TITULO: Metrópolis - Deja quieta la comida ,.
El lunes -10, 17 - Octubre , los lunes a partir de las 00:30, en La2, foto,.
Deja quieta la comida ,.
El transporte de alimentos por el mundo genera el 20% de las emisiones agrícolas,.
En la primavera de 2011 estalló la crisis de los pepinos, de la que algún lector guardará un vago recuerdo. Un servicio epidemiológico de Hamburgo culpó a los pepinos españoles de un brote de diarrea hemorrágica que afectó a 4.000 ciudadanos y mató a 50 de ellos en Alemania, y de un estallido menor en Francia. Fue un error. La cosecha de pepinos se arruinó y Hamburgo pidió disculpas. La investigación posterior demostró que la bacteria responsable ya llevaba un año y medio en Alemania. Y no vino de ningún pepino, sino de un carguero llegado de Egipto con 15 toneladas de semillas de fenogreco, un componente del curri y una fuente de brotes para ensaladas.
Lo que más llamaba la atención de todo eso era el recorrido tortuoso y alucinatorio que había seguido el cargamento de fenogreco. Tras su llegada de Turquía al Sur de Europa, la mayoría del producto fue a parar a un intermediario alemán que tardó un año y medio en irlo vendiendo a las granjas que germinaban los brotes y los ofrecían a los restaurantes, y otra parte viajó al Reino Unido para que un distribuidor especializado repartiera el fenogreco en bolsitas de 50 gramos y se lo acabara vendiendo a Francia para tiendas y comedores escolares. ¿Era todo esto realmente necesario? ¿Seguro que no hay otra forma mejor de organizar las cosas? ¿Y quién es el inglés ese que se dedica a hacer paquetitos? Qué extraño es todo esto.
Científicos y ecologistas llevan décadas insistiendo en la necesidad de reducir el transporte de alimentos y fomentar la producción local. Las cifras de emisiones que se manejaban hasta ahora, sin embargo, no eran lo bastante elocuentes, teniendo en cuenta que la producción de comida supone en sí misma una fuente esencial de dióxido de carbono (un tercio de las emisiones globales). Esto está cambiando. Los últimos datos publicados en Nature Food muestran que el transporte de los alimentos por el mundo emite hasta siete veces más de lo que creíamos (tres gigatoneladas de dióxido de carbono anuales, para los amantes de los números). De hecho, el transporte supone el 20% de las emisiones totales de la agricultura, y seguramente es justo el 20% sobre el que se puede actuar más deprisa. Otra cosa es que queramos hacerlo.
Como cabe suponer, los países ricos son responsables de la mitad de las emisiones por transporte de alimentos, pese a suponer solo el 12% de la población mundial. Desde el otro ángulo, la mitad de las personas del planeta, que son los que viven en los países pobres, solo generan el 20% del CO2 por el mismo concepto. A los países ricos nos satisface comer de todo y todo el año, tomates en invierno, mangos y bananas a todas horas, chuletón de buey americano y pez globo japonés. Está en la lógica del comercio internacional, donde quien paga importa. Es mejor, dice la doctrina, que los países se relacionen por el comercio que por la guerra, y resulta francamente difícil oponerse a ese eslogan. Pero andar moviendo la comida por paralelos y meridianos es dañino y contribuye de modo nada despreciable al calentamiento del planeta. Encontrar formas justas de reducir ese tráfico es cuestión de ponerse a ello.
TITULO: DIAS DE TOROS - Morante de la Puebla y Antonio Ferrera, protagonistas de la feria de Olivenza,.
Morante de la Puebla y Antonio Ferrera, protagonistas de la feria de Olivenza,.
foto / El ciclo se compone de tres corridas de toros y dos novilladas, del 3 al 6 de marzo,.
Morante de la Puebla, que se anuncia dos tardes, y Antonio Ferrera, que lidiará en solitario la corrida de Victorino Martín, son los protagonistas de la feria de la localidad pacense de Olivenza, que se celebrará del 3 al 6 de marzo.
En los carteles también figuran Julián López El Juli, José María Manzanares, Emilio de Justo y Roca Rey, con ganaderías comerciales, las de Núñez del Cuvillo y Zalduendo.
Una novedad de esta trigésimo edición es que la feria contará con cinco festejos, tres corridas de toros y dos novilladas, en una apuesta por los novilleros, entre los que destaca la salmantina Raquel Martín, que debutará con caballos, al igual que Eric Olivera y Lalo de María, a los que acompañarán Carlos Domínguez, Manuel Perera y el mexicano Alejandro Adame.
Las combinaciones son las siguientes:
Jueves, 3 de marzo. Novillada. Carlos Domínguez, Manuel Perera y Eric Olivera, que debuta con picadores (novillos de las ganaderías extremeñas Herederos de José Luis Marca, Luis Albarrán, Vistalegre, Herederos de Bernardino Píriz, Juan Albarrán y La Cercada).
Viernes, 4. Novillada. Alejandro Adame, Raquel Martín y Lalo de María, estos dos últimos debutantes con picadores (novillos de El Freixo).
Sábado, 5. Morante de la Puebla, El Juli y Emilio de Justo (toros de Zalduendo).
Domingo, 6. Matinal. Antonio Ferrera, en solitario (toros de Victorino Martín).
Tarde: Morante de la Puebla, José María Manzanares y Roca Rey (toros de Núñez del Cuvillo).
El acto de presentación de la feria taurina ha contado como invitado especial con la presencia del exseleccionador nacional de fútbol Vicente del Bosque, y estuvo presidido por el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara,.
TITULO: Retratos con alma - Tina Turner, entre dos monstruos ,.
La periodista Isabel Gemio regresa a la televisión para presentar 'Retratos con alma', el nuevo programa producido por RTVE en colaboración,.
Lunes-10, 17 - Octubre - a las 22:40 horas en La 1 / foto,.
Tina Turner, entre dos monstruos ,.
La cantante sobrevivió a un marido cruel y también al más megalómano de los productores,.
Vaya sorpresa. Me encuentro con una reedición —vinilo de 180 gramos, aseguran— de River Deep-Mountain High, el apabullante álbum de Ike and Tina Turner de 1966. Recuperado por el sello barcelonés Elemental Music, compruebo que el disco es, como dicen en México, un parteaguas, un deslumbrante punto de inflexión entre el pop industrial del Brill Building neoyorquino y el emergente rock de la segunda mitad de los sesenta, que buscaba la autosuficiencia creativa.
El Brill Building, ya saben, era un complejo de oficinas (en realidad, dos inmuebles cercanos en Broadway) donde se elaboraban a destajo canciones sublimes —y canciones horribles— para el público juvenil. En algunos casos, los autores eran marido y mujer, parejas que —se pensaba— tenían frescos los sentimientos de la adolescencia. Si las composiciones pasaban el corte, podían grabarse de forma rápida (maquetas) en estudios diminutos en el mismo edificio. Eran revisadas luego por discográficas, productores o —lo más raro— los propios artistas. Si se alineaban las estrellas, unas semanas después esos temas, acicalados y regrabados, podían estar sonando en las emisoras y, el colmo de la suerte, convertirse en éxitos.
El clima era de intensa competencia… y frustración. Las editoriales se llevaban la parte del león. En letras y músicas, a los autores se les pedía el mínimo común denominador. Además, aquellos galeotes sabían lo que se hacía, por ejemplo, en los clubes del Greenwich Village y envidiaban a camaradas como Fred Neil o Jerry Landis (alias de Paul Simon) que habían girado hacía el folk. La solución estaba en reciclarse en cantautores confesionales, como hizo Carole King hasta lograr el pelotazo de Tapestry (1971). En el Brill, el sueño era convertirse en productor y fundar una discográfica, al estilo del tándem Jerry Leiber-Mike Stoller o de Phil Spector.
Spector ya trabajaba por entonces en Los Ángeles pero era el modelo a imitar. Sus producciones sonaban espectacularmente diferentes. Y no quería hacer amigos: raspaba sin pudor derechos de autor y royalties de sus cantantes. Tenía un ego que no le cabía en el cráneo, sobre todo tras el reportaje (First Tycoon of Teen) que le dedicó Tom Wolfe a principios de 1965.
En general, Phil trabajaba con artistas poco conocidos que crecían con su polvo de estrellas. Pero en 1966 se quedó noqueado ante el feroz directo de Ike & Tina Turner. Compró su contrato a Loma Records, subsidiaria de Warner Bros. Intentó luego convencer a Ike Turner para que el disco resultante saliera bajo el nombre de Tina; no hubo manera. Pactó al final una cantidad extra “para caprichos de Ike”, con el ruego de que apareciera lo mínimo posible por Gold Star, el estudio del bulevar de Santa Mónica donde Spector construía sus discos.
La principal baza de Phil era River Deep-Mountain High, creación de Jeff Barry y Ellie Greenwich, una declaración de amor total con un retumbante arreglo instrumental, que requirió además docenas de interpretaciones de Tina (empapada de sudor, terminó cantando ¡en ropa interior!). Un orgulloso Spector repartió adelantos entre amigos y VIP. Veredicto general: “Número uno seguro”.
Y no: River Deep-Mountain High no pasó del número 88 en la lista del semanario Billboard. El disco era un terremoto que no encajaba con el resto de la música editada en 1966. En el Reino Unido fue diferente: celebrado como una cumbre del soul-pop, llegó al número 3 del hit parade nacional. Aparte, pasó al repertorio de grupos de rock, con versiones extensas a cargo de Eric Burdon & the Animals o Deep Purple.
Desmoralizado, Spector abandonó casi totalmente la producción. Y hubiera quedado como una leyenda más de los locos años sesenta de no conectar en 1970 con unos Beatles en proceso de desintegración. Sus labores para John Lennon y George Harrison, más (el discutido) rescate de Let it be, le colocaron nuevamente bajo los focos. Cierto que parecía un nuevo Spector, humilde y eficaz, lejos de sus excentricidades y alardes. Unas manías que reaparecerían a finales de los setenta, con las tormentosas sesiones para Leonard Cohen o los Ramones. El resto de su vida pública, se puede seguir en las páginas de sucesos y en la crónica de tribunales.
Pero volvamos a River Deep-Mountain High, el LP ahora reeditado. Spector lo dejó a medias e Ike lo completó con relucientes versiones de sus hits (Ike y Tina Turner estaban limitados al exiguo mercado afroamericano y solo llegarían al oído del público del rock gracias al patrocinio de los Rolling Stones). Lleva una colorida portada psicodélica tirando a fea, a pesar de que las fotos estuvieran tomadas por Dennis Hopper, entonces todavía vetado por la industria de Hollywood. Las notas de contraportada venían firmadas por Tony Hall, un promocionero de la vieja escuela, que envejecían aún más el proyecto. Todo el envoltorio sugería que tanto Spector como los Turner estaban fuera de onda. En la contraportada, un aristocrático Ike toca distraído unos teclados mientras, a su espalda, Tina se ocupa de la ropa con una tabla de lavar. No colaba ni como broma.
Muchos años después, entrevistando a Tina, se me ocurrió preguntarle si no le apetecería grabar un disco de R & B, la actual denominación del soul de los sesenta. Me miró con incredulidad y soltó una carcajada colosal. Todavía me siento enrojecer cuando recuerdo aquella risotada. Que venía a decir: “Este pobre imbécil no entiende la diferencia entre jugar en tercera y hacerlo en primera división.”
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