viernes, 2 de agosto de 2024

Metrópolis - Los zahoríes del fango ,. / DIAS DE TOROS - Censura, minoría y libertad , . / Retratos con alma - Expertos retratos - A las cinco de la tarde ,.

 

 TITULO: Metrópolis - Los zahoríes del fango  ,. 

  El lunes - 19 - Agosto , los lunes a partir de las 00:30, en La2, foto,.

 Los zahoríes del fango,.

 Chani Cabeza de Vaca

La medida del tiempo es el tango de Gardel. Hace casi veinte años conocí a Antonio Pérez Henares. Fue en El Escorial, en un curso de verano que él dirigía llamado «Diez personajes en busca de su personaje histórico». Asistí como alumno y, el penúltimo día, al anochecer, nos tomamos un whisky en el Euroforum Infantes. Durante una hora larga, Pérez Henares exhibió esa educada campechanía y crisol de vidas que constituyen su blasón. Terminó el curso y ahí quedó todo, aunque aquello estaba llamado a tener una segunda parte, como en la literatura y el cine. Quince años después contactó conmigo. Había leído mi primera novela y quería que formase parte de un ambicioso proyecto que tenía en mente: una asociación de escritores de novela histórica. Cuando presenté en Madrid mi segunda novela, Antonio Pérez Henares estuvo y, desde entonces, pasó a ser Chani, porque su nombre de los tiempos de la clandestinidad es la credencial que entrega a sus amigos. Su nombre de guerra se transmutó hace mucho en uno de paz. No conozco mejor metamorfosis.

Tiene una voz bonita y tonante que suena a verano. Gasta empaque cinematográfico y bigote, ríe a carcajadas, es memoria viva del periodismo y el disco duro de la Transición, no está aquejado del síndrome de Estocolmo al expresar sus opiniones, sondea mentes y corazones con la precisión de un zahorí en busca de agua, y hace buena la máxima evangélica de vomitar a los tibios, porque todos sus actos están amasados con la pasión. Si Miguel Delibes decía no saber si era un cazador que escribía o un escritor que cazaba, de Chani podría decirse lo mismo, aunque con un adjetivo añadido: viajero. El viaje ha dado sentido a su vida, que no el nomadismo, pues él siempre ha sabido cuál era su lugar en el mundo. Ha vivido tanto y tan intensamente que necesita escribir artículos y libros para darle rienda suelta a sus mundos interiores, y aunque se maneja con soltura en el mundo digital, en el fondo es un hombre que pesa la lealtad y la ética con una romana y cuyos textos tienen un aroma a rotativa, a papel caliente y tinta fresca, a un amanecer que llegó demasiado pronto entre olores negros de café recién hecho.

"Delibes le dedicó Los santos inocentes a Félix Rodríguez de la Fuente, y Chani le ha dedicado Cabeza de Vaca a Miguel de la Quadra Salcedo. Tiene sentido"

A finales del siglo XIX surgió un movimiento artístico que me gusta mucho: Arts and Crafts, liderado intelectualmente por William Morris. Su premisa era potenciar la artesanía frente a la estandarizada industria, revalorizar las labores manuales en la producción de muebles, objetos de uso cotidiano y casas. Es decir, humanizar y personalizar la vida cotidiana encajando la tradición artesanal en los modos de vida modernos. Esta concepción artística tiene mucho de sensorial, pues disfrutamos pasando la mano por maderas trabajadas por ebanistas, paseando por jardines diseñados a la medida del hombre y contemplando hermosos paisajes a través de ventanales. Pues bien, la literatura de Chani tiene una vocación artesanal y telúrica, porque su narrativa es un injerto en el árbol de la tradición para conseguir un nuevo fruto. Sus novelas han de entenderse como una comunión con la Naturaleza, un viaje al pasado con billete de vuelta y un puzle en el que caben varias vidas: las que él ha vivido y las que le hubiese gustado vivir.

Chani, gran amigo de Miguel de la Quadra Salcedo y compañero suyo en periplos americanos, podría haber tenido cabida en alguno de los episodios del Hombre y la Tierra, y su voz en off le habría mantenido el pulso a la de Félix Rodríguez de la Fuente, tan magnética. Delibes le dedicó Los santos inocentes a Félix Rodríguez de la Fuente, y Chani le ha dedicado Cabeza de Vaca a Miguel de la Quadra Salcedo. Tiene sentido. Son sendos homenajes de unos escritores a unos amigos fallecidos con los que compartían pasión por la Naturaleza.

La visión campestre de Chani está en las antípodas de los animalistas, cuya utopía es un Neolítico con wifi. Él, hombre de campo, castellano viejo, alcarreño asentado en Madrid, concibe la Naturaleza no a lo Walt Disney, sino como Robert Redford en Las aventuras de Jeremiah Johnson o Leonardo DiCaprio en El renacido: la caza compatible con un respeto sacrosanto al medioambiente, la tierra como religación con los antepasados y sus formas de vida ancestrales. El olor de la lluvia y de los surcos recién arados, el tacto de la corteza de los árboles o el crujido de las hojas secas bajo los pies los sentimos en sus novelas, de la misma manera que revivimos en ellas amaneceres y largas puestas de sol, baños en pozas y en playas y el sabor de la comida al aire libre. El ciclo de la vida y la muerte, tan desnaturalizado en la ciudad y tan presente en el mundo rural, lo refleja Chani en su literatura a través de los rituales de nacimiento y defunción. Y otra de sus singularidades es la constante presencia de animales en sus obras, pues sólo quien ha tenido perros, los ha visto morir y enterrado con sus propias manos, sabe el hondo significado de las palabras fidelidad y cariño.

"La visión campestre de Chani está en las antípodas de los animalistas, cuya utopía es un Neolítico con wifi"

A lo largo de la historia hay tres concepciones de cosmopolitismo que me interesan: el del imperio de Alejandro Magno, el de Roma y, por último, el de Europa fraguado en el medievo. Conforme pasa el tiempo más risión y desdén me producen el paletismo tribal y la cerrazón mental, y al igual que en la Edad Media y Moderna existían los hermosos conceptos de las Andalucías o las Españas para expresar la diversidad dentro de un sentimiento común, Chani, con naturalidad, concilia el sentimiento de pertenencia a la patria chica y a la patria grande a través de un juego de muñecas rusas en el que caben su amor al terruño (la celiana Alcarria, su Guadalajara), un madrileñismo fetén, un españolismo hacia atrás y hacia delante y la querencia por lo hispanoamericano. Porque para él, América no es sino la España replicada.

Pues bien, todo esto está en su magnífico libro Cabeza de Vaca, cuya portada, salida de los pinceles de Augusto Ferrer-Dalmau —otro amigo—, es una genialidad a la que nos tiene acostumbrados el pintor español de mayor trascendencia internacional en estos momentos. Esta novela es Chani en estado puro: una historia cervantina de viajes, amistades, guerras, sentido del humor, resonantes victorias, clamorosas derrotas, traiciones, lealtades y la redención a través del sacrificio y la espera.

Cabeza de Vaca es la historia de un conquistador jerezano de la época de Carlos V que se fogueó en los tercios de Italia y en la guerra de los Comuneros y que, durante varios años, recorrió la costa sur de Norteamérica en pos de un sueño trocado en pesadilla, pues soportó más penalidades juntas que Robinson Crusoe en su isla y Cervantes en su cautiverio de Argel. Entre los personajes novelescos destaco a Trifón, un viejo marinero de las Alcarrias que hará buenas migas con Álvar Núñez Cabeza de Vaca, le contará sucesos y anécdotas de Colón y de sus hijos y de otros conquistadores y, llegado un punto, se cansará de aventuras y se retirará, emparejado con una mujer que lo cuide y consuele de tantas fatigas.

"El alcarreño que se curtió en periodismo en el diario Pueblo yuxtapone los mapas de España, de Europa y de América del siglo XVI a los actuales y los coteja con los mapas de su memoria"

Chani es un contador de historias junto al fuego, un recitador del romancero castellano, un disfrutón de las fiestas populares, un cazador que mete en su macuto diccionarios, experiencias, libros, paisajes y viajes. Él no concibe su novelística desde la óptica de atalaya de la plana mayor, sino al ras de suelo de la infantería, de los pisa hormigas, de los mochileros. En el gremio de novelistas españoles hay tres mosqueteros muy viajados que han trasladado su geografía vivida a su geografía literaria: Juan Eslava Galán, Arturo Pérez-Reverte y Chani. Y el alcarreño que se curtió en periodismo en el diario Pueblo yuxtapone los mapas de España, de Europa y de América del siglo XVI a los actuales y los coteja con los mapas de su memoria, porque él se pateó la inabarcable geografía americana del protagonista de esta novela. Así, se produce una ósmosis entre el conquistador andaluz y el periodista y escritor, de manera que las sensaciones, emociones y pensamientos de Cabeza de Vaca, o bien Chani los entiende perfectamente o bien los vivió durante su odisea americana junto a Miguel de la Quadra Salcedo, aquel titán al que de pequeño yo veía en la tele luchar a brazo partido contra una anaconda en el Amazonas, como un Laocoonte, pero vencedor.

Algo de premonitorio había en esta novela cuando Chani, uniformado como un guardia imperial de Felipe II, hizo en 2008 un cameo en la película La conjura de El Escorial. Salió en pantalla con un morrión como el que llevaban los españoles que se lanzaban a la aventura de las Indias. Y como el que pinta Ferrer-Dalmau en la portada del libro.

"El escritor deja la escotilla abierta para una continuación de la novela: el siguiente viaje de Cabeza de Vaca a América, cuando descubre las cataratas de Iguazú"

La segunda parte de la novela es la más trágica y antropológica: Cabeza de Vaca, humillado y desamparado, se ve obligado a aclimatarse con los diferentes pueblos indios con los que contacta, y en este proceso de inculturación, el protagonista se convierte en un chamán, un superviviente que cura a base de potingues, rezos en latín y señales de la cruz, pero que también practica cirugías que me recordaron algunas escenas de Master and Commander por su crudeza y verosimilitud. Esta parte tiene un soberbio y sostenido pulso narrativo que llega a su clímax cuando el jerezano vuelve a contactar con españoles tras casi una década de desventuras. A partir de entonces, decidirá regresar a España, pero su vuelta, como está mandado en esta tragedia homérica, será otro rosario de aventuras. Y cómo no, el escritor deja la escotilla abierta para una continuación de la novela: el siguiente viaje de Cabeza de Vaca a América, cuando descubre las cataratas de Iguazú.

Hace unos años, asistí en el Teatro Auditorio San Lorenzo de El Escorial a la interpretación de la Sinfonía del Nuevo Mundo, de Antonín Dvořák. Esta obra sinfónica, compuesta por el músico checo durante una larga estancia en Estados Unidos, podría ser la banda sonora de la novela. Empecé canturreando un tango de Gardel y termino de la misma manera. Veinte años. Lo que son las cosas, este mes de julio, Chani dirigirá un curso de verano en El Escorial sobre novela histórica en el que, esta vez, no iré como alumno, sino como conferenciante. Volveremos a encontrarnos allí, en el monasterio de Felipe II, el escenario donde él participó en una película y yo situé el comienzo de mi primera novela.

Y es que la vida, como el cine y la literatura, tiene segundas partes que son buenas. Sobre todo cuando el guión lo escribe la amistad.

TITULO:  DIAS DE TOROS  - Censura, minoría y libertad,.

 

  Censura, minoría y libertad,.

«¿Por qué la Fiesta de los toros es un patrimonio y una cultura viva? Cuando uno lee el texto de la Convención de la Unesco de 2003 para la salvaguarda del «patrimonio cultural inmaterial», queda impresionado. Los cinco criterios enunciados en su artículo 2 para definir ese patrimonio se aplican a la Fiesta de los toros. Esto es una evidencia científica, que no puede ser rebatida como tal»,.

 

foto / Hacia el caos,.

 Asombra a uno, que ha sido estudiante en el París del 68, sobre el lema prohibido prohibir, esta situación inaudita: un ministro de Cultura decide 'motu proprio' censurar una cultura como la de los toros, vigente en tres países europeos y cinco hispanoamericanos, declarada,.


TITULO:  Retratos con alma - Expertos retratos  - A las cinco de la tarde ,.

 

La periodista Isabel Gemio regresa a la televisión para presentar 'Retratos con alma', el nuevo programa producido por RTVE en colaboración,.  

 

 Lunes - 19 - Agosto -  a las 22:40 horas en La 1 / fotos,.

 Expertos retratos   - A las cinco de la tarde,.

 A las cinco de la tarde

El marco, Sevilla

Es noviembre también en Sevilla, aunque en esta ciudad el frío se templa con un cielo velazqueño bajo el que ya cuelgan las inevitables luces de Navidad. Cuando cae la tarde estrecha del invierno, las calles se espesan con el humo de las castañas asadas y el bullicio de las compras cede paso al tapeo, que es una alternativa de calor en las terrazas atiborradas.

A los pies del rey San Fernando en la Plaza Nueva, la Feria del Libro Antiguo expone su valiosa mercancía, muy cerca de la sede de la Fundación Cajasol, donde ha tenido lugar la V edición de Letras en Sevilla, cuyo tema, como en otras ocasiones, aspiraba a no dejar indiferente a nadie: Toros sí, toros no: ¿Cultura, tradición o barbarie?

"Enfrentar a taurinos y antitaurinos en Sevilla no era, en principio, tarea fácil"

La propuesta, inevitablemente polémica, no pretendía en ningún caso enjuiciar voluntades ni catalogar gustos, ni mucho menos ofrecer respuestas. Procurando el conocimiento y apelando a la razón, los expertos que han pasado por el patio de la Fundación exponían sus razones técnicas, jurídicas, literarias o filosóficas con ecuanimidad y lucidez sobre un suelo de albero traído de la Maestranza y ante un público presente que, elevando el respeto a un nivel que ellos mismos se habían impuesto, se reveló atento, expectante y leal al compromiso de escuchar con atención y preguntar con curiosidad. El propio Arturo Pérez-Reverte, que junto con Jesús Vigorra coordina estas jornadas, felicitó a los presentes por aquella admirable actitud.

Rosa Montero

Rubén Amón

Porque todos sabíamos que enfrentar a taurinos y antitaurinos en Sevilla no era, en principio, tarea fácil. En esta ciudad donde la plaza de toros de la Maestranza es una catedral, el toreo una liturgia, los toros son los tataranietos legítimos de Gerión, y los toreros, además de esculturas, refranes, literatura y hagiográficos retratos, dan nombre a las calles de la centenaria ciudad de casetas que se levanta al otro lado de la portada de la Feria de Abril una vez al año, es evidente que, con toda esa carga, resultara especialmente difícil la ecuanimidad del aficionado taurino, que en Sevilla lo es de muchas maneras: por tradición familiar, por respeto a la memoria, por sevillanismo estético y conceptual, por amor al arte. Pero, ante el respetuoso público que llenaba hasta la bandera un patio de la Fundación Cajasol engalanado de albero y almagre, el capitán Reverte, por fortuna, no tuvo que requerir la espada; caló el chapeo, miró al soslayo, fuese y no hubo nada.

Primera jornada, de grana y oro

Precisamente de eso se trataba: de exponer, durante dos días, un diálogo entre la voz alzada y el silencio reflexivo, y verdaderamente la inauguración no pudo tener mejores representantes: el periodista y escritor Rubén Amón y la novelista Rosa Montero.

"No eran las cinco de la tarde, pero la media luna del patio de la Fundación Cajasol aplaudía como si lo fuera"

No eran las cinco de la tarde, pero la media luna del patio de la Fundación Cajasol aplaudía como si lo fuera, entusiasmada, al finalizar la intervención de Rubén Amón que, vestido de oscuro, señoreó un monólogo erudito, tranquilo y retador, abanicando un capote de aforismos: “El escándalo está consolidado en nuestra sociedad”. “No voy a pedir perdón por ser aficionado”. “Esta sociedad infantilizada es incapaz de asumir la trascendencia, y la tauromaquia, en su esencia de vida y muerte, muestra todo aquello que la sociedad no quiere ver”. Tótem del toro y tabú de la muerte presentados en un coso singular de ideas casi freudianas por el que el periodista se paseó con naturalidad ofreciendo como sacrificio supremo el desprecio legítimo al término manoseado de cultura. Al final, el insistente aplauso del público le obligó a un bis, como en la ópera: “Modernistas, ya que no matáis toros, sed artistas”.

Espido Freire

Rafael de Paula y Antonio Lucas

La novelista Rosa Montero subía al escenario armada de argumentos incuestionables, estadísticas de muerte, estudios médicos o cifras de dinero público que mantienen lo que hoy es ya injustificable, pero nada de toda aquella verdad fue tan verdad como el relato con el se ganó el silencio emocionado del público: “Yo soy hija de un popular banderillero de la posguerra, Pascual Montero, que me enseñó a amar a los animales”. Los recuerdos de aquella niña que veía desaparecer, tras la puerta del cuarto de baño de los abuelos (ellos no tenían aseo en casa) a un hombre vestido de padre y aparecer a un torero, mientras el Citroën que lo llevaba a la plaza de toros se alejaba, un poco antes de las cinco de la tarde, y ella se quedaba allí agazapada en aquel gineceo orante entre mujeres de luto, preguntándose cosas que solo la mujer en la que luego se convirtió supo responderle: “El toro no es un depredador, se abalanza sobre el torero aterrorizado de miedo y de angustia”. “He ido a muchas corridas hasta que crecí, no en edad, sino en conciencia, por encima de todo eso”. “De aquí a treinta años, la fiesta taurina se habrá extinguido por muerte natural”, concluía, serena.

"Con una toalla blanca de hotel al cuello, Rafael de Paula se secaba el sudor, como un boxeador noqueado de lucidez"

Por la tarde, el encuentro entre los escritores Antonio Lucas y Edu Galán se materializó en el manejo de los difíciles conceptos de belleza y arte, que el poeta Lucas transformó en una defensa estética del toreo, opuesto al argumento de las cifras, más que elocuentes, en las que se posicionaba Edu Galán. Ciertamente no hubo debate, sino exposición de los hechos, aunque un comentario de Edu Galán acerca de la Semana Santa, expuesto “por polemizar”, encendió las redes sociales.

El broche de oro de la primera jornada lo puso el maestro Rafael de Paula, el último de los toreros aclamado por los intelectuales. Su presencia en silla de ruedas, con una toalla blanca de hotel al cuello con la que se secaba el sudor, como un boxeador noqueado de lucidez, y acompañado por Antonio Lucas, precedió un monólogo ensimismado en el que el matador viajó errabundo desde la Florencia del Renacimiento a los vestidos (que no trajes) de los toreros; desde sus rodillas de trapo a “los ojos transparentes del toro cuando te mira”; desde “el canto de los ángeles que se oye cuando un pitón te roza la femoral”, a la grandeza de Belmonte, El Gallo u Ortega y Gasset.

Arturo Pérez-Reverte y Espartaco

Espartaco

Arturo Pérez-Reverte resumía con brillantez aquel viaje surrealista: “Oír hablar a Rafael de Paula es como verlo torear: tensión, tensión, tensión, y de repente… la magia”.

Segunda jornada, en corto y por derecho

La razón y el derecho fueron los argumentos académicos esgrimidos durante esta jornada, que enfrentó por la mañana a Juan Ignacio Codina, periodista y doctor en Historia, cuya tesis versa sobre el pensamiento antitaurino desde la Ilustración a nuestros días, y a Beatriz Badorrey, profesora de la UNED y autora de un documentado estudio sobre la historia de la tauromaquia y los toros en el contexto del derecho y la sociedad. Por la tarde, Nuria Menéndez de Llano abogada y directora del Observatorio de Justicia y Defensa Animal, desde donde ha liderado la promoción de una propuesta de ley para que los animales pasen a ser reconocidos como seres sintientes en la legislación española, se sentaba frente a Joaquín Moeckel, abogado de la Maestranza de Sevilla, así como de algunos toreros, que habló de la actual realidad del toreo como “un arte para minorías y que, por tanto, también tiene derecho legítimo a la protección”.

"Espido Freire hizo honor al título de su charla: La elegancia de no ser taurina"

El punto de inflexión entre los razonamientos encontrados e incluso un tanto acalorados de los profesionales en los campos jurídico, moral e histórico, fue la serena y bella intervención de Espido Freire. Ciertamente, la novelista hizo honor al título de su charla, “La elegancia de no ser taurina”, pues con la fría dulzura de la narradora profesional que es, engarzó las instantáneas del miedo infantil frente a un toro que anda suelto por las calles con la conmoción poética de una muchacha soñadora ocasionada por la muerte de aquel torero destrozado por el asta del animal al que la vida se le fue yendo frente a las cámaras de televisión, en directo, grabando sus hermosos ojos azules de moribundo y sus palabras de hombre valiente en la memoria colectiva de medio mundo. Espido Freire terminaba, sin abandonar su elegante dureza, con una frase absoluta: “No es admisible un espectáculo que requiera el sufrimiento de un ser vivo».

Pérez-Reverte y Espartaco, treinta años después

“Los toreros creen en Dios” fue el título elegido por Pérez-Reverte cuando hace algo más de 30 años escribió un reportaje para XL Semanal sobre el torero Antonio Ruiz, Espartaco. Durante varios días, el escritor acompañó al maestro en viajes, hoteles, ventas de carretera y plazas de toros, y en ese tiempo la audacia del reportero de guerra, acostumbrado a la tensión y al peligro y adiestrado en reconocer a los hombres valientes, se mezcló de manera singular con la mirada del novelista que ya era, dando como resultado un texto más literario que periodístico, donde el arte del toreo o la valentía del torero trascendían hacia algo singular explicado a través de los ojos de un torero; una manera especial, sincrética, de mirar el mundo; a la vez elemental, de guerrero antiguo manchado de sangre, y elevada, como de anciano filósofo que comprende la vida porque ha aceptado con naturalidad las múltiples opciones de la muerte.

"Invocando en esa mágica noche sevillana, la presencia inmortal de Chaves Nogales y Juan Belmonte"

Sentados frente a frente, periodista y torero, esenciales en ser lo que siempre fueron, charlan ante a un público que tras la ovación ha enmudecido, atento al veterano escritor que indaga en su propio asombro y a un torero retirado que todavía habla del toro como si se mirase en un espejo: “El toro muere para que su familia, su madre, su abuela, sus hermanos, continúen libres y a salvo en la dehesa; acepta el sacrificio de la plaza a cambio de la continuidad de su estirpe”.

Ellos no podían saberlo, pero las palabras de aquella conversación interrumpida hace treinta años, trazaban cruces en la arena de un coso invisible invocando en esa mágica noche sevillana, la presencia inmortal de Chaves Nogales y Juan Belmonte. 

Emilio Buale

Lecturas y ausencias

Como fin de fiesta, leían el actor Emilio Buale y Jesús Vigorra, una selección de textos literarios a favor y en contra de los toros, seleccionados y ordenados por Carmen Camacho.

A esta espectadora le faltó durante las jornadas, el calor inteligente del gran periodista Chapu Apaolaza, así como la mirada lúcida de la periodista y escritora Karina Sainz Borgo; y por entre los textos olvidados, estos versos llameantes de Miguel Hernández:

Como el toro me crezco en el castigo,
la lengua en corazón tengo bañada
y llevo al cuello un vendaval sonoro.
Como el toro te sigo y te persigo
y dejas mi deseo en una espada.


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