Órbita Laika - En la cima del encierro ,. / Zona indie - Cine - Asalto al poder ,. / + Cotas - Dos soldados de Cabo Noval rescatan a una perra herida y abandonada en El Cristo ,. / Generaciones - Confinamiento y vecindad,.
TITULO: Órbita Laika - En la cima del encierro ,.
Lunes -4- Mayo a las 22:00 en La 2 / foto,.
En la cima del encierro,.
Irreductibles.
Los refugios de montaña han cerrado, pero algunos guardas siguen al pie
del cañón velando por su mantenimiento y seguridad. El Covid ha
redoblado el desafío que supone su pasión por los espacios abiertos,.
Macizo de Ubiña. Gummo y Tania son los guardas del refugio de Meicín, en Asturias, donde les sorprendió el estado de alarma.
Viéndole
con esa cresta de guerrero picto, a uno no le cabe ninguna duda de que
Gummo ha nacido para esto. Su reino es el de los espacios abiertos y las
grandes soledades, rodeado de 'praus' de un verde jugoso y encajado
entre circos de caliza que saludan al amanecer con el mismo desdén que
al crepúsculo. Él y Tania Plaza son los guardas del refugio del Meicín, en el Macizo de Ubiña.
La alerta sanitaria les sorprendió en ese balcón privilegiado que queda
a la izquierda según entras en Asturias por el Puerto de Pajares,
rodeado de cumbres de entre 2.000 y 2.400 metros. Tania advierte que
ellos no cierran nunca, pero aguantar al pie del cañón cuando el resto
del mundo está confinado en sus casas y el monte es un páramo desierto
se le hace cuesta arriba. «La niebla entró hace tres semanas y salvo en
contadas ocasiones no se ve nada. Si a eso le sumas que no llega nadie y que tú tampoco puedes salir del refugio... pues sí, es un poco agobiante».
Como Tania y Gummo son decenas los guardas de toda España que velan por el mantenimiento y la seguridad de los refugios,
aunque a la mayoría el confinamiento les sorprendió en sus casas antes
de que empezara una temporada que tiene uno de sus mayores picos de
afluencia en los meses de marzo, abril y mayo. No es fácil.
Acostumbrados a sesiones maratonianas que en algunos casos llevan además
aparejada la función de guías, el cambio de escenario les obliga a
exprimir el ingenio y a establecer rutinas para no acabar aborreciendo
del silencio. «Nos levantamos tarde, vemos las noticias, hacemos los arreglos que toquen y sacamos a 'Ur', 'Dante' y 'Hera'»,
tres schnauzers gigantes que les acompañan. «La última vez que vi a un
ser humano fue el 12 de marzo». Bueno, esa y cuando los de Protección
Civil les subieron las provisiones desde Pola de Lena, «el último tramo a
caballo», explica Tania mientras dirige la vista hacia Viña Grande, Los
Castillines o Puerta del Arco, todas cumbres nevadas de entre 2.000 y
2.400 metros. El confinamiento ha puesto en entredicho el futuro de muchos guardas,
que explotan los refugios en régimen de concesión. Se han echado a
perder los meses de primavera, cuando la nieve tiene las condiciones
idóneas para esquiar, y nada garantiza que se vaya a recuperar la
normalidad en verano, cuando hacen «la caja que les permite aguantar el
invierno siguiente», explica José Ángel Sánchez, del refugio oscense de
los Ibones de Bachimaña, en el Valle de Tena, un idílico rincón
emboscado en la frontera de Francia. «Tengo más dinero en el congelador
que en la cuenta corriente», bromea haciendo de tripas corazón. «Contratamos un helicóptero para traer los suministros justo antes del estado de alarma,
porque esta zona es muy atractiva para los amantes de la alta montaña y
la Federación Aragonesa mantiene abiertos los refugios todo el año.
Cuatro vuelos hizo en total, imagínate lo que hay metido ahí dentro. Por
no hablar de todos los productos frescos que no aguantan y acabas
tirando».
Guarda, fontanero, electricista
José
Ángel se reparte la tarea con Segismundo. Cada uno hace turnos de diez
días a 2.200 metros de altitud, y este pasado miércoles le ha tocado
darle el relevo. No les falta trabajo, empezando por las mediciones que
realizan para la Agencia Española de Meteorología, Aemet. «Temperatura, precipitaciones, nubes, velocidad del viento, tipo de nieve....
También hacemos sondeos para conocer el riesgo de aludes». El rigor de
las temperaturas obliga a hacer constantes arreglos. Hay que repasar los
conductos de la calefacción, los aislantes o sellar con silicona las
duchas. Hace un par de semanas tuvo que emplearse a fondo para arreglar
el congelador. «Electricista, fontanero... Tienes que saber de todo,
estamos a dos horas del balneario de Panticosa y aquí arriba sólo se
llega andando. Imagínate que tienes que pedir ayuda cada vez que se
estropea algo».
Estos días, la situación de algunos de estos
albergues roza el drama. En Góriz, situado entre el Valle de Ordesa y
Monte Perdido, la coyuntura se ha traducido en un ERTE que afecta a tres
personas. Y eso en uno de los refugios más emblemáticos del Pirineo,
con gran afluencia de público en condiciones normales, ansiosos de
recorrer el GR11 y el Valle de Ordesa, o de ascender la Brecha de
Rolando, Monte Perdido o el Cilindro de Marboré. Luis Muñoz, madrileño,
es uno de los cuatro guardas titulares, responsables del lugar . En su
caso, estar en la punta del monte no le ha librado de los efectos del coronavirus.
«No lo he pasado, pero el último grupo que tuvimos alojado nos avisó
más tarde de que mostraban síntomas, así que la cocinera y yo tuvimos
que guardar cuarentena ahí arriba, no fuera que bajásemos y
contagiáramos a todo el mundo».
Su compañero Iban Urbieta, de Aizarna (Gipuzkoa), no lleva muy bien lo de estar solo ahí arriba. «Llevo 20 años trabajando allí y ha habido febreros con fuertes nevadas que no ha subido nadie,
pero al menos éramos dos por si pasa cualquier cosa. Esta vez estaba
solo y sí que he notado la diferencia. Ha nevado, llovido. Mal tiempo. Y
no puedes alejarte del refugio. Imagínate que te tuerces un tobillo y
tienes que llamar a un helicóptero. ¡Menudo pollo que montas por una
imprudencia!». Acostumbrado a las multitudes que se acercan hasta la
Cola de Caballo, la cascada que es seña de identidad del parque, Urbieta
confiesa que el silencio ahora es «sobrecogedor», sin
otra compañía que los sarrios, las marmotas que ahora están despertando
y, cómo no, su perro, un border collie llamado 'Egur'.
P.
N. de Ordesa y Monte Perdido. Iban Urbieta recorre los alrededores de
Góriz junto a su border collie 'Egur'. | Sierra Nevada. Ansi cuida el
fuego en Poqueira, en las faldas del Mulhacén, aislado la mayor parte
del año. | Valle de Tena. José Ángel es uno de los dos guardas del
refugio de Bachimaña. En la foto, con su hijo.
Las horas pasan muy despacio.
«Aprovechas para pintar las paredes para que todo este impecable cuando
se restablezca la normalidad, aunque no hay garantía de nada. Estaba
todo reservado para Semana Santa y casi completo también el verano.
Menos mal que no hicimos el último porteo porque nos lo hubiéramos
tenido que comer nosotros». Para Iban, el futuro inmediato es una
incógnita que le tiene muy preocupado. «El refugio tiene capacidad para 80 personas, en habitaciones de 12 plazas,
pero la necesidad de guardar distancias de seguridad va a obligar, al
menos acorto y medio plazo, a reducir aforos. Antes no dábamos abasto,
pero ahora ¿qué hacemos con los trabajadores?».
En la Sierra de
Guadarrama, en medio de esa mancha descomunal de pinos silvestres que se
derrama entre La Granja de San Ildefonso (Segovia) y Rascafría
(Madrid), está el refugio de Cotos. Aquí se intuye la civilización, a la
que le unen una estación de tren y una carretera que recorre arriba y
abajo la patrulla de la Guardia Civil. Lo regenta Carlos Pérez, el único que ha sobrevivido a un ERTE
que se ha llevado por delante a seis compañeros, lo que no le impide
hablar en plural, quizá para insuflarse ánimos. «No paramos. Cuando no
estamos arreglando las duchas o recogiendo leña -aquí se alcanzan los
-2º por las noches-, toca montar las cámaras frigoríficas en la terraza.
Acabo de instalar un sistema de limpieza con ozono, desinfecta más que la lejía», dice mientras 'Darko' y 'Mika' le dirigen una mirada suplicante.
Trabaja con la premisa de que «abriremos a principios de junio.
En cuanto se suavicen las medidas de confinamiento, éste va a ser el
primer lugar al que la gente venga. De lo que estamos seguros es de que
saldremos de ésta y la gente volverá a disfrutar de la montaña».
Mientras el sol se esconde por el bosque de Valsaín, hace cálculos y más
cálculos. «De 40 plazas tendremos que bajar a 20 -desliza- y si en el
restaurante podían comer 60, ahora serán sólo la mitad». Es inasequible
al desaliento. «Haciendo la reserva ahora, 2 x 1 hasta diciembre».
Seis meses aislados
Más
al sur, en Sierra Nevada, Rafael Quintero y Ansi Moslero tratan de
poner al mal tiempo buena cara, fundamental en un refugio que puede
permanecer aislado seis meses al año. Poqueira es el situado a mayor
altitud de toda la Península -sólo le supera en España Altavista, en el
Teide-. A 2.500 metros de altitud, el mantenimiento es causa de muchos desvelos. «Aquí
pasamos de -25º en invierno a 30º en agosto. Hay que estar encima para
que tuberías y termos no se congelen», explica Rafael, que lleva 24 años
atrincherado en las faldas del Mulhacén «y no me va a echar el virus».
Vídeo.
Para él, ser guarda es una filosofía de vida, «cómo aguantas si no un año como éste».
El refugio, desde donde los días claros es posible ver las montañas del
Rif marroquí, ha pasado de encadenar llenos a no tener nadie. «Esto no
es un negocio. Tampoco estamos subvencionados; al contrario, pagamos.
Nuestro cometido va más allá de vender unas cervezas y patatas fritas.
Somos botiquín, helipuerto, si alguien se extravía movilizamos a quien
haga falta para salir en su busca... El pueblo más cercano es Capileira y
está a cuatro horas a pie, figúrese».
El edificio tiene
capacidad para cien personas y la forma en que funcionaba hasta ahora no
va a ser posible en muchos meses. «Pero le diré una cosa: cuando volvamos a la normalidad, la gente, harta de estar encerrada, volverá a la montaña y cometerá imprudencias, no medirá sus fuerzas, sufrirá despistes.... Y nosotros estaremos aquí para ayudarles».
TITULO: Zona indie -Cine - Asalto al poder ,.
Este lunes -4- Mayo a
las 23:30, en la ‘Zona indie’ de La 2 se emite la película, foto.
John Cale (Channing Tatum), un
policía del Capitolio, ve rechazada su petición de entrar en el Servicio
Secreto para proteger al Presidente de los Estados Unidos (Jamie Foxx).
Un día lleva a su hija a hacer un tour por la Casa Blanca, momento en
el que un comando paramilitar fuertemente armado asalta el edificio. Con
el Gobierno de la nación sumido en el caos, Cale intentará salvar al
Presidente, a su hija y al país.
TITULO: + Cotas - Dos soldados de Cabo Noval rescatan a una perra herida y abandonada en El Cristo ,.
El Sabado -2- Mayo a las 9:30 por La 1, foto,.
Dos soldados de Cabo Noval rescatan a una perra herida y abandonada en El Cristo ,.
Trasladaron a 'Vanesa' al Albergue de
Animales con heridas en el cuello: había estado atada «con un cable que
le oprimía la garganta»,.
Deambulaba
herida por el barrio de El Cristo cuando dos soldados del Regimiento de
Infantería Príncipe Felipe número 3 la rescataron. Inmediatamente,
trasladaron a 'Vanesa', una cachorra de seis meses y de raza mestiza, al
Abergue de Animales. Ocurrió el pasado 15 de abril. Los militares
estaban «patrullando» la zona, algo habitual en el estado de alarma, y
se toparon con la perra. Tenía heridas en el cuello. Había estado atada
«con un cable que le oprimía la garganta», según explica la responsable
de adopciones de la Perrera, Eva Rodríguez.
Tras comprobar que
estaba sola, los militares no dudaron en subir a 'Vanesa' a su 'hummer' y
llevarla hasta las instalaciones de La Bolgachina; una visita que no
era para nada la esperada por los trabajadores de la Perrera: «Pensaba
que venían a desinfectar como han estado haciendo en otros muchos
sitios», contó Rodríguez. Pero no, venían a traer a la cachorra
abandonada.
En
el Albergue le curaron las heridas, de las que aún le quedan marca:
«Falta que le nazca el pelo en esa zona, tardará», indicó Rodríguez.
Adopción
Desde
ese 15 de abril que fue hallada en El Cristo, los dueños de 'Vanesa',
su nuevo nombre, no se han interesado por ella, por lo que ya ha pasado a
ser de propiedad municipal: «La normativa establece que transcurridos
los ocho días, ya se pueden iniciar los procesos para la adopción».
'Vanesa'
vive una nueva vida es la Perrera, esperando encontrar una familia que
le proporcione un hogar. Los interesados pueden llamar al número de
teléfono 985 222 142. Quizá sean sus nuevos dueños.
TITULO: Generaciones - Confinamiento y vecindad,.
Confinamiento y vecindad,.
foto / Yo
soy de los que le ha tocado vivir el confinamiento solo en mi piso. Uno
de mis rituales es acompañarme en el desayuno con elementos simbólicos y
sacramentales de mi vida y de mi historia para profundizar en ellos.
Hoy he desayunado con una miniatura de la torre, que es simbólica de mi
pueblo Granja de Torrehermosa, y con las flores que traigo para poner
junto a las fotos de mis seres queridos enterrados allí. Soy granjeño,
del mundo rural. Allí soy el hijo de Gabriel, el Moreno, y Dolores de
Villagarcía. La torre es un regalo que me hicieron mis vecinos granjeños
cuando celebré los 25 años sacerdotales. Desde entonces ese regalo
comunitario de la calle ha estado en un lugar preferencial de nuestro
salón en Badajoz. Muchas veces al tocar dicho objeto y recordar, mi
madre siempre me decía, refiriéndose a sus vecinos, que nunca nos habían
dejado solos. Es verdad siempre hemos sentido la compañía de nuestros
vecinos allá donde hemos estado. Ahora con la historia del confinamiento
en las ciudades estamos incorporando el saludo, la aproximación, la
conversación, con los vecinos de un modo nuevo.
Hace unos días
hablaba con Mari Carmen Ortiz, una mujer de mi edad, que vive cerca de
mi calle en el pueblo, que compraba en el mismo comercio que mi madre,
el de la tía Claudia y del Tío Valentín. Al terminar, me decía: «Yo,
Pepe, estoy orgullosa de mi pueblo, disfruto de él, de la calidad de
vida que tenemos, de las relaciones, de su paz, de la armonía... vamos
que para mí como una de la cosas más grandes de mi vida que no la
cambiaría por nada». Ella ha trabajado mucho y en muchas casas en temas
de limpieza, ha sacado a su familia adelante y está llena de paz y de
vida, aun en medio de las dificultades.
Me
hizo feliz la tarde de confinamiento y oré y reflexioné delante de este
símbolo de la torre de la iglesia, junto al ramo de rosas de primavera
que representaban a mis padres y a todos los seres queridos de esa
tierra y ese pueblo. Orgulloso de mi mundo rural y de los míos.
Orgulloso de mis vecinos... y me emocionó un vídeo de Facebook donde se
veían a las vecinas de toda la vida, en la calle como una familia y que
seguro hoy andarán así por los cielos, presumiendo de nietos y
biznietos. La que armarán cuando adornen su calle... ellas fueron las
primeras que comenzaron a adornarla para la procesión del Cristo allá
por los 70. Así fueron los comienzos de esa gran fiesta actual.
Recuperemos la vecindad.
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