viernes, 7 de junio de 2024

España Directo -Economía - Pablo Casado se alía con tres socios para lanzar un fondo de inversión ,. / Mi casa es la vuestra - Ortega Cano ,. Viernes - 21 , 28 - Junio ,. / Detrás del muro - PÁGINA DOS - Sara Torres ,. Martes - 18 , 25 - Junio ,. / Cartas de amor - Nunca quemes las cartas de amor ,.

  TITULO: España Directo - Economía -  Pablo Casado se alía con tres socios para lanzar un fondo de inversión,.

 

Pablo Casado se alía con tres socios para lanzar un fondo de inversión,.

Buscan captar 150 millones de euros para invertir empresas de los sectores aeroespacial, de ciberseguridad e inteligencia artificial, y de defensa de doble uso,.

Pablo Casado se alía con tres socios para lanzar un fondo de inversión
 
foto / Pablo Casado se alía con tres socios para lanzar un fondo de inversión,.

Pablo Casado se ha aliado con tres socios para lanzar el fondo de inversión Hyperion, enfocado en los ámbitos aeroespacial, de ciberseguridad e inteligencia artificial, y de defensa de doble uso (excluyendo armas y equipamiento letal). La Comisión Nacional del Mercado de Valores ya ha inscrito el fondo que aspira a captar 150 millones de euros para invertir principalmente en Pymes españolas, con el objetivo de apoyar "su crecimiento, competitividad e internacionalización".

Además del expresidente del PP, el fondo de capital riesgo estará liderado por tres socios más: los expertos en seguridad y defensa industrial,Joaquín Ortiz Escobar y José Antonio Bartrina Giménez, y en finanzas e inversión, Ricardo Gómez-Acebo Botín.

De esta manera, Hyperion Fund FCR se convierte en el primer fondo de capital riesgo en España enfocado en los ámbitos aeroespacial, de ciberseguridad e inteligencia artificial, y de defensa, sectores en crecimiento por "el actual escenario geoestratégico", que "refuerza la necesidad de potenciar la soberanía tecnológica y las capacidades de seguridad en Europa". De hecho, la inversión en estos sectores se ha impulsado en más del 50% y hay una "previsión de crecimiento sostenido durante la próxima década", según el comunicado hecho público.

"Las tecnologías en las que invertirá Hyperion están experimentando un gran crecimiento en todo el mundo, tanto en el ámbito aeroespacial, con nuevos proyectos como el Future Combat Air System, así como en el campo de la ciberseguridad, con la inteligencia artificial y la computación cuántica", señala el mismo comunicado. "El equipo inversor de Hyperion Fund FCR tiene muy avanzado un pipeline de proyectos con una alta rentabilidad estimada, que constituye para los potenciales inversores una oportunidad de diversificación financiera y de diferenciación sectorial, al ser uno de los primeros fondos europeos en esta vertical", añade.

Las inversiones en tecnologías de doble uso (civil y militar) en el sector de la Defensa son "claves para la innovación en otros sectores como las telecomunicaciones, la energía o la movilidad". El capital invertido en este campo permite el desarrollo de drones, satélites, radares, navegadores, baterías o robots, como ocurrió con internet, wifi, bluetooth, laser, infrarrojos, microondas o ultrasonidos.

La gestora del fondo de capital riesgo es Singular Asset Management SGIIC, perteneciente a Singular Bank, la primera banca privada independiente de España, con 12.390 millones de euros bajo gestión. El consejo asesor internacional lo forman el secretario general de la OTAN y primer ministro de Dinamarca, Anders Rasmussen; la subsecretaria de Estado para asuntos globales de los Estados Unidos, Paula Dobriansky; o, la ministra de Defensa, Interior, Justicia y Asuntos Exteriores de Francia, Michèle Alliot-Marie. También cuenta con expertos tecnológicos e inversores como Martin Varsavsky, Richard Hurowitz, Nicole Junkermann, Robert Murray e Ilan Leiferman.

El anchor investor (inversor ancla) es Nortia, accionista de Sacyr, Merlin y Arcano, así como de las gestoras de fondos Qenergy, McWin, Serena y Seaya, en la que también es el inversor de referencia junto con Iberdrola del fondo Andrómeda.

 

TITULO: Mi casa es la vuestra -  Ortega Cano ,.Viernes -  21 , 28 - Junio  ,.

Viernes - 21 , 28 - Junio  a las 22.00, en Telecinco, foto,.

 

 Ortega Cano,.

 

 

Las "vacas flacas" pasan factura a Ortega Cano

El diestro pasa por problemás económicos que han hecho mella en su estado anímico, cuentan a LA RAZÓN,.

Ortega Cano, su cambio de actitud ante las cámaras tras la 'defensa' de Ana María Aldon en su peor momento
 
fotos / Ortega Cano, su cambio de actitud ante las cámaras tras la 'defensa' de Ana María Aldon en su peor momento,.

Desde su ruptura matrimonial con Ana María Aldón en 2022, José Ortega Cano no levanta cabeza. Se separó enamorado, abandonado por la madre de su hijo pequeño, tras diez años de unión. En estos dos años de soledad sentimental tan solo se le ha relacionado con la cantaora Isabel Luna, pero esta desmintió a LA RAZÓN rotundamente que hubiera entre ellos algo más que una simple amistad.

El torero lleva una vida muy discreta, prácticamente solo asiste a actos relacionados con el mundo taurino, como es este mes a las corridas de la Feria de San Isidro, pero ni el apoyo de sus amigos consigue borrar de su rostro el semblante serio y cabizbajo que refleja que sus problemas vitales van más allá del desengaño amoroso.

Uno de sus vecinos de Fuente del Fresno cuenta a quien esto escribe que «hace tiempo que le vemos pasear con su perro o montar en bicicleta con su hijo con la mirada perdida y el rostro con muestras de preocupación. Ha perdido la sonrisa y en los dos últimos años se relaciona muy poco con el vecindario. Lo debe estar pasando mal…».

Ortega Cano
 
Ortega Cano,.

Todo cuadra. Hace unos días se publicaba en la revista «Lecturas» que el diestro pasa por serios problemas económicos a raíz del fracaso de todos los negocios que ha montado, desde un restaurante en Benidorm, pasando por una residencia canina o la tienda que le montó a su hija Gloria Camila en Sevilla. Esos reveses han mermado notablemente su cuenta corriente, lo que presuntamente le habría llevado, incluso, a tener problemas para hacer frente al pago de los mil doscientos euros de pensión alimenticia de su hijo. Ya lo desveló Ana María en el programa de televisión «Fiesta» dejando al descubierto la situación dineraria de su exmarido. La diseñadora fue tajante: «Habrá que tomar cartas en el asunto. Hay que cumplir con todas las obligaciones y a veces no se cumplen. Está todo en cauce y en vía de solucionarse. Cada uno tiene sus obligaciones, yo cumplo las mías y los demás deben hacerlo con las suyas».

Por el momento, sigue siendo dueño del chalet en el que vive, de un ático en Costa Ballena y tres locales comerciales.

En el entorno más cercano de Ortega todos se encuentran al tanto de sus dificultades económicas. J.M. le conoce desde hace décadas y advierte que «José está muy preocupado por la falta de liquidez. Pasa por momentos difíciles y, aunque no le gusta hablar de ello, parece ser que tiene varios embargos…».

José Ortega Cano y Gloria Camila con el pequeño José María
 
José Ortega Cano y Gloria Camila con el pequeño José María,.

Tal y como se ha publicado, el chalet del torero llevaría recibiendo notificaciones de embargo desde hace tres años, con unas deudas superiores a los cien mil euros, una de cincuenta y tres mil con el ayuntamiento de su zona, otra de sesenta y dos mil por un tema relacionado con asuntos taurinos, y una tercera contraída por una persona a la que Ortega avaló en un préstamo impagado.

Además, desde 2016 no presenta el balance de dos de sus empresas, y un año más tarde ocurrió lo mismo con la tercera, lo que significaría que, si hubiera ingresos, serían mínimos. Igualmente, también ha visto la luz que en sus últimas cuentas públicas figuran deudas superiores a los novecientos mil euros.

Continúa al frente de Chipigena S.L., con la que controla sus explotaciones agropecuarias en Sevilla desde 1995, o en Estructuras Rocasur, que está centrada en la construcción de edificios residenciales, y también aparece a su nombre Autos Capricornio S.L., cuya actividad es la venta de vehículos terrestres, aunque al por menor. Por otro lado, está Barsema, a través de la cual tiene como objetivo las actividades taurinas y recreativas en el municipio madrileño de San Sebastián de los Reyes. Eso sí, los últimos informes presentados no fueron positivos ni para él ni tampoco para su economía. Y parece ser que todas esas empresas están «inactivas».

José Ortega Cano, sin noticias de sus problemas económicos y el embargo de su casa: "No sé de qué me habla"
 
José Ortega Cano, sin noticias de sus problemas económicos y el embargo de su casa: "No sé de qué me habla",.

Volver a los ruedos con setenta años, aunque haya sido en dos simples festivales, con la excusa de que celebra con esta decisión su medio siglo en el mundo taurino, no se debería a un gesto emotivo, sino a la intención de encontrar nuevos recursos monetarios que alivien su precaria situación económica. Esos serios problemas han afectado de tal forma al estado psicológico de Ortega que su carácter ha experimentado un cambio radical. Lo demostró hace unos días al enfrentarse en la calle a unos reporteros que le preguntaban por sus dificultades monetarias: «Preocúpense de su vida, que yo me preocuparé de la mía. Idos a tomar por culo», espetó antes de dar un manotazo al micrófono de uno de los periodistas. Para más inri, al cuestionarle el mal estado de su economía, respondió con un rotundo «No sé de qué me habláis».

 

TITULO: Detrás del muro - PÁGINA DOS  - Sara Torres, Martes - 21 , 28 - Junio ,.


PÁGINA DOS - Sara Torres ,.

 

 

Martes - 21 , 28  - Junio  , a las 22:00, en La2, foto,.

 

 Sara Torres,.

 

 'La seducción' de Sara Torres

 

 'La seducción' de Sara Torres,.

 

 En la nueva novela de Sara Torres, La seducción (Reservoir Books), una joven fotógrafa se pone en contacto con una escritora veinte años mayor para tomarle unos retratos para su próxima novela. Tras intercambiar varios correos, la escritora la invita a pasar unos días en su casa, una pequeña masía en la costa catalana. Al llegar, aparece la incomodidad; la anfitriona se muestra distante y no se deja fotografiar.

 

 

TITULO: Cartas de amor - Nunca quemes las cartas de amor ,.

Nunca quemes las cartas de amor ,.

 Nunca quemes las cartas de amor

foto / Una editora muy perspicaz me pidió que intentara narrar, durante un verano entero, historias de amor y pasiones ocultas de personas comunes y corrientes. Esto sucedió hace catorce años en el diario La Nación de Buenos Aires. Con mi libreta de apuntes y mi experiencia de reportero salí a la calle en busca de esos relatos que iban a ser ilustrados por Liniers y que intentarían capturar tramos secretos e intensos de la vida privada. El periodismo no tiene las herramientas para narrar los sentimientos, y salvo excepciones, tampoco el permiso para exhibir en carne y hueso —más allá de una visión panorámica y sociológica— lo que todos y cada uno ocultan. Muchos argentinos se mostraban deseosos por contarme sus peripecias, sus deleites y sufrimientos amorosos, y sus increíbles vueltas de tuerca. Pero a poco de conversar, me pedían que cambiara los nombres y las circunstancias, las profesiones y los lugares, y que desdibujara sus identidades mezclando su historia con otras, porque el temor a ser reconocidos era paralizante. Fue así que debí recurrir a la ficción para contar la verdad. Tuve que literaturizar las historias ciertas para poder relatarlas de un modo acabado. Utilicé deliberadamente el tono de comedia, porque no otra cosa es a veces el enamoramiento, si uno es capaz de verlo desde fuera. La serie se llamó “Corazones desatados” y se publicaba en la revista dominical, con un éxito estremecedor: llegaban 1500 cartas y correos por semana a mi despacho, donde a la vez yo escribía mis columnas políticas. Al final de esa experiencia, publiqué todo el material en un libro de Alfaguara, en el que se agregaron textos más largos como “El amor es muy puto”, “La teoría de los mamíferos” y “Un mal día lo tiene cualquiera”. A lo largo de los años, muchísimos lectores me han escrito sobre esta serie, que se transformó también en lectura nocturna por Radio Mitre. Llega por primera vez a Zenda Libros una comedia narrativa por capítulos, donde se prueba que el amor crece en las incertidumbres y que te puede dar muchas sorpresas.

Larsen fue un voluntarioso editor de suplementos luego de haber sido un periodista de batalla, pero su vocación secreta e indisimulada era el montañismo. Tenía cuarenta años, un gran estado atlético y mucha atención femenina. Fernández, sin embargo, no le conocía ningún affaire en la redacción, y aunque no eran grandes amigos, llevaban a cabo algunos rituales amistosos. Les tocaba irse de vacaciones más o menos para las mismas fechas. Larsen dedicaba siempre los primeros días a algún arriesgado escalamiento, y el resto a su esposa y a sus tres hijas. Se había hecho rutina que tomaran, para despedirse, una cerveza en la barra del bar de la esquina. A manera de cábala, Larsen decía al chocar las copas: Si me pasa algo, si me quedo congelado allá arriba, si me caigo desde una roca y me quiebro el pescuezo, vos violentás el cajón de mi escritorio y quemás todo, Fernández. No dejás rastro de nada. Quemás todo. Fernández se lo prometió la última vez y se tomó un avión a Córdoba. Cinco días después se enteró de que Larsen había muerto en Mendoza sin el menor esfuerzo: el día previo a la expedición, fumándose una pipa frente a una chimenea de leños, le dio un infarto masivo y murió al instante. Consternado por la noticia y apremiado por la situación, Fernández llamó desde La Cumbrecita a sus compañeros para que abrieran el cajón del escritorio y despedazaran su contenido. Pero ya era tarde: después del sepelio le habían enviado a la viuda una encomienda con todas las pertenencias del finado.

Lleno de remordimientos, Fernández dejó un mensaje de condolencias en el teléfono de la mujer y regresó en silencio a Buenos Aires. No supo nada de ella hasta once meses más tarde, cuando la viuda lo llamó para pedirle un favor y quedaron en tomar un café. Se citaron un martes lluvioso, y ella se sentó en el mismo taburete en el que se sentaba Larsen a ver llover desde la barra. Era una mujer fibrosa y rubia, que fumaba cigarrillos negros y que tenía una mirada verde y lúcida. Se llamaba Mónica. En diez minutos se sacó de encima el trámite y las palabras de circunstancia, y fue directo al grano.

—¿Larsen te habló de Silvia? —le preguntó, clavándole los ojos.

Ante terceros, Mónica no nombraba a su esposo por su nombre sino por su apellido, y eso a Fernández siempre le había causado gracia. Pero esa tarde no se la causaba. ¿Quién es Silvia?, repreguntó sin sentirse culpable ni mentiroso. Larsen nunca le había hablado de Silvia ni de ninguna mujer en especial. Habían elogiado, como hacen todos, los accidentes geográficos de algunas compañeras de trabajo, pero la cosa nunca había pasado de ese deporte masculino que las mujeres también frecuentan aunque con mayor malicia.

—Silvia era la amante de Larsen —dijo la viuda sin pestañear—. En ese cajón tenía trescientas cartas de amor y un pañuelo perfumado.

—No te puedo creer —dijo Fernández, y ahora sí se sintió un miserable. Trató de arreglarla y la empeoró—. ¿Un pañuelo perfumado? Qué cursi.

—No lo puedo ver de la misma manera —dijo Mónica lenta y gravemente, y tomó un sorbo de su capuchino—. Me parece algo muy romántico.

—¡Y trescientas cartas! —replicó Fernández sin escucharla, a ciento veinte pulsaciones por minuto—. Cuánta paciencia y cuánta literatura desperdiciada.

—¿Podemos hablar en serio? —lo cortó. Fernández cerró la boca. Mónica apagó el cigarrillo mirando la calle y habló con otro tono, habló en serio—. Esos trescientos e-mails me aliviaron el dolor. El odio lo tapa todo. No sabés cómo lo odié durante esos días. Le deseaba la muerte. Pero ya estaba muerto, y lamentaba que hubiera sido tan fácil, que no hubiera sufrido nada. Me sentí mal por esos pensamientos, y lo extrañaba, y no le perdonaba que se hubiera muerto y que me hubiera traicionado con otra, y andaba llorando por los rincones de rabia y de pena. Todo como en una licuadora.

Hizo otra pausa tabacal y tomó de un trago el vaso de agua helada. Luego exhaló una larga bocanada de humo que se pareció mucho a un suspiro, y siguió adelante:

—Pero esas cartas me tenían agarrada del cuello. Volvía a ellas una y otra vez. Las leía de adelante para atrás y de atrás para adelante. Estuve varias veces a punto de tirarlas a la basura. Una noche, cuando escuché desde la cama que venía el camión recolector, salí en corpiño y bombacha a la calle para rescatarlas de la bolsa de residuos. ¡Estaba loca con esas cartas! Hasta que después de leerlas diez veces, las leí por primera vez. Me acuerdo que fue una mañana de sábado, las nenas estaban en el club y el jardinero hacía un poco de ruido afuera. Me senté en la cocina con una taza de té y empecé a leerlas sin dolor.

Fernández pidió un jugo de naranja para salir del paso. La esposa de Larsen tenía la vista perdida. Fernández, en ese momento de miedo glacial, la valoró mejor: era una mujer sensual y valiente.

—Trescientos e-mails de ida y de vuelta —dijo ella sin tragar saliva—. Una especie de diario erótico. Comenzó hace tres años y con el correr del tiempo se fue haciendo más espeso. Al principio, hablaban de desesperación por verse y tocarse, después empezaron a hablar de amor, y de irse a vivir juntos. —De repente Mónica movió la cabeza y sonrió con amargura—. Se lo notaba tan feliz a Larsen, vos vieras. Era de nuevo aquel adolescente que noviaba conmigo. Te juro que esa mañana, mientras lo leía y se me helaba el té, además de bronca le tuve una especie… No sé, una especie de envidia. Esa pasión del comienzo no se vuelve a tener nunca más.

Una moza le trajo a Fernández el jugo. Mónica tenía los ojos brillantes.

—Pero lo más importante no estaba en esas primeras cartas, sino más adelante, cuando la cosa se alargaba y Larsen no podía tomar una decisión. Silvia es fonoaudióloga, ¿te conté? Sí, una chica separada que se había enamorado de mi marido. Pero el tipo, creeme, el tipo no hacía más que escribirle sobre mí. Largos textos contando lo grandiosa que yo era, lo que había hecho por él y lo que hicimos aquel fin de semana, y el anterior. Y Silvia, que es inteligente, le llevaba la corriente. Y hubo un momento en el que sólo se escribían para elogiarme, como si fueran mis dos jefes de prensa.

Mónica se empezó a reír y Fernández temió que se pusiera a llorar, pero en el último escalón de la carcajada ella se enderezó y le dijo:

—Conseguí su dirección y estuve varias semanas pensando en ir a verla, en pasarle por encima con la camioneta. Pero lo único que hice fue mandarle un correo electrónico: Sé quién sos. Quiero que nos veamos cara a cara.

—Te lo respondió al toque.

—Tardó diez días en atreverse a responderme. Nos citamos en El Querandí. Ella podía reconocerme fácilmente: Larsen le daba fotos mías para que viera lo bien que me conservaba.

—¿Cómo era Silvia? —se atrevió Fernández, protegido por el jugo.

—Cómo era Silvia —repitió, y se encogió de hombros—. Una cuarentona bien conservada. Otra viuda.

—¿Y qué pasó?

—Hablamos horas y horas. Nos parábamos de vez en cuando para ir a llorar al baño y volvíamos a trenzarnos. Nunca pudimos levantar la voz. En realidad, no discutíamos. Solo hablábamos de Larsen. Lo insultábamos y lo adorábamos. Así, sin solución de continuidad. Al final, cuando ya estábamos pagando la cuenta y nos habíamos pasado todas las facturas, le devolví su pañuelo. Ella se lo quedó mirando, y después me dijo: A vos Larsen te rompió el corazón una vez, a mí me lo rompió diez veces. Vos eras la montaña más alta, y allá arriba vivían solamente ustedes dos. Y yo, por más que escalaba y escalaba, nunca pude llegar. Nunca. Cuando salí del café no sentía tristeza, ni bronca, ni frío ni calor. Estaba limpia. Por primera vez en tanto tiempo estaba limpia, Fernández.

—¿Por qué me contás todo esto?

—Silvia me dijo que Larsen te consideraba su único amigo verdadero, y que tenías la misión de quemar todo si a él le pasaba algo —afuera había dejado de llover. Mónica recogió su cartera para irse—. Te agradezco mucho que hayas llegado tarde.


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