jueves, 20 de junio de 2024

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     TITULO :  Noche de Cine - Filosofía del goce - Javier Utray,.

Filosofía del goce - Javier Utray,.

 Wittgenstein y las máquinas filosóficas

foto / Ludwig Wittgenstein, ingeniero y filósofo. Una combinación insuperable, como café y leche, o verano y siesta. Ingeniero era de formación, y por ahí se relacionó con las matemáticas; las cuales, con su infinita capacidad de sugestión, le llevaron a la lógica y de ahí al lenguaje. Y si la ingeniería consiste en alterar el orden de la naturaleza en beneficio de las personas, bien se puede decir que Wittgenstein transformó la percepción del lenguaje filosófico… en beneficio del lenguaje natural.

"Desde el Cratilo platónico y, más aún, desde Aristóteles arrastramos la duda de si el lenguaje es o no un medio válido para conocer la realidad"

No gastaremos muchas líneas en resumir aquí lo que se entiende por filosofía del lenguaje —y su excrecencia, la filosofía analítica—, que tuvieron un papel preponderante en el pensamiento del siglo XX… hasta disolverse en la nada, como (casi) toda la filosofía, en los últimos decenios. Únicamente diremos, simplificando muchísimo, que desde el Cratilo platónico y, más aún, desde Aristóteles arrastramos la duda de si el lenguaje es o no un medio válido para conocer la realidad. Numerosos filósofos se han ocupado de ello, pues resulta difícil no caer en la cuenta de que lenguaje y pensamiento están fuertemente vinculados. O, dicho de otra manera, hay que convenir en que, de algún modo, pensamos como hablamos, y unas lenguas están más adaptadas al razonamiento abstracto que otras.

Como suele ocurrir con todos los caminos que se inician, éste también se recorrió hasta su extremo: el neopositivismo terminó dictaminando que los problemas filosóficos se podían reducir a problemas meramente lingüísticos. Y aquí es donde entra Wittgenstein dando la vuelta a la argumentación: el significado de una palabra o sentencia no es un ente lógico ideal; no está grabado en mármol ni es universalmente compartido por todo el mundo. Depende de quien lo propone y quien lo interpreta; en definitiva, del uso que se hace de él. Una parte no despreciable de los dilemas filosóficos tendrían precisamente origen en las imperfecciones de la lengua donde se expresan. De esta manera, revisando el uso que hacemos del lenguaje, muchas cuestiones polémicas que la filosofía viene planteando desde tiempos inmemoriales desaparecerían como por ensalmo, y no es de extrañar que los más profundos problemas no sean problema alguno (4.003). Quizá Wittgenstein se inspiró en aquello que tanto hacía cavilar a Don Quijote: la razón de la sinrazón, que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de…

"El significado de una palabra o sentencia no es un ente lógico ideal; no está grabado en mármol ni es universalmente compartido por todo el mundo"

La obra principal de nuestro filósofo ingeniero es el Tractatus logico-philosophicus. Un texto legendario del catálogo universal de las obras de pensamiento. Participa de todas las características del libro de culto: título impactante —el latín a palo seco siempre aporta solemnidad—; oscuro, y a ratos —quizá voluntariamente— incomprensible; sobrio, pero con toques irritantemente místicos. No puede por menos que apreciarse un soplo de genialidad en cada una de sus páginas, a menudo punteadas con números y fórmulas. Es matemático y literario (poético) a la vez, y su estructuración en sentencias, breves y cortantes, pone tanta distancia con el tradicionalismo académico que al lector primerizo le entra inevitablemente una duda: ¿cómo se le mete mano a esto?

Y el autor ayuda poco. En la primera frase del prólogo advierte de que quizá solo llegue a entender este libro quien alguna vez haya meditado por sí mismo sobre las cuestiones que en él se proponen, o parecidas. Y lo cierra con su famoso dictum, marca de la casa: De lo que no se puede hablar es mejor callar. Finalmente, en carta a un amigo, nos dará la puntilla: mi libro consta de dos partes, la aquí presente, y la que no he escrito, y justamente esta segunda parte es la que importa.

"Al joven que se va a iniciar en la filosofía puede resultarle algo áspero entrar por Wittgenstein, estando ahí Platón o Schopenhauer"

Al joven que se va a iniciar en la filosofía puede resultarle algo áspero —per aspera ad astra— entrar por Wittgenstein, estando ahí Platón o Schopenhauer, a los que da gusto leer. Pero merece la pena, porque nos conecta a un tema de vital importancia en la sociedad actual, la tecnología.

Como sabemos todos, el busilis de la inteligencia artificial consiste en que las máquinas entiendan el endiablado lenguaje que usamos las personas, el llamado lenguaje natural. Que esto lo haga el aparato en cuestión no por un prurito lingüístico o epistemológico, sino para terminar vendiéndonos algo, no hace al caso. La cosa es que a la máquina le llega un chorro de palabras (habladas o escritas) y tiene que a) comprender correctamente, no ya lo que decimos, sino lo que queremos decir (el matiz es trascendental) y b) responder (en lenguaje natural) de tal manera que ella misma (la máquina) se quede bastante segura de que nuestra interpretación de su discurso es aproximadamente lo que quería que entendiéramos. Un artilugio, en suma, capaz de mantener un diálogo productivo hasta con Bartleby, el escribiente.

"Facebook dio a conocer que unas máquinas suyas programadas para mantener una conversación fueron desconectadas porque crearon un lenguaje propio que los supervisores no podían comprender. Wittgenstein nunca lo hubiera hecho"

Y la manera con que las máquinas salvan la dificultad de lidiar con el lenguaje natural es procesarlo, para extraer como en un destilado las esencias de los elementos —las palabras— y de las relaciones entre ellas. Y, refinando y reiterando el proceso en millones de casos, elegir (de un modo puramente matemático) las mejores interpretaciones. Que no son necesariamente las correctas, sino las más compartidas. Puro territorio Wittgenstein: qué extraño que la filosofía se haya venido ocupando de un lenguaje ideal, y no del nuestro. El análisis lógico debe ser el análisis de lo que tenemos, no de lo que no tenemos. Es decir, el análisis de las proposiciones tal y como ellas son.

Hace un par de años, Facebook dio a conocer que unas máquinas suyas programadas para mantener una conversación (en este caso, orientada a la negociación comercial) fueron desconectadas porque crearon un lenguaje propio que los supervisores no podían comprender. Lástima. Wittgenstein nunca lo hubiera hecho, y no solo porque con tal comportamiento probaban en buena manera sus tesis: una semana más enchufadas, y quizá ellas habrían escrito esa segunda parte del Tractatus que quedó pendiente.

 

  TITULO : LUNES -  1 - MARTES - 2 - Julio - CINE - Spider-Man: Un nuevo universo,.

Spider-Man: Un nuevo universo

Reparto ,. Bob Persichetti, Peter Ramsey, Rodney Rothman,.

 En un universo paralelo donde Peter Parker ha muerto, un joven de secundaria llamado Miles Morales es el nuevo Spider-Man. Sin embargo, cuando el líder mafioso Wilson Fisk (a.k.a Kingpin) construye el "Super Colisionador" trae a una versión alternativa de Peter Parker que tratará de enseñarle a Miles como ser un mejor Spider-Man. Pero no será el único Spider Man en entrar a este universo, 4 versiones alternas de Spidey aparecerán y buscarán regresar a su universo antes de que toda la realidad colapse.

  TITULO :  MIERCOLES - 3 - JUEVES - 4 -Viernes - 5 - Julio - CINE  -  Colmillo blanco,.

 Colmillo blanco

Reparto ;   Randal Kleiser , Ethan Hawke, Klaus Maria Brandauer, Seymour Cassel, James Remar,.

 A finales del siglo XIX, el joven Jack Conroy llega a Alaska en plena fiebre del oro, dispuesto a reclamar la herencia de su difunto padre. Allí entablará una estrecha relación con Colmillo Blanco, un cruce de lobo y perro.

 

 TITULO :  Sabado - 6 - DOMINGO - 7  - Julio - Cine - Con los brazos abiertos   ,. 

 Con los brazos abiertos

Reparto ,.  Christian Clavier , Ary Abittan ,  Elsa Zylberstein , Cyril Lecomte , Nanou Garcia,.

  Jean-Etienne Fougerole es un intelectual humanista casado con una rica heredera desconectado de la realidad. Mientras promociona su libro "À bras ouverts" en un debate de televisión invita a los telespectadores a acoger en su casa a personas necesitadas. El presentador le reta a que aplique lo que preconiza en su libro. 

 

  TITULO : LUNES - 1 - Julio - HISTORIA DE NUESTRO CINE - CINE - Mi tío Jacinto,.

Mi tío Jacinto

El Lunes - 1 - Julio   22:30 por La 2, foto,.

  Reparto,. Ladislao Vajda , Pablito Calvo, Antonio Vico, José Marco Davó, Juan Calvo, Mariano Azaña,.

 Jacinto, un torero retirado que vive miserablemente con su sobrinito Pepote, recibe una carta en la que se le comunica que, según lo acordado, debe participar en una "charlotada" que se celebrará ese mismo día en Las Ventas. A Jacinto la carta le parece una broma de mal gusto, puesto que no ha firmado ningún contrato; pero, cuando está recogiendo colillas en los alrededores de la plaza, comprueba que su nombre figura en el cartel. 

   TITULO : DESTINO DE PELICULA - Cine - El estallido de la noticia ,.

 El estallido de la noticia
 

 Reparto,. Ram Madhvani , Kartikeya Tiwari, Amruta Subhash, Vishwajeet Pradhan, Vikas Kumar, Soham Majumdar,.

 Un hastiado presentador de radio recibe amenazas telefónicas en antena. Pronto se da cuenta de la oportunidad, aunque peligrosa, que tiene entre manos.

 

TITULO:  Yo soy Erasmus -  Proyecto Itinera (LVII): Sicilia, Europa,.

 Sabado - 6 - Julio ,  la 13:25 por La 2, foto,. 

  Proyecto Itinera (LVII): Sicilia, Europa ,.

 NOTICIAS -> Erasmus Sicilia

Cuando llegué a Sicilia en 1999 para estudiar mi último año de carrera con el programa Erasmus, poco sabía de la isla. En tiempos pre-internet la información relativa a Sicilia era escasa y sesgada.

Me ayudó mucho una magnífica guía en español, obra de Miguel Reyero, Rumbo a Sicilia, de Ediciones Altair. Lejos de reproducir los tópicos y de centrarse en aspectos exclusivamente turísticos, la obra de Reyero hablaba de historia clásica o de literatura. Ora sacaba de las tinieblas a D’Annunzio, ora lo hacía con el tirano Dionisio de Siracusa o a los pescadores de I malavoglia, de Giovanni Verga, cuyo escenario descubrimos paseando por AciTrezza. Fue un buen cicerone para unos incautos estudiantes, pero a la hora de la verdad éramos nosotros los que dábamos los pasos a ciegas, errando o acertando, pero sin duda aprendiendo.

Los más curiosos sabían antes de llegar a Sicilia que Goethe había pasado por allí en su Grand Tour italiano, que Tomasi di Lampedusa había escrito el gran Gattopardo, o que en Palermo estaba la Capilla Palatina, una de las grandes obras maestras de la Edad Media. El resto llegaba a Sicilia sin mayor referencia que la de la Mafia, el cine, el recurrente e imaginario proyecto del puente de Messina, o simplemente porque Roma o Venecia habían quedado reservadas para alumnos con mejores notas.

"Cualquier rincón resultaba deslumbrante: Catania bajo el volcán, el Valle de los Templos de Agrigento, engalanado con los almendros en flor..."

Faltaba entonces, en esa Sicilia de cambio de milenio, poco para la llegada del euro. En esa Europa que se intentaba cohesionar, con mejor o peor éxito, nosotros éramos puentes, globos sonda que conectábamos con otros Erasmus de Alemania, Francia o Portugal. En aquel entonces, los hoy países sin fronteras eran casi universos lejanos. Curiosamente, la asociación de estudiantes voluntarios italianos que nos recibió —y ayudó con las gestiones de una Sicilia tremendamente burocrática y anárquica—, se llamaba Itinera, como el blog que reúne los artículos que usted lee ahora mismo.

Sicilia se descubrió como una Atlántida, desconocida entonces para el público español, a la que solo se podía llegar en vuelos con escala en Roma o Milán. En un año de estancia estudiantil —además de licenciarme en la Università degli Studi di Catania, Facoltà di Lettere e Filosofia, ubicada en el espléndido Monasterio Benedictino— pude viajar por la isla acompañado de mis nuevos «hermanos» erasmus. Cualquier rincón resultaba deslumbrante: Catania bajo el volcán, el Valle de los Templos de Agrigento, engalanado con los almendros en flor de febrero, la árabe-normanda Palermo, las siete Eolias, cual notas musicales, el barroco exuberante de Noto, la mágica Ragusa Ibla, Trápani y las Egades, Marsala, Caltagirone, Scicli… Tanto y tan bello.

Aún hoy, más de veinte años después, y volviendo siempre que puedo para actualizar la web que creé sobre Sicilia, no puedo aseverar que conozco toda la isla. Siempre hay un pueblo, un paraje, una fotografía, una conversación, una receta, muchas miradas pendientes a través del crisol siciliano. En esa Italia de cambio de milenio vivimos el último año de la moneda italiana, la lira. Con ellas comprábamos libros de autores clásicos a mille lire en los mercadillos de Via Etnea junto a la Villa Bellini. Sicilia nos enseñó que allí estuvieron los sículos, los fenicios, los colonos griegos, los romanos, los árabes, los normandos, los franceses, o las coronas hispánicas. Todos ellos dejaron su huella, como un libro de visitas en el que, con firmas más atenuadas, trazos gruesos o borrones, contribuyeron a dejarnos un legado del que nos hicieron embajadores pertinaces.

"Quizá deberíamos prohibir a los clásicos, borrar completamente Platón, quemar los libros de Heródoto y vetar a Suetonio. Quizá solo así alguien los reivindique"

Hace veinte años de ese viaje experiencial que es el Erasmus. Y son malos tiempos para la lírica, la lírica clásica me refiero. Los pilares de la Grecia clásica —cuyos monumentos más espectaculares son curiosamente los de Sicilia, con Agrigento, Selinunte o Siracusa como ejemplo— se agrietan por el abandono educativo de la Historia, el Latín y el Griego. La culpa hay que repartirla, no es solo la administración de turno, ni los jóvenes quienes no muestran interés. A menudo es una responsabilidad compartida, fruto de la pereza, la ignorancia y los supersónicos tiempos que vivimos. Cualquiera de mi generación del 78 hubiese pagado por acceder tan fácilmente a los libros. Ahora tenemos todo el conocimiento universal concentrado en un dedo, en un clic, en un segundo, y prescindimos de ello en pos de inocuas y fatuas diversiones. Quizá deberíamos prohibir a los clásicos, borrar completamente Platón, quemar los libros de Heródoto y vetar a Suetonio. Quizá solo así alguien los reivindique.

En Sicilia, los estudiantes erasmus descubrimos mucho más que Sicilia, aprendimos sobre Escocia con Iain, de Eslovaquia con Roman, de Rumanía con Luiza, de Grecia con Mihalis, de Portugal con Vasco, de Bélgica con Pieter, pero también de Las Palmas de Gran Canaria con Tomás, de León con Soraya, de Vitoria con Asier, de Cantabria con Ismael, entre otros tantos representantes de la geografía europea y española. Muchos de nosotros destrozamos los moldes de los prejuicios a golpe de tragos, de abrazos y hasta de llanto al despedirnos de ese año inolvidable. En Sicilia nos miramos adentro, y vimos que en la desnudez de la distancia de nuestras casas todos éramos iguales. Y al volver a mi Bilbao natal, redescubriendo el fascinante Museo de Bellas Artes, parado frente al cuadro de Marten de Vos El rapto de Europa, supe que en aquel inolvidable año en Sicilia, nosotros, unos simples estudiantes, habíamos construido Europa desde el lugar más insospechado, desde Sicilia.

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