Hacia 1973, George Harrison era vegetariano pero también era consumidor de cocaína, no del todo esporádico; llevaba inscrito el símbolo del mantra budista Om en el alerón de su avión privado pero, en fin, viajaba en avión privado;
meditaba tanto que estaba a punto de levitar, pero la espiritualidad lo
volvía obsesivo y malhumorado; había escrito su primera canción
significativa en The Beatles en contra de la Hacienda Pública (Taxman)
pero quien lo estafaba entonces era un asesor financiero (no fue el
último que lo hizo); estaba casado con la mujer más guapa y divertida de
Inglaterra pero tenía una aventura bochornosa con la esposa de Ringo
Starr...
Hacia 1973, George Harrison era el ex beatle con más éxito, mucho más éxito que Paul McCartney,
pero daba entrevistas en las que decía que su excompañero había
destrozado su autoestima y había arruinado su creatividad. En realidad,
era John Lennon el que siempre opinaba con desdén sobre sus canciones.
Toda esa información aparece en George Harrison, Beatle a su pesar,
la biografía del guitarrista de Liverpool (1943-2001) escrita por
Philip Norman y recién editada en España por Libros Cúpula. Pero nada
impide que el retrato de Harrison sea, en el fondo, dulce y compasivo.
Al final del relato, Harrison muere en una casa de McCartney de la que nadie conocía su existencia, porque su antiguo compañero lo ayudó a refugiarse del dolor del mundo en sus últimos días. Su ex mujer de 1973, la legendaria Pattie Boyd,
se había despedido de él con afecto y sin reproches, su nueva familia
lo había acompañado con buen humor y su carrera sólo podría parecer
mediana al lado de las de Lennon y McCartney. E incluso ese juicio se
podría discutir. Harrison no pudo competir con la facilidad de sus
colegas para escribir canciones como si se les cayesen de los bolsillos.
Pero sus mejores momentos como compositor estuvieron tan cerca de lo sublime como lo mejor de sus colegas. Something in the way she knows / And all I have to do is think of her.
Norman,
antes biógrafo de Lennon y McCartney, dispone una información
abrumadora en Beatle a su pesar. Cómo olía The Cavern, cuánto costó su
primera guitarra, qué broma hizo Lennon cuando Harrison se acostó por primera vez con una mujer en la litera de abajo,
dónde se hizo amigo de Dylan, dónde aprendió a tocar el sitar, cuántas
veces vio a Eric Clapton después de que Pattie lo abandonase por él...
Todo eso esta en el libro de Norman, pero lo que de verdad importa es su
hipótesis: la imagen de Harrison como «el beatle misterioso» oculta una
de esas vidas que siempre encajan mal, marcada por un dolor difícil de
definir. Pero no del todo oscura.
Harrison
fue el más pobre de los Beatles y se llevó de su infancia el recuerdo
de una bañera plegable de latón como fetiche de la miseria. Tuvo buenos
padres y buenos hermanos, pero su escolarización fue traumática.
Harrison entró en un colegio público de prestigio que reproducía los códigos y la disciplina de las escuelas privadas, y chocó contra sus estructuras con obcecación. Muchos años después, cuando el guitarrista llevaba a su hijo Dhani a un colegio Montessori, le invitaba a menudo hacer novillos e ir a pescar.
Harrison fue también el más joven de la banda, el de aspecto más frágil, el de peor salud y el más guapo. Fue el beatle que más cerca estuvo de tener un empleo normal (electricista)
y le horrorizó la experiencia. Fue también el más músico de la banda,
el más dotado para reproducir cualquier melodía, pero George Martín fue
siempre durísimo con él en las grabaciones. Además, Norman le atribuye
un despertar intelectual tardío. Desde que dejó el colegio hasta que
descubrió la espiritualidad hindú, Harrison «no abrió un libro».
Lennon, con 21 años, estaba en otro mundo de poetas beatniks y
estudiantes de arte. Y McCartney que había compartido con Harrison la
amistad fundacional de The Beatles, abandonó sus conversaciones
sencillas sobre coches y guitarras por el amor/odio competitivo y
estimulante de Lennon.
Según
Norman, el éxito de los The Beatles, al menos en sus primeros años, se
basó en parte en su imagen cómica y en la alegría de la fraternidad
perfecta que unió a sus miembros. Lennon, McCartney y Ringo actuaban como personajes de la comedia del arte: el histrión ácido, el caballero pícaro, el feo irresistible... Harrison, que al cabo de los años fue el productor de La vida de Brian y
que siempre fue espontáneo y gracioso en el tratro personal, tampoco
encajó en ese juego. Sus primeras canciones en la banda eran las más
sombrías: Don't bother me, You like me so much... Él fue el
primero en advertir que los Beatles debían dejar de dar conciertos
porque, de lo contrario, se iban a volver locos; el primero en querer
dejar la banda.
¿Y
la música? A diferencia de sus locuaces colegas, Harrison se ajustaba
al tópico del hombre ensimismado que encontraba en la música su única manera de relacionarse con la realidad, casi a la desesperada. Por eso, las frustraciones fueron más dolorosas. Sólo cuando McCartney presentó la melodía de And I love her y
Harrison añadió el fraseo incial de guitarra, los otros Beatles
pensaron en él como un músico creativo. Después, añadió el sitar de Norwegian wood y después llegó Here comes the sun.
Lo curioso en la historia de Beatle a su pesar es que, a medida que la música abandonó a Harrison, su vida se encauzó. Hacia 1977, Harrison era el tipo de antigualla contra la que se dirigía la cultura punk. Sólo tenía 34 años,
llevaba dos discos con malas críticas y ventas decrecientes. Le
quedaban 24 años por delante en los que vengarse de sí mismo y
reconciliarse.
TITULO:
De seda y hierro - La percepción de la vejez ,. Domingo - 23 , 30 - Junio ,.
El Domingo - 23 , 30 - Junio , a las 20:20 por La 2, foto,.
La percepción de la vejez,.
Saber mezclar edades y momentos vitales es clave en las relaciones
intergeneracionales. Descubrimos dos historias en los que la diferencia
de edad suma. Rosa, de 88 años, y Edith, de 35, se conocieron a través
de un programa de convivencia de una ONG. La idea era que se ayudaran
mutuamente: Rosa le cedía una habitación y Edith pagaba una cantidad
simbólica mensual para contribuir a los gastos de la casa y se
comprometía a pasar dos horas al día acompañando a Rosa en actividades
cotidianas. Después de 6 años de convivencia se preparan para emprender
una nueva etapa por separado sabiendo que mantendrán esta relación tan
especial. El otro protagonista del programa se llama José Luis. Tiene 85
años y dedica buena parte de su tiempo a las RRSS y a enseñar a
envejecer bien, buscando siempre seguir aportando a la familia y a la
sociedad. Lleva 40 años trabajando para los mayores, desarrollando
proyectos innovadores como el de los Voluntarios Culturales Mayores en
museos.
TITULO:Luchar contra la enfermedad - Federico Martinón, pediatra: «Si hablamos de bronquiolitis, ha sido el mejor invierno que podamos recordar» ,.
Federico Martinón, pediatra: «Si hablamos de bronquiolitis, ha sido el mejor invierno que podamos recordar»,.
foto / Federico Martinón, jefe del Servizo de Pediatría del Hospital Clínico Universitario de Santiago.
Los resultados gallegos de la
inmunización en recién nacidos frente el virus respiratorio sincitial,
atraen todas las miradas en el congreso mundial sobre el virus celebrado
en la India,.
Mientras prepara las maletas antes de coger su avión de regreso a España, Federico Martinón hace balance del papel protagonista que Galicia ha tenido en el congreso mundial sobre el virus respiratorio sincitial (VRS)
celebrado en Mumbai (India). Al pediatra e investigador le ha tocado
dar explicaciones a colegas de todos los rincones sobre la experiencia
pionera de la sanidad gallega, que desde el pasado mes de septiembre
inmuniza a todos los recién nacidos frente a este patógeno, principal
causa de bronquilitis en lactantes. Era la primera vez que se hacía en
el mundo, pero ese no es el mérito. Lo resaltable son los resultados.
—Viendo la
gráfica, redondeando, hemos pasado de 5.000 hospitalizaciones por cada
100.000 habitantes a unas quinientas tras la inoculación. ¿Es correcto?
—La estimación que tenemos
es que la reducción hasta la fecha es de un 89 por ciento de lo que
deberíamos tener en comparación a lo que había pasado en los últimos
seis o siete años. Es muchísimo. Tenemos un 89 por ciento de
hospitalizaciones menos que en el promedio de ese período. Yya no te
hablo del año anterior, porque no sería una buena comparación ya que, a
causa de la pandemia y la falta de exposición en lo que se conoce como
el gap inmunitario, dejó unas cifras excesivamente altas. Todo
el mundo lo tiene en la memoria, fue un invierno particularmente duro en
el que tuvimos a los pacientes de ese año y a los que no habíamos
tenido los anteriores. Una reducción promedio del 89 por ciento es un
antes y un después y cualquier clínico te dirá que es así. Que si
hablamos de bronquilitis, hemos tenido el mejor invierno que podamos
recordar.
—¿Se ha hablado de la experiencia gallega en la India?
—Efectivamente.Es
un congreso a nivel mundial sobre este tema y como te puedes imaginar,
aunque no ha sido el único avance frente al virus respiratorio sincitial
en los últimos años, los datos estrella han sido los de la
implementación en el mundo real de la profilaxis universal en lactantes
frente al virus, que fue el programa pionero de Galicia. Ha tenido mucha
repercusión. Estamos transparentando los datos, que van a servir a
muchos países en sus procesos de toma de decisiones. Cada uno sacará sus
conclusiones y realizarán sus análisis con nuestra experiencia
real. Tanto la planificación, como la implementación práctica en
Galicia, ha sido un éxito. Por haberlo conseguido, por haber asegurado
las dosis a todos los recién nacidos y por haber logrado coberturas tan
elevadas como los resultados que estamos viendo hasta la fecha. Es
verdad que los resultados son todavía preliminares al no haber terminado
la temporada, pero los datos hablan por sí solos. Basta con ver las
gráficas, lo que era antes y lo que está siendo ahora. Está teniendo
mucha repercusión, y no solo porque los hayamos presentado nosotros. Es
que han sido mencionados y utilizados por unos y por otros muchísimas
veces a lo largo de la conferencia. En este momento, en el mundo del
virus respiratorio sincitial, Galicia es el trending topic. Es
un mérito de todos, mérito de hacer una política de salud pública
diferente, de anticiparse y de no solo hacerlo para tu población, sino
para comunicarlo y compartirlo de forma ágil para que todo el mundo
pueda beneficiarse. Estamos siendo contactados por gobiernos de
muchísimos países porque ahora es el momento de tomar decisiones,
recomendaciones y planificaciones de cara a las próximas campañas.
Nuestros datos son muy reclamados y nos piden muchas explicaciones. Por
tanto, estamos contentos por los resultados, pero también satisfechos
por ver que lo que estamos haciendo puede ayudar a otros muchísimos
países y, por tanto, a millones de niños.
—Cada país, como usted dice, tomará sus decisiones, pero en caliente, ¿qué comentarios ha recibido?
—Recibimos
muchas felicitaciones por haberlo conseguido y porque haya salido bien.
Porque a veces no es solo que tú tomes una decisión científicamente
buena, sino que tiene que ser bien acogida. Y la acogida que ha tenido
en Galicia ha sido fantástica y ha sido gracias al enorme compromiso de
todos los profesionales y de la respuesta de los padres. Eso es lo que
hace que algo funcione. Ha sido un trabajo conjunto. No es solo que las
autoridades lo decidan o que los pediatras queramos, sino que debe haber
un esfuerzo coral. Y una vez más, en Galicia, en lo que tiene que ver
con inmunización, somos líderes, como siempre. Y después que, aunque no
habría razones para pensar que no funcionaría como en los ensayos
clínicos, era la primera vez que se trasladaba al mundo real. Se pasa de
una situación controlada a un escenario masivo y con incertidumbres:
que si uno va la cita, que si otro no, que si otro llega tarde. Es muy
distinto a un contexto puramente experimental. El hecho de que esté
funcionando en el mundo real tal y como nos lo esperábamos es muy
reafirmante. Para Galicia y para toda España, porque después de que se
tomase la decisión en Galicia se produjo esa reacción en cadena en el
resto del país. Y ahora son otros los países que lo están teniendo en
cuenta. Hace un par de días, las autoridades sanitarias holandesas se
pronunciaron y ya hacen la misma recomendación que nosotros, citando
nuestros datos. Chile va a empezar también la profilaxis basándose en
nuestro trabajo. Todo el mundo está siguiendo estos datos y teniéndolos
en cuenta. El impacto que ha tenido en Galicia es muy importante porque
estimamos que, en relación a otros años, podemos haber evitado 400
ingresos de lactantes, que son muchísimos para nosotros, pero que es un
número pequeño en el contexto global. Y no olvidemos que estamos
hablando de nuestros hijos, sobrinos, nietos o vecinos; es la salud de
nuestra población directa. Pero es que si otros hacen lo mismo, esto se
puede multiplicar de manera exponencial. No olvidemos que el VRS explica
cada año treinta millones de hospitalizaciones en lactantes en el
mundo, que mata a 100.000 cada año. El objetivo es que esta inmunización
se extienda y llegue a donde más falta hace.
—Los
pacientes previamente infectados, no son candidatos a la vacunación.
¿Qué va a pasar con ellos? Porque el VRS causa problemas importantes en
el otro extremo de la vida.
—Es muy importante, porque aunque las tasas de hospitalización más altas en los lactantes, tiene un impacto muy importante en las edades avanzadas de la vida.
Y ahí también hay posibilidades de futuro. Ya hay dos vacunas aprobadas
y pensadas para ser utilizadas en las personas de más de sesenta años y
es otra oportunidad de futuro a considerar.
—¿Qué le dicen los pediatras con los que habla?, ¿confirman ese cambio de tendencia en cuanto a carga asistencial?
—Todos
te hablan de un antes y un después. Porque por un lado están los datos
objetivos y por otro las sensaciones clínicas. Es habitual que en
nuestro pico invernal tengamos que abrir camas nuevas y este año hemos
tenido camas vacías. El colapso habitual no lo hemos tenido. Y la
profilaxis ha influido muchísimo, pero también la vacunación de la gripe
que también es muy importante.
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