TITULO: El
Objetivo La Sexta - SALVADOS LA SEXTA - La noche encendida - Oficina -
Economia - El eslabón más débil ,.
La noche encendida,.
'La noche encendida'
no será solo un programa de charlas, espectáculo, música, comedia,
sorpresas e invitados, presentado por Pedro Ruiz, por La 2,foto,. etc,.
El eslabón más débil,.
foto / «La tentación italiana al apaciguamiento con Putin se puede extender por toda Europa»No pasarán muchos días antes de que sepamos en qué se sustanciará la nueva –enésima– crisis política en Italia. La buena noticia es que se trata de un país que vive en crisis política perpetua y, como consecuencia, su sociedad civil y su entramado económico hace tiempo que se emanciparon y aprendieron a subsistir por su cuenta.
Sin embargo, la inestabilidad actual no es una más. Mario Draghi es una personalidad tan respetada que había conseguido instalar la idea de que Italia es un país gobernable. La realidad ha sido tozuda, una vez más, y nos muestra la verdadera cara de la situación, con varios partidos de extrema derecha en condiciones de reunir los votos suficientes para gobernar, mientras el populismo del Movimiento 5 Estrellas –tan potente no hace tanto– se trocea entre facciones enfrentadas.
Pero no se trata solo de un problema de política interna. Porque Mario Draghi es el primer mandatario europeo cuya cabeza puede caer fruto de las disensiones sobre la guerra de Ucrania. Italia es el eslabón más débil de Occidente. Es el país en el que los sondeos reflejan un mayor desacuerdo sobre el envío de armas a los ucranianos (hay uno reciente del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores-ECFR que así lo atestigua), y Vladimir Putin ha detectado esa fragilidad. El autócrata ruso cuenta entre sus amistades personales a Silvio Berlusconi, y sabe que algunos dirigentes, como Matteo Salvini, son declaradamente prorrusos. Para alimentar esas tensiones políticas sobre la guerra, Putin ha recortado el envío de gas ruso a Italia, lo que puede alentar los deseos de muchos italianos de poner fin a la guerra mediante el sencillo –y traicionero– método de darle al agresor lo que exige a cambio de poner fin a la agresión.
Y el problema podría no quedar limitado a Italia. Si la guerra se alarga, si la energía escasea y se encarece, y si eso nos conduce a una crisis económica profunda, la tentación italiana al apaciguamiento con Putin se puede extender por toda Europa. Si eso ocurre, Putin habrá vuelto a ganar, y ya acumula unas cuantas victorias.
TITULO:
La
hora de los Fósforos - La Cope - CARLOS HERRERA - El señor de los
bosques - Jardines del Teatro Griego ,.
La hora de los Fósforos - La Cope - CARLOS HERRERA - El señor de los bosques - Jardines del Teatro Griego, fotos,.
Jardines del Teatro Griego,.
Estos jardines, que forman parte de los acantilados verdes, son los que se crean en la cordillera de Montjuic de Montjuic, que forma parte de la Exposición Internacional de 1929. Una canoa antigua para construir una antología, que cada vernácula de las representaciones del Festival Grec de Barcelona. Es un acantilado único, con geometrías, acantilados y terrazas, desde donde se puede ver el paisaje de los acantilados y los acantilados.
Me gustaría ir por el Passaje de Santa Madrona, con una gran escalera imperial de piedad, que es sometida por la escalera de una pared. Es la entrada principal a los jardines del Teatro Griego. Desde los acantilados, hay algunos elementos importantes de estos jardines: el bosque, la arboleda, la arboleda y la arboleda, que se retrotraen, y la arboleda, que se retrofican en la arboleda.
TITULO: RADIO - TELEVISION - EL TRANVÍA DEL TIEMPO - EL BOTIJO - Cine Bigote - El fantasma y la señora Muir, de R. A. Dick ,.
RADIO - TELEVISION - EL TRANVÍA DEL TIEMPO - EL BOTIJO - Cine Bigote - El fantasma y la señora Muir, de R. A. Dick ,. fotos,.

La señora Muir era una mujer menuda. En eso estaban todos de acuerdo. Así, mientras otras recibían meramente el tratamiento de señora Brown o señora Smith, de ella se hablaba siempre como «la pequeña señora Muir» o «nuestra querida pequeña señora Muir» y, ya de un tiempo a esta parte, como «la pobre pequeña señora Muir», dado que su marido, aquel rectísimo miembro de la Iglesia, a la par que arquitecto del montón, había fallecido de forma repentina, dejándola con dos criaturas y una renta insuficiente. Tan insuficiente, de hecho, que se vio obligada a vender la casa de estilo pseudoisabelino que él le construyera como regalo de boda, con el fin de hacer frente a las deudas nada desdeñables que le llovían de todas partes y que amenazaban con dejarla con el agua al cuello y sin los hitos familiares de su vida de casada. La arrolló entonces un torrente de consejos contradictorios, recetados por su familia política y sus amistades, que zarandeaban su futuro de aquí para allá, situándola ora en pisos de tres habitaciones, ora en casitas pareadas, ora en sombrererías o en salones de té y ora como ama de llaves de caballeros solteros, mientras que todos los escenarios posibles contemplaban sin excepción su separación de los niños, que le eran arrebatados para acabar en escuelas de beneficencia, hospicios o incluso dados en adopción.
Y como para animarla en su rapto de independencia, el canto valiente de un mirlo, cargado de primavera y nuevos comienzos, se elevó hasta sus oídos desde el jardín de abajo.
—Me iré de Whitchester —sentenció en voz alta y, sentándose en la cama y apartando las sábanas de forma repentina, se dijo de nuevo—: ¡me iré de Whitchester, vaya que sí! ¡Cómo no se me ha ocurrido antes! Es la única solución.
La sensación de libertad que la poseyó fue tal que también ella se puso a cantar mientras se vestía; trozos de melodías que no había entonado desde que era una jovencita de diecisiete años y Edwin Muir se presentó en la casa campestre de su padre para reconstruir el ala de la biblioteca y se quedó para cortejarla. En Nether-Whitley no había jóvenes casaderos que le convinieran, y ella se encontraba leyendo por entonces una novela en la que el héroe lucía un bonito rizo de pelo sobre la frente. A Edwin el cabello le crecía de la misma manera, y su padre, siempre abstraído e instalado en el pasado, mayoritariamente entre los poetas griegos, no era hombre versado en cortes de pelo. La novela terminaba con un beso en el jardín de rosas y con las palabras mágicas «y vivieron felices para siempre», y Lucy Muir, habiendo sido besada en el huerto, no pudo contemplar otro final para su propio romance. Pero el héroe de aquel libro no había sido un hijo único con una madre viuda y dos hermanas de armas tomar que vivieran casi casi en el umbral de casa. No es que su vida hubiese sido infeliz, es que sencillamente no había sido suya en modo alguno. Había sido la vida de la vieja señora Muir, repleta de armarios de medicamentos, y emulsiones con las que frotar el pecho de Edwin por si este carraspeara aclarándose la garganta, y tónicos que debían dispensarse tres veces al día después de las comidas por si él pareciera un poco pálido, y camisetas interiores de franela roja y calcetines de lana rosas para llevar en la cama. Había sido la vida de Helen Gould, y Helen, la hermana pequeña de Edwin, la arrastró para que se uniera a todos los clubes de la ciudad; clubes de bádminton, clubes de cróquet, clubes de arco, clubes de cartas; y había sido la vida de Eva Muir, con grupos de coro, sociedades de teatro y círculos literarios. Lo que quedaba después de todas estas actividades y sus obligaciones caseras le había pertenecido a Edwin. Incluso sus noches habían sido todas de él, y no suyas, en la enorme cama de matrimonio donde el desafortunado hábito que tenía su marido de roncar había sometido los sueños de ella al ritmo de la respiración de él. No le habían dejado nada propio. Le escogían los sirvientes, los vestidos, los sombreros, las lecturas, los placeres, hasta las enfermedades. «Nuestra querida pequeña Lucy parece un poco pálida, que beba una copita de borgoña» y «Nuestra pequeña Lucy, pobrecita, parece que está perdiendo peso, que tome aceite de ricino». Lucy, que detestaba los ruidos, las discusiones y la violencia, les dejaba hacer las cosas a su manera, incluso cuando se trataba de sus hijos, Cyril y Anna. Claro que tampoco es que hubiera tenido hasta entonces tiempo para pensar en que no era así como ella haría las cosas; solo ahora, en la soledad que le brindaba el alejamiento de toda actividad social, y que sus cuñadas le consentían por razón del duelo, empezaba a darse cuenta de que existían otras maneras de vivir que quizá se acomodaran mejor a su forma de ser.
TITULO: Comando actualidad - Números uno , Jueves - 6 - Febrero ,.
Números uno , Jueves - 6 - Febrero , 23.40 - después de ‘Néboa’, en La 1 / foto,.
Han revolucionado la docencia, la música, la sanidad, la tecnología. Daniel era músico callejero y ha conseguido el título de mejor profesor de España. María José sacaba malas notas en clase y ahora cuenta con 55 premios por su labor investigadora, entre ellos el Premio Nacional de Investigación. Esther, sus 90 años, es una pionera en viticultura ecológica y Juan Floristán, uno de los mejores pianistas del mundo. Son unos número uno en lo suyo, ¿cómo han conseguido llegar a lo más alto?
Enseñar cantando. De músico callejero a mejor profesor de España en el ámbito universitario. Ese es Daniel Pattier. Ahora ha convertido su pasión en su profesión. Transforma los contenidos en canciones y las canta en su canal de Youtube y en las aulas. Tiene canciones para enseñar los ríos, a multiplicar o para memorizar la tabla periódica de los elementos.
Una nanotecnóloga muy grande. María José es investigadora número uno en nanotecnología aplicada a la farmacia. Lo que hace permite que los medicamentos lleguen en pequeñas cápsulas a la parte enferma del cuerpo que necesita curarse. Acaba de llegar de China y en pocos días se va a Boston, aunque vive en España. María José ha recibido 55 premios, pero el que más ilusión le hace es que le hayan puesto su nombre al instituto de su pueblo natal, en León.
Viticultora a los 90. Esther es la primera persona en Galicia que puso en marcha una bodega de vino ecológico. A punto de jubilarse dio a luz a su proyecto, en plena Ribeira Sacra, donde los viñedos se encuentran en bancales con mucha pendiente y recoger la uva requiere mucho esfuerzo físico. Asegura que le dijeron que “estaba loca”. De sus bodegas salen unos 5.000 litros al año de vino ecológico, que vende a ocho euros la botella. A sus casi 90 años sigue en activo.
La nota más alta. Juan P. Floristán es el mejor pianista español. Le avalan, entre otros, dos premios: el concurso Santander Paloma O’Shea y el Rubinstein. De madre pianista y padre director de orquesta, vivió siete años en Berlín y de ahí marchó a Sevilla.
TITULO: LAS GAFAS ROJAS - Variación del marinero y la camelia, de Marifé Santiago Bolaños ,.
LAS GAFAS ROJAS - Variación del marinero y la camelia, de Marifé Santiago Bolaños , fotos,.
Esta noche he visto entrar en tu casa a Fernando Pessoa.
[Entonces empieza una música tan delicada como la pereza de los barcos que abandonan ciudades a las que no volverán. El azar obra así con los marineros nómadas demasiado felices. Ser demasiado feliz propicia el desasosiego. Como esta pieza exquisita. La compuso un músico que amó al maravillosamente decadente albacea del tiempo. Intuí que no viviría mucho más, lo dejé todo, volví a leerlo sin tregua, hasta la fiebre y sus delirios.
Las poetas atesoramos palabras únicas. En las tardes lánguidas, esas que arrastran finales, se sacan de los joyeros cerrados, se posan sobre la mesa de la memoria, abrimos las ventanas para que el aire las desordene.
Tu fantasma me prepara una indispensable taza de té. Mis palabras se derramarán, estoy segura, cuando la canción y el viento del mundo se confundan. Será una carta de despedida. Enamorarse fue abandonar el plan, transformarte en recuerdo. Y esta noche ha venido Fernando Pessoa, ha dejado su sombrero sobre mi alma].
—Tu vida es el sendero elegido por las flores del jardín. Sin embargo, ese rumor de pájaros y silencios del mar me confunden, ¿nosotras no estábamos en Lisboa?
—No, querida amiga: este es el lado de las indiferencias, aquí los mares son aún ríos…
—Tu sentencia —replico— me ha hecho mucho daño en las piernas, no puedo andar entre las aguas…
—Sé paciente, los lamentos del barco desaparecerán al alba —contestas…
—¿Barcos y versos? Los marineros nómadas se quedan, a veces, en un lugar fortuito remendando recuerdos hasta que les sangran las manos…
—Dices cosas extrañas…
Conocí a un hombre que tejía en la soledad una red de niebla, las gaviotas lo protegían de las olas, y los pecios se transformaban, al rozarlo, en cristal. Escribía hermosas cartas de amor ridículas, como la que Pessoa me pidió que te escribiera…
Es la historia de un hombre que ya no está, de una mujer que ya no está. Es la historia del amor de los hombres, es la historia del amor de las mujeres. Es la historia de una madrugada en la que un incendio trajo cantos de amores muertos.
Hay muchas tristezas inservibles que da pena arrojar a las calles en año nuevo y terminan transformándose en cargas…
—No te entiendo, me llevas a un universo lejano para mi pensamiento…
—No hay nada que entender, basta con no pensar ya en nada. Es suficiente traer a colación los libros leídos en algún momento de nuestra juventud, aquellos que se quedaron a dormir en nuestra cama; nos gustó que nos abrazaran, luego nos robaron sitio y sábanas. Tememos reclamar lo que es nuestro, el lado, las mantas,.
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