Templos de Asia,.
foto / En el vasto continente asiático, la horizontalidad de los templos y santuarios refleja la proximidad geográfica a la naturaleza primitiva y a los seres vivos. En su corazón, es una geometría compleja inspirada en el cosmos, los elementos naturales y el cuerpo humano.
TITULO: LUNES -6- Abril - EN EL PUNTO DE MIRA -La región prohíbe los velatorios y extraer los marcapasos del cuerpo,.
LUNES -6- Abril - EN EL PUNTO DE MIRA ,.
En el punto de mira es un programa de televisión que se emite en el canal Cuatro y que se estrenó el 26 de julio de 2016.1 En este se tratan temas de actualidad y de investigación, ofreciendo como novedad en el formato, imágenes de cámaras 360° junto a grabaciones panorámicas hechas desde drones y sistemas de grabación oculta. Así, a manos de varios reporteros, profundizan en temas como la trata de animales, el negocio de las farmacéuticas o la caza ilegal. Lunes -6- Abril - a las 22:40h, etc,.
La región prohíbe los velatorios y extraer los marcapasos del cuerpo
Desde el SES explican que existe un protocolo del Ministerio de Sanidad, el 'Procedimiento para el manejo de cadáveres de casos de Covid-19'. La Dirección General de Salud Pública ha adaptado ese documento a Extremadura con un protocolo que, a diferencia del documento del ministerio, prohíbe la vela del cadáver (a nivel nacional se recomienda su suspensión) y la extracción de marcapasos o aparatos a pilas del cuerpo.
El SES ha dado traslado del citado protocolo a todas las empresas funerarias extremeñas y a todos los ayuntamientos de la región a través de la Fempex, la Asociación de Funerarias Extremeñas y mediante comunicación directa con las empresas no asociadas que figuran inscritas en el Registro de Empresas y Servicios Funerarios.
Por lo tanto, los velatorios están prohibidos de acuerdo con el protocolo extremeño. El real decreto del Gobierno, permite cierto tipo ceremonias, como las religiosas, siempre que se respeten las distancias mínimas de seguridad. «En la práctica se están suspendiendo de manera generalizada, y de hecho las diócesis extremeñas han hecho esa recomendación», aclaran desde el SES.
Respecto al periodo mínimo de enterramiento, tanto por coronavirus o por otra causa, se permite antes de 24 horas siempre que esto no vaya en contra de la voluntad del fallecido o de la familia.
TITULO: LUNES - 6- Abril - Madridistas por el mundo - Muere Goyo Benito,.
Realmadrid TV emite - LUNES -6 - Abril - noche, a partir de las 22:30 horas, una nueva entrega de Madridistas por el mundo -Muere Goyo Benito,.
Muere Goyo Benito,.
"Por favor, no me pegue más" y otros inolvidables momentos de Goyo Benito, una leyenda del Madrid
- Real Madrid. Muere Goyo Benito por coronavirus a los 73 años en una de las residencias golpeadas por la pandemia,.
Un
bigote, una densa, copiosa, impenetrable melena negra a la que mantenía
ordenada su propio espesor. Un pelazo que le comía la cara y parecía
capaz de partir las púas del peine que osase intentar domarlo. Gregorio Benito Rubio.
Un león. Un ciclón. Un defensa central rápido, duro, inclemente,
"racial". Un hombre de un solo club, el Real Madrid, con el que ganó
seis Ligas y Cinco Copas. Un histórico. Un mito. Goyo Benito... Desde
hace años devastado por el Alzheimer, con su salud menoscabada por otras
patologías, ha fallecido en Madrid a causa del coronavirus, en una residencia en la que también se han producido otras muertes.
Nacido en Puente del Arzobispo (Toledo) el 21 de octubre de 1946, llegó
al Madrid en agosto de 1964, con 17 años, procedente de los Salesianos
de Atocha y del Sabio. Físicamente era un huracán y una roca. El club lo
cedió al Rayo Vallecano y lo incorporó en 1969 a la primera plantilla
para discutirles el puesto a Pedro de Felipe y Fernando Zunzunegui. Ninguno está ya en este mundo.Debutó, sin embargo, como lateral izquierdo el 26 de octubre del 69 frente a la Real Sociedad. Su compañero de banda era, ya con 36 años y seis Copas de Europa, Gento, a quien el joven debutante trataba con obediencia debida y respeto reverencial. "Cortita y al pie, chaval". "Como usted diga, don Francisco".
El chaval, que rápidamente perdió la frecuente timidez del novel que llega a Chamartín y pisa su vestuario y su césped, no lucía descollantes dotes técnicas. No sacaba limpia la pelota ni destacaba en los pases y los centros. Pero iba a los cruces como un rayo y, aunque de estatura normal, exhibía un poderoso salto de cabeza. Desconocía la floritura, pero no la contundencia. Se enredaba en los regates, pero no en los despejes. Era rudo. Era valiente. Era elástico. Tenía sentido de la anticipación. Era claramente un central. Un "stopper". Así lo vio Miguel Muñoz, que dio la carta de libertad a De Felipe y ya colocó para siempre al nuevo en su puesto.
El Bernabéu aprecia por gusto y tradición la exquisitez, pero sobre todo la entrega y la honradez profesional. Pertrechado por naturaleza con esas virtudes, Benito conectó en el acto con la hinchada, que disfrutó sus duelos con los grandes delanteros de la época: Gárate, Diarte, Heredia, Ocampos, Rubén Cano... También con Cruyff, cuando pasaba por su zona. Y con el sevillista Biri Biri, que en cierta ocasión llegó a suplicarle: "Por favor, no me pegue más, señor Benito".
El "señor Benito", en efecto, pegaba mucho. Pero también, en su fogosidad asumía riesgos. Sufrió, amén de algunas fracturas de costillas y dedos ocho operaciones (cinco de rodilla, una de tibia y dos de nariz). Y, el 23 de abril de 1980, ante la benevolencia arbitral, un aluvión de golpes por parte de Hrubesch, el gigantesco ariete del Hamburgo. Por un arriesgado exceso de honradez por el que pidió perdón a los compañeros y la afición, Benito jugó lesionado en la rodilla. Trataba también de ayudar y proteger a su inexperto compañero Sabido.
Hrubesch destrozó al Madrid. El equipo encajó un 5-1 y se quedó fuera de una Copa de Europa cuya final iba a disputarse en el Bernabéu. Si aquel fue un partido especialmente doloroso para Benito, el disputado el 7 de noviembre de 1979 en el Bernabéu, en la vuelta de octavos de la Copa de Europa, tuvo mucho de compensación previa. El Madrid había perdido, en Das Antas, 2-1 frente al Oporto. A falta de un cuarto de hora para el final, Benito, que, además, había anulado a Gomes, un soberbio 9, conectó un cabezazo que batió a un Fonseca que lo había parado todo hasta entonces. El Madrid pasó la eliminatoria.
A pesar de su potencia de salto, Benito sólo marcó tres goles en sus 420 partidos oficiales con el Madrid. Empleaba la cabeza exclusivamente a título defensivo, quizás porque a la fuerza no unía la habilidad. No solía acudir a los saques de esquina. Era un central defensivo puro. Sólo él y Pirri poseen la Laureada de Oro y Brillantes madridista.
Benito fue internacional absoluto en 22 ocasiones. No llegó a jugar un Mundial. Según él, fue desestimado por Kubala para acudir al de Argentina "porque ya había demasiados jugadores del Madrid y me tocó la china". Casado y con tres hijos, cuando dejó el fútbol en 1982, invirtió en dos pubs. Fue relaciones públicas del club y trabajó en la secretaria técnica del Rayo cuando su amigo Camacho ocupó el banquillo vallecano.
Es un nombre que deberá recibir su doliente minuto de silencio cuando se reanude el fútbol y hayamos exterminado el virus que nos lo ha arrebatado.
TITULO:
JUEVES - 9- Abril - Fernando Hierro: "Lorenzo Sanz era nuestro segundo padre . , ,. protagonista de 'Campo de estrellas' Realmadrid
TV,.
Realmadrid TV el jueves -9- Abril , a partir de las 22:30 h, una nueva entrega de Campo de estrellas. En esta ocasión -Fernando Hierro: "Lorenzo Sanz era nuestro segundo padre,.
Fernando Hierro: "Lorenzo Sanz era nuestro segundo padre",.
El exjugador del Real Madrid atiende a AS para repasar la figura del expresidente blanco en su etapa como futbolista.
foto / -Usted fichó por el Madrid en el verano de 1989. Cuando
Lorenzo Sanz alcanzó la Presidencia usted ya le conocía al haber estado
al lado de Ramón Mendoza. ¿Cómo fue aquello?
-Como siempre fue muy cercano con todo el mundo y al haber sido vicepresidente durante varios años, no notamos el cabio prácticamente. Eso sí, en la gestión vimos algo que nos llamó la atención. Pese a que el Madrid vivía una dificultades económicas severas a pesar de la grandeza del club, Lorenzo tenía en su cabeza devolver al Madrid a lo más alto de Europa. Y vaya que lo consiguió.
-Era una época complicada tras las cuatro ligas del Dream Team de Cruyff y la sequía en Europa.
-Cierto. De hecho, en cuanto a dinero el Milán, el Inter o los grandes equipos ingleses eran inalcanzables para nosotros. Pero Lorenzo tuvo el atrevimiento de creer en un proyecto ganador y apostó por él. Los madridistas tendremos que agradecérselo eternamente porque cambió nuestra historia.
-¿Cuál fue su secreto?
-Pues tener el ingenio para traerse a Roberto Carlos del Inter, a Suker del Sevilla, a Panucci del Milán y a Seedorf del Ajax por un precio que en el mercado de hoy día se calificaría como chollo. Sólo Mijatovic, al tener que pagar la cláusula al Valencia, fue caro entre comillas. Luego trajo también a Karembeu por el que se pegaba media Europa. Y fichó a Zé Roberto que era un gran jugador de equipo y a Illgner que era el portero de la selección de Alemania. Recuerdo que Roberto Carlos estuvo con el Inter en un Trofeo Bernabéu anterior y vimos que iba a ser una máquina. Cuando Lorenzo lo fichó por sólo 600 millones de pesetas de la época alucinamos. Parecía un jugador imposible en nuestra situación. Sin volvernos locos, Lorenzo construyó un equipo campeón.
-¿Cuál fue el secreto de ese Madrid triunfal tras varios años tan malos, exceptuando la Liga ganada con Valdano?
-En la llegada de Capello. En el Milán había triunfado y su modelo le dio un aire muy competitivo al equipo. Capello puso la base para lo que llegó un año más tarde con Heynckes. El secreto es que teníamos un grupo que era una mezcla perfecta de veteranos, fichajes estrella llegados de fuera y canteranos. El mejor vestuario en el que yo he estadio. Éramos mucho más que un equipo de fútbol. Quedábamos a comer toda la plantilla cada dos o tres semanas. Para hacer piña, para hablar de nuestros problemas, nuestras inquietudes. Todos unidos. Éramos una familia que jugaba al fútbol.
-¿Por qué fue tan trascendente ganar la Séptima?
-Es que fue vital porque el Madrid se volvió a ganar el respeto de toda Europa. Nuestro pasado era inigualable, pero ya eran muchos años de espera. En el Madrid la exigencia es máxima y se vive al día, no vale de mucho mirar para atrás. No fue sólo la Séptima. Seis meses después se conquistó la Intercontinental con el famoso Gol del Aguanís de Raúl. Hacía casi cuarenta años que no la ganábamos. Creíamos mucho en nosotros mismos y nos veíamos capaces de todo. Reinábamos en Europa, en el Mundo… Sin la química que había en el vestuario y la buena relación con el club hubiese sido imposible.
-Le da mucho valor a Lorenzo Sanz de ese logro.
-Claro, el tiempo pone a cada uno en su sitio aunque haya tenido que pasar esta terrible desgracia para que los más jóvenes sepan lo que hizo. Él puso al Madrid de nuevo en la dimensión mundial que había perdido. Esos tres títulos los logró en los tiempos en los que el Milán, el Bayern, el United o el Barça parecía que estarían por delante. Con esas tres conquistas la FIFA no tuvo más remedio que darnos el título de Mejor Club del Siglo XX. Ese empujón fue definitivo.
-Lo curioso es que a los dos años de la Séptima se cambió la base del equipo y fueron capaces de ganarla de nuevo.
-Sí, ahí se vio la astucia de Lorenzo con los fichajes. Se fueron en verano Suker, Mijatovic y Panucci, Seedorf en el mercado de invierno, Karembeu ya no contaba… Y aun así hizo un equipo casi nuevo dado que de la base sólo seguíamos Roberto Carlos, Redondo, Raúl, Morientes y yo. Llegó una base nacional muy buena con Helguera, Iván Campo, Karanka, Míchel Salgado. Y se trajo a Savio y a Anelka. Otro proyecto ganados pese a las dificultades económicas que teníamos. Parece un milagro, pero él lo hizo realidad.
-Y usted casi se pierde la final de París.
-Es que dos meses y medio antes me rompí el ligamento de una rodilla en un partido de Liga ante el Betis. Hablé con los médicos y me dijeron que si pasábamos de cuartos y de semifinales, podría llegar a a final. Me preparé sólo con ese objetivo. Mis compañeros supieron respetar mi sueño, porque eliminaron nada menos que al United y al Bayern Múnich. Vicente (por Del Bosque) manejó muy bien los recursos de la plantilla y sacó dos eliminatorias de una manera impresionante. El partido de Old Trafford todavía lo tengo en la cabeza. Recuerdo que cinco días antes de la final de París jugábamos en el Bernabéu ante el Valladolid, en el último encuentro de Liga, y Vicente me sacó veinte minutos para probarme. No me sentí bien. Fui honesto y en la víspera de la final le dije que no estaba para ser titular.
-Pero al final jugó…
-Sí. Hicimos un partidazo tremendo ante aquel Valencia que daba miedo. Con el 3-0 de Raúl ya estaba sentenciada la final y Vicente me sacó los últimos minutos. A mí y a Manolo Sanchís. Fue un detallazo que demuestra cómo es el míster también como persona. Eso lo valorábamos mucho los jugadores.
-Regresemos a Lorenzo Sanz. ¿Cómo era el trato con ustedes?
-Era uno de los nuestros. Uno más. Siempre cariñoso… y siempre exigente. Para mí fue un segundo padre. Muy humano, te atendía en todo cada vez que nos veía en los entrenamientos en la Ciudad Deportiva. Se preocupaba por todo. Era uno más del grupo pero ojo, si se enfadaba podían temblar las paredes. Pero de puertas para adentro. Eso lo respetó siempre. No iba de cara a la galería. Yo lo defino como un gran madridista y así debe recordársele.
-Hablemos de usted. Ganó tres Champions en el campo y casi gana la cuarta como ayudante de Zidane.
-Sí, siempre digo de broma si me encuentro con Morata que él lo evitó. En la vuelta de la semifinal con la Juventus, en el descanso del partido del Bernabéu ganábamos 1-0 y estábamos en la final de Berlín contra el Barça. Pero Morata cazó un balón en el segundo tiempo y nos dejó con las ganas…
-Ya que hemos nombrado a Zidane, ¿cómo le ve en esta segunda etapa?
-Mejor de lo que se dice. Le ve perfecto. Lo que pasa es que el final de su primera etapa era complicado hacer una reestructuración o un cambio cuando vienes de ganar tres Champions seguidas. Es fácil decirlo pero dígame cómo lo haces. Pero lo que él logró en el banquillo es irrepetible. Como madridista, considero que con Zidane el Madrid está en buenas manos.
-Como siempre fue muy cercano con todo el mundo y al haber sido vicepresidente durante varios años, no notamos el cabio prácticamente. Eso sí, en la gestión vimos algo que nos llamó la atención. Pese a que el Madrid vivía una dificultades económicas severas a pesar de la grandeza del club, Lorenzo tenía en su cabeza devolver al Madrid a lo más alto de Europa. Y vaya que lo consiguió.
-Era una época complicada tras las cuatro ligas del Dream Team de Cruyff y la sequía en Europa.
-Cierto. De hecho, en cuanto a dinero el Milán, el Inter o los grandes equipos ingleses eran inalcanzables para nosotros. Pero Lorenzo tuvo el atrevimiento de creer en un proyecto ganador y apostó por él. Los madridistas tendremos que agradecérselo eternamente porque cambió nuestra historia.
-¿Cuál fue su secreto?
-Pues tener el ingenio para traerse a Roberto Carlos del Inter, a Suker del Sevilla, a Panucci del Milán y a Seedorf del Ajax por un precio que en el mercado de hoy día se calificaría como chollo. Sólo Mijatovic, al tener que pagar la cláusula al Valencia, fue caro entre comillas. Luego trajo también a Karembeu por el que se pegaba media Europa. Y fichó a Zé Roberto que era un gran jugador de equipo y a Illgner que era el portero de la selección de Alemania. Recuerdo que Roberto Carlos estuvo con el Inter en un Trofeo Bernabéu anterior y vimos que iba a ser una máquina. Cuando Lorenzo lo fichó por sólo 600 millones de pesetas de la época alucinamos. Parecía un jugador imposible en nuestra situación. Sin volvernos locos, Lorenzo construyó un equipo campeón.
-¿Cuál fue el secreto de ese Madrid triunfal tras varios años tan malos, exceptuando la Liga ganada con Valdano?
-En la llegada de Capello. En el Milán había triunfado y su modelo le dio un aire muy competitivo al equipo. Capello puso la base para lo que llegó un año más tarde con Heynckes. El secreto es que teníamos un grupo que era una mezcla perfecta de veteranos, fichajes estrella llegados de fuera y canteranos. El mejor vestuario en el que yo he estadio. Éramos mucho más que un equipo de fútbol. Quedábamos a comer toda la plantilla cada dos o tres semanas. Para hacer piña, para hablar de nuestros problemas, nuestras inquietudes. Todos unidos. Éramos una familia que jugaba al fútbol.
-¿Por qué fue tan trascendente ganar la Séptima?
-Es que fue vital porque el Madrid se volvió a ganar el respeto de toda Europa. Nuestro pasado era inigualable, pero ya eran muchos años de espera. En el Madrid la exigencia es máxima y se vive al día, no vale de mucho mirar para atrás. No fue sólo la Séptima. Seis meses después se conquistó la Intercontinental con el famoso Gol del Aguanís de Raúl. Hacía casi cuarenta años que no la ganábamos. Creíamos mucho en nosotros mismos y nos veíamos capaces de todo. Reinábamos en Europa, en el Mundo… Sin la química que había en el vestuario y la buena relación con el club hubiese sido imposible.
-Le da mucho valor a Lorenzo Sanz de ese logro.
-Claro, el tiempo pone a cada uno en su sitio aunque haya tenido que pasar esta terrible desgracia para que los más jóvenes sepan lo que hizo. Él puso al Madrid de nuevo en la dimensión mundial que había perdido. Esos tres títulos los logró en los tiempos en los que el Milán, el Bayern, el United o el Barça parecía que estarían por delante. Con esas tres conquistas la FIFA no tuvo más remedio que darnos el título de Mejor Club del Siglo XX. Ese empujón fue definitivo.
-Lo curioso es que a los dos años de la Séptima se cambió la base del equipo y fueron capaces de ganarla de nuevo.
-Sí, ahí se vio la astucia de Lorenzo con los fichajes. Se fueron en verano Suker, Mijatovic y Panucci, Seedorf en el mercado de invierno, Karembeu ya no contaba… Y aun así hizo un equipo casi nuevo dado que de la base sólo seguíamos Roberto Carlos, Redondo, Raúl, Morientes y yo. Llegó una base nacional muy buena con Helguera, Iván Campo, Karanka, Míchel Salgado. Y se trajo a Savio y a Anelka. Otro proyecto ganados pese a las dificultades económicas que teníamos. Parece un milagro, pero él lo hizo realidad.
-Y usted casi se pierde la final de París.
-Es que dos meses y medio antes me rompí el ligamento de una rodilla en un partido de Liga ante el Betis. Hablé con los médicos y me dijeron que si pasábamos de cuartos y de semifinales, podría llegar a a final. Me preparé sólo con ese objetivo. Mis compañeros supieron respetar mi sueño, porque eliminaron nada menos que al United y al Bayern Múnich. Vicente (por Del Bosque) manejó muy bien los recursos de la plantilla y sacó dos eliminatorias de una manera impresionante. El partido de Old Trafford todavía lo tengo en la cabeza. Recuerdo que cinco días antes de la final de París jugábamos en el Bernabéu ante el Valladolid, en el último encuentro de Liga, y Vicente me sacó veinte minutos para probarme. No me sentí bien. Fui honesto y en la víspera de la final le dije que no estaba para ser titular.
-Pero al final jugó…
-Sí. Hicimos un partidazo tremendo ante aquel Valencia que daba miedo. Con el 3-0 de Raúl ya estaba sentenciada la final y Vicente me sacó los últimos minutos. A mí y a Manolo Sanchís. Fue un detallazo que demuestra cómo es el míster también como persona. Eso lo valorábamos mucho los jugadores.
-Regresemos a Lorenzo Sanz. ¿Cómo era el trato con ustedes?
-Era uno de los nuestros. Uno más. Siempre cariñoso… y siempre exigente. Para mí fue un segundo padre. Muy humano, te atendía en todo cada vez que nos veía en los entrenamientos en la Ciudad Deportiva. Se preocupaba por todo. Era uno más del grupo pero ojo, si se enfadaba podían temblar las paredes. Pero de puertas para adentro. Eso lo respetó siempre. No iba de cara a la galería. Yo lo defino como un gran madridista y así debe recordársele.
-Hablemos de usted. Ganó tres Champions en el campo y casi gana la cuarta como ayudante de Zidane.
-Sí, siempre digo de broma si me encuentro con Morata que él lo evitó. En la vuelta de la semifinal con la Juventus, en el descanso del partido del Bernabéu ganábamos 1-0 y estábamos en la final de Berlín contra el Barça. Pero Morata cazó un balón en el segundo tiempo y nos dejó con las ganas…
-Ya que hemos nombrado a Zidane, ¿cómo le ve en esta segunda etapa?
-Mejor de lo que se dice. Le ve perfecto. Lo que pasa es que el final de su primera etapa era complicado hacer una reestructuración o un cambio cuando vienes de ganar tres Champions seguidas. Es fácil decirlo pero dígame cómo lo haces. Pero lo que él logró en el banquillo es irrepetible. Como madridista, considero que con Zidane el Madrid está en buenas manos.
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