TITULO: Atención obras - Cine - Finaliza ‘Gateando’, el festival de cine rural de Sierra de Gata ,. . Jueves -1, 8 - Septiembre,.
Jueves -1, 8 - Septiembre a las 20:00 horas en La 2, foto,.
Finaliza ‘Gateando’, el festival de cine rural de Sierra de Gata,.
El 27 de agosto ‘Gateando’, el Festival internacional de cine rural y medioambiental de Sierra de Gata, finalizó su séptima edición en Villasbuenas de Gata. A partir de las 22.00 horas y ante la presencia de unas ciento setenta personas se entregaron los premios Gateando.
De nuevo, la comarca de Sierra de Gata y sus visitantes pudieron disfrutar al aire libre, junto al río y bajo las estrellas, de esta cita anual que es pionera y referente de la conservación del Medioambiente en nuestra comunidad a través del cine.
El premio del público lo otorgaron este año, tras el visionado de 8 cortometraje por invitación, los municipios de Hernán Pérez, Santibáñez el Alto, Villamiel y Villasbuenas de Gata
Se entregaron cinco premios:
- Premio del Público al mejor cortometraje:
‘Refugio’ de Juan Antonio Moreno Amador - Premio del Jurado al mejor cortometraje:
‘Refugio’ de Juan Antonio Moreno Amador 3. - Premio ‘Gateando’ a la conservación del Medioambiente:
‘Asociación Amus’ - Premio ‘Terraconti’ a la Sostenibilidad
‘Terracapra’ - Premio “La Escuela del Bosque” a la Divulgación y sensibilización del Mundo Natural.
‘Joaquín Araujo’
Tras la entrega de premios los asistentes pudieron disfrutar del pase de la película ‘Alcatraz’, una película de Carla Simón, directora de ‘Verano 1993’.
TITULO: Detrás del instante - Cristina Gallego. Mucho más que la sonrisa de ‘El Intermedio ,.
Miércoles -7, 14 - Septiembre a las 20:00 horas en La 2 / fotos,.
Cristina Gallego. Mucho más que la sonrisa de ‘El Intermedio,.
Quería ser actriz dramática, pero ha sido su paso por ‘El Intermedio’ y sus divertidas imitaciones de Isabel Díaz Ayuso lo que ha lanzado a la fama a esta polifacética cacereña, enamorada del teatro y ‘disfrutona’ en su vida personal.
Cristina Gallego, con una sólida carrera como actriz que incluye una curiosa experiencia profesional durante un año en Japón, tiene claro cómo definir la vocación por la interpretación: “escúchala, escúchate, sigue tu intuición y ve por ello, no hay nada más poderoso que la determinación”.
Tu primer acercamiento a las artes escénicas llegó a través de la danza. ¿Recuerdas cómo fue?
Sí, el ballet clásico fue mi primer contacto con una disciplina artística. Me gustaba mucho. Empecé muy pequeñita y le dediqué ocho años, hasta que me vi obligada a dejarlo por problemas físicos. Para entonces ya me había apuntado al grupo de teatro del colegio, y allí fue donde definitivamente me enamoré del escenario.
¿Cuándo decides marcharte a Madrid para seguir formándote?
Me fui a Madrid cuando cumplí 18 años. No tenía ninguna formación actoral, porque en Cáceres, por aquel entonces, no había ninguna escuela de teatro o similar donde pudieras formarte.
¿Y tenías claro cómo querías orientar tu carrera profesional?
Llegué a Madrid con muchos sueños y sin tener ni idea de lo que me iba a encontrar. No había plan. Solo tenía un objetivo, ser actriz. Fue muy kamikaze por mi parte, ¡y muy valiente!, pero de eso me he dado cuenta con los años.
¿Y con el paso del tiempo sientes que se han ido cumpliendo tus sueños?
Llevo 24 años en Madrid y no he dejado de subirme al escenario. Tengo la inmensa fortuna de vivir de mi trabajo y de disfrutar haciendo lo que más me gusta. He cumplido más sueños de los que tenía en la lista y me siento muy privilegiada y profundamente agradecida por ello. Y, además, sigo soñando.
Empezamos por algo llamativo. ¿Cómo surgió la oportunidad de trabajar en Japón?
Vi publicada la audición en un tablón y me presenté por pura curiosidad. Irte a currar un año a Japón para hacer un musical en japonés me parecía una propuesta muy llamativa y bizarra. Lo hice sin pensar, como se suele decir. Hice una prueba larguísima frente a un tribunal de japoneses que no hablaban español. Nunca pensé que aquello saldría adelante, pero me llamaron. Me habían seleccionado. No estaba en mis planes irme a vivir a Oriente. Tardé dos semanas en tomar la mejor decisión de mi vida. Y me fui a Japón.
¿Cuánto tiempo estuviste, y qué nos puedes contar de una cultura tan diferente?
Viví allí durante un año, en un pueblo muy pequeñito llamado Ugata, donde estaba el Parque en el que trabajábamos. Cuando tienes 20 años, descubrir una cultura tan diferente te modifica inevitablemente. Me enamoré profundamente de Japón, de su gente, del idioma, de su gastronomía y de muchos aspectos de su cultura que trato de seguir cultivando en mi vida, como el respeto a todo y a todos, la importancia del silencio, la armonía con la naturaleza, la calma, la paciencia que les caracteriza y la gratitud que les define como sociedad. Si en Occidente pusiéramos en práctica muchos aspectos de la cultura nipona estoy convencida de que seríamos mucho más felices.
¿Volverías a trabajar allí?
No me importaría volver a trabajar en Japón o pasar allí una temporada, es un lugar al que siempre querré regresar.
También te podemos escuchar a menudo cantando en tus redes sociales. ¿Te has planteado desarrollar algún proyecto musical propio?
Cantar me hace feliz y me ayuda a curar. Es mi modo de conectar con mi parte más melancólica a la que cuido de una manera especial. No soy músico y no está en mis planes dedicarme a ello a nivel profesional, disfruto tocando el ukelele y versionando mis canciones favoritas. Ese podría llegar a ser mi proyecto, ‘Versiones tristes al ukelele’, y estaría dirigido a los melancólicos felices como yo.
Te hemos visto en televisión, en el cine y en obras de teatro. ¿Dónde te sientes mejor?
Son medios totalmente diferentes y eso es lo bueno. La urgencia y la inmediatez de la tele no tienen nada que ver, por ejemplo, con el trabajo interno y el timing del teatro, o con la precisión y la perfección del cine. Todos son bastante exigentes, no hay uno más fácil que otro. He aprendido a valorar y a disfrutar lo que cada uno me ofrece.
Dicho esto, personalmente no podría vivir sin el teatro; es mi sostén, mi columna vertebral, lo que me alimenta el alma, el origen, el principio de todo. El viaje del teatro es difícilmente comparable con cualquier otra cosa.
Los que te han conocido por tus colaboraciones en ‘El Intermedio’ podrían pensar que lo tuyo es la comedia. ¿Es así?
Me he pasado años definiéndome como actriz dramática, imagínate. Disfruto muchísimo ambos géneros, me resulta imposible elegir. He trabajado los dos géneros por igual, pero a nivel mediático se me ha conocido más por la comedia, que considero bastante más difícil que el drama. Mis últimos proyectos teatrales han sido tragedia y drama; llevo llorando sin parar en el escenario desde 2018, no te digo más.
También has hecho doblaje y trabajos de locución.
Me gusta mucho el mundo del doblaje, pero tengo más experiencia y formación en locución: radio, spots publicitarios, cine, podcast de ficción…
También he realizado narración de audiolibros, que me entusiasma y es una faceta que me gustaría seguir desarrollando.
Mi experiencia en doblaje ha sido principalmente en series de animación, me divierte mucho. De momento, salvo a mí misma, no he tenido la experiencia de tener que doblar a otra actriz.
¿Qué calificativo utilizarías para definir la interpretación: inestable, imprevisible…?
Uf. Esta pregunta da para una tesis. Es… inestable, incierta, caprichosa, mágica, aterradora, dolorosa, gratificante, imprevisible, frustrante, desalentadora, ingrata, irrepetible y maravillosa. Así siempre y todo el rato, toda la vida.
¿Cómo se gestiona esa incertidumbre?
La inestabilidad emocional a la que estamos sometidos los actores es muy extrema y es constante en el tiempo. Es muy difícil gestionarla, sostenerla y no abandonar. Siempre digo que el simple hecho de poder camuflarnos, y ‘vivir’ en sociedad como si fuéramos personas normales, ya es mucho para nosotros.
No conocemos el concepto de estabilidad, de tranquilidad. Lograr cierto equilibrio emocional supone un profundo trabajo individual, mucha terapia, mucho esfuerzo, mucho trabajo interno y muchas ganas.
¿Nos puedes contar algo sobre próximos proyectos profesionales?
En mayo arranco el rodaje de un largometraje, una comedia con la que estoy muy ilusionada. Continúo con la gira de ‘J’attendrai’, una maravillosa función de teatro dirigida por Emilio del Valle en la que hacemos un necesario homenaje a los exiliados republicanos que vivieron el horror nazi y sus campos. Y en octubre está previsto el estreno de ‘Hasta que la muerte nos separe’, una pieza teatral dirigida también por Emilio del Valle y que, ya adelanto, tampoco es comedia. Me espera un año teatrero de muchas lágrimas.
En tu Instagram te defines como amante de los gatos, el ukelele y el vino. Cuéntanos cómo es Cristina Gallego al bajarse del escenario.
Creo que eso me define bastante bien. Tengo mucha energía y gran parte de ella la invierto en mi trabajo, y me encanta. Pero me gusta mucho ser dueña de mi tiempo y disfrutar de las cosas que me hacen feliz. Soy muy ‘disfrutona’, muy hedonista. ¡Muy gato!
Pasar tiempo conmigo es uno de mis hobbies favoritos. Me encanta comer, el silencio, la soledad, contarles a mis gatos cómo me ha ido el día cuando llego a casa, ponerme el tocadiscos; abrirme un vino cuando llega el viernes, elegir el vino, eso es muy importante y con qué voy a maridarlo; tocar el ukelele, cocinar para toda la semana, hacer ejercicio, comer palomitas con una cerveza los domingos… Y en medio de todo eso dedico tiempo a cultivar mi parte más nostálgica y melancólica, esa que no le enseño a nadie.
¿Cómo ves Extremadura desde la distancia?
Me fui tan jovencita que tardé años en ser consciente de la maravillosa ciudad que había dejado atrás. He conseguido reencontrarme con mi ciudad y con mi tierra después de muchos años. Siempre me he sentido muy extremeña a pesar de la distancia y el paso del tiempo ha acentuado más ese sentimiento. Amo mi tierra, su gente, su nobleza, su pasado, mis raíces… y siento un orgullo tremendo hacia todo lo que representa Extremadura. Somos extremos, somos duros y somos conquistadores.
¿Qué percepción tienes del mundo de la interpretación en la región?
Cuando yo me marché de Cáceres las opciones para desarrollar algún tipo de carrera artística eran nulas. Creo recordar que había dos compañías de teatro profesional. La evolución en este sentido ha sido absolutamente brutal y Extremadura se ha convertido en una región con un enorme abanico de posibilidades, tanto a nivel formativo como a nivel laboral.
En Cáceres se encuentra la ESAD, la Escuela Superior de Arte Dramático, en mi época aquello habría sido un sueño, además de numerosos centros y escuelas de formación en toda la Comunidad. A nivel audiovisual tampoco nos quedamos atrás y cada vez tenemos más presencia en el sector, por no hablar de la maravillosa cantera de intérpretes, músicos, actores… que ha dado y sigue dando la región. Y muchos de ellos no han tenido que dejar la tierra para seguir trabajando, afortunadamente. Le auguro un gran futuro a Extremadura, tenemos mucho que ofrecer.
¿Qué le dirías a alguien que comparta tu vocación y quiera dedicarse a la interpretación?
La vocación no se puede ignorar. No se puede y no se debe. Es una inspiración. Viene de dentro y hay que escucharla.
Solo me atrevería a decir: escúchala, escúchate, sigue tu intuición. Y ve a por ello; creo que no hay nada más poderoso que la determinación. Esto es mío así que espero que no lo haya escrito alguien antes,.
TITULO:TARDE DE CINE CON -Elisa Martín. La pasión por comunicar,.
Elisa Martín. La pasión por comunicar,.
fotos / En este rincón de contar cosas nos acompaña una persona que simboliza la ilusión por comunicar, y por comunicar bien. Por enseñar a aprovechar cada acto comunicacional para transmitir adecuadamente mensajes en positivo, por ayudar a los demás a expresar públicamente ideas, sensaciones, vivencias, necesidades, etc.
Saber comunicar es saber proyectar una imagen correcta de uno mismo, y abrir a los demás una realidad diferente a la suya. Elisa Martín Crespo es una profesional del periodismo y la comunicación de larga trayectoria radiofónica en Extremadura, donde ha desarrollado toda su carrera profesional y desde donde ahora, en una nueva etapa de su vida profesional, vuelca toda su experiencia y conocimientos en enseñar a todas las personas a comunicar correctamente, valiéndose de las nuevas tecnologías que permiten universalizar la enseñanza y la comunicación.
Elisa Martín se define como “una persona a la que le gusta mucho la comunicación, que descubrió hace muchos años la pasión de comunicarse con los demás en todas las circunstancias, en las buenas y en las malas”. “Incluso los conflictos me resultan curiosos de analizar, de tratar de superar. Tengo muchísima curiosidad por saber qué hay detrás de cada persona. Me defino como alguien con curiosidad a la que le gusta descubrir todos los valores que hay en las personas que tengo enfrente”, incide.
Su trayectoria se define porque ese afán por conocer que posee le llevó a estudiar periodismo, algo desconocido en su familia: “Tuve la suerte de tener unos padres que siempre decían que había que seguir la pasión. Enseguida marché a estudiar periodismo y acerté. El ejercicio del periodismo me ha gustado mucho. Encontré trabajo en la radio nada más acabar la carrera y desde el principio he desarrollado un trabajo muy satisfactorio que me permitía conocer a muchas personas de distintos ámbitos que siempre tenían algo que decir”.
“Los periodistas nos acercamos a quien tiene en ese momento algo que contar. Eso es algo que durante todo mi ejercicio del periodismo he apreciado mucho. Mi trabajo es bonito, es abrir una caja de Pandora cuando hablas con alguien y ayudarle a contar todo lo que tiene que contar al mundo en este momento. Durante muchos años ejercí ese trabajo por cuenta ajena, aunque tenía la inquietud de montar algo propio, más creativo, que no tenía cabida en mi trabajo. También me planteé la posibilidad de cambiar. Llevaba años haciendo lo mismo y quería dar un giro a mi actividad”, añade.
A lo largo de su trayectoria ha realizado miles de entrevistas, pero se queda con “aquellas que aportaban valor a los oyentes”. “Algunas entrevistas eran de puro trámite, pero otras me llenaban el corazón. Esas entrevistas profundas, auténticas, en las que el entrevistado se entregaba, esas me gustaban mucho. Ahí ejercía yo mi labor de mediadora entre la persona entrevistada y los oyentes”, remarca.
“Eso me dio la pista de por donde podía ir mi segunda etapa profesional. Cuando oí hablar del coaching me pareció que eso podría ser la llave que abriese la nueva etapa. De hecho, cuando llegué a casa y conté qué era el coaching me contestó mi hija que eso era exactamente lo que yo llevaba haciendo toda la vida. A partir de ahí me fui formando y emprendí una actividad paralela a la radio hasta que di el cambio”.
“Llevo siete años con esta actividad y me parece que llevo toda una vida. Han sido muy intensos, y me han permitido conocer a mucha gente de manera diferente, descubrir muchos caminos. Es una etapa muy creativa en la que yo me permito pensar en un producto, elaborarlo, ejecutarlo y eso me gusta mucho. Me considero una persona muy creativa y ahora esta etapa me está permitiendo desarrollar esa parte”.
“En mi nuevo ejercicio profesional hay varios caminos, como es la enseñanza en grupo, para la cual me es muy útil la experiencia radiofónica. Haber moderado muchos debates me permite el control del tiempo, de las intervenciones de cada persona. Cada día utilizo herramientas de la radio. Otro camino es la enseñanza individual, en la que ayudo a las personas a sacar lo mejor de sí mismas, sobre todo en relación con la comunicación. Estoy muy contenta con mi vida profesional”.
Pensar que si seguía con la misma tarea obtendría el mismo resultado, y las ganas de tener su propio negocio, “algo que no quería quedarme sin hacer” fueron el impulso definitivo para dar el cambio a su vida profesional. “Luego llegó la pandemia del Covid19 y en ese momento me alegró haber tomado esa decisión y haber vivido esto en los últimos años. Hay veces que hay que atreverse a hacer cosas, y no arrepentirse de lo que no se ha hecho”.
Elisa Martín afrontó dos cambios en su vida profesional: del periodismo al coaching, o entrenamiento comunicacional; y de la atención presencial a la atención en línea. La adaptación a la nueva etapa fue relativamente sencilla, viniendo del mundo de la radio donde la gran mayoría de las entrevistas eran vía telefónica: “cuando me di cuenta de que debía cambiar todo a trabajo en línea hice una cuenta de videoconferencia profesional y volqué todos los cursos a la vía telemática, con la suerte de que estas nuevas plataformas de trabajo permiten interactuar con los alumnos. Aunque no es la misma relación que en un curso presencial, las plataformas de teletrabajo son una gran oportunidad de continuar trabajando y debemos dar gracias a su implantación. He dado curso con personas de cualquier parte de España, lo que antes no hubiera pasado. Soy optimista por naturaleza, más que problemas veía posibilidades. Antes le hablé a un micrófono durante 20 años, ahora le hablo a una pantalla de ordenador donde veo personas que me responden e interactúan conmigo, a veces hasta más de 40 personas en un curso. ¡Bendita tecnología! Ahora ya volvemos a combinar cursos presenciales y en línea”, explica.
Elisa Martín considera que es importante aprender a comunicar bien en público: “todos tenemos cosas importantes que decir, todos tenemos historias valiosas; cuando trabajo con mis clientes de uno en uno me planteo por qué no se conocen más sus historias de superación, tan importantes. Esa persona no se da validez a sí mismo ni a sus hechos. Hay que romper la barrera de la vergüenza, de la timidez de mostrarse en público. Hay que mostrar ante los demás lo que tenemos de valor. Ojalá más personas buenas se atreviesen a sacar todo lo que de valor tienen. Seguro que el mundo cambiaría. En este caso, yo me considero como la llave que permite abrir ese valor al mundo”.
“Saber hablar y comunicar es importante porque tenemos que saber decir lo que queremos decir. Y muchas veces, cuando queremos decir una cosa, si no hemos trabajado el mensaje, decimos otra. Y nos encontramos con que la reacción de los demás no es la esperada. Por ejemplo, si esperas que alguien tenga un cambio por una situación que esté viviendo y se lo dices mal, atacando, lo que consigues es que reaccione contra ti; tienes que saber construir un mensaje correcto, acorde y honesto con lo que quieres decir. Debemos evitar hablar de más o de menos. Saber construir un mensaje correcto es un arte y hace la vida más fácil. Eres más feliz porque acabas con un importante equilibrio en la comunicación con los demás. Es importante inculcarle esto también a los niños, la necesidad de comunicar bien”, concluye.
Elisa Martín también ha colaborado en actuaciones de formación para mujeres con discapacidad, a través del Cermi. Considera que esta colaboración “ha sido un tesoro, impresionante. Todo comenzó con una llamada de Cermi España para que diese unos cursos de empoderamiento en la mujer porque esa ha sido una de mis líneas de trabajo en estos años. Iban dirigidos a mujeres con discapacidad en Extremadura. Se trataba de impartir esos cursos en las siete principales ciudades de la región, abiertos a mujeres con todo tipo de discapacidades. Dije que sí, porque en este camino nuevo que llevo acepto todos los retos. Se trataba de trabajar con un nuevo colectivo con sus características determinadas”.
“Empezamos a hacer los cursos en febrero y principios de marzo de 2020, hicimos un curso en Mérida, en el que sinceramente no sabía qué me iba a encontrar. Yo había hecho mis adaptaciones con el material recibido, pero el concepto ‘mujeres con discapacidad’ es muy amplio. La mayor parte de las alumnas tenían discapacidad intelectual. Lo primero que descubrí es que estaban encantadas, no tuve ningún problema para hacerles llegar los mensajes. Me busqué mis herramientas para hacerme entender y conseguí que todas me entendieran y participasen. Parto de la base que quien ha de hacerse entender es el profesor”.
“Ese curso me encantó, me supuso una satisfacción tremenda. Estos cursos eran rapidísimos, uno cada 15 días, y yo tenía que encargarme de todo lo relativo a la organización del curso: buscar las alumnas, buscar el lugar de realización, preparar el material, etc. Celebramos los cursos de Mérida, Cáceres y Zafra. Este fue el último celebrado, la semana del 14 de marzo de 2020; el de Badajoz estaba preparado para la semana siguiente y se suspendió. Fue el único curso que no se pudo realizar en línea, a pesar de la buena disposición de las entidades colaboradoras. Cuando toda la formación se había trasladado a la metodología en línea, en este caso no fue posible. La financiación a través de fondos europeos no permitió el cambio de modalidad. El resto de los cursos pendientes se suspendieron. Los fondos europeos se acabaron y a mí me dejó mal sabor. Pienso que se podían haber realizado en línea, y que a estas mujeres se les privó de una oportunidad de formación interesante. Pero quien manda, manda, yo lo propuse, pero no salió”.
“Lo que me queda es que yo aprendí muchísimo del mundo de la discapacidad. me di cuenta de que esas mujeres querían con mucho afán ser escuchadas y aprender. Todas las actividades que hacíamos las aceptaban con gran entusiasmo. Fue muy bonito”, agrega.
Los cursos fueron realizados con adaptaciones metodológicas: “yo recibí unas guías para adaptar el lenguaje para que ellas lo entendiesen. Era preciso ir más despacio, porque la variedad de mujeres con distintas realidades era enorme. Los contenidos eran muy concentrados, muy interesantes y a su ritmo. Pero eso sí, todas tuvieron que hablar en público. Ese fue el mayor éxito. Recuerdo especialmente a mujeres con síndrome de Down, a las que les costaba hablar. Yo les pedía paciencia, y que cada una fuese a su ritmo, que el tiempo no era problema. Todas hablaron, incluso personas con discapacidades que les dificultaban mucho la expresión oral. Todas hablaron ante las demás, con unas pautas individualizadas, y fue esta la actividad que más apreciaron, que más les gustó. Reitero que cuando una persona se siente escuchada su autoestima sube. Además, hablaban sin cortapisas, expresando libremente su opinión, sus reflexiones, tomando el tiempo que querían, y todas tenían muchas cosas que decir y muy interesantes”.
“Fue un curso muy bonito, y ojalá algún día se puedan retomar los sitios que se quedaron atrás, porque esta es una línea abierta con muchas posibilidades. Mis recursos de años de experiencia fueron de gran valor para que funcionase bien la actividad”.
Con este acercamiento al mundo de la discapacidad, Elisa reconoce que adquirió conciencia de la doble discriminación que sufre la mujer con discapacidad: “Desde entonces he dicho siempre a mis alumnos, sean grupos de mujeres, empresarios, etc., que tenemos que acercarnos a las mujeres con discapacidad, están deseando que nos interrelacionemos. Ahí se puede hacer una labor espectacular. Conectábamos muy bien, el ambiente en los cursos era buenísimo”.
A lo largo de su experiencia con el coaching, Elisa Martín ha entendido que “no hay nada que aumente más la autoestima de una persona que poder expresar libremente su pensamiento. El hecho de tener ideas o reflexiones interesantes y no poder expresarlas es muy frustrante”. “La comunicación que se estableció en los distintos grupos de trabajo era muy intensa y bonita. Acabábamos las jornadas muy contentas”, remarca.
Periodista, coaching, su próxima reinvención aún no sabe cuál será: “estoy en un momento muy creativo, y a saber qué saldrá de mi cabeza. Quiero escribir, contar mis experiencias profundizando en ellas y analizándolas. Me gustaría tener la disciplina de sentarme y escribir un rato cada día, para dar a conocer todo lo realizado. Pero creo que habrá más reinvenciones, porque hay que ir adaptándose al mundo que viene, a ver qué requiere. Yo estoy dispuesta. Soy camaleónica, y el mundo ha cambiado en los últimos cien años más que en toda la historia, y con los avances tecnológicos los cambios serán aún más profundos e interesantes. Y hemos de ir montados en ese tren. La tecnología es una gran ventaja para todos”.
Como reflexión final, Elisa piensa que estamos en un momento en el que todos debemos opinar hacia dónde queremos que se dirija el mundo: “No tenemos que dejarnos llevar por las circunstancias, somos muchas las personas buenas y deberíamos levantar la voz y elegir destino. Yo invito a que nos unamos y lo hagamos posible”.
Nosotros compartimos esta reflexión, que es la que da sentido a nuestro trabajo de albergar ‘los otros contenidos’. Siempre es un enorme placer dar voz a personas que ayudan a mejorar la vida de los demás.
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