El
fiasco de los tests del coronavirus deja en evidencia las dificultades
de hacer negocios en y con el gigante asiático, cuya influencia crece
gracias a la pandemia,.
Todos los operarios de las fábricas chinas trabajan con las mascarillas puestas.
Los empresarios españoles afincados en China coinciden en subrayar un punto: hacer negocios y compras en el gigante asiático es mucho más complicado de lo que parece.
La distancia geográfica es también cultural, y el éxito depende tanto
de un exhaustivo trabajo de investigación previo como de una relación de
confianza tan vital como difícil de lograr. Más aún en una situación de caos como la que se vive ahora en el mercado del equipamiento médico. En la guerra que el mundo libra para proveerse de productos como mascarillas, guantes o ventiladores, extremar la precaución es indispensable para
evitar fiascos como el de los tests del coronavirus que España adquirió
a través de un intermediario nacional a la empresa Shenzhen Bioeasy y
estafas como la que parece haber sufrido Madrid, cuyos aviones cargados
de material se han desvanecido.
Pero los gobiernos de Pedro
Sánchez e Isabel Díaz Ayuso no son los únicos que han tenido problemas
con este asunto. Holanda ha devuelto un cargamento de mascarillas
defectuosas, y otros países han reconocido problemas con el material
médico importado de China. El presidente de Lombardía, Attilio
Fontana, incluso ha denunciado intentos de estafa y ha afirmado que el
mercado está lleno de bandidos.
Efectivamente,
el sector está repleto de depredadores oportunistas y sin escrúpulos,
tanto chinos como extranjeros, a la caza de un buen negocio. No en vano,
las redes sociales se han llenado de ofertas de material y de promesas
de envíos a toda velocidad. Pero el control brilla por su ausencia, porque lo importante es llevarse una buena comisión.
'Oportunidad de negocio'
Este
diario ha tenido acceso a una de estas propuestas de negocio enviadas a
compañías españolas por una empresa de Hong Kong que se presenta como
uno de los principales fabricantes de kits de protección contra el
coronavirus y que busca intermediarios para entrar en mercados internacionales. El encabezado ya deja las cosas bastante claras: 'Oportunidad de negocio y comisión'.
España importa productos chinos por 29.155 millones,.
Fábrica de automóviles en Wuhan.
El 15,8% de lo que se exporta a China desde nuestro país es carne de cerdo congelada,.
Las cifras macroeconómicas demuestran que España compra mucho más a China de lo que le vende. Según datos del ICEX, el año pasado nuestro país exportó al Gran Dragón bienes y servicios por valor de 6.801 millones de euros,
lo cual representa solo el 2,3% de todo lo que vendió fuera de sus
fronteras. Sin embargo, importó productos chinos por valor de 29.155
millones de euros -un 9,1% del total-, lo cual convierte al país
comunista en el tercer mayor proveedor de España.
Además de este
desequilibrio en la balanza comercial, la estructura del comercio
bilateral también deja en evidencia cómo China ha subido peldaños en la
escala de valor. Ya no es la fábrica del 'todo a cien': de hecho, mientras el 15,8% de lo que España exporta a China es carne de cerdo congelada, la partida más relevante del país asiático es la de los equipos de telecomunicaciones (6,3%), seguida de máquinas de tratamiento y procesamiento de datos e información (4,4%).
Eso
sí, la calidad y la homologación de los productos es una preocupación
relevante, razón por la que Víctor Fernández hace hincapié en la
necesidad de no bajar nunca la guardia. «China ha mejorado mucho, pero
los fabricantes a menudo aprovechan múltiples pedidos para ir rebajando
la calidad. El primero puede llegar perfecto, pero con el segundo ya empiezan a cambiar el diseño, el material, o cualquier otra cosa que
les permita reducir los costes. Si cuela, cuela», señala. «Por eso, no
solo hay que destinar mucho tiempo a encontrar el fabricante adecuado.
Hay que vivir aquí, y hacer un control de calidad constante».
El
representante de la empresa ofrece material «que ya se está utilizando
en países europeos» a un precio reducido para que «pueda obtener un buen
beneficio» revendiéndola. «Como la demanda de estos productos es muy elevada, creemos que es el mejor momento para establecer una relación empresarial»,
dice el correo electrónico. El fabricante asegura que su mercancía
puede estar en destino en menos de cinco días y ofrece una comisión del
25% si el intermediario comercializa sus productos 'online'. Es lo que
en términos empresariales se conoce como una relación 'win-win'. «Su
empresa ganará mucho dinero a través de comisiones, y la nuestra logrará
incrementar las ventas», sentencia.
Obviamente, aceptar este tipo
de propuestas acarrea un elevado riesgo. Más aún si se cometen algunos
de los errores habituales entre las empresas foráneas que hacen negocios
en el país de Mao: «Apretar al fabricante en el precio pensando que no
bajará la calidad. Comprar a través de intermediarios que desconocen el
producto. No hacer los pedidos con los requerimientos de calidad y de logística. No
supervisar documentaciones necesarias antes. No hacer inspecciones de
calidad. Y pensar que España es el ombligo del mundo y que todo se basa
en nuestras normas o requerimientos», enumera Eloy Pignatelly, director
general de la empresa de logística Transped China.
Muchos
de los empresarios españoles que han compartido con este diario sus
experiencias en el gigante asiático reconocen que la cultura del
pelotazo todavía perdura en muchos sectores, y que el desconocimiento
del país y los escasos recursos que se le destinan son problemas muy arraigados. A eso hay que sumar una sensación de superioridad que no ayuda a los occidentales. «Hay que dejar de pensar que son tontos»,
sentencia Xavier Bel Planas, consultor de XBP Business. «El
etnocentrismo nos ciega, tenemos que ir remando hacia el
etnorelativismo. Conocer las diferencias culturales entre China y España
e intentar minimizarlas», explica el abogado de origen chino afincado
en Valencia Antonio Liu Yang.
Las plantas de confección de mascarillas en China están saturadas y no cuentan con stocks suficientes,.«Cuando una empresa tiene envergadura y ha triunfado antes en España y en otros mercados, entonces cree que su manual es extrapolable copiándolo y pegándolo en China.
Normalmente, esto no es así. Hay que adaptarse a China, y el problema
es que muchas empresas tienen una absoluta falta de rigor metodológico y
de respeto», advierte Luis Galán, fundador de la consultoría
especializada en comercio electrónico chino 2Open. «Entre comprar un
contenedor de mercancía en China y establecer una relación comercial
duradera con una empresa china hay muchas horas de trabajo, paciencia, aprendizaje, aeropuertos y humildad.
Cualquier negocio internacional de futuro se sustenta en el mutuo
conocimiento de las necesidades de las partes y eso implica un respeto y
estudio de ambas idiosincrasias», añade Orencio Grela, responsable de
EasyBest Europe.
Víctor Fernández, empleado en el sector de automoción en Shanghái, es más incisivo. «Para los chinos lo primero es el dinero y el negocio. Luego viene la amistad»,
sentencia. Jaime Orueta, consejero delegado de la consultoría Job Gest,
lo explica con palabras más suaves: «Algunos chinos, porque cada vez
hay más que van asumiendo el modelo occidental, buscan el máximo beneficio incluso poniendo en riesgo la futura colaboración.
Si se exceden en algo, ya intentarán arreglarlo o compensarlo en
futuras negociaciones. Por eso, casi cada operación supone un volver a
empezar desde cero».
Cuencos tibetanos
Orueta pone un ejemplo práctico: «En Shanghái, después de regatear, compré un cuenco tibetano para un amigo. Al marcharme pensé que sería también un buen detalle para otra persona, así que volví sobre mis pasos y le pedí otro.
Desde mi mentalidad occidental, entendía que ya habíamos acordado un
precio. En occidente incluso pensaríamos que comprando una mayor
cantidad mereceríamos una rebaja. Cuál fue mi sorpresa cuando el
vendedor no quiso vendérmelo a ese mismo precio, sino que empezó de
nuevo por uno mucho más elevado». Una amiga china luego le explicó el
porqué. «El vendedor no se fijaba en lo que ganaba en la primera venta,
sino que, al ver la oportunidad de la segunda, pensó en lo que había
dejado de ganar. Porque entendía que, si yo quería otro, él había hecho
una mala venta», apostilla.
Este juego es el que luego se plasma
en interminables reuniones y negociaciones que buscan desgastar sin
piedad al cliente o proveedor. Hacer negocios en China es una carrera de
fondo en la que hay que estar muy alerta para evitar lo que Galán
denomina el efecto 'flautista de Hamelín'. Sucede a
menudo con los fabricantes españoles que quieren vender sus productos en
China y que se dejan llevar por los cantos de sirena de potenciales
socios chinos. «Hay que leer bien la letra pequeña y dejar todo bien
atado», recomienda.
«Otro error es pensar que vendiendo mi
producto en China me voy hacer de oro en un plazo relativamente breve y
que todos los productos se pueden vender», incide Manuel Torres,
consultor de Chinaesfacil. «Igual que es un mercado con muchas
oportunidades, también es un mercado en el que un comprador chino
potente puede poner a prueba la capacidad de producción de la empresa».
Galán concuerda. «Hay que tener la envergadura necesaria para acometer
este mercado. Jugar en China es jugar un Mundial de fútbol o la
Champions League. No tiene sentido que un equipo de alevines de barrio
participe en esta liga», apostilla.
Carga de un avión con material sanitario en la ciudad china de Shanghái.
Guerra de precios y calidad,.
Al
mejor postor. Si Francia ofrece X por algún lote de material médico,
Holanda sube la oferta a X+1; y entonces entra en juego Estados Unidos
con X+2. Incluso dentro de la superpotencia americana, los estados
compiten entre sí para hacerse con mascarillas, guantes o ventiladores,
de forma que los fabricantes chinos, sin stock y con la producción al
límite, solo tienen que esperar a ver quién hace la mejor oferta, como
si de una subasta se tratara. Por eso, muchos analistas aconsejan
centralizar las compras y coordinar los precios. Tanto a nivel de la
Unión Europea como de Estados Unidos. Pero el coronavirus ha dejado al
descubierto, además de las debilidades de los sistemas sanitarios de
todo el mundo, una acuciante falta de solidaridad y de coordinación.
Control
chino. Casos como el de los tests de coronavirus defectuosos adquiridos
por España han dejado en evidencia la falta de control sobre algunos de
los fabricantes chinos de material médico. No en vano, la propia
Embajada de China en Madrid fue la que informó de que Shenzhen Bioeasy
no tiene licencia para producir dichas pruebas, aunque sí que puede
exportarlas. Debido a esa incongruencia legal, Pekín ha decidido
modificar la normativa para exigir que todos los fabricantes de material
médico estén registrados previamente en el país para poder exportar sus
productos. Así, las autoridades chinas esperan evitar escándalos de
imagen como los sufridos las últimas semanas.
TITULO: EN PORTADA CRONICAS MUJERES VIAJERAS - Gernika, del horror al lienzo,. , jueves -9- Abril,.
Aunque sucedió hace ochenta años aún se
siguen descubriendo nuevos documentos sobre el bombardeo de Gernika.
Entre los últimos se encuentra uno firmado por el responsable de la
Legión Cóndor. En el escrito, hallado por una profesora alemana, el
teniente coronel Von Richthofen reconoce que se llevó a cabo una campaña
de destrucción en las localidades de Durango, Éibar y Gernika. Crónicas
recoge dicho documento en "Gernika: del horror al lienzo" y también los
partes de operaciones realizadas por las aviaciones alemana e italiana.
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