miércoles, 12 de junio de 2024

España a ras de cielo - Gary Aitkenhead ,. - PLANETA CALLEJA - Domingo - 23 , 30 - Junio ,. / Centenarios - Javier Zarzalejos ,. / Tramoyista - La máscara de Scaramouche ,. / Aquí la tierra - Los participantes en el taller «Hazte tu Queso» del Día del Queso recogieron sus piezas ,.

 

TITULO: España a ras de cielo -  Gary Aitkenhead ,. - PLANETA CALLEJA -Domingo - 23 , 30  - Junio  ,.

 

España a ras de cielo  ,.

 

España a ras de cielo es un programa de televisión emitido por TVE y se estrenó el 17 de septiembre de 2013. Desde el primer programa, está presentado por Francis Lorenzo Martes a las 22h30,.
 El programa permite conocer lugar de España desconocidos y ya conocidos desde otro punto de vista., etc,.


PLANETA CALLEJA - DOMINGO - 23 , 30  - Junio ,.
 

   Planeta Calleja es un programa de televisión de España que se emite cada domingo a las 21:30, en Cuatro de Mediaset España,. Jesús Calleja enfrentará a rostros conocidos a vivir experiencias únicas e irrepetibles fuera de su contexto habitual y en los lugares más remotos y fascinantes ., etc.

 

 Gary Aitkenhead,.

 

 Gary Aitkenhead: «Dos 'datacenter' usan el 3% del agua de un campo de golf  al año»

foto / Gary Aitkenhead: «Dos 'datacenter' usan el 3% del agua de un campo de golf al año»,.

RETOS PARA UN NUEVO MUNDO,.

Desde la empresa líder global en centros de datos, explica cómo minimizan su impacto medioambiental para cumplir una tarea crítica para la sociedad moderna: el almacenamiento de datos,.

Más de 20 años han pasado desde la última construcción de un campo de golf en los alrededores de Madrid. Fue en 2001 cuando se ampliaron los recorridos del Club de Golf de la Moraleja. En un deporte que cada temporada registra un aumento en el número de licencias se hacía cada vez más necesaria la construcción de un nuevo campo y ese va a ser una realidad en los próximos meses.

Estará situado en los terrenos de la exclusiva urbanización La Finca, en el municipio de Pozuelo, sobre los terrenos que albergaron el desaparecido Club de Golf de Somosaguas. El nuevo campo recibirá el nombre de LaFinca Golf Los Lagos, denominación que guarda estrechísima relación con los lagos que dan nombre a 17 de los 18 hoyos que componen el recorrido. El primero será bautizado como San Louis, en homenaje a Luis García Cereceda, fundador de La Finca, fallecido en 2010. En el resto del exclusivo campo se nombrarán lagos como Ness, Baikal, Superior, Tanganika o Enol.

El agua es, sin duda, uno de los referentes indiscutibles de un recorrido que está situado a solo 15 minutos del centro de Madrid y que ha sido ideado por el Estudio Stirling and Martin Golf Architects con la sostenibilidad como elemento central. El campo presentará decenas de sumideros de drenaje que permiten aprovechar el agua de lluvia y hasta 1.500 aspersores controlados por un ordenador central preparado para aprovechar las condiciones meteorológicas de cada día y la situación de cada uno de los hoyos.

LaFinca Golf Los Lagos estará construido sobre un terreno de 75 hectáreas y sobre el que se han plantado 1.800 pinos piñoneros de entre cuatro y siete metros de altura. “Un campo excepcional, caracterizado por sus tees grandes y variados, además de unos greens con multitud de posiciones de bandera que ofrecen al jugador una gran variedad de opciones de juego. Una experiencia inolvidable. LaFinca Golf Los Lagos ha sido cuidadosamente concebido como un espacio de respeto al medio ambiente e integración paisajística con el terreno original.”, se puede leer en la página web de un campo que solo admitirá a 777 socios, ni uno más ni uno menos, se supone que por la relevancia cabalística de buena ventura de dicha cifra.

Las instalaciones se completarán con una moderna e innovadora Casa Club y con un campo de prácticas de más de 300 metros con tres superficies de la más alta calidad.

TITULO: Centenarios - Javier Zarzalejos,.


Javier Zarzalejos,.


Javier Zarzalejos: «Este es un Gobierno para tratar de recuperar el terreno electoral»,.

«No hay ala oeste en La Moncloa» revela los entresijos de ocho años de Gobierno popular con retos como la entrada en el euro, la violencia de ETA o los pactos con PNV, CiU y Jordi Pujol y tilda al Ejecutivo de Sánchez como el de la «política de gestos».

Javier Zarzalejos: «Este es un Gobierno para tratar de recuperar el terreno electoral»
 
foto / Javier Zarzalejos: «Este es un Gobierno para tratar de recuperar el terreno electoral»,.

«No hay ala oeste en La Moncloa» revela los entresijos de ocho años de Gobierno popular con retos como la entrada en el euro, la violencia de ETA o los pactos con PNV, CiU y Jordi Pujol y tilda al Ejecutivo de Sánchez como el de la «política de gestos».

Javier Zarzalejos (Bilbao,1960) fue secretario de presidencia bajo el gobierno de José María Aznar y ahora presenta su libro «No hay ala oeste en La Mon-cloa» (Península). Este «mano derecha» del ex presidente revela algunos de los entresijos que vivió durante una convulsa etapa en la que tuvo que hacer frente a la cara más dura de la banda ETA. Desvela la intrahistoria de un gobierno que estuvo ocho años consecutivos en el poder y cree que el nuevo Ejecutivo socialista no podrá hacer más que «política de gestos».

Años después de vivir el día a día en La Moncloa, cree que el Palacio ha cambiado mucho? –No es solo la sede de la presidencia de un Gobierno, sino la casa de una familia, por tanto, algo habrá cambiado. Sin embargo, las responsabilidades de gobierno son las que son, la estructura de La Moncloa se ha ido consolidando con el tiempo.

¿Cómo arrancar un gobierno desde cero tras años de un Ejecutivo del color contrario?

–Con la capacidad de impulso que en ese momento demostró el PP y contando con una administración como la del Estado, que está profesionalizada.

Si cuando comenzó a gobernar Aznar hubiesen existido las redes sociales, ¿habría dado un giro la política?

–Claro que habría influido, no sé si para bien o para mal. Las redes tienen mucha influencia pero es algo bastante perecedero, se buscan impactos que exigen alimentarlos continuamente. Sin duda, han producido un cambio en la comunicación política que tiene efectos electorales evidentes.

–¿Hay que hacer todo lo que dice Europa?

-Creo que decir que hay que hacer algo porque lo dice Europa, como si fuese un argumento de autoridad inapelable, conduce en muchos países a un alejamiento de la sociedad respecto del proyecto europeo. La Unión Europea no puede ser un factor de despolitización. El continente no debe ser el único argumento porque se le suele endosar todas las decisiones que resultan impopulares.

–¿Era más fácil pactar en política antes que ahora?

–Sí, desde los tiempos de la transición se va consolidando un modelo con dos partidos que son el que gobierna y el que puede gobernar. Por tanto, la crisis de un partido encontraba recambio o alternativa en el otro. En el modelo que hemos vivido hasta ahora había un intento de buena fe de integrar a los nacionalistas en la realidad del país. Cuando llega la crisis y se produce una gran fragmentación de los espacios políticos, ¿significa eso que estemos condenados al fracaso? Creo que no, pero los partidos tendrán que desarrollar actitudes para el acuerdo

–¿Qué fue lo más difícil de la negociación con ETA?

–La tregua generó una nueva situación y era muy importante que el Gobierno acertara al negociar. Es un momento difícil pero teníamos un mandato muy claro de lo que había que hacer en esa reunión, se trataba de acreditar las posibilidades de que ETA consolidara la tregua con el cese definitivo. Aznar hizo un gran esfuerzo de ir al límite en la capacidad de transparencia para que los españoles tuviesen seguro de que ni iba a haber pactos por debajo de la mesa y ni que ETA iba a ser un interlocutor político.

–¿Si su Gobierno se hubiera tenido que enfrentar al desafío independentista tal y como lo vivimos, la gestión habría sido igual? ¿Y el 155?

–La aplicación era inevitable dada la actitud de los nacionalistas. Yo creo que cuando uno da una patada en la mesa y tira el tablero es difícil pensar que puede haber más diálogo. El problema es que siguen en el delirio y dialogar con el delirio es muy complicado.

–¿Era correcto presentar una moción de censura?

–Es legítimo y fue una oportunidad, sin duda, bien vista por Pedro Sánchez. Lo que pueda resultar esa mayoría parlamentaria y en principio coyuntural está por ver aunque no cabe esperar ver un Gobierno con margen de actuación ni con programa.

–¿El nuevo Gobierno es más política o marketing ?

–Hay personalidades que tienen una trayectoria política importante, pero el problema es que el conjunto suene bien y que haya una partitura que todos puedan seguir. Por las condiciones que se encuentra, no parece un Gobierno que pueda llevar a cabo una política de reformas profundas, sino más bien una de gestos y que tienda claramente a la recuperación del terreno electoral perdido.

–Tras las declaraciones de Aznar en las que alertaba de que el centro derecha estaba desarticulado, es el ex presidente el perfil adecuado para esa reconstrucción?

–Él no se ha ofrecido para liderarlo, sino que ha hecho un diagnóstico con el que muchos podemos estar de acuerdo. El espacio electoral de la centrodrercha ha sufrido un profundo desgaste y hace falta recuperarlo. El PP no solo afronta la sustitución de Rajoy, sino que ese espacio electoral que está alejado del PP le va a exigir más.

TITULO: Tramoyista  - La máscara de Scaramouche,.


La máscara de Scaramouche,.

 

 

La máscara de Scaramouche (1963) - Filmaffinity

foto / En 1980, uno de los primeros cinéfilos con los que tuve cierto trato, algo más ducho en la quimera filmófila que yo, al salir de las sesiones en la Filmoteca —que entonces estaba en la cuesta de San Vicente—, dado el alborozo con el que yo acababa de descubrir a cineastas de la altura de Erich von Stroheim, Josef von Sternberg o René Clair y visto mi entusiasmo al ensalzar a aquellos maestros, dando cuenta de las cervezas que sucedían a aquellas proyecciones, solía hablarme de las enseñanzas que obtenía en el cine malo. Tales afirmaciones, entonces se me antojaban mera retórica o una expresión como otra cualquiera de esa necesidad imperante de ver películas, ese apetito insaciable que es a la postre la cinefilia. De ahí su quimera.

Casi una vida después, debo reconocer que he vuelto a esas observaciones con frecuencia. Diré más: didactismos aparte, he hecho de ellas una de las máximas por las que se ha regido mi experiencia frente a la pantalla. Rindo culto a películas que no son buenas en base a un orden mítico, ajeno y anterior a la cinefilia: mi educación sentimental.

"Ese orden mítico, en el que todas las actrices de mi Parnaso tienen su propio pedestal y Helga Liné ocupa uno de los más altos, no interfiere en el orden cinéfilo"

Sin ir más lejos, hace apenas un par de horas acabo de ver un título bastante deficiente de Sergio Gobbi, Pánico (1970), sólo por volver a rendir tributo a la belleza de Virna Lisi, la actriz protagonista, en la cumbre de su edad. En Pánico la obra maestra es la que logró la biología con esa mujer y he disfrutado al volver a ver a Virna —de la que me prendé en 1964, en el estreno español de El tulipán negro, de Christian-Jaque— como podía haberlo hecho con una revisión de El intendente Sansho (Kenji Mizoguchi, 1954).

Ese orden mítico, en el que todas las actrices de mi Parnaso tienen su propio pedestal y Helga Liné ocupa uno de los más altos, no interfiere en el orden cinéfilo. Ni viceversa: todas las semanas veo cintas buenas y malas y así voy alimentando felizmente ese apetito insaciable, que lo sería aún más si pretendiera ver solo obras maestras. Ya desde antes de ser cinéfilo he dado cuenta, y disfrutando, de cientos de cintas que no son buenas sólo por el embrujo de la belleza de su actriz.

Otro ejemplo: estimo el llamado landismo, aquellas comedias de humor fácil y erotismo básico de mi infancia —40 grados a la sombra (Mariano Ozores, 1967), Novios 68 (Pedro Lazaga, 1967), Los subdesarrollados (Fernando Merino, 1968)…— porque el paso del tiempo las ha convertido en todo un documento filmográfico —tanto como el NO-DO que precedía sus proyecciones— de aquella España de los años 60 en la que fui el niño más feliz del mundo.

"Amén de los del landismo, aquellos eran los años del esplendor del western mediterráneo, que acaso sea mejor llamar al spaghetti western dado lo de cerca que tocó siempre a la España de mi educación sentimental"

La parquedad de la puesta en escena del landismo, prácticamente inexistente en exteriores, que en su momento era uno de los muchos argumentos para los reproches de una crítica fascinada entonces con todo el aparato escenográfico del Visconti esteticista —El gatopardo (1963), La caída de los dioses (1969), Muerte en Venecia (1971)…—, hace que el Madrid que muestran los exteriores del landismo sea el Madrid en el que yo descubrí la vida: mi paraíso perdido, la primera referencia de mi educación sentimental.

Ya entonces me gustaba ver películas más que nada en el mundo. Pero lo del estudio a cuanto a la realización cinematográfica concierne, las obras maestras y el encendido aplauso que yo mismo dispenso al Visconti esteticista, como casi todo en mi existencia, aún estaba por llegar.

Amén de los del landismo, aquellos eran los años del esplendor del western mediterráneo, que acaso sea mejor llamar al spaghetti western, dado lo de cerca que tocó siempre a la España de mi educación sentimental. Y en ella había un cine, en mi barrio, donde dejaban entrar a menores, aunque las cintas no fueran toleradas. Sus programas dobles, en sesión continua, eran la maravilla del cine de los sábados, y en una de aquellas sesiones descubrí a la maravillosa Helga Liné. Buen funeral, amigos, paga Sartana (Giuliano Carnimeo, 1970) era el título en cuestión y Helga incorporaba a Mary, la chica del saloon.

"Salvo error u omisión, y sin entrar en consideraciones sobre el valor cinematográfico del filme, no ha habido en toda la historia de la gran pantalla otra Lorelei como Helga Liné"

Tras aquel primer descubrimiento, terminé de perfilar mi mito de la actriz a la que medio siglo después vengo a rendir tributo en estas líneas, en el que a fe mía fue su espacio de confort: el fantaterror patrio. Y fue en dos de sus títulos más sobresalientes, El espanto surge de la tumba (Carlos Aured, 1972) y Las garras de Lorelei, estrenada por Amando de Ossorio ese mismo año 72.

Tan conocida como puedan serlo en España las obras de los poetas románticos alemanes Clemens Brentano y Heinrich Heine, quienes en 1801 y en 1824 escribieron, respectivamente, memorables prosas y versos sobre su leyenda, Lorelei es la ondina, que se dice mora en un risco del valle superior del medio Rin —el Rin romántico, entre Bingen y Coblenza—, cuyo canto atrae con fatales consecuencias, como a Ulises el coro de las sirenas, a los marineros que carentes de la templanza de Odiseo se dejan magnetizar por la voz de Lorelei.

Salvo error u omisión, y sin entrar en consideraciones sobre el valor cinematográfico del filme —todo el fantaterror cuenta en el orden mítico antes que en el cinéfilo—, no ha habido en toda la historia de la gran pantalla otra Lorelei como Helga Liné. Esbelta, sofisticada, distante y cosmopolita, como a Virna Lisi, la elevé al Parnaso de mis actrices, al Olimpo de mi mitología personal, la primera vez que la vi. Y eso que la propia Helga define a Ossorio como un mal cineasta que, como persona, también dejaba mucho que desear.

"Trabajó, además, con Pedro Almodóvar en un par de ocasiones, quien ya cuenta tanto como García Lorca en la carrera de una intérprete. Pero yo le rindo culto como reina del cine bizarro"

Después, al descubrirla en tantos giallos, peplums, fantaterrores, algún que otro fumetto, coproducciones internacionales, thrillers menores de espías, más westerns mediterráneos, comedietas del destape, aventuras varias… Lo que fuera, eso sí, siempre encarnando a villanas de letal belleza, la convertí en la reina de lo que tan acertadamente se ha ido a llamar “el cine bizarro”. Éste no es otro que aquella pantalla de géneros, siempre a cuestas con el bajo presupuesto, que obedece a la comunión de los parámetros y cánones del género en cuestión antes que a los de la excelencia en la realización cinematográfica.

No sé si la maravillosa Helga intervino en algún montaje de La casa de Bernarda Alba, que al parecer es una de las cumbres de la interpretación femenina en España. Pero sí me consta que hizo algún Estudio 1, aquel legendario espacio dramático televisivo. Trabajó, además, con Pedro Almodóvar en un par de ocasiones —Laberinto de pasiones (1982) y La ley del deseo (1986)—, quien ya cuenta tanto como García Lorca en la carrera de una intérprete. Pero yo le rindo culto como reina del cine bizarro.

"Pero al final sonrió y la de Helga era una de esas sonrisas luminosas que alegran un día entero"

Hija de un polaco y una rusa, la futura musa del fantastique mediterráneo vino al mundo en el Berlín de 1931, 1932 según otros autores, pues con las grandes actrices la edad siempre es incierta. Lo que sí está claro es que, ya en la cuna, llevaba el cosmopolitismo en la masa de la sangre. Llegada a Lisboa junto a su hermano y su madre, como tantos alemanes huyendo de la guerra, su práctica anterior de la gimnasia artística y sus estudios de danza la llevaron a emplearse como contorsionista en un circo. Como Fellini y el gran Tod Browning, tuvo experiencia bajo la carpa, pero, a diferencia de los maestros, Helga la recuerda como la peor etapa de su vida. “Me robaron los quince años”, comentaba a Concha Velasco en un Cine de barrio emitido en el 17.

Maniquí con catorce primaveras, en ello estaba cuando fue convocada para una prueba por los responsables de La mantilla de Beatriz (1946), coproducción hispano-lusa rodada en Lisboa. Aquello fue un desastre, recuerda ella misma. Pero al final sonrió, y la de Helga era una de esas sonrisas luminosas que alegran un día entero. Ya se había puesto delante de un tomavistas, pero fue entonces cuando su filmografía arrancó de veras.

En los años que siguieron, repartió su trabajo por igual en el cine español y el portugués. Tanto esfuerzo —llegaría a ser una de las actrices con la filmografía más dilatada de su tiempo, en torno al centenar y medio de títulos— no le impidió prodigarse con idéntico ahínco en los escenarios de las revistas musicales de Madrid y Lisboa. Afincada en mi ciudad en 1960 y nacionalizada española tras su matrimonio, colaboró entonces con algunos de los más destacados realizadores de la pantalla autóctona de entonces. Con Eugenio Martín lo hizo por primera vez en Los corsarios del Caribe (1960), con Luis Lucia en Canción de juventud (1962), con Antonio Isasi en La máscara de Scaramouche (1963).

"Y es que a Helga Liné, reina por excelencia del cine bizarro y de géneros, también cumple evocarla a través de las obras maestras en las que participó"

En el 64 fue descubierta por los italianos en los peplums que Nick Nostro rodaba en nuestro sueloEl triunfo de los diez gladiadores, Espartaco y los diez gladiadores— y se la llevaron a Italia. Y allí permaneció Helga Liné hasta el año 70, como la villana más seductora del siempre admirable cine italiano de géneros. Llegaron entonces los thrillers de agentes secretos en la estela de James Bond —La muerte espera en Atenas (Sergio Grieco, 1965)—, comedias del gran Dino RisiEl parasol (1965)—, fumettos —La máscara de Kriminal (Umberto Lenzi, 1966)— y terrores góticos del calibre que alcanza el género en la península trasalpina. Verbigracia, Los amantes de ultratumba, estrenada por Mario Caiano en el 65.

Ya en los días del esplendor del giallo, Helga Liné entró en el género de la mano de Lenzi en Así de dulce, así de maravillosa (1969). Instalada de nuevo en Madrid en el 70, regresó a Roma para incorporarse al elenco —junto a la también admiradísima Patty Shepard— de Sumario sangriento de la pequeña Estefanía (Tonino Valeri, 1971). Es decir, una de las obras maestras de estos relatos criminales italianos que, sintetizados en la figura de Dario Argento, uno de sus máximos exponentes, llamaron la atención favorablemente del mismísimo Alfred Hitchcock.

Y es que a Helga Liné, reina por excelencia del cine bizarro y de géneros, también cumple evocarla a través de las obras maestras de estos últimos en los que participó. Sirva como ejemplo Pánico en el Transiberiano (Eugenio Martín, 1972), una de las cumbres indiscutibles e indiscutidas del fantaterror patrio, que junto a Christopher Lee y Peter Cushing, también cuenta en su reparto con nuestra actriz.

Ya en la segunda mitad de los 70 llegó el destape, en el que Helga se prodigó con la misma elegancia que lo hizo en su momento en el peplum. Entrados los 80, cuando el cine de géneros y las coproducciones internacionales, sus dos pantallas por antonomasia, tocaron a su fin, ella, trabajadora incansable, aún llegó a intervenir en un par de entregas de Jose Ramon LarrazLas alumnas de madame Olga y Los ritos sexuales del diablo (ambas del 81)—, uno de los grandes autores del fantaterror español. El resto fueron autoparodias de su prototipo a las órdenes entre otros, de Mariano OzoresLos caraduros (1983), Pareja enloquecida busca madre de alquiler (1989)— o incluso Pedro Almodóvar, quien la confió un trasunto de Soraya Esfandiary, la exesposa del Sah Reza Pahlavi, en Laberinto de pasiones.

Instalada en 1961 en Buenos Aires, para vivir junto a sus hijos, Santiago Segura, quien como el mismo Almodóvar debió de quedar magnetizado por la actriz cuando era la reina del bizarro, volvió a traerla a España para un cameo/homenaje en Torrente 3: el protector (2005).

 

TITULO: Aquí la tierra - Los participantes en el taller «Hazte tu Queso» del Día del Queso recogieron sus piezas ,.

 Los participantes en el taller «Hazte tu Queso» del Día del Queso recogieron sus piezas ,.

 Quesos preparados para el reparto.

foto / Quesos preparados para el reparto.

Los quesos se elaboraron 23 de marzo en el marco de la celebración del 5º Día del Queso que organizan conjuntamente el Ayuntamiento de Castuera y la Escuela de Pastores de Extremadura con sede en la localidad.


Las instalaciones de la Escuela de Pastores de Extremadura acogieron ayer martes 11 de junio el acto de entrega de los quesos que se elaboraron en el taller de quesería 'Hazte tu Queso', que se realizó el día 23 del pasado mes de marzo en la Plaza de España de Castuera, como parte de las actividades prevista para de la celebración del 4º Día del Queso que organizan conjuntamente el Ayuntamiento de Castuera y la Escuela de Pastores de Extremadura con sede en la localidad.

Según explican desde la Escuela de Pastores de Extremadura con sede en Castuera, «con la realización de este taller se busca dar a conocer uno de los productos típicos de nuestra localidad y de la comarca como es el 'Queso de la Serena', realizándolo a la antigua usanza a mano por cada uno de los participantes con la ayuda de maestros queseros de la localidad y siendo enumerados con una caseína para identificar cada uno de los quesos elaborados».

Tras su realización, los quesos fueron llevados a las cámaras de la cooperativa ganadera de Castuera donde han madurado durante unos 3 meses sobre tablas de madera siendo salados y volteados a mano diariamente y a una temperatura adecuada para su correcta maduración.

El alcalde de Castuera, Francisco Martos, agradeció a los asistentes su participación en el taller de quesería de la quinta edición del Día del Queso, así la colaboración de los maestros queseros en la elaboración y posterior maduración.

Por su parte, el director de la Escuela de Pastores de Extremadura, Luis Fernández, informó que fueron 178 piezas las que se elaboraron en el taller de quesería 'Hazte tu Queso', de la quinta edición del Día del Queso.

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