viernes, 28 de junio de 2024

Metrópolis - Eduardo Sourrouille ,. / DIAS DE TOROS - El trofeo de Rufo a la raza en tarde de «casis» , . / Retratos con alma - Cabalgar en solitario,.

 

  TITULO: Metrópolis -   Eduardo Sourrouille  ,. 

 

  El lunes - 15 - Julio , los lunes a partir de las 00:30, en La2, foto,.

  Eduardo Sourrouille ,.

 Eduardo Sourrouille

Metrópolis dedica su emisión al artista de culto Eduardo Sourrouille (Basauri, 1970). Su obra reflexiona sobre la representación del ser humano. Partiendo de la muestra Varietés (Sala Rekalde, Bilbao), se analizan las temáticas de sus acciones y fotografías: la teatralidad, el deseo, la sexualidad o la lucha social e individual.

Varietés transformó la sala de exposiciones en un espacio escénico dividido en actos teatrales que acogían sus series principales. El protagonista central de la narrativa es su propio cuerpo, acompañado por personajes y objetos simbólicos.

La extensa entrevista, que el enigmático artista ha concedido a Metrópolis, permite entender sus imágenes dobles, en las que reflexiona sobre la construcción identitaria, el Dibujario (trazos sin mirar el papel partiendo del reflejo en un espejo), o la serie de fotografías-viñetas dedicada a Fragmentos de un discurso amoroso de Roland Barthes.

En definitiva, una puerta al universo onírico, visionario y escenográfico de Eduardo Sourrouille.

TITULO:  DIAS DE TOROS  - El trofeo de Rufo a la raza en tarde de «casis»,.

 

 

El trofeo de Rufo a la raza en tarde de «casis»,.

Desigualada corrida de Victoriano del Río con toros de calidad, aunque a menos en la sexta de San Isidro,.

Toros Feria de San Isidro. Sebastian Castella, Manzanares y Tomás Rufo.
 
foto / Toros Feria de San Isidro. Sebastian Castella, Manzanares y Tomás Rufo. 

Sergio Blasco y Fernando Sánchez se desmonteraron tras lucirse en banderillas con el tercero. Tomás Rufo se echó de rodillas y lo hizo de verdad. El de Victoriano acudió muy despacio al engaño y aguantar ahí debió ser parecido a transitar el infierno. No se inmutó. No hubo un ademán, ningún gesto. Fue bonito, templado y despacioso. Comenzaba la faena, los primeros compases con la diestra cuando el toro se lo echó a los lomos en un natural y de una manera muy fea. En una misma voltereta lo pasó por encima, le dio la vuelta. Pensamos lo peor. Tal cual se deshizo de él lo asistieron los peones para llevarlo a la enfermería, pero de camino, pararon en seco y Rufo volvió a la escena. A la cara del toro, por el zurdo, firme y sincero y con el corazón de Madrid en la mano cuajó buena tanda. Fue por eso que, tras la estocada, que fue media, pero arriba y efectiva, cortó una oreja. La oreja de la emoción, del miedo y su firmeza. La paseó feliz, aunque el cuerpo en unas horas, igual lo tiene molido. La suerte había sido infinita.

El día después de San Isidro se conmemoraba la muerte de Joselito El Gallo. Por eso el minuto (o mini) de silencio y quizá por eso también que se haya elegido esta fecha para conmemorar el Día Internacional de la Tauromaquia. Se celebró a plaza llena. Un “No hay billetes” que en Madrid es maravilla. Esa plaza llena debe pesar como una losa, sobre todo en los hombros de los tres espadas anunciados. Para lo bueno y lo malo Madrid es el lugar que roba el sueño y donde se pueden hacer gigantes a la luz del día. También la plaza más difícil y desagradable. Lo vivimos nada más salir el primero, al que faltaba remate y ya eso condicionó toda la puesta en escena. Hubo algunas protestas y Castella no acabó de centrarse con un toro paradote. El primer pinchazo se le fue abajo. (Tónica de la feria).

Apretó el segundo en el capote hasta poner en apuros a José María Manzanares en el saludo capotero. Fue lo mismo que hizo a Rufo en el quite. El toro puso después la cara abajo y empujó en el engaño del alicantino. Había toro y había interés. Bueno fue el comienzo de faena de Manzanares. Lo vistió bien. Otras irregularidades a la hora de la verdad vinieron. Las probaturas de siempre y entre una cosa y la otra: buenos derechazos, porque compone bien y lo hace bonito y el empaque lo tiene como algo innato. Y además Manzanares bajó la mano para evitar el viento y fue la tecla mágica con el animal. Al natural dio la mono serie de turno, de poner la X y cuando volvía por la diestra la aventura acabó más liviana. Quiso matar recibiendo y dejó media. Eso sí la media arriba. Se le pidió el trofeo no concedido y salió a saludar. El quinto fue muy vivo y quedándose corto y a la muleta de Manzanares le faltó poder.

Fernando Sánchez se puso muy torero con el sexto y dejó que llegara mucho. Luego apretó para los adentros con apuro. Ligado estuvo Rufo y ajustado, más en los medios muletazos, que atrás, la calidad del toro se fue apagando y también la posibilidad de abrir la Puerta Grande. Se quedó en otro casi.

Ficha del festejo

Las Ventas (Madrid). Sexta de San Isidro. Se lidiaron toros de Victoriano del Río y uno, 1º, de Toros de Cortés. El 1º, paradote; 2º, bueno, repetidor y con clase; 3º, de corta arrancada; 4º, con ritmo y clase y a menos; 5º, complicado; 6º, bueno y a menos. Lleno de «No hay billetes».

Sebastián Castella, de azul marino y oro, pinchazo bajo, estocada (silencio); aviso, estocada (saludos).

Manzanares, de azul y oro, media estocada arriba (saludos); dos metisaca, pinchazo, estocada (saludos).

Tomás Rufo, de azul marino y oro, media (oreja); dos pinchazos, estocada (silencio).

 

TITULO:  Retratos con alma - Cabalgar en solitario  ,.

 

La periodista Isabel Gemio regresa a la televisión para presentar 'Retratos con alma', el nuevo programa producido por RTVE en colaboración,.  

 

 Lunes - 15 - Julio -  a las 22:40 horas en La 1 / foto,.

 Cabalgar en solitario,.

 

Ride Lonesome (Cabalgar en solitario, 1959) comienza con un fuego de campamento y un cowboy, Ben Brigade (Randolph Scott), disfrutando de una taza de café en medio de un paisaje rocoso y desolado. Es consciente de que alguien se mueve cerca y sin embargo continúa impasible. No se sorprende en ser emboscado por Billy John (James Best), al que persigue por haber matado a una persona en Santa Cruz. La fría determinación y el valor de Brigade acaba con la rendición de Billy John. Un juego de estrategia en el que el paisaje, las circunstancias, una posta abandonada y cercada por los indios, unos personajes, Sam Boone (Pernell Roberts) y Whit (James Coburn), otros dos pistoleros que desean a Billy John para obtener una prometida amnistía, una hermosa mujer, Mrs. Carrie Lane (Karen Steele), la esposa del encargado de la posta y el hermano mayor de Billy John, Frank, (Lee van Cleef), con un antiguo y doloroso secreto cruzado con y contra Brigade, se combinan de manera magistral en el guión escrito por Buert Kennedy, futuro cineasta.

"Esos westerns funcionan dramáticamente con dos ideas de raigambre épica; la del viaje, un itinerario, que como quería Walter Benjamin tiene un destino moral irreversible, y la del misterio que provoca el viaje"

Ride Lonesome forma parte de un excepcional rosario de westerns, siete, filmados por Budd Boetticher en los años 50 y protagonizados por Randolph Scott. Al menos cuatro de ellos, Seven Men from Now, The Tall T (Los cautivos), Comanche Station y Ride Lonesome, son obras maestras. Cuatro westerns en estado puro en el que la sobriedad romántica de Boetticher, en estado de gracia creativa, la construcción de los guiones aúna una trama tersa, la riqueza de los personajes y unos diálogos de extraordinaria precisión, se une a la belleza de la fotografía y de los paisajes, junto con unos repartos magníficos, provocan la admiración de cualquier espectador que comprenda la hondura de las historias contadas sin alharaca ni retórica alguna. Sujeto, verbo y complemento.

"Estos westerns de Boetticher-Kennedy ofrecen una galería maravillosa de retratos femeninos, posiblemente de los mejores del género, a lo que contribuyen unas actrices que encarnan fragilidad, belleza, determinación pasión, resiliencia"

Esos westerns funcionan dramáticamente con dos ideas de raigambre épica; la del viaje, un itinerario, que como quería Walter Benjamin tiene un destino moral irreversible, y la del misterio que provoca el viaje, el deseo de vengar una muerte, la de la esposa del protagonista. Este aparece desnudo de otros deseos, incluso los de un futuro amoroso, que no sea la de hacer efectiva esa justicia del talión. El rostro tallado en la piedra de caminos, vientos, desiertos y muertes que ofrece Randolph Scott, estoicismo que oculta un hondo volcán interior, permite al espectador seguir sin respirar ese itinerario hacia la venganza. En ese itinerario la fisicidad el viaje, ríos, desiertos, montañas, indios y pistoleros, se juntan con la aparición de los deseos humanos, de los sueños imposibles, recobrar el botín de un atraco, rehacer una vida de crímenes, regresar al hogar, que en algunos casos supone la intersección de una mujer. Porque estos westerns de Boetticher-Kennedy ofrecen una galería maravillosa de retratos femeninos, posiblemente de los mejores del género, a lo que contribuyen unas actrices que encarnan fragilidad, belleza, determinación pasión, resiliencia. La pionera Annie Greer (Gail Russell), Doretta Mims (Maureen O’Sullivan), Annie Lowe (Nancy Gates) y Mrs. Lane (Karen Steele), están dibujadas al fuego de la frontera y Boetticher las convierte no en parada y fonda, no en banderín de enganche, sino en el vector moral del relato más allá del leit motiv de la venganza.

Ride Lonesome reúne todo eso de manera tan sobria como romántica, apenas 70 minutos que valen un mundo, un universo, filmado en un scope inolvidable con una fotografía no menos valiosa, de Charles Lawton jr. Boetticher, a ratos Ford, por la soledad del que rumia su dolor en un mundo inhóspito, a ratos Hawks, por la sobria camaradería de los profesionales, sus villanos juegan de tú, con respeto, con el héroe, y enlaza el mundo virgiliano y convulso de Anthony Mann, con la desoladora melancolía del debutante Peckinpah de Duelo en la Alta Sierra.

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