El domingo -12- MAYO a las 18:00 por La Sexta, fotos,.
La madre que llevó un sonajero a su fusilamiento,.
Catalina Muñoz fue ejecutada en septiembre de 1936 y enterrada con el juguete de su hijo de nueve meses, quien ha conocido su historia 83 años después,.
En agosto de 2011, un equipo de arqueólogos se topó con un sonajero dentro de una fosa de la Guerra Civil. Era un juguete rosa y amarillo chillón, con forma de flor, que estaba junto a un cadáver rociado con cal viva y enterrado sin ataúd. A la hora de comer, los excavadores no hablaron de otra cosa: ¿podía el objeto ser de 1936?
“Parecía
una broma”, recuerda Almudena García-Rubio, antropóloga de la Sociedad
de Ciencias Aranzadi, quien se encontraba ese día en unas excavaciones
ya de por sí inquietantes, pues buscaban 250 víctimas de la represión franquista enterradas bajo los columpios infantiles del parque de La Carcavilla, en la ciudad de Palencia, donde antaño estaba el cementerio municipal.
El sonajero fue llevado al etnógrafo Fermín Leizaola, quien
cortó un pedazo del plástico y lo acercó a una llama, en la que prendió
rápidamente dejando un “característico olor a alcanfor”. Eso probaba
que era de celuloide, un plástico desarrollado en 1870 muy usado en
objetos cotidianos hasta los años setenta del siglo XX. El juguete podía
ser de la época. “Este es el objeto más llamativo y conmovedor que haya
podido salir de una fosa de la Guerra Civil”, opina García-Rubio, que
destaca que es el único de este tipo recuperado en las más de 700 fosas
exhumadas en España hasta la actualidad.
Este objeto y la historia que hay detrás de él
ha servido para que toda una familia recupere la memoria de unos hechos
que habían estado enterrados hasta ahora. Los registros del cementerio
viejo de Palencia indicaban que el cadáver era de Catalina Muñoz Arranz,
de 37 años y natural de Cevico de la Torre, un pueblo a 30 kilómetros
de la capital palentina. Tenía cuatro hijos cuando la mataron. El más
pequeño, de 9 meses, era probablemente el dueño del sonajero.
Aquel bebé es hoy un hombre de 83 años que vive en una casa
humilde de la calle principal de Cevico de la Torre, con unos 400
habitantes. Habla poco, tiene la mirada fija y unas manos muy anchas de
toda una vida trabajando, pues empezó a los ocho años. “Fui pastorcillo y
luego trabajé en el campo. Nunca fui a la escuela”, explica en la
cocina de su casa, donde vive con su mujer y con su hija Martina, de 56
años. “De mi madre no recuerdo nada", dice Martín de la Torre Muñoz. "No
sé ni qué cara tenía, porque no tenemos ninguna foto suya, esa es la
pena”, confiesa. Nunca pudo indagar sobre su madre y en la familia casi
no se habló de lo sucedido.
Tras la muerte de su madre, a Martín le crió una tía en
Cevico. Su padre, Tomás de la Torre, estaba en la cárcel acusado del
asesinato de un falangista en una reyerta que sucedió en el pueblo el 3
de mayo de 1936. Le condenaron a 17 años. Su mujer corrió peor suerte.
La detuvieron el 24 de agosto, algo más de un mes después del golpe de Estado impulsado por Franco, que triunfó en Palencia.
La juzgó un consejo de guerra en el que el alcalde de Cevico y otros
dos vecinos declararon que iba a manifestaciones, que la habían
descubierto lavando sangre de la ropa de su marido, que daba vivas a
Rusia y mueras de la Guardia Civil, que dijo: “Todavía vamos a vencer y
os vamos a hacer tajadillas”.
Catalina no sabía leer ni escribir, pero sí firmar, según
el sumario de su juicio, que se conserva en el archivo militar de
Ferrol. Es fichada como una mujer de 1,51, morena, de pelo y ojos
negros, de apodo Pitilina. El 5 de septiembre, ella testificó y firmó
una declaración en la que admitía haber ido a manifestaciones, pero
negaba el resto de acusaciones contra ella.
A pesar de la falta de pruebas, el tribunal la condenó por
rebelión militar con la pena máxima. Murió el 22 de septiembre a las
"cinco y treinta horas del día [...] por heridas producidas por arma de
fuego de pequeño proyectil en cráneo y pecho”, según el detallado
sumario, que coincide casi a la perfección con el análisis osteológico
que hicieron los antropólogos en 2011 tras desenterrar su cadáver. Junto
a él también se encontraron botones, corchetes metálicos y las suelas
de goma de sus zapatos, del número 36.
Unos pocos metros más abajo de la casa de Martín está la
única familiar que recuerda a Catalina: Lucía, su hija y hermana de
Martín. Ella tiene ahora 94 años, la memoria algo frágil y las mismas
manos anchas que su hermano. En una sala de visitas de la residencia de
ancianos de Cevico donde vive Lucía recuerda el día que detuvieron a su
madre. “Salió de casa corriendo con el niño y se cayó en la trasera de
una casa y fueron a cogerla. Al niño no le pasó nada. Ella gastaba un
delantal de medio cuerpo y pico negro para taparse. Es lo único que
llevaba cuando salió de casa”, relata. Aunque no recuerda el sonajero,
Lucía dice que es probable que su madre lo llevase en el bolsillo de ese
mandil. "Tenía mucho genio, en eso me parezco a ella. Si le decían
algo… Jesús. Y por eso la mataron. Desde hace unas semanas no paro de
llorar acordándome", lamenta con los ojos humedecidos y la mirada
perdida. Lucía tenía 11 años cuando fusilaron a su madre. Se quedó al
cuidado de su abuelo y empezó a servir en casas de gente pudiente del
pueblo, pero no pudieron hacerse cargo de enterrar a su madre en Cevico.
“De entre el centenar aproximadamente de mujeres asesinadas
en los primeros meses de la guerra en la provincia de Palencia,
Catalina Muñoz es la única que fue juzgada y condenada a muerte, al
resto las pasearon”, resalta Pablo García-Colmenares,
catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Valladolid y
presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria
Histórica de Palencia (ARMH). Es autor de la obra Víctimas de la Guerra Civil en la provincia de Palencia (1936-1945), editada por la Junta de Castilla y León.
Cuando el padre de Martín salió de la cárcel, se fue a
trabajar a Bilbao. Muchos años después, ya jubilado, volvió a Cevico y
vivió allí los últimos ocho años de su vida. Nunca hablaron de lo
sucedido y Martín no le preguntó nada sobre su madre por no despertarle
recuerdos dolorosos.
Martín no sabía que a su madre la habían enterrado sola en
Palencia y ahora ha visto por primera vez la foto del juguete que se
llevó a la tumba. Al no haber reclamado nadie los restos y las
pertenencias de Catalina, fueron enterrados en el cementerio nuevo de
Palencia junto a otras víctimas de la represión, pero en una caja
separada. Tras conocer la historia del juguete y su paradero, Martina,
la hija de Martín, ha iniciado los trámites para recuperar el cadáver y,
junto a él, el sonajero, que podría volver a las manos de su padre 83
años después.
Martina ha acudido por primera vez a Palencia a ver el
monolito de La Carcavilla que recuerda a las víctimas, donde figura el
nombre de su abuela, ha comprado el libro sobre las víctimas de la
Guerra Civil de Colmenares y quiere hacer una urna para guardar el
sonajero para que sus hijos y nietos conozcan la historia. "Al ver el
nombre de Catalina grabado en el monolito he sentido una sensación de
vacío muy rara, pero por otro lado estoy muy contenta de poder recuperar
a mi abuela y llevarla junto a mi abuelo. Yo creo que él no fue el
culpable de lo que le pasó a mi abuela, como se pensaba, sino que fue él
quien se entregó para cubrirla a ella, fue un gesto de amor", explica
Martina. Cuenta que a su padre ahora se le saltan las lágrimas cuando se
pregunta si va a morir antes de que traigan de vuelta a su madre.
Los objetos como el sonajero de Catalina son pequeños
tesoros para los arqueólogos contemporáneos, que aplican métodos
científicos a la recuperación y estudio de materiales de episodios de la
historia reciente. En ocasiones, emblemas militares o alianzas de boda
son claves para identificar a algunas víctimas. “Los objetos personales
que se recuperan junto a los cuerpos permiten un acercamiento a la
cotidianidad de las personas represaliadas”, explica García-Rubio en Mujeres en la Guerra Civil y la posguerra. Memoria y Educación
(Audema). “Un lápiz, unas gafas, un reloj, un peine, un recorte de
periódico con el resultado del Tour de Francia de ese año 1936, son
pequeños fogonazos de la vida de cada uno reflejada en lo que llevaban
en los bolsillos en el momento en que fueron detenidos. A veces se trata
de elementos muy particulares, como unos gemelos con el dibujo de un
faraón, pero la mayoría de las veces son elementos propios de una época y
de una ocupación, como los cientos de suelas de goma del calzado de
labranza recuperados en las fosas de Burgos, Palencia o Valladolid”,
detalla.

En otros casos los objetos aportan una visión diferente a episodios de la historia reciente, explica Alfredo González-Ruibal,
arqueólogo del CSIC que lleva años excavando trincheras y campos de
concentración de la Guerra Civil, de la que ha recuperado decenas de
miles de objetos que son catalogados y archivados y que, a su manera,
resumen la contienda. Hay medallas, crucifijos, botes de perfume,
zapatos de tacón, además de kilos de metralla y munición. “El poder de
este tipo de arqueología no es contar un episodio ya conocido, sino
sintetizar un momento de la historia con una imagen”, según explicó el
investigador en una reciente conferencia
en el Museo Arqueológico Nacional en la que destacaba el sonajero de
Catalina como uno de los objetos que mejor condensan la historia de la
Guerra Civil.
TITULO: ESPAÑOLES POR EL MUNDO - Paris - varios días ingresada en un hospital,.
varios días ingresada en un hospital,.
Natalia Sánchez Uribe, que se encontraba en paradero desconocido desde el 1 de mayo, fue hallada desorientada en una calle de la capital francesa y trasladada al centro sanitario,.
La misteriosa desaparición en París de la joven española Natalia Sánchez Uribe, una
estudiante de Erasmus de 22 años de la que no se sabía nada desde el 1
de mayo, ha llegado a su fin. El Ministerio de Exteriores de España ha
confirmado que la joven ha sido encontrada con vida y presenta buen
estado. La policía francesa encontró desorientada en la
calle a una mujer que respondía a las características de la
universitaria, y la trasladó al hospital, adonde se han acercado los
padres, según fuentes de la Guardia Civil, que ha colaborado
estrechamente con la policía francesa. Los agentes españoles también
confirman que la muchacha llevaba "varios días" en dicho hospital, el
Henri Ey, cercano a la universidad.
La
Fundación Europea para las Personas Desaparecidas ha hablado con la
familia de la estudiante, que de momento no quiere compartir más
detalles del caso, según ha podido confirmar este diario. Los padres,
granadinos afincados en Baleares, también han pedido privacidad. Su
madre, Inma Uribe ha hecho llegar un mensahe de agradecimiento a través
del Twitter de Fundación Europea por las Personas Desaparecidas
QuiénSabeDónde global: "Hola soy la madre de Natalia e informo que
Natalia está bien. Así que pido que respeten nuestra necesidad de
sosiego".
Sánchez Uribe, estudiante de Economía y Empresa en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), se encuentra en la capital francesa desde septiembre cursando un Erasmus en la Escuela de Economía de la Sorbona, que concluye en dos semanas. Su mochila fue hallada este lunes con su teléfono móvil y su ordenador portátil dentro, según informó la UAB. Amigas suyas explicaron que los objetos personales de la joven se encontraron en un parque cercano a la universidad seis días después de la última vez que fue vista.
La noticia de su aparición llega cuando se cumple justo una semana desde que se perdiera su rastro y sus amigos y familiares alertaran a la policía. La joven desapareció el 1 de mayo, cuando se estaba mudando del apartamento en el distrito XIV, en el sur de París, donde había vivido alquilada hasta entonces hasta el domicilio de una amiga, a pesar de que solo le quedaban dos semanas para terminar sus estudios en la capital francesa. Las amigas dijeron en los primeros momentos que ella había manifestado que se sentía vigilada, perseguida.
Ayer martes, la fiscalía explicó que había abierto una investigación por “desaparición inquietante”, un procedimiento que pueden solicitar los familiares cuando consideran que la desaparición no es voluntaria. El caso fue puesto en manos de la brigada de represión de la delincuencia contra personas, una unidad especial de la policía judicial. Por la noche, efectivos de la policía criminal efectuaron un registro del apartamento de la joven, donde según su casero esta se había dejado cosas, y se llevaron varias bolsas con material.
El dueño del apartamento, que había explicado a este diario que la joven nunca acudió a la cita que tenían el 2 de mayo para hacer la devolución del piso, también se marchó con los agentes para prestar declaración. Fuentes judiciales confirmaron esta mañana sin embargo que no se había efectuado hasta ese momento ningún arresto en torno a este caso, del que siguen por conocerse muchos detalles. La Fiscalía francesa por el momento se ha limitado a confirmar el hallazgo de Natalia Sánchez, pero no ha adelantado ninguna información sobre la evolución de un caso en el que aún quedan muchos claroscuros.
Poco antes de que se hallara a la joven, su padre, que está en París siguiendo de cerca el caso, había enviado un mensaje de audio a través de la Fundación QSD agradeciendo la “solidaridad” de la sociedad española, aunque también pedía que se respetara la “intimidad” de la joven —un llamamiento que ha reiterado tras su hallazgo— y pedía que se evitaran “hipótesis o especulaciones gratuitas”
Sánchez Uribe, estudiante de Economía y Empresa en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), se encuentra en la capital francesa desde septiembre cursando un Erasmus en la Escuela de Economía de la Sorbona, que concluye en dos semanas. Su mochila fue hallada este lunes con su teléfono móvil y su ordenador portátil dentro, según informó la UAB. Amigas suyas explicaron que los objetos personales de la joven se encontraron en un parque cercano a la universidad seis días después de la última vez que fue vista.
La noticia de su aparición llega cuando se cumple justo una semana desde que se perdiera su rastro y sus amigos y familiares alertaran a la policía. La joven desapareció el 1 de mayo, cuando se estaba mudando del apartamento en el distrito XIV, en el sur de París, donde había vivido alquilada hasta entonces hasta el domicilio de una amiga, a pesar de que solo le quedaban dos semanas para terminar sus estudios en la capital francesa. Las amigas dijeron en los primeros momentos que ella había manifestado que se sentía vigilada, perseguida.
Ayer martes, la fiscalía explicó que había abierto una investigación por “desaparición inquietante”, un procedimiento que pueden solicitar los familiares cuando consideran que la desaparición no es voluntaria. El caso fue puesto en manos de la brigada de represión de la delincuencia contra personas, una unidad especial de la policía judicial. Por la noche, efectivos de la policía criminal efectuaron un registro del apartamento de la joven, donde según su casero esta se había dejado cosas, y se llevaron varias bolsas con material.
El dueño del apartamento, que había explicado a este diario que la joven nunca acudió a la cita que tenían el 2 de mayo para hacer la devolución del piso, también se marchó con los agentes para prestar declaración. Fuentes judiciales confirmaron esta mañana sin embargo que no se había efectuado hasta ese momento ningún arresto en torno a este caso, del que siguen por conocerse muchos detalles. La Fiscalía francesa por el momento se ha limitado a confirmar el hallazgo de Natalia Sánchez, pero no ha adelantado ninguna información sobre la evolución de un caso en el que aún quedan muchos claroscuros.
Poco antes de que se hallara a la joven, su padre, que está en París siguiendo de cerca el caso, había enviado un mensaje de audio a través de la Fundación QSD agradeciendo la “solidaridad” de la sociedad española, aunque también pedía que se respetara la “intimidad” de la joven —un llamamiento que ha reiterado tras su hallazgo— y pedía que se evitaran “hipótesis o especulaciones gratuitas”
TITULO: Escala humana -Los agricultores mantendrán en la campaña de verano los avisos por whatsapp para evitar robos, Miercoles -8- Mayo ,.
El miercoles -8- MAYO a las 21:00 por La 2, foto.
Los agricultores mantendrán en la campaña de verano los avisos por whatsapp para evitar robos,.
La asociación, que también está integrada por ganaderos, confirma su efectividad tras la puesta en marcha el año pasado,.
El presidente de Agryga, Herminio Íñiguez, explica que tras su puesta en marcha el año pasado, han podido comprobar que ha sido muy positivo
«Fue muy efectivo el sistema. Los mejores guardas somos los agricultores porque sabemos perfectamente qué personas andan por nuestra zona, e identificamos rápidamente algún coche desconocido o sospechoso. Con este sistema y la gente concienciada, cuesta muy poco dar el aviso por whatsapp y desde la oficina de nuestra asociación de agricultores ponernos en contacto con los equipos ROCA para poner en marcha el dispositivo», asegura Íñiguez .
Un grupo de 170 miembros
El presidente de Agryga indica que tienen un grupo de whatsapp, con más de 170 miembros que son los socios, y a través del mismo los agricultores y ganaderos comunican si ven algún vehículo o individuo sospechoso por alguna finca. Una vez que se da la voz de alarma, él mismo o el propio gerente de la asociación dan la matrícula del coche o la descripción del sospecho a los agentes de los equipos Roca de la Guardia Civil, con los que están en contacto permanente, y éstos son los que certifican si las sospechas coinciden con un presunto delincuente.El presidente de Agryga añade que «cada vez está creciendo más la coordinación de información, lo que nos viene muy bien para proteger nuestras explotaciones». De hecho, recuerda que «todos los agricultores llevamos el móvil en el bolsillo siempre, con lo que es fácil tener controlado lo que pasa y avisar rápidamente».
Como admite «ya hemos tenido varios casos, de más o menos importancia, que han acabado con la detención del autor del hurto o robo».






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