés Guerra Pereda, de 29 años, contratado por Montajes Ibemo, una empresa subcontratada para la construcción de la central. Murió a causa de una bomba colocada en las obras.
La Justicia condenó a José Antonio Torre, alias 'Medius', quien trabajaba como electricista en las instalaciones de la central. Se había aprovechado de ese puesto para investigar y recopilar documentación sobre la planta. Se la conocía al dedillo. Tenía material suficiente para saber dónde y cómo colocar un explosivo. Torre pasó toda esa información a un comando etarra (tres terroristas disfrazados de trabajadores), que se colaron en la central. Colocaron una bomba en el interior de uno de los generadores de vapor del edificio de contención número 1. Para llegar hasta allí (un lugar de complicado acceso) había que bajar un largo tramo de escaleras metálicas y recorrer varios pasadizos.
ETA avisó por teléfono a las 14:40 horas de que había puesto la bomba. A las 14:53 se produjo la explosión (estaba programada para las 14:55 horas). Muy cerca del lugar, junto al generador, estaba Andrés Guerra y un compañero de Portugalete, Alberto Negrón Viguera. Los dos perdieron la vida. Otros catorce trabajadores resultaron heridos.
Francisco Martín González: asesinado en el cambio de turno de la patrulla. Sargento de la Polícía Armada nacido en Ávila.Tenía 32 años. Solo uno destinado en San Sebastián. Su mujer vivía en Madrid
Era el momento del relevo. Cuando los agentes entregaban el testigo a sus compañeros, después de una larga jornada de vigilancia en el barrio de Bidebieta, en San Sebastián. Eran cuatro agentes en torno a un jeep. Uno de ellos estaba en el exterior del vehículo. De pie. Charlando con sus compañeros. Hasta el lugar se acercó un taxi, un Seat 132 de color blanco, del que bajó un etarra que se puso a disparar con una metralleta. El sargento abulense murió. Sus tres compañeros (uno de ellos intentó pedir refuerzos por el radioteléfono) resultaron heridos, antes de que el terrorista escapara del lugar.
La víctima mortal, Francisco Martín González, tenía 32 años y era natural de Ávila. Llevaba solo un mes destinado en San Sebastián. Su mujer vivía en Madrid. La Audiencia Nacional condenó en 1983 a José Cruz, como autor material del atentado, a 30 años de cárcel. También condenó en 1981 a Miguel Sarasqueta y José Manuel Olaizola como cómplice.
Ángel Pacheco Pata: Recién estrenado su destino en Bilbao. Guardia Civil nacido en Ciudad Rodrigo (Salamanca), aunque desde pequeño vivió en La Fregeneda, pueblo de sus padres
Tenía veinte años. Estaba soltero. Llevaba solo dos meses en Bilbao cuando ETA acabó con su vida. Ese mismo día, la banda terrorista había asesinado al cabo Anselmo Durán y la Guardia Civil fijó controles en varias carreteras para capturar a los terroristas implicados. En uno de esos controles estaba Ángel Pacheco. Le tocó el del Alto de San Miguel, en una carretera secundaria que llevaba a Elgóibar.
Eran las 20:45 horas. Los agentes habían detenido a un vehículo y comprobaban su documentación cuando otro coche, con las luces apagadas, se acercó hasta el lugar en el que estaban los guardias civiles. Sus ocupantes, del comando Araba, dispararon y después emprendieron la fuga. El libro 'Vidas rotas' recuerda que los asesinatos cometidos el 9 de octubre de 1978 condujeron a la convocatoria de los primeros actos multitudinarios de protesta contra el terrorismo en el País Vasco, con la convocatoria de una gran marcha para el 29 de ese mes en Bilbao.
Elías García González: emboscada en una zona de pinar de Bilbao. Policía armada nacido en Fuenterroble de Salvatierra (Salamanca). 21 años, casado y con una hija de doce meses
Los terroristas los esperaban con pistolas, subfusiles, escopetas de caza. Estaban escondidos en una zona de pinos a ambos lados de la calzada, en una carretera con muchas curvas que conducía hasta el sanatorio de Santa Marina, donde estaba ingresado un preso de la cárcel de Basauri que requería vigilancia especial. Un jeep se encaminaba hacia allí para dar el relevo cuando se encontró con la emboscada terrorista. Recibió varias ráfagas de disparos (veinte impactos se contaron después en el coche) y murieron tres personas: José Benito Díaz, Ramón Muiño y el salmantino Elías García González. Estaba casado, tenía 21 años y una hija de doce meses. Elías consiguió salir del jeep, que se había desviado cuando el conductor perdió el control hasta chocar contra un talud, pero tenía tantas heridas en el pecho que cayó en seguida al suelo.
Instantes después del atentado, por la carretera pasó un Seat 133 conducido por un joven que se dirigía al sanatorio. Los terroristas, antes de huir, le dispararon a las ruedas para evitar que diera parte. Fuenterroble de Salvatierra rindió en 2012 un homenaje a Elías García González.
Luciano Mata Corral: a cuatro días de la jubilación reglamentaria. Sargento de la Guardia Civil nacido en Puebla de Valdavia (Palencia). Asesinado en Getxo. 58 años. Casado y con dos hijos
Aquella tarde de domingo había fútbol en el campo de Gobelas, en Getxo. Al terminar el partido, sobre las 18:15 horas, los cuatro integrantes de la Guardia Civil que habían acudido para prestar el servicio de seguridad regresaban andando al cuartel. Iban en parejas, por las dos aceras de la calle Máximo Aguirre, una zona con árboles y escasa iluminación. Allí les esperaban cuatro individuos (agazapados detrás de una tapia de medio metro de altura, entre el edificio de Teléfonica y la calle), que en cuanto tuvieron a los agentes cerca abrieron fuego con metralletas y escopetas de caza.
Los dos guardias civiles más cercanos a la acera de la tapia murieron en el acto. Uno de ellos era Luciano Mata. También falleció otro de los agentes que caminaba por la acera opuesta. Eran Luis Gancedo y Andrés Silverio Martín. El cuarto guardia civil resultó gravemente herido. Después, los cuatro terroristas salieron corriendo y huyeron en dos vehículos Seat previamente robados y luego abandonados.
Luciano estaba casado y tenía dos hijos. 58 años. Le faltaban cuatro días para la jubilación reglamentaria.
Epifanio Vidal Vázquez: un coche con el capó abierto como reclamo. Chapista nacido en Villardondiego (Zamora). 27 años. Casado y con un hijo de un año. Sus padres también vivían en Durango
Epifanio trabajaba como chapista en el Garaje Avenida, en Durango. Tenía 27 años, estaba casado, un hijo de un año. Sus padres habían emigrado desde Zamora para trabajar en Durango, donde atendían la portería de una finca en la calle Ezkurdi. Era miércoles. 25 de octubre. Pasaban pocos minutos de las 13:00 horas cuando los trabajadores del garaje (eran cinco) salieron del taller y atravesaron un descampado camino de sus casas para ir a comer. A mitad de camino, se cruzaron con un hombre que, junto con otras dos personas, revisaban un coche de color blanco que tenía el capó levantado. Casi todos sus compañeros pasaron de largo, pero Epifanio, afiliado a la UGT, se acercó a hablar con él. Tal vez le pidió consejo para arreglar el vehículo.
En ese momento, el terrorista sacó la pistola y disparó siete veces a bocajarro. Tres disparos acertaron en la cabeza. Dos en el pecho. Los asesinos emprendieron la fuga en el mismo Renault 5 que sirvió como señuelo. Uno de los compañeros de trabajo declaró después a la prensa: «Creíamos que eran amigos de Epifanio y por eso seguimos adelante». En cuanto oyeron los disparos, los otros trabajadores del taller echaron a correr y se escondieron en una panadería cercana y en el bar Ainhoa, situado en la misma calle. Las mismas crónicas recordaban que varios vecinos subrayaron que el fallecido «tenía amigos y se tomaba vinos con la Guardia Civil».
Lucio Revilla Alonso: bomba al paso de una patrulla de vigilancia. Guardia Civil nacido en Benavente (Zamora) y destinado en Logroño. Asesinado en Urretxu (Guipúzcoa). 25 años. Soltero
Tenía 25 años, estaba soltero y era un guardia civil destinado en Logroño, aunque de vez en cuando tenía que hacer incursiones en el País Vasco para tareas de apoyo. Es lo que ocurrió aquel 11 de noviembre de 1978 en el que ETA lo mató, junto con el leonés José Rodríguez de Lama. Una patrulla de la Guardia Civil de Logroño (dos Land Rover) había pasado la noche de guardia y controles en la carretera de Beasain a Zumárraga. Ya estaban de vuelta, camino de Logroño, cuando entre Urretxu y Ezkioga explotó la bomba que los terroristas habían escondido en un terraplén, bajo tierra y piedras en la orilla de la carretera.
La intención de los terroristas era que la bomba alcanzara a los dos vehículos de la Guardia Civil. Pero justo en ese tramo, uno de los coches había adelantado a un camión, que se colocó entre los dos Land Rover. Los integrantes del comando Urola de ETA decidieron en el momento que la bomba estallara al paso del segundo vehículo de la Guardia Civil. La bomba tenía veinte kilos de goma 2 y tuercas y tornillos como metralla. También 53 metros de cable para poder activarlo a distancia. La explosión tuvo lugar a las 10:30 horas, desplazó el coche 15 metros y el vehículo cayó sobre un maizal. Lucio Revilla y José Rodriguez de la Lama fallecieron en el acto. El tercer guardia civil, Francisco Córdoba Ramos, sufrió heridas graves.
Una sentencia de la Audiencia Nacional de 1987 condenó a María Mercedes Galdós Arsuaga a 27 años de cárcel por los asesinatos y a cuatro penas de 17 años de prisión menor por los frustrados. También fue condenado Félix Ramón Gil.
José Rodríguez de la Lama: guardia civil. Nacido en León. Casado, con dos hijos y un tercero de camino. Destinado en Logroño. Murió junto a Lucio Revilla
José había nacido en León 1947. Estaba casado con Carmen. Tenían dos hijos. Y un tercero estaba de camino. Era un guardia civil destinado en Logroño, aunque de vez en cuando tenía que hacer incursiones en el País Vasco para tareas de apoyo. Es lo que ocurrió aquel 11 de noviembre de 1978 en el que ETA lo mató, junto con el zamorano de Benavente Lucio Revilla Alonso.
Francisco Mateu Cánoves: estudio de las rutinas del magistrado. Magistrado del Tribunal Supremo. Nacido en Valencia, tuvo fuertes implicaciones con Burgos. Su hijo es senador por esa provincia
Eran las nueve y media de la mañana, la hora a la que José Francisco Mateu Cánoves solía salir de casa para ir a su trabajo como magistrado del Tribunal Supremo en Madrid. ETA tenía perfectamente estudiados sus movimientos: los horarios, los caminos, las rutinas. Los terroristas lo esperaban dentro de dos coches aparcados en la calle Claudio Coello, apenas a 200 metros de su casa. Cuando lo vieron aparecer, se acercaron a él, le dispararon a bocajarro y después huyeron en dos motos. La familia ya destacó ese mismo día que José Francisco había recibido amenazas.
ETA mataría años después, en 1986, a Ignacio Mateu Istúriz, uno de sus siete hijos, en San Sebastián. Ignacio Mateu Istúriz falleció el 26 de julio de 1986 por una bomba trampa oculta entre la hierba que explotó en las inmediaciones de la casa cuartel de Aretxabaleta, que la madrugada anterior había sufrido un ataque con dos granadas. Mateu Istúrez estaba a punto de pedir la baja en el País Vasco para trasladarse a Madrid y estudiar idiomas.
La Audiencia Nacional condenó a Henri Parot a una pena de 29 años de reclusión mayor.
José Benito Sánchez Sánchez: tiroteo contra 33 policías que jugaban al fútbol. Cabo de la Policía Nacional nacido en Morille (Salamanca). Asesinado en un campo de fútbol junto al cuartel de Basauri
Eran las 11:10 horas del 20 de noviembre de 1978. Un grupo de 33 policías nacionales echaba un partidillo de fútbol en un campo situado justo detrás del cuartel de Basauri, en un terreno muy cercano a la autopista Bilbao-Behobia, a tan solo cincuenta metros de la calzada y separado por una pequeña valla de medio metro de altura. Era una mañana de diversión y deporte. A esa hora, tres coches (un Seat 127, un Renault 5 y un Seat 132), robados antes a mano armada, pararon en el arcén. Salieron siete personas. Otras tres se quedaron al volante, con el motor encendido. Seis de los que bajaron del coche portaban metralletas. El otro, un cetme repetidor de largo alcance. También tenían rifles de mira telescópica. Dispararon primero contra los centinelas de las garitas. Luego, abrieron fuego de forma indiscriminada contra el resto de los policías que jugaban al fútbol.
Murieron dos personas, el salmantino José Benito Sánchez y un compañero de Zaragoza. Otras 16 personas resultaron heridas. La Justicia no ha sido capaz de determinar quiénes fueron los autores materiales del atentado. La Audiencia Nacional sí que condenó en 1980 a Juan José Gaminde, quien refugió en su casa a los terorristas. José Manuel Legarreta-Echeverría fue condenado como cómplice.
TITULO: Informe Robinson -Polonia: Gerard Moreno, el más incisivo ,.
Polonia: Gerard Moreno, el más incisivo ,.
fotos,.
Unai Simón
PorteroBuena parada en la primera parte en un mano a mano con Lewandowski. Hay portero. Nada pudo hacer en el tanto de la estrella polaca. Estaba vendido el meta alavés.
Marcos Llorente
CentrocampistaDe nuevo, la banda derecha es suya. Y más con un Gerard que le dejaba todo el carril. Otro derroche físico que, sin embargo, no termina con el premio de los tres puntos.
Pau Torres
DefensaMejor que su compañero en el eje de la defensa. Mantuvo viligado a Lewandowski, entró al corte, serio y capaz de achicar el peligro. Se le notó más tranquilo que en el estreno.
Laporte
DefensaLe ganó la partida en el gol Lewandowski, con claridad. Se reclamó falta, pero el fútbol es un deporte de contacto y ahí no estuvo fino el central de Agen.
Jordi Alba
DefensaNo fue un partido brillante el del lateral del Barcelona, pero es un futbolista que siempre tiene que estar. Su velocidad evitó algún susto, aunque le se echó en falta arriba.
Rodri
CentrocampistaBien en su faceta de controlar el centro del campo del oponente. Incluso se animó a lanzar a puerta en los minutos finales y frenó, con acierto, una contra envenenada.
Koke
CentrocampistaSustituido, nada tuvo que ver con el del estreno, con ese futbolista que se acercaba al área rival y creaba peligro. De ahí que Luis Enrique le quitara del campo. Debe dar más.
Pedri
CentrocampistaNo tuvo el brillo del primer encuentro. El futbolista canario se mueve bien entre lineas, pero ante Polonia le pesó la vigilancia a la que fue sometido. Necesita más chispa.
Dani Olmo
DelanteroAportó poco por una banda izquierda que no percutió como el otro día. Ni mucho menos. Si, ofreció el primer centro, pero poco más hizo un jugador que terminó sustituido.
El mejor
Gerard Moreno
DelanteroEl único cambio de Luis Enrique dinamizó a La Roja, creó peligro y conectó para asistir a Morata. Incisivo, forzó un penalti, pero... ¡Lo falló! Será necesario el miércoles en la final.
Morata
DelanteroAnotó el gol, jugada de pillo, de cazagoles. La mejor manera de olvidar el lunes. Pero erró en el rechace, y luego tampoco estuvo fino en alguna ocasión más al final.
Fabián
CentrocampistaPoco aportó.
Sarabia
CentrocampistaGarra, sin premio.
Ferran Torres
DelanteroUn par de aproximaciones.
Oyarzabal
DelanteroPoco tiempo
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