martes, 20 de agosto de 2024

DESAYUNO - CENA - MARTES - MIERCOLES -JUEVES - VIERNES - Michael Connelly ,. / EL PAPEL HIGIENICO ROJO - EL D.N.I. - Antonio Lucas - transbordador ,. / Donde comen dos - Sardinas Cuca - Planes en Madrid para cortar el finde con cuchillo y tenedor ,.

 

TITULO: DESAYUNO - CENA - MARTES - MIERCOLES - JUEVES - VIERNES -    Michael Connelly   ,.

 DESAYUNO - CENA - MARTES - MIERCOLES -JUEVES - VIERNES -   Michael Connelly  , fotos,.

 Michael Connelly,.

 Michael Connelly: «El problema de los indigentes es una tragedia monumental en Los Ángeles»

Michael Connelly: «El problema de los indigentes es una tragedia monumental en Los Ángeles»,.

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(Desayuno)

El escritor norteamericano Michael Connelly, que acaba de publicar en España Fuego nocturno, una nueva entrega de Harry Bosch junto con la detective Renée Ballard, confiesa que en sus novelas «siempre hay un mensaje político».

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 ( Cena )

En una conferencia de prensa desde Florida, Connelly ha recordado que es un antiguo periodista y se siente periodista: «Intento reflejar lo que sucede en la cultura, la política, en la calle, en la ciudad y en este novela me aferré a un caso real».

Connelly habla con un grupo de detectives ya retirados para recabar historias y en Fuego nocturno (AdN) el punto de partida fue «el asesinato real de un sintecho», lo que le hizo pensar que «podía hablar del problema de los indigentes, que es una tragedia monumental en Los Ángeles».

Cuando era un detective de homicidios novato, Harry Bosch tuvo un mentor, John Jack Thompson, que le enseñó a tomarse el trabajo de forma personal y a ser tenaz para no dejar ni un caso sin resolver.

Al morir Thompson, tras su funeral, su viuda entrega a Bosch el informe de un asesinato que aquel se llevó consigo cuando dejó la Policía de Los Ángeles 20 años atrás: el caso abierto del asesinato de un joven con problemas en un callejón, usado para trapicheos de drogas.

Confiesa Connelly que no escribe sus libros para que el lector viaje por Los Ángeles pero «la situación en la ciudad es única y complicada» y a partir de su próxima novela su objetivo es «situar la acción en el momento en el que se escriben, algo que quizá tenga que ver con el antiguo periodista que era». De este modo, esta próxima novela reflejará «la situación de la pandemia, el caso del asesinato de George Floyd y parte de la película que estamos viendo esta semana —en referencia a las elecciones norteamericanas—. Es una época interesante con cambios potentes«.

Connelly, que en su vida personal reside entre la demócrata California y la republicana Florida, intenta en sus novelas encontrar un equilibrio: «Aunque escribo sobre un detective que investiga, procuro dar mi punto de vista de manera subliminal, porque hay dos tipos de verdad, el hablar de un homicidio o de qué pasa cuando no puedes fiarte del presidente de Estados Unidos porque no dice la verdad«.

En ese trasfondo afloran desconfianzas hacia la policía, hacia el recuento de votos, por lo que sus novelas de Harry Bosch son «una declaración de intenciones y a la vez contienen un mensaje político».

El escritor cree que el gran lastre que deja Donald Trump es «la escasa confianza de la gente en los medios de comunicación, después de que el presidente intentara socavar su credibilidad».

Como antiguo periodista, Connelly llama a la prensa a «seguir luchando» y «a estar atentos y ser rigurosos, que es la función de los medios de comunicación» para que así «se recupere esa confianza en ellos».

Sobre las elecciones, Connelly respira con «alivio» pues «el peor temor eran las manifestaciones antiTrump si salía reelegido el presidente».

Fuego nocturno es la segunda entrega de Bosch con Ballard y confirma las intenciones de su creador: «Tomé la decisión de tener un personaje que va envejeciendo en tiempo real y he tenido suerte de hablar de él durante muchos años, pero se ha hecho mayor y ya no puede salir corriendo a cazar a los malos, por lo que necesitaba a alguien que pudiera asumir otros aspectos de la investigación que él no puede».

«Además de ser un complemento perfecto, Ballard permite extender la vida literaria de Harry Bosch», confiesa.

Parafraseando a Clint Eastwood, Connelly piensa que «una persona tiene que conocer sus límites y Harry Bosch los conoce y es suficientemente listo como para saber en qué espacios puede meterse y en cuáles no».

Connelly, que ya habló de los disturbios en Los Ángeles tras la muerte a manos de la policía de Rodney King en La caja negra, se ha topado ahora con las manifestaciones por George Floyd: «Está claro que no hemos avanzado mucho y ha sido descorazonador ver que continúa el racismo sistémico y que el ciclo se repite una y otra vez».

Admite Connelly que participar en la serie televisiva «Bosch» ha modificado su manera de escribir novelas: «Cuando escribes una novela estás dentro de la mente de alguien, mientras que en la serie aprendes a trabajar más con los diálogos, que han cobrado importancia en las novelas para hacer mover la acción».

Y ahora sus novelas contienen «más flashback, más escenas, y se extiende la acción a otros personajes. Se ha ampliado la manera de relatar la historia».

Preguntado por la pandemia, Connelly, que ha estado muy productivo, opina que «los escritores salen airosos del tema porque están más habituados a trabajar en soledad y tienen rutinas de confinamiento».

Sin embargo, confiesa que al principio de la pandemia, «con la incertidumbre y no poder confiar en lo que decía el gobierno», se paralizó durante tres semanas y no pudo escribir, «por primera vez en 40 años».

Sus siguientes novelas, una ya publicada en Estados Unidos y otra que aparecerá este noviembre, Fair Warning (de la serie de Jack McEvoy) y The Law of Innocence (de la serie Mickey Haller, the Lincoln Lawyer), aparcan de momento a Bosch, algo que Connelly se apresura a atribuir a «una casualidad, porque en 2021 habrá nueva novela de Bosch».

 

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 EL PAPEL HIGIENICO ROJO - EL D.N.I. - Antonio Lucas -  transbordador  ,fotos,.

 Antonio Lucas -  transbordador,.

 

 Antonio Lucas,.

Cuando Antonio Lucas (Madrid, 1975) se embarcó hacia el Gran Sol en un barco arrastrero, los que le queremos nos preocupamos. No está hecha la mar, pensaba yo, para poetas, periodistas y, menos, para Antonio. Pero de allá trajo una serie de crónicas periodísticas para El Mundo y, sobre todo, un libro hermoso: Buena mar (Alfaguara). Un Antonio Lucas ficcionado cuenta su travesía interior y exterior sin preocuparse de distinguirlas: todo se engarza, todo casa, gracias a la Humanidad —mayúscula— de quien —Antonio— sabe mirar.


 

Buena mar es un libro de cruce de caminos, de los que requieren cierta experiencia de la edad…

—Así es: un libro de cruce de caminos. He arrancado muy tarde en la narrativa: tengo cuarenta y cinco años, con lo cual hay un poso de vida y de lecturas detrás, aunque no sé si a veces es una mochila buena o es una mochila demasiado pesada. Uno escribe con menos ingenuidad a los cuarenta y pico que a los veinte, pero entonces no habría sabido vivir del todo lo que da paso a Buena mar, no porque sea una novela de complejidad estructural, sino porque hay en ella una experiencia y una emoción y una calentura de vida que yo no tenía antes.

 

"Lo que hay en este libro es un tipo que muda de piel en los veintitantos días que pasa embarcado en uno de los barcos pesqueros que faenan en las aguas de Gran Sol"

La vida va concretando intereses y, a la vez, suma desengaños, descarta aspiraciones y celebra novedades que no esperaba y se instalan en ella. A mí, al menos, me sucede algo de todo esto. Han quedado por el camino muchas cosas prescindibles. Por eso lo que hay en este libro es un tipo que muda de piel en los veintitantos días que pasa embarcado en uno de los barcos pesqueros que faenan en las aguas de Gran Sol, un territorio inclemente y desaforado del Atlántico Norte, compartiendo la existencia con gente de biografía insólita —y algunos destartalada— pero de una autenticidad espléndida. De esa aventura que yo también viví está impregnada esta novela, aunque no sea exactamente yo quien narra en Buena mar. No soy yo, pero es mucho de lo que soy. El narrador da vueltas alrededor de asuntos que a mí también me interesan, me obsesionan, me dañan o me entusiasman: el periodismo, la poesía, la amistad, el amor… Todo está concentrado en ese sujeto que cuenta y, de algún modo, se revuelve dentro de ese barco.

—Hay un personaje central: el mar. ¿Qué era el mar para usted y qué es el mar para usted ahora, después de esta experiencia?

—Hasta ahora sólo conocía el mar que llega a la orilla, más o menos como casi todos. También por alguna corta travesía en barco, siempre lúdica. Es en Gran Sol donde descubro el mar desde ese lugar sin lugar de estar en el centro de algo que no reconoces y no sabes descifrar. La del Atlántico Norte es una de las experiencias más agresivas que he vivido. Me refiero a la sola presencia del océano, su respiración. No los temporales que también sucedieron en aquellos días, sino el agua como única y última visión de cada hora, de cada día, de cada semana. Eso tiene mucho de corrosivo y pocas veces ofrece placidez. El mar despliega una especie de violencia psíquica. El mar de Gran Sol no acepta bien su reducción a poema y desprecia la poesía de adorno: la aplasta, la deshace, la mata. Sus urgencias y sus verdades son otras. Cualquier romanticismo, cualquier ramalazo sentimental queda desactivado al instante. Si no te enteras de eso después de un par de días de faena allí es que eres un proyecto de náufrago o un ejemplo de idiota. Ese mar de allá exige del hombre que lo surca una templanza, una responsabilidad y un respeto como pocas cosas en la vida. Tampoco acepta héroes. Cuando alguien dice «aquellos marineros son héroes» está equivocado. Ellos desconfían del héroe, como debe ser, porque no sirven de nada. Está comprobado en miles de años de navegación.

—Además del mar los personajes con los que convive son marineros. Esa idea del mar como algo agresivo, como algo absolutamente incontrolable ellos la tienen, digamos, en constante fondo. ¿Cómo es posible habituarse a ese mar que usted acaba de describir?

"La costumbre es lo que tantas veces permite soportar algunas situaciones infames. No la claudicación, sino la costumbre"

—La costumbre es lo que tantas veces permite soportar algunas situaciones infames. No la claudicación, sino la costumbre. Hay también, como sucede con tantas cosas, una especie de gusto adquirido. No salen a buscar aventuras, sino pescado. Es su manera de ganarse la vida y son conscientes de que su existencia también es algo de aquello que el mar les perdona. Van a arrancarle cosas al mar. Y muchas veces en condiciones penosas. No tienen otra alternativa. Quizá algún día la tuvieron, pero optaron por el mar y la mayoría ya no sabe ni quiere escapar. Con el tiempo también han perdido algunos códigos de tierra, han traspapelado maneras de vivir. Y su moral también es distinta a la nuestra. Conviene tener en cuenta que es gente acostumbrada a vivir sobre el agua, a pasar alrededor de 300 días embarcados al año. Resuelven la existencia donde el equilibrio es más difícil.

—En su libro se repite una y otra vez la idea del espejo. El protagonista se ve en diversos espejos durante toda la narración: en algunos está verde, a punto de vomitar, en otros se ve de otras formas… Incluso hay espejos de ficción, omnipotentes y omniscientes, en los que usted describe cómo se encuentra sentimentalmente su personaje central. Me gustaría recalcar, para los lectores y lectoras, la diferencia entre este espejo de Buena mar con el espejo con el que aparecía en las crónicas periodísticas que publicó en El Mundo sobre su viaje a Gran Sol. ¿De dónde sale esa afortunadísima idea de escribir en dos espejos: uno ficcionado aquí y otro, el previo, periodístico?

—Está bien captada la combinación de los espejos, sí. En aquellas crónicas de periódico intenté que el lector que no conoce Gran Sol supiese qué es, a qué huele, cómo suena, quién lo habita, qué sucede en esos barcos solitarios que faenan por allá. Ese espejo era en verdad el cristal de aumento de un periodista que era testigo de aquello, un hombre ligeramente invisible, observando a otros hombres de contorno más claro, hechos de aventuras espléndidas para contarlas.

"Son demasiadas las cosas de su vida que realmente no le gustan. Vive en una inercia controlada, que no es menos bestia que una explosión descontrolada"

En Buena mar, sin embargo, ese espejo es de aumento y tiene debajo de la lupa a un tipo que dentro de ese barco intenta explicarse cómo ha llegado hasta ahí (no exactamente a Gran Sol), sino a esa vida inane por la que se mueve sin esperanza ni convencimiento. Y desde la distancia que le da concede el viaje al caladero, experimenta algo que se parece mucho a la ficción, a la fantasía, al delirio, al abatimiento. Es su vida a lo lejos, desintegrándose, mudando la piel. En ese espejo el que se refleja es un sujeto, periodista de oficio, que después de la aventura de una marea en Gran Sol no soporta la idea de volver a lo que es. Son demasiadas las cosas de su vida que realmente no le gustan. Vive en una inercia controlada, que no es menos bestia que una explosión descontrolada. Lo único que tiene claro es a quién quiere y esa persona, cuando regrese, tampoco va a estar… En fin, la vida tal cual. Siente que ha llegado el momento de romper la vajilla. Todas y todos experimentamos algo así.

—El ojo de buey que ilustra la portada le permite mirar otras cosas: el bamboleo del mar, las rutinas del barco, la vida en tierra. ¿Cree que le ayudó esta novela a mirar a través del ojo de buey, cosa que implica mirar más detenidamente?

—Sí. ¿Sabes por qué? Porque en el barco no podía permitirme la trampa de mentirme. No había más que lo que tenía delante. La noche y el día. La noche y el día… Y en medio, aparentemente, poco más. Once marineros y yo. El viento, las nubes, la lluvia, las olas incesantes, las ganas de regresar, el temor de volver, la necesidad de no sé qué… El silencio. O, mejor, el estar callado tanto tiempo… Por eso el narrador, cuando pasan los días en el barco, rechaza disfrazarse de lo que no es y se muestra sin ocultar costuras. Es un tipo desconcertado, alguien que por fuera no tiene motivos para la avería pero fuera de su hábitat es una avería entera. No esconde el desconcierto, el asco, la tentación de lanzarse por la borda; es más, se recrea en el atractivo suicida que a veces activa el mar. Al mar le sucede, en este sentido, como a la altura: que invita a atreverse y, a la vez, mantiene intacta la capacidad de control para echar el paso atrás. El narrador, por cierto, se llama Mauro, que aún no lo habíamos dicho, un hombre muy en desacuerdo con lo que es.

—No hay ningún personaje o relación en el libro que no tenga una barrera: o no te entiendes a ti mismo o no entiendes al otro o el otro no te entiende. Es otro de los grandes valores de Buena mar. En las ficciones actuales, algunas contagiadas por la ideología de lo inmediato, todo se resuelve con un proceso de superación personal. En su libro no existe ese proceso de superación: por eso suena más como la vida.

"Las emociones nobles también pueden ser tramposas. La épica, la bondad, la lealtad..."

—Quizá. Es verdad que en Buena mar no hay personaje sin avería (mayor o menor), sin su razón de amor o de daños, sin zarandear. Pero la impureza es la norma. Estamos hechos de accidentes, de gozos, de desengaños. O de ingredientes mucho peores, cada vez peores. Las emociones nobles también pueden ser tramposas. La épica, la bondad, la lealtad… depende de quién las maneje son una trampa. La amistad, que tanto necesito, se asienta también en la impureza. El barco donde sucede la aventura del narrador de Buena mar no es distinto a la realidad, aunque sí concede una cuota de libertad para manifestarse desde la avería que uno es.

—Hay escenas tremendas, como la camaradería dura, de sopetón, durante el oleaje o, en el otro lado, un episodio de violencia extrema contra una mujer. Usted le «cede» estas escenas al lector y el lector interpreta moralmente lo que considere. A lo que voy: este libro tiene un extremo respeto por el lector, en el sentido en el que no califica moralmente a nadie.

"Hay un intento de no dar sermón de nada. El que es un hijo de puta está en la misma posición que el tipo noble"

—Hay un intento de no dar sermón de nada. El que es un hijo de puta está en la misma posición que el tipo noble. En un barco de los que faenan en Gran Sol es un fragmento de vida en tierra, solo que allí está todo más concentrado, y es más inclemente, y más extremo. Un barco en alta mar es un espacio lo suficientemente ajeno a la vida como para que no nos importe. Pero pocos oficios legales tan necesarios y tan duros. No hay tiempo ni ganas de juzgar. Cada cual resuelve sus asuntos. Allí el objetivo está claro. Y todo lo demás, si no lo exige la supervivencia, es excedente. Ahora mismo hay hombres y alguna mujer (muy pocas) faenando en Gran Sol. Su propósito primero es volver a tierra. Sobrevivir. Y lo que haya que hacer para que así sea lo harán.

—En el libro hay tantas reflexiones encapsuladas en párrafos o frases brillantes que podríamos estar horas charlando. Vamos a una, como muestra para los lectores: «Cuando un hombre observa el mar amplía la nostalgia de sí mismo». Usted o su personaje a partir de usted ¿qué nostalgias, como el tango, sintieron en ese viaje?

—Está bien. ¿Sabes? Las nostalgias que yo sentí en aquellas semanas tenían que ver con cosas que no he hecho, que quise o quiero hacer. No tuve una enorme nostalgia de que lo iba a recuperar si salía vivo de aquello. Y en esto al narrador le sucede igual. Sus añoranzas, sus desafectos, sus frustraciones tienen que ver con lo inacabado, con lo incompleto, con lo por hacer. Esas son las nostalgias más desoladoras.

—Como creo que la literatura de autoayuda ayuda menos que la literatura a secas, ¿qué literatura le ayudó para afrontar ese viaje?

—Bastantes lecturas que recordé en aquellos días en que no pude sentarme a leer (no estaba yo para ponerme a disfrutar de historietas, con lo que tenía delante). Sólo me llevé un par de libros: una guía de la costa suroeste de Irlanda, donde se hablaba algo de Gran Sol; y Jack London. Al regresar, no sé bien por qué, volví a leer los ensayos de Montaigne porque ahí está casi todo lo que más me interesaba en aquellos días. Pienso también en cuánto me ayuda para tantas cosas (con Gran Sol y sin él) la poesía. Y el periodismo, que me enseña a mirar y a descartar. ¡Cuánta gente me ha ayudado a mí para saber llegar a las pocas cosas que me importan!,.

 

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Donde comen dos -  Sardinas Cuca - Planes en Madrid para cortar el finde con cuchillo y tenedor  ,. fotos,.

  Planes en Madrid para cortar el finde con cuchillo y tenedor ,.

 

Roberto Ruiz inaugura la terraza de Can Chan Chán y ahí hemos estado. Es momento de disfrutar de la buena mesa al aire libre,.

Una imagen del espacio de cocina mexicana dirigido por Roberto Ruiz
 
Una imagen del espacio de cocina mexicana dirigido por Roberto Ruiz,.

 Sardinas picantes | Conservas Cuca

¿Sabían que «Canchanchán» es la palabra que se utiliza en México para designar a los amigos que se convierten en compinches? También es el nombre del proyecto de Roberto Ruiz, situado en la tercera planta de El Corte Inglés de Serrano. Ojo, cuenta con una terraza, que ya es nuestro punto de encuentro cuando tenemos antojo de los platillos del chef mexicano. El desfile suele comenzar por el guacamole tropical con pico de gallo y mango y chillito piquín y seguir por el tiradito de rubia gallega con salsa de chiles y jalapeños y pistachos enchilados para armonizar con unas micheladas o con los frozen margaritas es una opción imbatible, tragos grandes amigos de las flautas de short rib con salsa de chile chipotle lechuga y crema de rancho. Tomen nota: todos los viernes a partir de las 21:30 comienza la dj sesión. Hemos probado las hamburguesas de pollo de Kricky Pelton inspiradas en la casa de Jota de Navasqües-Pelton. Optamos por la nueva Kricky Chcken Burger y nos gustó el filete de pollo perfectamente empanado de 200 gramos, por lo tanto, nada grasiento, cosa que se agradece. Lo acompañaba una base de ensalada de cogollos de Tudela con pepinillos y una exquisita salsa emulsionada en parmesano. Para entender la propuesta, es necesario saber que su artífice, Jota de Navasqüé-Pelton es de Dallas y es compositor y vocalista del grupo de electro-rock Mirrors Frequency y fue jefe de cocina de El Escondite, donde ya comíamos sus riquísimas mini hamburguesas. Seguimos, porque otro concepto que nos gusta es Hueso, a escasos metros de la Puerta de Alcalá. En concreto, en el 5 de Marqués del Duero. Abrió hace un año y siempre ha sido una opción diez para disfrutar de una buena mesa. Dicho esto, en la última visita el chef bordó la zamburiña con bergamota y jalapeño, un bocado perfecto para abrir apetito, ya que resultó imposible no rendirse ante el brioche de cochinita, aunque también compartimos el taco de carrilleras y un alegre «steak tartar» de vaca vieja ahumado perfectamente aliñado. Eso sí, volveremos a probar el risotto de carabinero. Si aún no han hecho la reserva, corran, porque la experiencia merece la pena.

Les cuento. Nino Redruello ha diseñado el Night Brunch a disfrutar en el Club Financiero Génova. Se compone de seis pases y un cóctel y, mientras los saborea, no falta la música en directo. La propuesta la ofrecen a diario de ocho y media de la tarde a diez y media de la noche por 45 euros. Ésta cambiará a menudo, pero si acuden estos días en ella destaca el changurro romano, la porra madrileña, el «steak tartar» de ternera gallega con yema de erizo, el tiradito de atún rojo-maíz y el rabo de toro chinesco. Dejen hueco, porque el guiño divertido llega con la porción de pizza, elaborada con una base de carbonara, pollo asado, cebolla y orejitas bravas. Simplemente, espectacular. De postre, el «dot» con crema de miso salado. La Catorce, en la misma Gran Vía, 14, es otro de los roof top a tener en cuenta, ahora que ya los días son más largos y la temperatura anima a disfrutar del cielo abierto ante un bikini ibérico trufado, unas zamburiñas a la gallega y unos huevos rotos con jamón, aunque compartir los taquitos de merluza frita con piquillos confitados.

De tapeo vegano

Anoten: hasta el día 26 regresa Tapa Mundi, la ruta de tapas veganas, que en esta quinta edición se inspira en los sabores de Latinoamérica. Quince son los restaurantes veganos de la capital a los que podremos ir a tomar una tapa con una mini cerveza Alhambra Reserva 1925, una cerveza de fermentación lenta. Entre ellos, Viva Chapata, Vega Luna, Pizzi Dixie, El Viva y Distrito Vegano Invernadero. Asimismo, mañana se celebra una nueva edición del Mercado de las Flores de Primavera de Vogue, así que tengan en cuenta que un planazo es reservar en Kabuki antes o después de acudir, ya que han diseñado un «pack» de un pase de cóctel con armonía por 15 euros y de tres pases por 35.

El roof top de Casa Suecia
 
El roof top de Casa Suecia,.

Un «brunch» en las alturas

►El roof top de Casa Suecia estrena un «brunch» en el que los croissants y el surtido de panes, así como las confituras y mantequillas, abren paso a los ibéricos, quesos y tostas de ahumados. No falta ni el gazpacho, ni el salmorejo, así como los ingredientes para prepararnos la ensalada deseada.

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