TITULO: VIVA LA VIDA - «Bolsonaro pone a prueba nuestro modelo periodístico» ,. SABADO -1, 8 - Octubre ,.
El sabado- -1, 8 - Octubre a las 16:00 por Telecinco , foto,.
«Bolsonaro pone a prueba nuestro modelo periodístico»,.
El periodista brasileño, líder de la gran cabecera sudamericana, afronta las próximas elecciones como un desafío para el país y para su periódico,.
En apenas ocho semanas afrontará una etapa crucial. Sérgio Dávila (Sao Paulo, 1965) sabrá el 2 de octubre, día de las elecciones en Brasil, si el periódico en el que ha crecido como periodista y que ahora dirige tendrá que lidiar con Jair Bolsonaro, un dirigente con graves inclinaciones antidemocráticas, o con Lula da Silva, cuyo regreso podría agitar todavía más a un país en continua ebullición. Los dos candidatos a la presidencia, representantes de esta época global de polarización extrema, conocen bien los embates de 'Folha de Sao Paulo', o 'Folha' a secas, el diario más respetado y temido de este país continental.
– ¿Qué cobertura se plantean ante unas elecciones tan decisivas?
– El desafío para nosotros siempre es no ser partidistas. Los principios editoriales de 'Folha' son la independencia, la imparcialidad y el periodismo crítico. Ojo, tampoco queremos tratar a diferentes candidatos como iguales. Hay dos candidatos principales, Jair Bolsonaro y Lula da Silva, pero el primero destaca por atacar constantemente a la democracia y al propio sistema electoral brasileño, así que hay que hacer una cobertura extremadamente crítica basada en datos. Esto no quiere decir que vayamos a hacer una cobertura amigable de los otros candidatos, como Lula. No. Haremos una cobertura muy crítica de todos.
– 'Folha de Sao Paulo' destacó a principios de los 80 por su defensa de la restauración democrática. Ahora son muy críticos con el Gobierno de Bolsonaro. ¿Es comparable esta época con aquella?
– El papel del periodismo es fundamental en los dos momentos, que son históricos pero también distintos. Antes había un país bajo una dictadura y ahora tenemos una democracia. En los 80 el periódico dio voz a personas que combatían la dictadura, mientras que ahora hay muchas voces que pueden expresarse con libertad.
– Ha habido ataques directos en las redes por parte del presidente de Brasil a una de sus periodistas y también persecuciones en redes a otros redactores. ¿Cómo protegen a sus profesionales?
– Este presidente es muy combativo con los periodistas, sobre todo si trabajan en Folha de Sao Paulo y, especialmente, si son mujeres. Patricia Campos, la periodista atacada, reúne todas las condiciones. Pedimos a nuestros periodistas que sean muy cuidadosos con lo que publican en las redes sociales y les pedimos que nos avisen si sufren cualquier tipo de ataque, sea virtual o no. En esos casos, ponemos a nuestro equipo legal a su disposición. También ofrecemos un entrenamiento especial para proteger la salud mental.
Salud mental y periodismo
– ¿En qué consiste?
– Enseña técnicas para estar a salvo en el entorno social. Es muy importante. Tras dos años de pandemia teníamos que preocuparnos por la salud mental y ampliamos esa iniciativa debido a la exposición de nuestros periodistas en las redes sociales. También contratamos a una psicóloga para escuchar a nuestros profesionales. Cualquier redactor puede reservar una cita y hablar de lo que necesite. Pasa consulta de lunes a viernes toda la tarde y ya no tiene hueco en los próximos dos meses. Está haciendo una gran labor. Es muy importante tratar con profesionales de la salud mental.
– Donald Trump canceló las suscripciones a 'The New York Times' nada más llegar a la Casa Blanca y Bolsonaro anunció la misma decisión sobre 'Folha de Sao Paulo' al asumir el poder en Brasil. ¿Cómo ven este paralelismo?
– Bolsonaro dijo que cancelaría la suscripción de 'Folha', pero al final la mantuvo. Es más complicado reaccionar a nuestras exclusivas si no nos lee. Efectivamente, Trump es su gran inspiración y estamos muy preocupados por lo que pudiera pasar si no es reelegido. ¿Nos debería preocupar un golpe de Estado? No es imposible que pase.
– Folha tiene una cultura periodística inspirada en los grandes medios americanos. ¿En qué medida su trayectoria como corresponsal en Estados Unidos y su formación en Stanford han contribuido a esa cultura?
– Esa inspiración me precede. Este periódico tiene cien años, pero el periódico moderno viene de los años 60 cuando lo adquirió la familia Frias. El padre, Octávio, ambicionaba un periodismo brasileño muy profesional y, lo más importante, muy técnico. Ese era su reto y lo transmitió a sus hijos. Luego, claro, mi experiencia profesional en Estados Unidos me ayudó mucho a asimilar esa cultura.
– Ha tenido grandes polémicas, con opiniones que han causado malestar en parte de los lectores. ¿Por qué cuesta tanto que se aprecie la pluralidad de opinión?
– La pluralidad de opiniones es una marca muy distintiva de 'Folha' desde los años 70. Tenemos casi 200 columnistas y blogueros que representan una amplia diversidad ideológica. Lo que pasa es que en un mundo tan polarizado políticamente, al igual que sucede en España, es muy difícil seguir siendo plural. Hace poco publicamos un artículo de un ministro de Bolsonaro muy controvertido. Se puede imaginar… Nos critican mucho por el lado progresista o por el lado conservador, pero ahora más por el lado progresista diciendo que no es el momento de ser plural y que hay que publicar solo un tipo de opinión. Nos negamos a hacer eso. Creo que la presidencia de Bolsonaro pone a prueba nuestro modelo de periodismo. Es más fácil ser 'The New York Times', que es un periódico partidista, posicionado a favor del Partido Demócrata, que ser 'Folha', que es un periódico crítico con todos los candidatos. Fuimos muy críticos con la presidencia de Lula y publicamos grandes exclusivas. Ahora estamos haciendo lo mismo con Bolsonaro. Pero la opinión es plural. Este principio no se puede aparcar porque hacerlo sería renunciar a hacer 'Folha de Sao Paulo'.
– Su empresa asumió hace décadas el reto mayúsculo de distribuir el periódico en todo el territorio brasileño, con más de 1.300.000 ejemplares vendidos los domingos. ¿Cómo trabajan la presencia de su medio en la sociedad cuando el producto físico cae?
– Esos números son muy importantes, pero los digitales tienen una dimensión enorme. Internet reúne en Brasil a 120 millones de usuarios y 'Folha' alcanza a 30 millones de ellos. Tenemos también 360.000 suscriptores digitales, una gran cifra para la realidad brasileña. El lado positivo es que Brasil es un país continental, así que llevar la edición impresa a todas las esquinas es muy costoso. Además, tenemos muchos lectores en Portugal o Estados Unidos que no dependen ya de la edición impresa. No estamos en el negocio de imprimir páginas, sino en el de producir contenidos de acuerdo con los principios periodísticos profesionales. Ese es nuestro trabajo.
– ¿Qué retos se plantea en el entorno digital?
– Nuestro reto es que 'Folha' haga de la mejor manera posible la transición del producto impreso al digital, manteniendo su gran influencia en el debate público brasileño. Muy modestamente, creo que lo estamos logrando. Fuimos los primeros en tener un modelo de suscripción digital en Brasil y destacamos por ser pioneros en grandes apuestas digitales.
– ¿En qué medida marca la estrategia de la suscripción digital el camino de la redacción?
– Tener grandes ingresos procedentes de los suscriptores hace que dependas menos de los humores del mercado. De la situación económica o de los anunciantes. Al final la suscripción hace que seas aún más independiente.
– Han sido pioneros en asociarse con fundaciones para cubrir grandes causas como la defensa de la Amazonia. ¿La vía de la filantropía abre muchas posibilidades?
– Creo que es un camino muy importante siempre que estos proyectos se desarrollen sin ninguna intromisión en la línea editorial del medio. Hacemos la cobertura porque el tema es de interés mutuo, pero la última palabra es siempre nuestra. 'Folha' sigue siendo el único de los principales medios brasileños que mantiene una corresponsalía en la Amazonia.
Reto digital
– Hace años abandonaron Facebook porque la plataforma cambió sus reglas de forma unilateral. ¿Cómo es su relación actual con las plataformas?
– Fuimos los precursores en salir de Facebook porque cambiaron el algoritmo de manera que perjudicaba el periodismo profesional. Años después, cuando lo cambiaron de nuevo, volvimos. Nuestra línea de argumentación con las plataformas siempre fue que deben pagar por los contenidos que ayudan a impulsar su modelo de negocio. Porque lo que producimos nosotros, el producto del periodismo profesional, es lo que impulsa los negocios de las redes sociales. Los vídeos de gatitos tienen su límite...
– Para abordar el reto digital darán mucha importancia a la formación y a la selección de los nuevos periodistas…
– Es absolutamente clave. Subvencionamos cursos que los periodistas quieren hacer y promovemos siempre seminarios específicos. Somos también muy rigurosos en el proceso de contratación. Tenemos una bolsa de trabajo y tres o cuatro profesionales muy exigentes examinan a cada candidato. Ponemos el foco en la diversidad.
– ¿Por qué decidió hace tres años incorporar a una editora de diversidad?
– La sociedad brasileña es increíblemente diversa y tremendamente desigual. En cuestiones de género, de raza… Quisimos dar respuesta a este problema con un ambicioso programa y fuimos pioneros en crear el puesto. La principal misión de esta editora es velar por una visión diversificada, lo que afecta a las contrataciones que hacemos, pero también a nuestros contenidos, a nuestros entrevistados, a nuestras fuentes e incluso a nuestros lectores, ya que queremos que representen mejor a la pluralidad brasileña. Su responsabilidad es muy amplia y tiene capacidad de actuar horizontalmente en toda la empresa. Tenemos datos que demuestran que nuestro público se ha diversificado y que esto ya está funcionando. Tenemos también el mayor porcentaje de periodistas negros que ha habido nunca en 'Folha'.
– ¿Considera que es buen momento para ser periodista?
– Sí, creo que sí. El periodismo es más fundamental que nunca. Por todo lo que estamos pasando, por la polarización, por los ataques a la democracia y por los ataques al propio periodismo. Si hoy fuera un joven estudiante elegiría de nuevo el periodismo. Un antiguo columnista de 'Folha', muy chistoso, solía decir que después de la Tercera Guerra Mundial solo las cucarachas y los periodistas permanecerían en el mundo. Yo digo que los periodistas contarán la historia de las cucarachas.
TITULO: VIVA LA VIDA - Liz Truss ,.Domingo - 2, 9 - Octubre,.
El domingo - 2, 9 - Octubre a las 16:00 por Telecinco , foto,.
Liz Truss,.
Liz Truss promete rescatar la economía del Reino Unido con un giro drástico,.
Bajada de impuestos, reforma de las infraestructuras, ayudas urgentes frente a la crisis energética y rescate del Servicio Nacional de Salud, entre las prioridades de la nueva primera ministra, que ha nombrado ya a la mayoría de miembros del nuevo Gobierno,.
La falta de carisma puede ser una ventaja política en tiempos de incertidumbre, si resulta compensada por un mensaje de arrojo y determinación. La nueva primera ministra del Reino Unido, Liz Truss, ha prometido este martes, en su primer discurso a los británicos desde la puerta de Downing Street ―a partir de ahora, su residencia y lugar de trabajo―, un giro drástico que rescate la economía del Reino Unido. “Nuestro país fue construido por personas que lograban lo que se proponían. Juntos, vamos a capear el temporal y a reconstruir nuestra economía, para convertirnos en el Reino Unido moderno y brillante que sé que podemos llegar a ser”, ha proclamado Truss.
Si en política la suerte puede ser tan importante como la habilidad, la nueva primera ministra ha sabido arrojar bien los dados en sus primeros gestos. La previsión señalaba tormenta en Londres para este martes, y en los minutos previos a la llegada de la caravana de Truss a Downing Street ha llegado el diluvio. Mientras la comitiva avanzaba desde la base aérea de Northolt ―la nueva jefa de Gobierno acudió a primera hora al castillo de Balmoral, en las Tierras Altas escocesas, para recibir de Isabel II el encargo de formar un nuevo Ejecutivo―; los trabajadores de Downning Street ya estaban recogiendo de la calle el atril, para que Truss pudiera pronunciar su discurso en el interior del edificio. Decenas de aliados políticos y colaboradores, junto a medios de todo el mundo, aguantaban el chaparrón, convencidos ya del cambio de planes. Minutos antes de que llegara el vehículo oficial, la lluvia paraba y el atril salía de nuevo a la calle. Truss ha comenzado su mandato con cielo despejado y un primer golpe de suerte.
Tributo a Johnson
Vestido oscuro, sonrisa de seguridad mientras saludaba desde la distancia a sus colaboradores y zancada firme hacia el puesto, desde donde se dirigiría ya a la nación como primera ministra. El mensaje de inicio era un elogio, y un claro homenaje, a su predecesor, Boris Johnson. Un primer ministro “relevante” que logró “sacar adelante el Brexit, desplegar la campaña de vacunación contra la covid-19 y plantar cara a Vladímir Putin”. Los tres pretendidos logros se han convertido en la coletilla repetida por todos los conservadores, empeñados en demostrar que los últimos tres años fueron algo más que una montaña rusa de escándalos. Las palabras de Truss, sin embargo, servían también para levantar un muro entre la etapa anterior y la que ella pretende poner en marcha. Su cometido es mucho más preciso y afilado, ha precisado, y tiene tres objetivos fundamentales.
El desafío económico
Truss ha prometido exponer, antes de que concluya la semana, los detalles de sus planes urgentes. Pero ha querido dejar clara desde el primer minuto su voluntad de transformar la realidad del Reino Unido, convertirlo de nuevo en “una nación con aspiraciones”, en vez del nuevo enfermo de Europa que muchos expertos ven. Lejos de las divagaciones retóricas, las bromas y las citas clásicas de su predecesor, la nueva primera ministra va al grano. Sus “prioridades inmediatas”, ha dicho, son tres: “Voy a presentar un plan audaz para lograr que la economía crezca, a base de recortes de impuestos y de reformas”, ha precisado. “Bajada de impuestos para recompensar a los que trabajan duro, y ayudar al crecimiento y la inversión que deben liderar las empresas”, especificaba Truss, después de todo un verano anunciando que sería una primera ministra aliada de los empresarios. Y junto a un ambicioso plan fiscal, otro de reformas, que “construya hospitales, escuelas, carreteras y más banda ancha por todo el país”.
Su segundo objetivo, probablemente el más urgente, y el que puede levantar o hacer caer su mandato desde los primeros días, será hacer frente a la crisis energética que afronta el Reino Unido, igual o incluso más grave que la del resto de Europa. Los británicos se enfrentan a partir del mes que viene a facturas que pueden llegar a doblar el precio del gas y de la electricidad. Truss ha culpado directamente a “la guerra de Putin” de la crisis, y ha prometido “tomar medidas esta misma semana para hacer frente a las facturas domésticas y para asegurar el suministro futuro de energía”.
Las informaciones surgidas hasta ahora de su equipo de trabajo apuntan a un descomunal paquete de ayudas a los hogares y comercios, que incluiría limitar el precio de la factura algo por encima de los niveles actuales, para evitar el incremento anunciado para octubre de más del 80%. Serán decenas de miles de millones de euros que inflarán, a corto plazo, la deuda pública, aunque la fórmula barajada por los expertos apunta que esas ayudas se trasladarán en el tiempo de forma prorrateada a los consumidores.
Finalmente, el tercer objetivo de Truss será rescatar al Servicio Nacional de Salud (NHS, en sus siglas en inglés), una de las instituciones más veneradas durante la segunda mitad del siglo XX por los británicos y que hoy sufre un deterioro imparable, con eternas listas de espera, servicios que no se cumplen y ambulancias que tardan horas en cubrir una emergencia. “Volveremos a colocar al NHS en una senda sana”, ha prometido la primera ministra.
Muchas de las promesas lanzadas por Truss las hizo ya antes Johnson, como el impulso a las infraestructuras o las mejoras del NHS. No cumplió ninguna de ellas en tres años, pero de justicia es señalar que una pandemia inesperada, un cúmulo de escándalos que distrajeron durante meses al país, y el carácter errático del ex primer ministro ―él mismo se llegó a definir como un carrito de la compra, al que empujabas en una dirección y enseguida comenzaba a dar bandazos de uno a otro lado― jugaron en contra de cualquier avance. Truss ha demostrado, hasta ahora, ser más resolutiva que entretenida, y más arrojada que carismática. Y sobre todo, sabe que hereda un mandato con cuenta atrás, en horas bajas y escaso apoyo popular, que le permite poco espacio para el ensayo.
Los nuevos ministros
Las encuestas dejaron muy claro desde el principio de la campaña de las primarias que la victoria de Truss, frente a su rival, Rishi Sunak, estaba cantada. Por eso se filtraron pronto los nombres de quienes ocuparían puestos clave en su nuevo Gobierno. A primera hora de la tarde de este martes, comenzaban los nombramientos y se confirmaban todas las previsiones. Kwasi Kwarteng, de 47 años, hijo de dos inmigrantes de Ghana, se convertía en el nuevo ministro de Economía, el segundo puesto más importante del Gabinete. Comparte con su amiga Truss una profunda visión neoliberal de la economía, y ya ha comenzado a preparar la bajada de impuestos prometida.
Theresa Coffey será la nueva ministra de Sanidad, además de ocupar el puesto ―más honorífico que efectivo― de viceprimera ministra. Sobre ella va a recaer la responsabilidad envenenada de intentar recomponer el NHS.
James Cleverly (Londres, 53 años), de padre inglés y madre de Sierra Leona, será el nuevo ministro de Exteriores. Combinó su trabajo en distintas empresas editoriales y sus años de servicio militar con su afiliación al Partido Conservador. Diputado desde 2015 y participante activo de la campaña a favor del Brexit en 2016, ha ocupado diversos puestos de nivel medio (solo llegó a ser ministro de Educación durante los tres días en los que Boris Johnson luchaba desesperadamente por reemplazar la cascada de ministros que dimitieron por culpa de sus escándalos). Fue su posición como número dos de Truss durante el tiempo en que ella fue ministra de Exteriores la que consolidó la estrecha relación entre ambos.
Suella Braverman, la que hasta ahora ha sido abogada general del Estado (que en el Reino Unido es el asesor jurídico de mayor rango del Gobierno), será la nueva ministra del Interior. Suyos son los dictámenes con los que intentó dar autoridad legal a algunas de las decisiones más controvertidas de Johnson, como la ley que tumbaba el compromiso internacional adquirido con la UE a través del Protocolo de Irlanda del Norte, o la política de inmigración que derivaba a Ruanda a las personas que atravesaban las aguas del canal de La Mancha para llegar a territorio británico.
Truss ha acudido primero a su despacho en la Cámara de los Comunes para informar allí de su cese a los ministros del Gobierno de Johnson que, como Dominic Raab (Justicia) o Grant Shapps (Transportes), habían apostado por Sunak en las primarias. Es tradición que la mala noticia se comunique en el edificio parlamentario, y no en Downing Street, para evitar el desagradable paseíllo ante las cámaras de los políticos caídos en desgracia.
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