TITULO: Cena con mamá - Oli (futbolista) ,. Viernes - 2, 9 - Septiembre ,.
Viernes - 2, 9 - Septiembre ,a las 22:00 en La 1, foto,.
Oli (futbolista),.
Oli | ||
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Datos personales | ||
Nombre completo | Oliverio Jesús Álvarez González | |
Nacimiento | Oviedo, Asturias 2 de abril de 1972 (50 años) | |
País | España | |
Carrera como entrenador | ||
Deporte | Fútbol | |
Debut como entrenador | 2006 (Cádiz C. F.) | |
Carrera como jugador | ||
Posición | Delantero | |
Debut como jugador | 1993 (Real Oviedo) | |
Retirada deportiva | 2006 (Cádiz C. F.) | |
Part. | 2 | |
mostrar Trayectoria | ||
Oliverio Jesús Álvarez González (Oviedo, Asturias, España, 2 de abril de 1972), conocido como Oli, es un exfutbolista y entrenador de fútbol español.
Trayectoria[editar]
Como jugador[editar]
Oli empezó su carrera como futbolista en el equipo A. D. Universidad de Oviedo. El por entonces entrenador del Real Oviedo, Radomir Antić, pidió su fichaje. En 1994, tras una temporada con el segundo equipo, aunque siendo convocado frecuentemente con el primero, consiguió ascender al primer equipo de forma definitiva. Pronto empezó a destacar y su mejor temporada le vino en 1997, cuando marcó veinte goles en la Liga. Lo fichó el Real Betis Balompié, donde estuvo tres temporadas, dos de ellas en la Copa de la UEFA, pero sin conseguir hacerse un hueco en el equipo, en parte debido a la presencia de Alfonso Pérez.
Tras el descenso a Segunda División del Betis, en el año 2000, volvió al Real Oviedo y marcó quince goles en la temporada 2000/01 aunque el equipo descendió a Segunda al finalizar la temporada. Después de dos años jugando en la categoría de plata, el club descendió a Segunda División B y, en medio de una gran crisis económica, no pagó los sueldos a sus jugadores. Debido al impago de los sueldos, el equipo descendió administrativamente a Tercera División por primera vez en su historia.
Tras abandonar el club ovetense, decidió fichar por el Cádiz C. F.. Estuvo tres años jugando en el club gaditano, con el que consiguió un ascenso a Primera División.
Como entrenador[editar]
Tras colgar las botas, afrontó una nueva etapa como entrenador al frente del Cádiz C. F. para la temporada 2006/07. Sin embargo, poco después, el 5 de noviembre de 2006, fue destituido tras la derrota el día anterior de su equipo contra el Real Sporting de Gijón por 5-4.
En septiembre de 2007 aterrizó en la U. D. Marbella de Segunda División B con el objetivo de salvar al equipo, colista de grupo después de cuatro jornadas de Liga.1 Al final de la temporada, tras haber salvado al equipo del descenso, dimitió de su puesto de entrenador.
En la temporada 2008-2009 entrenó al Écija Balompié de la 2.ª B andaluza quedando en el puesto 14º. En las temporadas 2009-2010 y 2010-2011 entrenó al Real Betis B de la 2.ª B andaluza quedando respectivamente el los puestos decimocuarto y decimosexto.
En la temporada 2017-2018 se hace cargo del Club Marino de Luanco de la Tercera División asturiana, quedando en el tercer puesto y jugando los Play Offs de ascenso a 2.ª B y perdiendo con el UD San Fernando el partido de ida (3-1) y ganando el partido de vuelta (1-0) con lo que quedaría eliminado.
En la temporada 2018-2019 se mantiene al frente del conjunto luanquín quedando en el segundo puesto de la Tercera División sin haber perdido un solo partido en casa, y dos fuera de casa, empatado con el Lealtad de Villaviciosa a 90 puntos y a un solo gol de quedar Primero. Juega los play offs de ascenso a 2.ª B y esta vez consigue el ascenso sin haber encajado ningún gol en los 6 partidos disputados. El 11 de enero de 2021 dimite de su cargo como entrenador del club de Luanco, alegando motivos personales.2
Selección nacional[editar]
Fue internacional con la selección española en dos ocasiones, en las que anotó un gol. Su debut se produjo en Bratislava, el 24 de septiembre de 1997, en un partido contra la selección de fútbol de Eslovaquia. Su segundo partido fue el 11 de octubre de 1997 en el Estadio de El Molinón, en la victoria de España 3-1 ante las Islas Feroe, encuentro en el que anotó el segundo gol del equipo español.
TITULO: Imprescindibles' estrena en La 2 - El hombre más solitario del mundo . , Domingo -4, 11 - Septiembre ,.
Domingo -4, 11 - Septiembre , a las 21:30 horas en La 2, foto,.
El hombre más solitario del mundo,.
Muere el indígena más solitario de Brasil y, con él, desaparece su tribu,.
El llamado Indio del agujero, por los socavones que hacía en sus chozas, fue hallado muerto por el indigenista que le monitoreaba,.
El indígena más solitario de Brasil —el único superviviente de la matanza de su tribu que eligió vivir el resto de su vida sin contacto con otros— fue hallado muerto hace unos días en la tierra indígena Tanaru, en el Estado de Rondonia, en la Amazonia. Yacía en su hamaca, cubierto con plumas de guacamayo. Conocido como el Indio del agujero (indio do buraco, en portugués) porque cada una de sus chozas tenía un profundo socavón, su cuerpo semidescompuesto fue localizado la semana pasada por Altair Algayer, el funcionario indigenista que durante 26 años lo monitoreó periódicamente por encargo del Estado brasileño. Su fallecimiento significa también la desaparición de su tribu, de etnia desconocida, porque en todos estos años jamás pronunció una palabra ante los blancos. Las autoridades creen que murió por causas naturales.
El hecho de que viviera en soledad desde hace un cuarto de siglo convirtió al Indio del agujero en uno de los indígenas no contactados —los que rechazan la relación con el resto de la sociedad— más conocidos de Brasil. La Fundación Nacional del Indio (Funai), el organismo oficial creado para proteger a los nativos, trasladó sus restos a Brasilia para ser sometidos a análisis forense. El anónimo varón vivía en un territorio de 80 kilómetros cuadrados rodeado de fincas ganaderas y en el que una ley que se renueva cada tanto impedía entrar a los extraños para protegerlo. Se cree que tenía unos 60 años. Las autoridades pretenden enterrarlo en la tierra donde vivió.
Durante los últimos 26 años, Algayer, empleado de la Funai, y su equipo cuidaron del bienestar del indígena en la distancia. Juntos encarnan cómo funciona la política de no contacto con los nativos que rehúyen a los blancos, adoptada por Brasil a finales de los ochenta. Cada tres meses, un equipo de la Funai se acercaba a él y colocaba una cámara para seguir sus actividades y ver si la tierra que habitaba había sido invadida. Así saben que la choza en la que murió era la número 53 de las que fue construyendo a lo largo de los años, “todas con el mismo patrón arquitectónico, con una puerta de entrada y salida y siempre con un agujero en el interior de la casa”, indica la nota de pésame publicada por la Funai. Nadie sabe por qué los construía o qué función tenían los agujeros.
Esperando a la muerte
Marcelo dos Santos, del equipo que lo protegía, explicó al medio Amazonia Real que el indígena “fue hallado en la hamaca, cubierto de plumas de guacamayo. Estaba esperando la muerte, no tenía señales de violencia”.
Pocas imágenes existen del anónimo indígena. Las más nítidas fueron grabadas en vídeo y difundidas hace unos años por el organismo que vela por los aborígenes. Aparece desnudo, con una especie de capa, talando un árbol sin ser consciente de que alguien desde la distancia acerca y aleja el zoom de una cámara.
En el delicado equilibrio de la política de no contacto, el indígena no habló nunca en presencia de sus cuidadores —quizá para evitar que por el idioma lo identificaran—, pero sí llegó a aceptar algunas semillas y herramientas que le iban dejando “para mejorar su calidad de vida”, como explica una nota de la OPI (Organización de los Pueblos Aislados, en portugués). Los funcionarios siempre evitaron forzar el contacto con él.
Los indígenas no contactados son el eslabón más débil entre los nativos, aunque son los que mejor preservan la jungla y la biodiversidad. Brasil tiene contabilizadas unas 115 tribus. El valle de Javari, en la frontera con Colombia y Perú, es el lugar con mayor presencia de estas tribus y el lugar donde Bruno Pereira, un especialista en nativos aislados, y el periodista británico Dom Philips fueron asesinados en junio por unos pescadores furtivos.
La llegada de Jair Bolsonaro al poder, hace casi cuatro años, significó el creciente debilitamiento de las instituciones que cuidan del medioambiente, los indígenas y la biodiversidad.
Se sabe que el Indio del agujero sobrevivió a una matanza en 1995, cuando terratenientes de la región pagaron a colonos para que exterminaran a toda la tribu y destruyeran cualquier rastro de su existencia. Era la manera de apropiarse de tierras selváticas para convertirlas en pastos. Ninguno de los suyos sobrevivió. Y él comenzó una nueva etapa en una soledad elegida y casi absoluta. Se alimentaba de jabalíes, tortugas o pájaros que cazaba con flechas o trampas. También le gustaba la miel.
Afirma la OPI, una ONG, que el indígena solitario de la tierra Tanaru “fue víctima de un atroz proceso de exterminio, a consecuencia de la llegada de grandes fincas patrocinadas por el Estado. Presenció la muerte de su pueblo, su tierra se convirtió en pastos y fue condenado a pasar el resto de su vida en una pequeña porción de la selva intervenida por la justicia y rodeada de grandes fincas en la región del río Corumbiara, en Rondonia”. La ONG y otros activistas temen que, al perder a su único habitante, la tierra a la que otorgaba protección legal quede a merced de los intereses agrícolas.
TITULO: De seda y hierro - Festival Internacional de Payasos y Circo de Montijo ,. Domingo - 4, 11 - Septiembre ,.
El Domingo - 4, 11 - Septiembre , a las 20:20 por La 2, foto,.
Festival Internacional de Payasos y Circo de Montijo,.
El Festival Internacional de Payasos y Circo de Montijo ofrece cinco obras hasta el viernes,.
El IV Festival Internacional de Payasos y Circo de Montijo (Badajoz) ofrece cinco obras hasta el próximo viernes, 2 de septiembre.
El festival se abrió este lunes con Leo Bassi, que ofreció una actuación en la Puerta Lateral del Teatro Nuevo Calderón.
El resto de las obras son gratuitas. Ya este martes, día 30, le toca el turno a 'La Robotucad
Monticlown ‘Festival Internacional de Payasos y Circo de Montijo’ pone punto y final a su cuarta edición con ‘LATAS’ un espectáculo de la compañía aragonesa D’click.
Un tiempo indeterminado, probablemente futuro, un trío de personajes con un código de relaciones por descubrir y un espacio sugerente, lleno de latas, pero también de escasez. Este no lugar y este momento atemporal es el marco para que tres personajes pongan a funcionar sus cuerpos como vía para superar el aburrimiento y para llegar a conocerse mejor. Latas vacías en las que rebuscar no se sabe muy bien qué, construyendo, destruyendo, a medio camino entre lo ingenioso y lo simplemente estúpido.
TITULO: Noche Sexo - Monica y el sexo - El extraño caso del nuevo cura y el sexo,.
El viernes - 2, 9 - Septiembre , 0.40 / Cuatro, foto,.
El extraño caso del nuevo cura y el sexo,.
María Díaz de Jesús ha guardado un secreto durante siete décadas. Una historia que hasta hace poco pensaba que se llevaría consigo a la tumba. Ahora, con 80 años, ha decidido contarla. Cuando tenía ocho, un simple recado se convirtió en un calvario con el que cargaría el resto de su vida. “No puedo olvidarlo”, explica. En 1949, vivía con su familia en el pueblo vizcaíno de Erandio, en una casa frente a la parroquia de San Agustín. Un día, su madre la mandó a esa iglesia, donde el coadjutor José Luis Pujana le entregaría un papel para que su hermano pudiera matricularse en un colegio de frailes. “En la sacristía, el sacerdote se sentó en una silla, me cogió entre sus piernas y empezó a preguntarme si me dolía la tripa. Mientras tanto, me metía la mano dentro de las braguitas”, relata. El miedo, añade, invadió su cuerpo durante varios meses. Cuando salía de casa temía cruzarse con Pujana: “Miraba a ver si venía, y me escondía en los portales”, recuerda.
Pujana es uno de los 100 sacerdotes señalados por abusar de menores mientras ejercían su ministerio religioso dentro de una parroquia, según la base de datos de este diario sobre los casos de pederastia en la Iglesia y que ya registra 840 abusadores y 1.594 víctimas. En este tipo de casos —donde el agresor es un párroco o ayudante en estos templos— las mujeres representan tres de cada 10 de los denunciantes. En la contabilidad general, las mujeres representan aproximadamente el 17,5%. La historia de Díaz de Jesús también forma parte de los 451 casos que este diario ha entregado al Vaticano y a la Conferencia Episcopal Española (CEE) en dos informes, en 2021 y 2022.
Díaz de Jesús cuenta que el abuso que sufrió derivó en unas secuelas que ha arrastrado durante toda la vida. “Cuando empecé con mi novio, que ahora es mi marido, tuve problemas. No me dejaba tocar. Se lo comenté y tuvo paciencia, pero incluso de casados yo no quería preliminares, ni tocamientos, ni nada”, dice. El recuerdo de lo que pasó le llevó hace 20 años a rastrear el nombre del acusado por internet. “Puse su nombre y me salió un artículo de una mujer hablando de él, contando su historia. Contaba justo la misma historia que yo con el mismo sacerdote. Al parecer, de Erandio se fue a San Ignacio, otro barrio de Bilbao”, relata. La web de la que habla Díaz se llama Noizbehinkakoak. La autora, que prefiere permanecer en el anonimato, publicó en 2012 una carta con el título Hoy es nuestro aniversario, cerdo, en la que relataba cómo Pujana abusó de ella entre 1985 y 1989 en la Iglesia de San Ignacio y en excursiones que organizaba el cura. Lo que escribe sucedió más de tres décadas después de los hechos que describe Díaz de Jesús. “Me horroriza pensar que este sujeto estaba actuando ya en el año 49, cuando tendría unos 35 años. Qué barbaridad”, afirma tras conocer la historia de Díaz de Jesús. La diócesis bilbaína afirma que ha abierto una investigación sobre estos hechos y se ha puesto a disposición de Díaz de Jesús y de otras posibles víctimas.
Este obispado también hace frente a otra denuncia contra otro coadjutor, el sacerdote Vicente Gorocica y Lequerica. José María Viar, de 72 años, relata que a los 10 años visitaba semanalmente la parroquia bilbaína de San Francisco de Asís, conocida popularmente como la Quinta Parroquia. Un día, describe, Gorocica le llevó a su despacho. “Cerró la puerta con llave. Tenía un despacho grande, con esos muebles antiguos. Se sentó en un sillón y me sentó encima de su rodilla derecha. Empezó a hablarme sobre la confesión y me empezó a meterme la mano por dentro del pantalón, en mis partes”, describe Viar. Minutos después, añade la víctima, alguien llamó a la puerta, pero Gorocica no abrió. “Mientras me tocaba el cura, la sacristana aporreaba la puerta para que me soltara. Él no paraba. Después de un rato, me cogió del hombro y me sacó de allí. Fuera estaba doña Concha, la sacristana, que no dijo ni una palabra”, describe Viar.
Viar no volvió a pasar por la parroquia hasta décadas después, cuando trabajaba como electricista y su empresa recibió el encargo de cablear el templo. “Mientras trabajaba, escuché a unos feligreses de la Cofradía del Nazareno —hermandad de la que el acusado fue director espiritual— que le iban a hacer un homenaje y yo les dije que ese hombre era un pederasta. Que, si le hacían un homenaje, lo contaría a la prensa. No sé qué pasó después”, explica. No volvió a hablar de su caso hasta 2022, cuando leyó en la prensa otros episodios de abusos. “Decidí contarlo y escribí a EL PAÍS. Hace poco, he estado con la comisión de obispado de Bilbao y he presentado denuncia en la Ertzaintza, aunque sé que el delito está prescrito”, dice. La diócesis de Bilbao ha informado a este diario de que continúa investigando dicho caso.
“Me decía que lo nuestro era una relación de amor”
Daban misa y catequesis. Absolvían pecados en el confesionario. Compartían desdichas y alegrías con los feligreses. Les invitaban a las fiestas, y asistían a bautizos, bodas y funerales. Pero eran intocables. Y su palabra, inapelable. Así describen a sus agresores la mayoría de víctimas de sacerdotes parroquiales. Esta posición que tenían en la comunidad hacía imposible a los supervivientes de sus abusos denunciar el daño que esta persona les estaba causando. El miedo a no ser creído era una losa demasiado pesada para ellas.
Inmaculada García, de 45 años, sintió ese peso durante muchos años. García afirma que entre 1987 y 1989 mantuvo una relación con Vicente Santamaría, por aquel entonces párroco de la Iglesia de San Jorge Mártir, en Paiporta (Valencia). “Me decía que lo nuestro era una relación de amor, una relación especial que nadie entendería. Se acabó porque yo, como persona con creencias religiosas, no lo veía bien. El sacerdote se había enamorado de mí y no podía ser. Era pecado”, explica García, también presidenta de la Asociación contra el Abuso Sexual en la Infancia (ACASI) de la Comunidad Valenciana. “Solo con el paso del tiempo y mucha terapia, me di cuenta de que eso no había sido una relación de amor, sino un abuso sexual infantil”, señala. García por entonces tenía 10, 11 y 12 años. El cura, 44, 45 y 46. “¿Hasta dónde llegaron los abusos? Hubo violación, pero fue sin violencia explícita. Hubo chantaje, hubo manipulación, pero nunca me sentí amenazada”, describe. Las agresiones más graves, declara, sucedieron en casa del cura. Tras romper con Santamaría, García dice que dejó de acudir a la iglesia y evitó “por todos los medios” cruzarse con él.
García nunca ha denunciado su caso a la justicia, aunque ahora habla abiertamente de ello: “Cuando se enteró mi madre yo tenía 12 años. Me llevó a la casa del cura, pero yo no sé qué pasó allí, porque me dejaron fuera. Ella cortó toda relación con la parroquia y me llevó a un psiquiatra en Valencia, que le dijo que o lo denunciaba o callaba. Y callamos. No se volvió a hablar del tema hasta que fui mayor. Yo incluso lo negaba, por miedo a que se creara una situación incómoda. Ahora está todo prescrito”. Sobre las secuelas, destaca la “baja autoestima”, la “constante preocupación por lo que piensen los demás”, la “necesidad enfermiza de aprobación”, las “dificultades para conocer a gente” y la “dificultad de tener relaciones de pareja”.
Hace 15 años, García explica que sintió la necesidad de buscar al párroco: “Me encontré con él en casa de su hermana. No fui sola, por recomendación de la psicóloga, que también me recomendó que no me acercara a él, que no le diera dos besos. Yo a lo que iba era a decirle que eso no había sido una historia de amor; que se llamaba abuso sexual infantil y era delito. Él me respondió que no podía negar lo que había vivido y me pidió perdón: ‘¿Has tenido un coche? ¿Y nunca le has dado por detrás a otro o te has salido de la carretera?’, me preguntó. Y yo le contesté: ‘Sí. Pero eso es un error de dos segundos, no de dos años’”. Para ella, aquella conversación fue el “click” de su recuperación. “Un subidón, un cambio radical”, confirma. La archidiócesis de Valencia cuenta que ya ha hablado con la víctima y que abrió una investigación canónica, la cual sigue abierta a la espera de una sentencia.
“Mientras vivieran mis padres, este tema no iba a salir a la luz”
Concha H. Fernández, de 59 años, siempre ha tenido un deseo: que todo el dolor que sufrió con 17 años saliera a la luz. Por eso, más de cuatro décadas después, escribió un relato al EL PAÍS donde señalaba un nombre: Álvaro Iglesias Fueyo, coadjutor de la iglesia ovetense de San Juan el Real y responsable del movimiento junior de la parroquia. “Don Álvaro, muy conocido en la ciudad, abusó sexualmente de mí en 1979″, admite H. Fernández. Un sábado por la tarde, cuenta la víctima, cuando todo el mundo se había ido para casa, el sacerdote la llamó a su despacho ubicado en la calle Fray Ceferino, en el número 24. “Cerró la puerta del despacho y me pidió que me acercara donde tenía los libros que, según él, necesitaba leer. Pasados unos minutos, al sentirlo a mis espaldas, me giré y se abalanzó sobre mí. Al tiempo que manoseaba mis pechos, intentaba restregar su pene duro, que ocultaba bajo el pantalón, sobre mi cuerpo. Mientras, me decía: ‘Te deseo, te deseo’. Fue repugnante, asqueroso, repulsivo”, recuerda.
H. Fernández dice que no sabe cómo se zafó de él, cómo salió de aquel despacho, pero recuerda haberse ido para casa “muy asustada, corriendo, llorando, muy nerviosa”. Le contó a su madre lo que había sucedido, y ella se lo contó a su padre. Tras una noche sin pegar ojo, a primera hora de la mañana del día siguiente, los padres fueron a hablar con otro sacerdote de la parroquia, Benedicto Santos, ya fallecido. “Una bellísima persona que, eso sí, nos pidió que perdonáramos a Don Álvaro y que rezáramos por él. Había sido la suya una debilidad del hombre”, describe. H. Fernández no volvió a poner los pies en la casa parroquial. Su silencio, justifica, ha durado hasta que sus padres han fallecido. “Nada pudieron hacer más allá de lo que hicieron. Entonces nadie iba a la policía. No les habrían creído. Imposible todo”, termina H. Fernández. Por eso se juró a sí misma que, mientras vivieran, “este tema, que tanto les había dolido y no habían sido capaces de gestionar, no iba a salir a la luz”.
Iglesias Fueyo dijo adiós a la parroquia ovetense de San Juan el Real en 2012, después de 40 años vinculado a ella, y se convirtió en rector de la Basílica del Sagrado Corazón de Gijón. Desde 2016 oficia la misa a las seis de la tarde en la capilla de las Hermanas Esclavas de Oviedo. “Esta persona me hizo un daño psicológico enorme. Lo conocía desde los siete años, era muy cercano a mi familia y frecuentaba mi casa. Su acción tuvo una influencia increíblemente negativa sobre mi autoestima, mi personalidad y la manera de relacionarme tanto con hombres como con personas religiosas, en las que difícilmente podía confiar”, concluye la mujer, que, no obstante, se declara creyente.
La diócesis de Oviedo no ha respondido a las preguntas de este periódico sobre si está investigando este caso. No obstante, ha publicado un comunicado en su web haciendo referencia a la investigación periodística de este diario en el que matiza que solo investigará a los acusados en los que la denuncia sea “presentada ante la oficina [de atención] por la posible víctima, con su nombre y no de manera anónima”.
“Les dijo a mis amigos que me lo estaba inventando”
Con un muro de incredulidad fue con lo que se topó David Merino, de Madrid, cuando les contó a los que eran sus dos mejores amigos que estaba siendo víctima de abusos sexuales por parte del padre Carmelo. Uno de ellos, dice, necesitó pruebas para creerle; el otro, dejó de hablarle. “Todo sucedió en 1992 o 1993. Yo tenía 16 o 17 años cuando les confesé que era homosexual. El más creyente me convenció de acudir a un psicólogo. Dicho psicólogo era cura, y me ayudaría de forma gratuita, cosa que me venía bien porque aún no me había decidido a contárselo a mis padres y yo no podía pagarlo”, explica Merino. Esta víctima recuerda que la consulta del padre Carmelo estaba muy cerca de la Parroquia de San Antonio del Retiro, de los Franciscanos, a la que pertenecía. Al acusado, lo describe como “alto, corpulento, moreno y calvo”.
Merino cuenta que acudía al despacho del “cura-psicólogo” los sábados a última hora de la mañana. Al principio, “todo era medio normal”. Pero conforme iban avanzando las sesiones, “la cosa cambió”. “Una vez conoció mis puntos débiles y mis miedos e incertidumbres, me planteó que para superar lo que me pasaba —que, según él, tenía solución— debía perder el miedo al contacto con el cuerpo de un chico. Al principio, sólo me abrazaba al finalizar la consulta. Eso sí, bajando antes las persianas. De repente, un día, me tocó los genitales y me pidió que le tocara los suyos mientras me abrazaba”, relata.
“En la siguiente sesión bajó las persianas y me abrazó, me empezó a tocar los genitales y me llevó la mano a los suyos. Luego me llevó a la sala de espera, donde tenía un sofá, y me obligó a hacerle una felación. Después me condujo al baño, donde intentó penetrarme, pero ahí creo que ya me resistí”, explica. Este superviviente reconoce que hay partes de la historia que ha borrado de sus recuerdos. Inmediatamente después, dice, se lo contó a sus amigos y estos fueron a hablar con el cura. “Les dijo que me lo estaba inventando”, lamenta. Merino, al día siguiente, dice que acudió a la consulta con una grabadora. “Hablé con el cura de lo sucedido y lo grabé todo. Acudí a mis amigos para que la escucharan y uno de ellos, el más creyente, no quiso siquiera escucharla y dejó de hablarme. El otro, mi mejor amigo, la escuchó y comprobó que era verdad lo que decía”, declara. Merino guardó esas cintas, pero no consigue reproducirlas. “De las grabaciones, no tengo reproductor de cintas, así que no he podido ir revisando las cintas que tengo”, reconoce.
El caso de Merino fue unos de los que este diario entregó al Papa en diciembre de 2021, en el primer dosier. Poco después, la orden de los Franciscanos abrió una investigación canónica y “tomó medidas cautelares”, según ha informado a este diario el secretario provincial, Antonio Arévalo Sánchez. También contactaron a la víctima para, además de conocer su testimonio, pedirle perdón y ayudarle “en todo lo que pueda devolver su dignidad y cicatrizar su herida”. Medio año después, el proceso canónico sigue abierto, a la espera de una sentencia.
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