TITULO: El paisano - Viernes - 23- Agosto - Nació en Guatemala pero se trasladó a Salobreña donde cultiva limones y aguacates de manera ecológica,.
Viernes - 23 - Agosto a las 22:10 horas en La 1 , foto,.
Nació en Guatemala pero se trasladó a Salobreña donde cultiva limones y aguacates de manera ecológica,.
Rubén (42 años) nacido en Ciudad de Guatemala.
Rubén llegó con 20 años de Guatemala para pasar unas vacaciones de verano en Salobreña, Granada. Se enamoró del pueblo y de Cindy, una mujer belga que pasaba el verano en la localidad granadina con sus padres.
Desde entonces, Rubén decidió establecer su vida en este pueblo y ahora tiene una familia con tres hijos y ha montado una pequeña empresa familiar en la que cultivan limones, aguacates, chirimoyas de manera ecológica.
TITULO: VACACIONES - EUROPA DE PELICULA - En Isla Cristina nos medimos en una carrera de paddle surf al campeón Augusto García,.
En Isla Cristina nos medimos en una carrera de paddle surf al campeón Augusto García,.
fotos / Javi Nemo descubre que Isla Cristina, Huelva, es un destino de diez; por su gente, su idiosincrasia y las diez maravillosas playas que tiene este municipio.
En ellas, Nemo disfruta de la diversión de la banana acuática que fue inventada por Glenn Matthews en 1980.
Y Javi se pone en forma practicando baile fitness en la arena dorada de Isla y compite con Augusto García, campeón europeo de paddle surf, en una emocionante carrera.
No sin antes intentar practicar y no con buen pie el "skimboarding" que consiste en surfear las olas de la orilla.
Javi corona su estancia en este destino degustando uno de los mejores manjares que ofrece Isla Cristina, la mojama, al ritmo de una murga carnavalera.
TITULO: HOSPITAL - Niñas solas en pateras, el rostro más vulnerable de la inmigración,.
Niñas solas en pateras, el rostro más vulnerable de la inmigración,.
Huyen de la pobreza, conflictos bélicos, ablaciones y muchas son víctimas de la trata para la explotación sexual,.
Son una minoría entre los menores migrantes no acompañados y hay recursos específicos para atenderlas,.
Son una minoría en la presión migratoria que vienen soportando España y Andalucía pero existen. Se trata de niñas y adolescentes que dejan atrás sus hogares y arriesgan sus vidas para encontrar un futuro mejor y poder ayudar a sus familias.
Anuar y Adel son inseparables. Tienen 14 y 15 años, respectivamente. Son marroquíes y llegaron a Canarias a mediados de diciembre. Desde su primer encuentro, en un alojamiento temporal de Gran Canaria, van a todas partes juntos. Les unió el miedo vivido a bordo de una patera y la esperanza por una nueva vida. Ahora los dos comparten la incertidumbre sobre su futuro.
Adel y Anuar viven junto con otros 122 menores extranjeros no acompañados en un centro de acogida, un lugar rodeado de montañas, casi escondido entre las colinas de la isla. Llegamos cuando habían terminado de comer. Mientras recogen el comedor, uno de los educadores nos enseña las instalaciones. Están divididos en dos grupos con nombres canarios: Guanche y Babiche. Llevan desde noviembre o incluso desde octubre en este centro.
Anuar vino con su padre, un pescador y capitán de la embarcación con la que cruzó el Atlántico. "Mi padre tuvo que regresar porque mi hermano estaba enfermo y me quedé solo aquí", relata a RTVE.es sentado al lado de su amigo del alma. Es tímido, pero tiene cosas que contar. También ha dejado atrás a su madre y a su hermano pequeño de cinco meses. "Hablé con ellos hace cinco días y me han dicho que están bien. A mi madre le digo que estoy bien, que ahora estamos estudiando español y que pronto voy a volver con ella", explica mientras se le rompe la voz.
“Solo en 2020 ha llegado el mismo número de menores que entre 2006 y 2010
En los últimos meses la llegada de marroquíes a Canarias ha repuntado porque la pandemia ha hundido el turismo y la economía sumergida, y la sequía ha arruinado las cosechas. Así, jóvenes tanto de las grandes ciudades como de los entornos rurales han huido en busca de trabajo para mantener a sus familias, incluso siendo menores. Y lo han hecho a través de la ruta canaria, peligrosa pero más accesible por la falta de controles policiales en la costa del sur de Marruecos y el Sahara Occidental.
Canarias vive una presión migratoria sin precedentes desde la crisis de los cayucos de 2006. Según la Consejería de Menores, actualmente hay 2.658 niños y adolescentes tutelados por el gobierno autonómico. "Solo en 2020 ha llegado el mismo número que entre 2006 y 2010. Quiere decir que en un año hemos recibido lo que en cuatro años", explica Iratxe Serrano, Directora General de Protección a la Infancia y la Familia. Desde esta institución reconocen que se está normalizando la situación de emergencia.
Pruebas óseas para determinar la edad
El gobierno canario sospecha que entre los menores tutelados hay al menos 600 que podrían tener más de 18 años. La pandemia está retrasando las pruebas óseas para determinar la edad y también se hace una prueba de la mandíbula. Solo se realizan estas pruebas a aquellos que no traen ningún documento y que físicamente pueden aparentar tener más edad de la que declaran.
Los menores deben ser protegidos al llegar, sea cual sea la razón de su viaje. Las comunidades autónomas tienen la obligación de tutelar a los niños y niñas, hasta que cumplan la mayoría de edad. En el caso de Canarias, el Gobierno autónomo es el que ejerce esa tutela, pero la guarda de los chicos está transferida a los cabildos insulares, los órganos de gobierno de cada isla. Estas instituciones tienen centros, generalmente pisos o albergues reducidos, para alojar a los menores, pero este sistema ha saltado en los últimos meses por los aires.
“La situación se ha desbordado. Los recursos existentes no eran suficientes y esto tiene un impacto directo en la infancia
La situación de colapso no puede poner en jaque las condiciones de vida de la infancia, denuncian desde la ONG Save The Children. La organización ha abierto una oficina permanente en Canarias ante el flujo de llegadas para apoyar al sistema de acogida que ya hay. "La situación se ha desbordado. Los recursos existentes no eran suficientes y esto tiene un impacto directo en la infancia", denuncia Isabel Leguina, coordinadora de programas en Gran Canaria de esta organización. "La falta de espacios y la temporalidad impacta en el bienestar de los niños y niñas".
"Quiero trabajar y ayudar a mi mamá"
"Yo quiero ser policía para que nadie viva con miedo", explica Adel con una mirada seria y firme. Su objetivo es conseguir papeles y poder trabajar para ayudar a su familia. "Tardan tres meses", afirma, mientras intenta reconstruir el itinerario de lo que le espera. "Yo quiero trabajar y ayudar a mi mamá".
En el caso de Adel quiere ayudar a su padre aun teniendo 15 años. Por la mañana iba a la escuela, pero por la tarde echaba una mano para traer algo de comer a casa. "Mi madre no quería que viajara, pero mi padre la convenció y me mandaron en una embarcación con un familiar", dice.
Más niños se acercan alrededor de la mesa. Asienten con la cabeza, como si se sintieran reflejados en el relato de sus compañeros. Casi todos tienen historias similares. A veces, tan solo cambia el nombre o la edad.
"Hemos notado un repunte de llegadas de menores procedentes de Marruecos y después le siguen Mali y Senegal", enumera la Directora de Protección a la Infancia. Todos están en centro de primera acogida y en algunos alojamientos más pequeños les juntan por nacionalidades para que la convivencia sea mejor.
"Ahora tenemos alojamientos con más de 100 menores. Vamos a intentar reducirlos a 40, como mucho, para garantizar mejor atención individualizada", explica Serrano. Este miércoles, 14 menores se marchan a Navarra y el próximo viernes otro grupo a Extremadura. El gobierno autonómico, tras dos meses solicitándolo, ha logrado el reparto de casi 200 niños a otras comunidades autónomas. "Nos preparamos para lo que viene; con el buen tiempo llegarán más menores y tenemos que atender a los que ya están. Necesitamos que la cadena fluya para gestionar mejor esta crisis", asegura Serrano.
"No hay nada imposible"
A las ocho de la mañana se despiertan todos, desayunan y recogen sus habitaciones. Después asisten a clase de castellano; también tienen actividades deportivas y, entre todos, con la ayuda de monitores, hacen limpieza de las zonas comunes. El que necesite apoyo psicológico lo tiene y alguna tarde se organizan paseos por la isla o actividades extraescolares. En su rato libre para jugar al futbol les hago una fotografía, de lejos y de espalda, para respetar su intimidad, pero prefieren que se les vea el rostro. "No queremos escondernos, solo queremos dejar una huella bonita en este país", afirman.
Hace unos meses los educadores tenían que acompañar a los chicos en sus paseos por el pueblo, para evitar encontronazos con los vecinos. Poco a poco, nos cuentan, las cosas se han ido normalizando y ahora incluso se relacionan con otros jóvenes del pueblo.
Yousef va siempre con una libreta en la mano y es más mayor que el resto, tiene 17 años. Le encanta dibujar y escribir en castellano. Se desahoga bailando Break dance. Lleva tres meses y medio en Gran Canaria: "Vine con el estómago cerrado. Estuve tres días en el mar, dos días en el campo y 15 de cuarentena en un hotel", nos describe cada paso dado. "Durante el viaje rezaba en alto, me acordé mucho de mi madre y es que me sentía a las puertas de la muerte", reconoce. Sabe perfectamente expresar todo lo que ha vivido y hacia dónde va. Llevaba desde los 14 años intentando convencer a su familia de la necesidad de salir de Marruecos hasta que un día dijo: "Mamá, me tengo que ir a Europa", cuenta.
“Durante el viaje rezaba en alto, me acordé mucho de mi madre y es que me sentía a las puertas de la muerte
Su madre pidió dinero prestado y le dejo marchar. Desde el norte de Marruecos viajó hasta el Sáhara Occidental y en la ciudad de Dajla pagó a una mafia con todo el dinero que le había dado su madre y se embarcó en el viaje, una pesadilla que duró tres días y de la que no se despertó hasta pisar tierra firme.
"Tengo varios objetivos, primero es hablar español y luego inglés, pero tengo muchos más", cuenta Yousef. "Quiero ser mecánico o cocinero, pero también quiero viajar por el mundo". Los monitores son testigos del esfuerzo que hace. Habla muy bien el castellano y le gusta coleccionar frases motivadoras. "¿Puedo decir una o dos que me gustan?", pregunta. Entre todos, sonriendo, le retan y se anima: "No hay nada imposible" o "Tengo un sueño por el que luchar".
Desde Save The Children les imparten talleres a los menores sobre autoconocimiento, gestión emocional y les acompañan en este proceso inicial de llegada. Por otro lado, también forman a los trabajadores que atienden en los centros. "Para nosotros es fundamental la formación del personal para detectar las necesidades individuales y que estos niños y niñas sean acogidos de la mejor forma", explica la coordinadora de Save The Children en la isla.
Yassin: "Yo vine casi 15 años y ahora soy educador"
Yassin es el coordinador del turno de tarde. Llega y se limita a observarles hablar. Interactúa con ellos, habla su idioma y conoce su realidad. "Yo vine hace casi 15 años y ahora soy educador. Me identifico con todo lo que dicen", nos cuenta. "Vine por la necesidad y las circunstancias de mi casa", dice. "En este trabajo estoy como un niño con zapatos nuevos", explica orgulloso a sus 31 años. Le ha costado llegar hasta aquí y, además, sigue estudiando, pero reconoce el orgullo de poder hacer hoy lo que en su día otros hicieron por él.
"Aquel viaje en patera fue el viaje de mi vida y de ahí todo fue a mejor", dice, aunque asegura que ahora los tiempos y las circunstancias son distintas y que la ruta canaria es peligrosa.
“Ojalá dejen de venir porque es peligroso, pero sobre todo, ojalá no se vean forzados para hacerlo
En estos meses, la mayoría de los menores que han llegado a Canarias son varones, aunque las niñas son las que más han sufrido. "No importa el número, lo grave son las historias de las menores. Mutilación Genital Femenina, matrimonios forzosos y violencia estructural. No podemos invisibilizar a las menores que llegan", explica la coordinadora de Save The Children.
Comparte el análisis de que esta ola migratoria se debe a la pandemia y a la crisis en los países de origen. "Había una economía sumergida que se ha hundido hasta lo más profundo", dice. "Ojalá dejen de venir porque es peligroso, pero sobre todo, ojalá no se vean forzados para hacerlo".
TITULO: VUELTA AL COLE - Un país para leerlo - La sierra del Guadarrama ,.
Un país para leerlo - La sierra del Guadarrama ,.
foto / Un país para leerlo viaja a la sierra del Guadarrama, cruce de caminos y de artistas. La presentadora Carolina Alba entrevista a Luis Mateo Díez, reciente premio Cervantes. Además, charlamos con Raquel Lanseros, la poeta más influyente en castellano de su generación. Recorremos los escenarios de unos pueblos que atrajeron a algunos de nuestros autores más renombrados a formar allí toda una comunidad. El escritor Rafael Reig nos desvela qué le ha seducido a él. Por último, conocemos a uno de los libreros más creativos del mundo y su trabajo con los reclusos de una cárcel.
TITULO: EN PRIMER PLANO - A FONDO - REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - En la tuya o en la mía - Miercoles - 21 - Agosto - Anna Tarres - Entrenadora de natación sincronizada,.
En la tuya o en la mía - Miercoles - 21 - Agosto ,.
En la
tuya o en la mía', presentado por Bertín Osborne, acerca a los espectadores
el lado más desconocido de personajes relevantes de diversos ámbitos. Durante
aproximadamente una hora, los telespectadores tienen la oportunidad de conocer
mejor al invitado y también al propio Bertín Osborne, en La 1 a las 22:30, el
miercoles- 21 - Agosto , etc.
No doy miedo; es respeto a la autoridad,.
fotos / Anna Tarres - Entrenadora de natación sincronizada,.
La que fuera seleccionadora del equipo español de natación sincronizada no tiene problemas de autoestima. Y razones no le faltan: con ella la selección logró 55 medallas. Pese a ello, fue despedida de su cargo al tiempo que varias nadadoras la acusaron de maltrato psicológico. Ella niega que fueran vejaciones. La entrevistamos entonces, con motivo de su libro Ser la mejor no es suficiente. Ahora que acaba de conseguir el oro en los Juegos Olímpicos de París como entrenadora del equipo de China, recuperamos aquella polémica entrevista.
Anna Tarrés ha asumido con humor –y hasta con orgullo– el papel de mala de la película. Lo ejerce cuando trabaja como entrenadora, para lo que no duda en usar métodos y lenguaje de sargento de marines, según ella misma admite. Y también cuando actúa como jurado en un programa de televisión, convertida en una réplica de Risto Mejide. En su primer libro, Ser la mejor no es suficiente (Editorial Planeta), trata de explicar las razones por las que el pasado 6 de septiembre la Federación le comunicó la no renovación de su contrato como seleccionadora y, para su sorpresa, 15 nadadoras hicieron pública una carta en la que exponían el maltrato recibido por la entrenadora.
XLSemanal. Si ser la mejor no es suficiente, ¿qué lo es?
Anna Tarrés. Lo que he querido decir con este título es que, aunque seas la mejor, eres vulnerable.
XL. ¿Usted se considera así?
A.T. Sí, aunque probablemente menos vulnerable que la mayoría. Por eso estoy donde estoy, ¿no?
XL. En el prólogo habla del precio justo. ¿Cuál cree que es?
A.T. El precio justo es el que cada uno está dispuesto a pagar. Yo exijo el precio justo para poder ganar, no estamos en un patio de colegio.
XL. ¿Cómo calificaría el escándalo que se ha formado?
A.T. Ha sido un escarnio producido a raíz de una denuncia que yo creo que ha sido orquestada directamente por parte del presidente de la Federación Española de Natación [Fernando Carpena], para justificar un hecho que no se entiende ni por razones deportivas ni por profesionales.
«A Mengual, el cuerpo no le respondía y la mente tampoco. Se retiró ella, no la retiré yo. Pero no hay problema: ¡que se tire al agua!»
XL. Usted no mantenía buenas relaciones con él. ¿Nunca se imaginó que el presidente de la Federación la cesara por falta de confianza?
A.T. No. Cuando me llamó, pensé que lo hacía para hablar de la renovación de mi contrato y para decirme que no le había gustado tal o cual cosa. Yo sabía que había ido al límite, está claro, y que quizá no había dicho que sí a todo, porque en algunas decisiones antepuse mis condiciones a lo que él quería.
XL. En 15 años al frente de la selección da la sensación de que no ha hecho grandes amistades con las nadadoras.
A.T. Tú puedes obtener grandes resultados sin ser amigo de la persona que tienes al lado. Yo he tenido mucha complicidad con ellas porque es necesaria para sacarles el máximo rendimiento y llegar adonde hemos llegado. Yo lo que nunca he hecho ha sido irme de copas con mis chicas, pero a mí mis chicas me han contado toda su vida.
XL. En el libro cuenta las técnicas que utilizaba para sacarles información y a veces parecen dignas de la Gestapo: les hacía poner por escrito lo que les parecía mal de sus compañeras, las quejas que pudieran tener…
A.T. Es que yo creo que tenemos un problema de comunicación y no nos atrevemos a decirnos las verdades unos a otros cara a cara.
XL. ¿A lo mejor le tenían miedo?
A.T. Yo impongo respeto, quizá más a la gente más joven, porque pongo límites e impongo una disciplina en el equipo para que todos lleguemos a un objetivo común. Para lograrlo, es necesario que dejen sus individualidades aparte.
XL. Me recuerda usted a esos sargentos de las películas que están a cargo de un grupo de marines a los que trae por la calle de la amargura.
A.T. Mmm… Sí, puede ser. El deporte de alto rendimiento es disciplina pura y ¡a la orden! Además, este es un deporte de equipo.
XL. Reconozca que resulta un poco ‘borde’ decir que no aguanta que le vengan con caras...
A.T. Muchas son adolescentes y hay que enseñarles. La magia de lo mío es que he empezado con chicas de nueve años –como es el caso de Gemma Mengual– y he acabado cuando tenían 35. Hemos crecido juntas y hemos aprendido de la vida juntas. Yo también era muy joven y sé que ahora soy mejor entrenadora que antes. ¡Solo faltaría! Si durante el proceso alguien se ha sentido herido, pues perdón.
XL. Gemma Mengual ha publicado que le hubiera gustado retirarse compitiendo y que, tras el periodo de descanso que se tomó por su maternidad, usted le puso todas las dificultades del mundo para poder hacerlo.
A.T. Esa es su visión. Probablemente, ella quería tener un trato muy diferente al del resto del equipo y, después de dos años de estar ‘fuera de’ y con muchos objetivos muy potentes en su vida –sus intereses comerciales, publicitarios, su vida personal…–, ella no estaba por la labor, no estaba focalizada. No estoy segura de que ella realmente quisiera volver. Ella achacó físicamente los dos años de retirada. Yo me equivoqué porque creí que se podía llegar a recuperar, pero lo que más le costó fue ponerse a tono físicamente. El cuerpo ya no le respondía de la misma manera y la mente tampoco. Yo no la retiré, se retiró ella.
XL. ¿Le ha sorprendido la queja de Gemma?
A.T. ¡Total! Éramos muy amigas y hemos tenido una relación fantástica. A mí me dicen ahora que esto va a pasar y yo digo que es imposible. No me lo puedo creer. Hay veces en que la amistad implica una compenetración total y otras –y es normal– en las que, cuando uno empieza a crecer y a hacer su propia vida, los caminos se separan; pero de esto a negar todo un pasado… Cuando éramos socias, y eso fue durante 20 años, en algún momento nos querríamos, ¿no?
XL. ¿Por qué cree que ha dicho todo esto?
A.T. Quizá para justificar una mala o inapropiada decisión suya; una posible frustración de verse ahora con alguna posibilidad… Pero no hay ningún problema: ¡que se tire al agua! Cuando uno escoge un camino, hay que ser consecuente con él.
XL. Dice que el deporte exige renunciar a todo lo demás, incluso a la vida personal. ¿Usted, que está casada y tiene una hija, entendió la situación por la que pasaba Gemma?
A.T. No hubo ningún problema en eso. Yo soy la primera interesada en que, como madres, podamos ‘llegar a’. Pero si tus intereses se tienen que diversificar tanto… Una pastilla de madre, tres para los negocios y otra pastilla para el deporte… Mira, yo he hecho del deporte mi vida, mi pasión y mi ilusión.
XL. Tras conocerse que no la renovaban el contrato, 15 nadadoras publicaron una carta en la que la tachaban de déspota y tirana.
A.T. Muchas de las cosas que contaron no eran nuevas; ya se habían dicho antes, pero ellas aprovecharon las circunstancias. Paola Tirados, por ejemplo, ya escribió una carta en 2009 con el tema de la medalla que le quité. Carta que, por cierto, nunca me habían enseñado.
«Los que somos líderes nos aceptamos como somos y canalizamos nuestro talento. Mi defecto es que veo más que la media de la gente»
XL. Esta nadadora se queja de que usted le quitó una medalla para dársela a su hija.
A.T. Ese tema se resolvió y devolví la medalla, que está en la Federación. Se trataba de una medalla ‘no ganada’, porque ella no participó en nada. No se la había merecido. Es una práctica que las medallas de las suplentes se repartan. Cuando yo se la pedí, ella me la dio.
XL. Pero las del banquillo forman parte del equipo, jueguen o no…
A.T. No. El problema es que no debíamos haber puesto su nombre en la lista de nadadoras porque en los Juegos Olímpicos no hay suplentes. Yo se la pedí para dársela a otra nadadora que estaba enferma con un cáncer terminal, porque pensaba que le iba a hacer mucha ilusión recibirla. Esta es la historia. Ha sido más un problema de comunicación.
XL. Hay otra nadadora que le pidió permiso para salir un momento de la piscina porque llevaba cinco horas dentro y tenía náuseas. Al parecer, usted le dijo que se tragara el vómito o que se fuera a su casa y no volviese.
A.T. De eso ni me acuerdo. Estarás de acuerdo conmigo en que, cuando estás trabajando con 15 adolescentes, al cabo de un rato les echas un grito porque necesitan ‘despertadores’.
XL. También hay otra chica a la que le dice delante de todo el mundo: «Fuera del agua, gorda, vete al psicólogo». Y la pobre acabó bulímica.
A.T. ¡Por-fa-vor! Estamos hablando de un deporte en que la estética es muy importante y el sobrepeso no te deja ejecutar los movimientos ni estar en un nivel estético, deportivo y de rendimiento aceptable. Estoy hablando de gente que estaba pasada diez kilos. Cuando tú ves al equipo de España, ¿percibes un equipo anoréxico? ¡Por-fa-vor! Estoy hablando de estar en 65 kilos y tener que bajar a 58.
XL. ¿Y en qué estaba pensando cuando le dijo a otra nadadora: «No te hagas la estrecha porque te has follado a todo lo que se mueve»?
A.T. [Sonríe]. Resulta que a la que pensaba que se lo había dicho yo, que era verdad, no es ella. Yo tengo la percepción de que se lo dije a otra. Al final, como todo, cada uno tiene la percepción de sus cosas. Yo no sé, cuando sea mayor mi hija, cuántas cosas me va a reprochar. Lo que he hecho es educar, punto y final. A mí, los padres me han cedido sus hijas con toda la confianza del mundo para tirar hacia delante. Y lo que he hecho ha sido intentarlo.
XL. El caso es que no ha denunciado a ninguna de las chicas que publicaron esas cosas tan tremendas de usted.
A.T. No, no he denunciado porque me han asesorado para que no lo haga. Esas frases están sacadas de contexto. Sería reproducir toda una historia que siento que no va conmigo.
XL. Pero usted la reproduce en este libro. Eso significa que la carta le hirió.
A.T. No, te diría que no estoy tan herida por la carta; le dolió a mi madre, que me dijo: «Hija, yo no te veía así».
XL. ¿Estas nadadoras nunca se encararon con usted?
A.T. Sí, se dio el caso de dos nadadoras a las que les dije lo típico: «Si no os gusta esto, coged las maletas e iros». Y cogieron las maletas y se fueron. Y luego resulta que están enfadadas por eso. La carta es el equivalente a sacar, después de mucho tiempo, la frustración que tienen.
XL. ¿Su marido es un santo de altar?
A.T. Mi marido también se ha dedicado al deporte y no es un santo. Él me ha entendido y me ha apoyado, aunque hemos tenido nuestras historias. Él tuvo que dejar de hacer 100 metros lisos porque vio que otros eran mejores. Ahora se dedica a la vertiente más técnica y política del deporte.
XL. Cuando trata de justificar su destitución, se reconoce «culpable de haber elegido las mejores nadadoras y de que la mayoría fuesen catalanas», ¿cree que ha molestado esto en la Federación?
A.T. Siempre se me ha acusado de ser procatalana y pro-Kallípolis –que es el club de donde yo salí y en el que ahora entreno–. Yo no renunció a mi pasado, estoy orgullosa de ser catalana y defiendo mi cultura. Soy culpable y lo acepto.
XL. ¿Cómo entiende el independentismo alguien que ha sido seleccionadora nacional durante 15 años?
A.T. No hace falta mezclar el tocino con la velocidad. Ahora soy exseleccionadora y en estos momentos casi me están obligando a ser cada día más independentista… y más independiente.
XL. Con esa facilidad que tiene para separar la vida personal de la profesional, ¿separa la deriva independentista a la hora de representar a España?
A.T. Soy independiente, soy procatalana y soy nacionalista, ¿vale? Y tenemos que llegar a ese acuerdo entre el país catalán y el Estado español para poder sobrellevar las cosas. Cada vez que se nos acusa de hablar una lengua que no se entiende, lo que se provoca en nosotros es la reacción contraria: «Si no nos queréis, dejadnos ir». La sensación es de que no se nos quiere.
XL. ¿Se le ha ido la mano a Artur Mas?
A.T. A los otros se les ha ido más la mano. Ahora soy más pro-Mas.
XL. Usted admite que tiene un carácter explosivo. ¿En algunos casos también es bastante agresiva?
A.T. Soy impetuosa. ¿Agresiva, agresiva…? Yo diría que doy fuerza, no agresividad mal entendida.
XL. Yo creo que les da miedo a las chicas y que, como reconoce en el libro, no se atrevían a decirle ciertas cosas por no molestarla.
A.T. ¿Tú nunca le has tenido miedo a tu madre?
XL. No. Solo un poco a mi padre el día que llegaban a casa las notas y eran un desastre…
A.T. Pues es lo mismo. Yo también, cuando iba a mi casa con una tarjeta de colores [amonestaciones] de parte de las monjas, no sabía dónde meterme. A ese miedo se le llama respeto a la autoridad. En casa había unas normas que cumplir y yo eso lo he heredado.
XL. Teniendo en cuenta que sus padres eran profesores de Matemáticas y de Química…
A.T. Mi madre era una mujer superpotente a la que yo tenía mucho respeto, que nos enseñó que para sobrevivir en este mundo uno tiene que aprender y cultivarse.
XL. ¿La vida ha sido dura con usted?
A.T. No, yo me considero una mujer afortunada, absolutamente afortunada.
XL. ¿Nunca pensó que podía necesitar la ayuda de un psiquiatra, de un especialista?
A.T. Me ha costado dos meses curarme de estos momentos que he vivido y ahora estoy completamente curada de todo. Nunca he necesitado un psicólogo ni un psiquiatra, porque tengo un carácter tan sumamente abierto y positivo que he compartido siempre todo, he utilizado mucho a mis amigos.
XL. Asegura que tuvo que adoptar roles masculinos para estar arriba.
A.T. Me niego a pensar que las mujeres no podemos separar la parte personal de la profesional. Me niego a que, por ser mujer, te tenga que decir: «Ay, cariño, levanta la pierna».
XL. Vale, pero de ahí a decir: «Que saques el 'chumi' seco».
A.T. Supongo que traerá polémica, pero es una manera cariñosa de decir que saque seco el bañador. No vas a decir: «Saca el coño seco». Queda peor, ¿no?
XL. Mucho peor, sí, sí. Y ¿todavía se pregunta qué ha hecho para merecer esto…?
A.T. [Sonríe]. Pues lo que he hecho ha sido ser un libro abierto, vital, luchadora, emprendedora…
XL. Explíqueme cómo, cuando la han acusado de todas esas cosas, se mete en un programa para ser la más antipática del jurado.
A.T. Yo me río de la situación. Ese carácter tan curioso que tengo me permite subirme a los trenes que considero interesantes.
XL. ¿No le afecta lo que dicen de usted?
A.T. Me gusta y me va la marcha. Por la calle, la gente me dice que está conmigo y es amable.
XL. En el programa ¿ha conocido a María José Campanario?
A.T. Sí, sí; estaba yo en maquillaje cuando se acercó a mí y me saludó en catalán. Me dijo que le había parecido muy injusto todo lo que se había dicho de mí. Me pareció una persona íntegra con una imagen que no es la que nos da la prensa.
XL. Así que la conquistó…
A.T. Me conquisto, sí. Falete también me pareció encantador. Tiene un sentido del humor y una percepción de la vida acojonantes. Quizá las personas que somos líderes en lo nuestro tenemos esto: que nos hemos aceptado como somos, que somos capaces de canalizar nuestra energía y nuestros talentos y que los hemos potenciado.
XL. ¿Se va a tirar usted desde el trampolín?
A.T. No [ríe abiertamente]. No está en contrato; aunque si Falete me lo pide muy muy muy… ya veremos.
XL. Llegamos al final de la entrevista y reconozco que la empecé con un poco de miedo, por la fama que tiene.
A.T. ¿Y qué? ¿He sacado el látigo? [se ríe]. Yo soy como me ves: una persona vital, superentusiasta y que entusiasmo; pero que tengo un defecto: creo que veo más que la media de la gente. Y esto me ha hecho ser horrorosamente perfeccionista.
TITULO :EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - MI CASA ES LA TUYA - viernes - 23 - Agosto - Isabel Coixet - Las reclusas ,.
MI CASA ES LA TUYA - VIERNES - 23 - Agosto ,.
MI CASA ES LA TUYA -', presentado por Bertín Osborne,.
acerca a los espectadores el lado más desconocido de personajes relevantes de diversos ámbitos. Durante aproximadamente una hora, los telespectadores tienen la oportunidad de conocer mejor al invitado y también al propio Bertín Osborne, en Telecinco a las 22:00, el viernes - 23 - Agosto ,etc.
EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - MI CASA ES LA TUYA - viernes - 23 - Agosto - Isabel Coixet - Las reclusas ,.Isabel Coixet - foto ,.
Publicamos de manera simultánea artículos sobre prisiones reales o imaginarias, sobre prisioneros o sobre la novela de Anthony Hope. A continuación, reproducimos un texto de Juan Carlos Laviana que nos habla de periodistas encarcelados por hacer su trabajo, y de reporteros que se han adentrado en las prisiones para contar las historias de los que allí viven y mueren.
En 2018, el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ) contabilizó 251 informadores encarcelados por ejercer su profesión. La relación de los periodistas con las cárceles siempre ha sido muy estrecha. A veces, porque ellos son los prisioneros —las autoridades los prefieren callados y recluidos— y muchas veces más porque la cárcel es un lugar atiborrado de historias, tantas como reos.
La atracción de los periodistas por los penales no es nueva. Ya en 1835, Mariano José de Larra publicaba en la revista Mensajero el artículo Un reo de muerte. La tensión que imprime a su texto el padre del periodismo español no tiene nada que envidiar a Truman Capote y su A sangre fría: “Llegada la hora final —escribe—, entonan todos los presos de la cárcel, compañeros de destino del sentenciado, y sus sucesores acaso, una salve en un compás monótono y que contrasta singularmente con las jácaras y canciones populares, inmorales e irreligiosas, que momentos antes componían, juntamente con las preces de la religión, el ruido de los patios y calabozos del espantoso edificio”.
En la historia del periodismo se pueden encontrar pocos alegatos contra la pena de muerte tan sobrios y escalofriantes como esta descripción de Larra, afilada y tajante, del preso ante el garrote vil: “El reo se sentó por fin. ¡Horrible asiento! Miré el reloj: las doce y diez minutos; el hombre vivía aún… De allí a un momento una lúgubre campanada de San Millán, semejante al estruendo de las puertas de la eternidad que se abrían, resonó por la plazuela: el hombre no existía ya; todavía no eran las doce y once minutos. “La sociedad —exclamé— estará ya satisfecha: ya ha muerto un hombre”.
Casi doscientos años después, el periodista Nacho Carretero (La Coruña, 1981) publicaba el libro En el corredor de la muerte (Espasa, 2018), posteriormente convertido en serie. Carretero cuenta la historia de Pablo Ibar, el español que lleva encarcelado en Estados Unidos 25 años, de los que 16 los pasó en el corredor de la muerte. Fue acusado del asesinato de tres personas y, aunque siempre lo negó y nunca se pudo demostrar de forma fehaciente, fue juzgado en tres ocasiones. “Sólo una hora en el corredor de la muerte —escribe Carretero sobre uno de sus encuentros con Ibar engrilletado— basta para hacerse una ligera idea de lo que puede suponer para una persona pasar ahí dentro dieciséis años: es frío, es gris y las puertas hacen un eco metálico y desagradable al abrirse”.
A sangre fría
Truman Capote, tan discutido como periodista como admirado como escritor, es el gran referente en la literatura del siglo XX sobre el presidio y, en especial, sobre el corredor de la muerte. En A sangre fría, demostró su maestría en la descripción de momentos carcelarios escalofriantes: “Escalones, lazo, máscara. Pero antes de que le ajustaran la venda el prisionero escupió un chicle en la mano tendida del capellán, Dewey [agente a cargo de la investigación] cerró los ojos y los mantuvo cerrados hasta que oyó el golpe seco que anunciaba que la cuerda ha partido el cuello. Como casi todos los funcionarios de la ley americana, Dewey estaba convencido de que la pena capital representa un freno para el crimen violento y que, si alguna vez la sentencia había sido plenamente merecida, era ésta”.
Las chekas estalinistas
La guerra civil española ofreció muchas posibilidades a los periodistas para retratar la crueldad de carceleros y verdugos. George Orwell, en su cruzada contra la brutalidad estalinista, dejó muchos testimonios, tanto en su Homenaje a Cataluña como en crónicas periodísticas. De esta forma describió su impresión cuando fue, con su mujer, a visitar a su superior militar, el comandante Georges Kopp, apresado por trotskista: “Lo que llamaban cárcel era en realidad la planta baja de un comercio. En dos habitaciones que tendrían en total unos seis metros de lado cada una habían embutido casi un centenar de personas. El lugar parecía realmente una prisión del siglo XVIII: sucio, maloliente, los cuerpos humanos hacinados”.
La mayor impresión fue al ver el aspecto de su correligionario tras las torturas: “Tiene el cuerpo lleno de costras y magulladuras, las huellas de las enfermedades que ha contraído en las mazmorras subterráneas de las checas estalinistas, en las bodegas húmedas y sin aire de los barcos prisión y en los campos de trabajo”.
Kopp sufrió un eterno rosario de penalidades. En la cheka de la Puerta del Ángel, de Madrid, según Orwell, “fue interrogado 27 veces durante 135 horas en total”. Pero su infierno no acabó ahí. “En la prisión de Vallmajor (Barcelona) le metieron en una carbonera sin luz, sin aire ni comida y con ratas enormes que correteaban entre sus piernas; le tuvieron allí metido durante doce días sin ver a nadie, sin oír a nadie, hasta que una noche exclamó una voz: “¡Esta noche te fusilaremos!”»
Acabada la guerra, Agustín de Foxá (Madrid de corte a cheka) también visitó los restos de la prisión de Vallmajor. En su artículo “Crímenes con pedantería freudiana” relata su visita y la crueldad de los instrumentos de tortura: “El techo movible sube o baja según la estatura del condenado a fin de mantenerlo siempre erguido; la puerta se cierra pegando en la cara del reo o introduciéndole entre sus muslos una madera para separarlos. En aquella oscuridad de tumba solo hay dos agujeros para los ojos a los cuales aplican sendas bombillas de 500 voltios con pantalla de hojadelata…”.
Gramática y latín a la espera de la ejecución
Javier Bueno, director del diario asturiano Avance y considerado “gestor moral” de la revolución de octubre desde las páginas de su periódico, no tuvo tiempo de convertir en crónica sus padecimientos en la cárcel. Su fusilamiento por las tropas franquistas el 27 de septiembre de 1939 le impidió hacerlo. Denunció las torturas durante sus cuatro encarcelamientos durante la República, pero de la detención definitiva, ya tras la victoria franquista, sólo queda el testimonio de los testigos.
Su amigo y compañero de Avance Juan Antonio Cabezas recordaría en Asturias: Catorce meses de Guerra Civil (G. del Toro, 1975) los últimos días de Bueno en la cárcel: enseñaba Gramática a los reclusos, discutía en latín con el capellán, leía de forma febril.
Cabezas fue testigo del paseo de Bueno hacia el patíbulo. Rodeado de guardias, “sin una palabra de más, sin un gesto, cojeando y casi sonriente”. Recordaría años después que su amigo solía decir que los gritos, los “vivas” y los “mueras” no eran otra cosa que “manifestaciones histéricas del miedo”. Que, como todo era ya inútil, lo mejor era callar.
Cabezas, a diferencia de Bueno, se libró de la muerte gracias a que había ganado un premio literario para presos. Eso le dio oportunidad de ponerse al frente de un diario para reclusos. Se sentía culpable por tanto privilegio, pero Bueno le tranquilizó: “Nunca desaproveches las ventajas que te da el enemigo”.
Tras los barrotes del sanatorio
Género aparte, aunque con mucho en común, son las incursiones de los periodistas en psiquiátricos. El mejor ejemplo es el de Nelly Bly con su reportaje Diez días en un manicomio: Tras los barrotes del sanatorio.
Bly se hizo pasar por loca para que la ingresaran en Blackwell’s Island, una franja de tierra en el East River, donde se encontraban la mayoría de las cárceles y frenopáticos de Nueva York. Allí convivió con 1.600 mujeres dadas por dementes. Y describió con detalle su experiencia en una serie de reportajes que cambiaría para siempre el brutal tratamiento de los enfermos mentales: “Una mujer tenía puesta una camisa de fuerza —relata en uno de los artículos— y dos mujeres tenían que llevarla a rastras. Tullidas, ciegas, ancianas, jóvenes, sencillas y bonitas; una masa humana sin sentido. No podría haber un destino peor”.
La literatura de periodistas sobre cárceles y torturas es inmensa. Entre la americana del siglo XX destaca The Death and Life of Dith Pran: A Story of Cambodia, de Sydney H. Schanberg, llevado al cine con el título The Killing Fields (Los gritos del silencio, 1984). En América latina, es un clásico Operación masacre, de Rodolfo Walsh, donde se describen las penalidades carcelarias del “fusilado vivo”.
En España son particularmente recomendables los reportajes de Ramón J. Sender sobre el encarcelamiento y tortura de dos campesinos inocentes acusados del conocido como Crimen de Cuenca, historia que inspiró la película de Pilar Miró de 1979. Y también las crónicas de Luis de Oteyza agrupadas en Abd-el-Krim y los prisioneros (Ediciones del Viento, 2018). De Oteyza recogió los estremecedores testimonios de los 350 españoles en manos del caudillo rifeño.
Cuando el hombre es sometido a condiciones extremas, ya sea en la cárcel o en el patíbulo, explotan las emociones más recónditas y la necesidad de entender es acuciante. De ahí que periodismo y literatura se esfuercen, una y otra vez, en explicar el gran misterio de la humanidad llevada al límite.
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